jueves, 30 de noviembre de 2006

Ni payaso, un tenor, ni jabalí

La larga escena de conflictos violentos
en la Cámara de Diputados
puede resumirse en una breve percepción política:
el PAN y el PRD se liaron a golpes para
mantener vigente una de
las tradiciones cortesanas que inventó el PRI
para fundar la república monárquica sexenal.
Y al final, se trató de una disputa histórica:
los panistas contra los priístas
hoy vistiendo el disfraz de perredistas.


Y más allá de las interpretaciones pesimistas que llevan a sentir la pena ajena por una nación que se ha convertido en el ridículo mundial por su regreso a la condición de país bananero, el trasfondo habla del fracaso de la izquierda. La política es, al final de cuentas, una tensión para la redistribución del poder.
Pero el PRD regresó al venero dictatorial del PRI y quiere todo el poder, aunque a costa de perder precisamente todo el poder. Y el PAN logró arrinconar al PRD en la violencia y con ello redefinir el ejercicio del poder como el dominio de la fuerza.

La única conclusión de lo ocurrido en las últimas horas en la Cámara de Diputados es la certeza de que el viejo régimen priísta se está cayendo a pedazos, pero sin tener indicios de la construcción del nuevo régimen.

El PAN se enfila hacia la conformación de un nuevo Estado con partido hegemónico, gracias, por cierto, a las locuras de López Obrador y el PRD.

Se los dijo Jesús Reyes Heroles al Partido Comunista Mexicano cuando solicitó el registro como partido legal, en 1978: “llevar al régimen a la derecha depende (…) de la ineficacia de la izquierda en impedirlo”.

Los radicalismos del PRD le han quitado autoridad política y moral a la izquierda perredista para operar con un equilibrio político. Al contrario, dialécticamente --justamente esa dialéctica marxista que la izquierda neopopulista perredista-priísta-- los radicalismos violentos del PRD han llevado al fortalecimiento del Estado como autoridad de fuerza: ya ocurrió en Oaxaca y Atenco, va a darse en el poder legislativo y es el mensaje de Calderón con el nombramiento de Francisco Ramírez Acuña como secretario de Gobernación.

En lugar de privilegiar la política y convertir a la izquierda en un dique de contención de la derecha, López Obrador ha convertido en su ideólogo al provocador Gerardo Fernández Noroña. De nuevo hay que acudir a Reyes Heroles en su discurso al PCM: “no puede estar en la lógica de las minorías que aspiran a gobernar intentar el desgarramiento del aparato estatal, no puede estar en la lógica de los gobernantes permitir el desgarramiento del aparato estatal, pues de hacerlo, no cumplirían con las mayorías ni con las minorías y mucho menos con el propio Estado”. El Estado se defiende con el Estado.

El perredismo lopezobradorista ha demeritado la política. En su afán por no pasar a la historia como un derrotado, López Obrador ya incendió las calles y ahora quiere chamuscar al parlamento. ¿Hasta ese nivel pudo llegar el PRD que nació del PCM y del conflicto de 1988? Su misión política, en realidad, era otra: no entregarle el poder a la ambición personal y vulgar de López Obrador sino construir una opción social. Pero el tabasqueño ya transformó a los legisladores perredistas en vándalos del lumpen.

¿Se trataba de eso? ¿Para eso quiere el poder el PRD? Su papel, en realidad, era otro. En uno de sus memorables discursos como diputado en la segunda república española, en julio de 1931, el filósofo siempre vigente José Ortega y Gasset pronunció un razonamiento para fundamentar el papel político e ideológico de la minoría:

“Padecen gravísimo error los que presumen que podemos hacer la democracia que nos venga en gana. Tenemos que hacer la democracia que hoy es posible, y sólo ésa. Pues bien: mientras la antigua era linfática, barroca y lentísima, la actual tiene que ser magra, acerada y urgentísima. Por eso es preciso evitar toda pérdida de tiempo y de esfuerzo. Al que no es de este tiempo no le importa perderlo; pero nosotros estamos resueltos a que se haga una España infinitamente actual, que se sienta firme, con las garras sobre la línea matinal del horizonte.

“Por eso es preciso que no perdamos tiempo; que no se reproduzcan las escenas lamentables en el Parlamento que recuerden los pretéritos. Nada de divagaciones ni de tratar frívolamente los problemas, que sólo una labor técnica difícil puede aclarar; sobre todo, nada de estultos e inútiles vocingleos, violencias en el lenguaje o en el ademán. Porque es plena evidencia que hay, sobre todo, tres cosas que no podemos venir a hacer aquí: ni el payaso, ni el tenor, ni el jabalí”.
Y agregó:


“Política, señores ministros, es ante todo dibujar atractivos, animadores horizontes”.
Ante la amenaza violenta del PRD de impedir a toda costa la toma de posesión del único presidente legítimo --por mandato de las instituciones--, Felipe Calderón, la bancada del PAN se preparó secretamente en artes marciales para responder al perredismo con sus mismas violencias. En medio quedó la imposibilidad de pactar una transición de sistema político.


Por tanto, el reforzamiento del viejo régimen priísta será impulsado por Calderón y el PAN ante la pasividad y desorden en el PRI y empujado por la violencia del PRD. En el 2009 el PAN se perfila con la posibilidad de una mayoría absoluta por el fracaso del PRD como oposición viable.

El Diario Político de los Días Finales no tiene más que insistir en sus advertencias: el PRI y el PRD como oposición serán responsables históricos del fracaso de la transición a la democracia.

Y de llevar al país no por los caminos de las posibilidades de la transición española, sino por los agrestes senderos de la frustración soviética.

El fantasma de Gorbachov se quedó a dormir estos días en San Lázaro, una zona que antes se conoció como Cámara de Diputados y hoy se dibuja como una Duma de imposibilidades democráticas.
Por Carlos Ramírez

miércoles, 15 de noviembre de 2006

Las deudas financieras y políticas de la campaña poselectoral de Amlo

La escenografía “de masas” y
los coros que enmarcarán el magno sketch
del 20 de noviembre para la
auto-proclamación del caudillo,
engrosará aún más las deudas del
gobierno de la ciudad, todavía bajo su control.
A falta de capacidad de convocatoria
habrá acarreo,
con cargo a los recursos financieros
y de control de clientelas políticas
del Gobierno del Distrito Federal.

Anoche se comprobó una vez más la pérdida de capacidad de convocatoria espontánea de Amlo a la población. Incluso en el DF. Unos 500 simpatizantes —registró Reforma online— de su Partido de la Revolución Democrática (PRD) acudieron al Hemiciclo a Juárez, al llamado del candidato presidencial derrotado a manifestar su apoyo a la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO).La dirigencia del PRD esperaba la asistencia de unas 5 mil personas.

Sólo acudió una décima parte. Esto haría suponer que la escenografía “de masas” y los coros que enmarcarán el magno sketch (de humor voluntario e involuntario) del 20 de noviembre para la auto-proclamación del caudillo, engrosará aún más las deudas del gobierno de la ciudad, todavía bajo su control. A falta de capacidad de convocatoria habrá acarreo, con cargo a los recursos financieros y de control de clientelas políticas del Gobierno del Distrito Federal.

Si ya se reveló que el GDF contrató las carpas del largo sitio de la ciudad, del Zócalo al Periférico, semanas atrás, sus operadores jugarán con fuego autorizando nuevos gastos no sólo injustificables, sino punibles, a 15 días de la transmisión de la jefatura del gobierno, así sea al delfín impuesto a su partido por el mismo caudillo.

Pero más onerosas podrían ser las deudas políticas que está acumulando la campaña postelectoral de Amlo. La bancarrota no sólo se apunta en las encuestas y en el desplome de los asistentes espontáneos a las reuniones de postcampaña. Se percibe también en la reducción vertiginosa de voces y textos de simpatía en los medios, en relación directamente proporcional al incremento de las expresiones reprobatorias.

Y se subraya en la desaparición paulatina del tema del liderazgo Amlo —como propuesta política a considerar— de la agenda del debate público —de las conversaciones de la gente, incluyendo la circulación de mensajes en la red— como no sea para el rechazo directo o a través del último chiste —verbal, gráfico o animado— a costa del “legítimo”.

Pero si, por una parte, el tema del liderazgo de Amlo se desvanece como portador de una propuesta a tomar en cuenta en la agenda del debate público, por otra parte se acentúa la presencia del tema de sus operaciones al margen de la ley y de las reglas civilizadas de la competencia política, como motivo de preocupación social extendida.

Ya no es sólo que el votante pro Amlo no clientelar se arrepienta de haberle refrendado el control de un gobierno como el del DF para que se ponga al servicio de las farsas teatrales del líder, sino también de haberle dado la segunda fuerza en el Congreso para que sus legisladores no legislen de favor de la gente, sino que se erijan en fuerza de choque capaz de atentar contra la integridad del presidente de la República y de provocar una crisis constitucional de consecuencias impredecibles.

Un debate denigrante a quince días, hoy, del inicio de un nuevo periodo de gobierno crucial para definir si el país romperá su estancamiento o se atascará en él indefinidamente, increíblemente, la agenda publicada de los medios se atasca a su vez en lo más que pueden dar de sí los actores públicos: el debate sobre si el Presidente debe o no acudir a rendir su protesta de ley a sesión de Congreso General del Palacio Legislativo.

En lugar de empezar a procesar una agenda legislativa mínima, viable e inaplazable, una cabeza del PRI —con sus replicantes en los medios— regatea su apego a la ley con propuestas —obviamente negociables— de venta de terror, con la especie de que el presidente elegido en las urnas no debe acudir a rendir su protesta de ley y ceder así al nuevo chantaje de Amlo.

Sobre este sesgo denigrante del debate se cierne el descontrol del poder del Estado sobre los desbordamientos de la violencia de otros poderes.

Sólo en las últimas horas, en Nuevo León fue asesinado un comandante de la policía que coordinó la captura de tres miembros de Los Zetas; encontraron una granada en la camioneta de Telmex que fue usada por los delincuentes que asaltaron una camioneta de valores en Polanco y un empresario norteamericano fue asesinado la madrugada del lunes en Chilpancingo.

Mientras las conexiones, al menos discursivas, de la violencia fuera de control y la campaña postelectoral de Amlo apuntan a nuevos costos para su partido: El periódico guerrerense El Sur da cuenta de un comunicado del grupo Tendencia Democrática Revolucionaria-Ejército del Pueblo (TDR-EP) en el que afirma que las explosiones del 6 de noviembre en la ciudad de México –que se adjudicó– constituyeron “una demostración de fuerza y capacidad dirigida —en calidad de advertencia— a los dueños de las empresas nacionales y transnacionales que financiaron el fraude de Estado y que se encuentran detrás de las fuerzas federales de ocupación en Oaxaca”.

Por: José Carreño Carlón -Jose.carreno@uia.mx

lunes, 13 de noviembre de 2006

Excomulgar los del PRD ?...

Mejor aun por
que no los excomulga
a todos los
agresores perredistas.

Mini Cronica

De que ellos fueron, ellos fueron, insistió, El cardenal Norberto Rivera señalando a los culpables por irrumpir en la misa dominical por segunda ocasión en Catedral, El cardenal declara tener la información fidedigna del Gobierno de la ciudad (GDF) de que ellos fueron”.

El Arzobispo Primado de México responsabiliza a los simpatizantes de la APPO y del PRD. De esos ataques a la Iglesia católica. Se pronuncia al señalar los principales culpables, siendo estos, el vocero del PRD, Gerardo Fernández Noroña, la actriz Jesusa Rodríguez y al Grupo Cívico Coyoacán, de la irrupción del pasado domingo.

Este fin de semana dichos grupos no aparecieron durante la misa dominical, agentes vestidos de civil infiltrados entre los feligreses vigilaban cualquier movimiento o individuo sospechoso para evitar un nuevo conflicto, en el exterior fue resguardada por mas de 70 elementos de Seguridad Pública, sin armas de fuego, y se apostaron en doble fila a las afueras del atrio, sólo como observadores y no revisaron a nadie.

Sin embargo aseguró, que no interpondrá una demanda contra ellos y aclaró que nunca lo han buscado o contactado como aseguran. Bajo una tensa calma La misa se desarrolló sin interrupciones, no se descartaba el intento de otro incidente como el del pasado domingo.

El cardenal en vez de tanto quejarse, debería ponerse de acuerdo con el arzobispo de Oaxaca, para que no les de asilo a los de la APPO, mejor aun por que no los excomulga a todos los agresores perredistas. Tal vez así Norberto se haga Papa y pase a la historia .

Por Raúl Lozano. Punto Político.

viernes, 10 de noviembre de 2006

Guerrilla - Otra vez vía armada al poder. - Terrorismo de organizaciones sociales.

Grupos armados,
la vinculación política y posiblemente orgánica
de la guerrilla con un movimiento social consolidado
y con el PRD a través del apoyo abierto y sin límites
de López Obrador, el PRD y el Frente AMLO
que involucra al PT y a Convergencia.

Más que la guerrilla en sí misma, los bombazos del fin de semana obligan a las organizaciones sociales a definir el camino de su acción política: la vía política e institucional que avala la alternancia o la vía armada que llevaría a indicios de guerra civil.

Por sí misma, la guerrilla se encuentra limitada. Por eso sus acciones son políticas y sobre todo propagandísticas. A pesar de incursiones espectaculares y de conferencias prensa en la clandestinidad, las organizaciones guerrilleras carecen de capacidad organizativa, su discurso ideológico es ajeno a la dinámica del proceso político y su margen de acción social y militar es bastante estrecho.

En todo caso, los bombazos abrieron el debate de fondo sobre el dilema de un sistema político agonizante: el camino de la transición pactada entre todas las fuerzas sociales y políticas o el sendero sinuoso de la ruptura revolucionaria. Y su derivación ideológica también como encrucijada: un sistema basado en las normas de la democracia representativa con componentes de participación ciudadana directa o un socialismo autoritario, dictatorial, excluyente y de clase. En medio, como siempre, la posibilidad prevaleciente de un socialismo democrático y ajustado a las reglas electorales del juego político.

El dato más significativo de la reaparición espectacular de la guerrilla no radica en la dimensión de los bombazos por los daños civiles ni en los anuncios de una coordinadora de grupos armados, sino en la vinculación política y posiblemente orgánica de la guerrilla con un movimiento social consolidado y con el PRD a través del apoyo abierto y sin límites de López Obrador, el PRD y el Frente AMLO que involucra al PT y a Convergencia. Es decir, la guerrilla armada podría derivar en el brazo armado de organizaciones sociales y políticas que aspiran al poder y que operan en Oaxaca.

Por tanto, el principal análisis que se debe hacer de la reaparición violenta de la guerrilla estaría en la posibilidad del regreso de la vía armada para acceder al poder, sólo que al lado de organizaciones sociales y políticas con registros legales. De suyo, el ejercicio de la vía armada sería la exclusión automática de la vía legal, institucional y constitucional. En este contexto, corresponderá a la APPO, a la 22, al PRD, a López Obrador y al Frente AMLO definir si decidieron ya dar por cancelada la vía pacífica e institucional y dieron el paso hacia delante para pugnar por el derrocamiento del partido en el poder por la vía armada.

Del otro lado, sin embargo, las posibilidades de la guerrilla son limitadas. Su capacidad militar es mucho menor que su ofensiva política y de propaganda. Tan ha sido así, que las guerrillas realizan operaciones violentas en momentos de oscuridad y desde la clandestinidad porque su capacidad militar no se compara con la de las fuerzas armadas y policiacas institucionales. En los últimos años, la guerrilla ha tenido apariciones de propaganda política y para estallar algunos petardos. Los bombazos del fin de semana pasado sólo causaron temor en la población civil.

Asimismo, la capacidad de financiamiento de una guerrilla es baja. En el pasado, las organizaciones guerrilleras se financiaban con el producto de asaltos bancarios y secuestros de personalidades y algunas de ellas --muy pocas-- padecen la sospecha de que reciben fondos del narcotráfico a nivel regional. Sin esas fuentes de dinero, las posibilidades de existencia de la guerrilla son prácticamente nulas. Y hasta ahora, no existen indicios de aumento en los asaltos bancarios o en los secuestros.

Otra dificultad orgánica que existe en la guerrilla radica en la inflexibilidad ideológica. De hecho, la proliferación de grupos guerrilleros radica en sus definiciones de proyectos políticos.

Los razonamientos marxistas-leninistas suelen ser rígidos y ello conduce a rupturas internas. Por tanto, las reaglutinaciones de grupos guerrilleros en torno a grupos coordinadores no tienen viabilidad y durarán más bien por razones de dogmatismo ideológico.

Y se agudizarán conforme la APPO se vea obligaba a abrir mesas de negociación para una salida política al conflicto oaxaqueño.
En este contexto, la aparición de la guerrilla bien podría tratarse de una acción espectacular sin correlaciones políticas. El comunicado de Partido Democrático Popular Revolucionario-EPR del 3 de noviembre reveló que la lucha de resistencia en las inmediaciones de Ciudad Universitaria estuvo a cargo de facciones de la guerrilla y no de la sociedad indignada. En ese texto, el EPR fue claro en la aportación de datos reveladores: la lucha en CU “ha sido una demostración de formas de lucha que se van adecuando a la coyuntura y al enemigo de clase; ya lo habíamos dicho en días pasados: la lucha apenas comienza”.

La incorporación de la guerrilla a la defensa territorial de los espacios de la APPO y con bombazos asumidos como apoyo a la APPO y a López Obrador dibuja el perfil, ahora sí, de una crisis política. El elemento de la vía armada en un conflicto político y social podría convertir a Oaxaca, y desde luego al DF por la pasividad del gobierno perredista capitalino en la investigación y anulación de grupos guerrilleros, en el fermento de una posible guerra armada en la lucha por el poder político.

Asimismo, la intervención de la guerrilla y el apoyo de López Obrador y el Frente AMLO a la APPO le dieron un giro espectacular al conflicto en Oaxaca. Y paradójicamente, ese involucramiento se convirtió en un factor favorable al gobernador Ulises Ruiz porque su renuncia se metió en la ofensiva de un grupo armado. De ahí la urgente redefinición que deben dar la APPO y la 22 de maestros sobre la renuncia del gobernador de Oaxaca: parte de una agenda política o punto inflexible en los objetivos armados de un grupo guerrillero.

Y lo más importante: López Obrador y el PRD deben aclarar la vía de acceso al poder: la constitucional, política e institucional o la vía armada.

Por Carlos Ramírez

Bombas

Es una muestra más de la enorme
miseria moral del caudillo.
La justificación del terrorismo porque no
se cumplió su capricho de
ser Presidente de la República.


Desde luego, los únicos penalmente responsables de los delitos cometidos con el estallido de varias bombas en la Ciudad de México que causaron daños considerables en las sedes del Tribunal Federal Electoral, el PRI y un banco, son quienes las colocaron o las detonaron (autores materiales), quienes los indujeron a hacerlo (autores intelectuales) y, en su caso, quienes auxiliaron a los primeros (cómplices).

Nadie más. Pero conviene reflexionar acerca del clima social en que se produjeron los bombazos el entorno que de cierta manera los hizo propicios y de quiénes han generado o contribuido a caldear ese clima.

A estos últimos no se les puede castigar judicialmente por las detonaciones pero sí políticamente por parte de los ciudadanos en el momento del sufragio.
Una coordinadora de grupos guerrilleros que incluye al Movimiento Revolucionario Lucio Cabañas Barrientos, la Tendencia Democrática Revolucionaria Ejército del Pueblo, la Organización Independiente Primero de Mayo, la Brigada de Ajusticiamiento 2 de Diciembre y las Brigadas de Liberación Populares se atribuyó las explosiones de tres artefactos y la colocación de otros cinco que no estallaron.

La coordinadora aduce como motivos el nunca demostrado más bien: contundentemente refutado fraude en la elección presidencial y el inacabable conflicto de Oaxaca. El discurso deslegitimador de las urnas como única vía democráticamente aceptable para acceder al poder, el desconocimiento de las instituciones y la adopción de formas de lucha ilegales como medio de presión para lograr la satisfacción de demandas sectoriales configuran un escenario que encuentran propicio para la violencia aquellos individuos y aquellos grupos que en realidad no han creído jamás en la democracia, y, por tanto, sueñan con el levantamiento que les permitirá ajustar cuentas con el orden establecido.

Lo vivimos hace tres décadas. Entonces se utilizó como coartada la represión al movimiento estudiantil y la cerrazón gubernamental ante las exigencias de democratización.
Hoy no hay los pretextos ni de una respuesta represiva a movimientos sociales ni de la existencia de un régimen autoritario.

Pero eso no es obstáculo para los fanáticos, los frenéticos, los resentidos, los iluminados o los golpistas que han decidido que ellos y sólo ellos interpretan y representan los intereses populares aunque nunca nadie los designó intérpretes ni representantes de tales intereses, que ni son unánimes ni son unívocos.

Ya Andrés Manuel López Obrador dijo que si la Procuraduría General de la República quiere saber quiénes son los responsables de los bombazos, “tiene que llamar a declarar cuando menos a Vicente Fox, Carlos Salinas de Gortari, Felipe Calderón Hinojosa, Roberto Hernández, Claudio X. González y la maestra Elba Esther Gordillo… y a todos los medios de comunicación que se prestaron a convalidar el fraude.

No le demos vueltas: ellos son los responsables de esta crisis política. No les importó destruir la incipiente democracia en México y evitaron que el pueblo eligiera libremente a sus gobernantes. Ellos provocaron la crisis”.

Es una muestra más de la enorme miseria moral del caudillo. La justificación del terrorismo porque no se cumplió su capricho de ser Presidente de la República. Y la asignación de responsabilidades: son responsables todos aquellos que su maniqueísmo primitivo ha convertido en sus enemigos, incluidos los medios de comunicación que no apoyan su versión del fraude electoral, es decir, todos los noticiarios, periódicos y revistas del país salvo un par de ellos.

La lista puede ser leída por los grupos violentos como un señalamiento de objetivos de sus acciones.
Lo que más me extraña y entristece es que intelectuales adeptos a López Obrador que antaño dieron muestras de lucidez y vocación democrática no desaprueben abierta, inmediata y claramente esta expresión de apoyo a la violencia terrorista.

La indecencia, por cierto, parece ser contagiosa: el diputado panista Óscar Miguel Mohamar, irritado por la denegación parlamentaria al Presidente Fox del permiso de ausentarse del país, espetó en tribuna que si una bomba fue contra la sede del PRI, fue por algo.
No, señor diputado, las bombas no pueden justificarse por ningún motivo. Salvo los incendiarios, todos perderíamos si esa fuera la forma de dirimir diferencias. En todos los tiempos ha habido causas en las que algunos han encontrado motivos para destruir o destruirse.

Observa Fernando Savater: “La mayoría de los que empiezan su discurso político asegurando que el mundo es plena miseria, violencia y engaño suelen buscar así coartada para proponer luego nuevas formas de engaño, violencia y miseria como corolario y contrapartida de las existentes”.
El mundo y el país que vivimos están plagados de males, los cuales pueden empeorarse, atenuarse o irse remediando con nuestras acciones. La descalificación de todo, empero, es el preludio legitimador de la destrucción de los otros, de los que no piensan como el predicador o no lo siguen incondicionalmente.La violencia es radical, expedita, inapelable, irreversible, pura.

No se aviene con la negociación, la persuasión ni las contradicciones de las que está llena la vida. La democracia, en cambio, es dificultosa, lenta, titubeante, impura. Requiere alianzas, convencimiento, concesiones.
Sus caminos no llevan irremisiblemente a la tierra prometida. Quienes los transitan avanzan y retroceden.
La violencia se justifica a sí misma calumniando a la vida: todo es una mierda y, por tanto, todo debe ser destruido sin dilaciones y para siempre. Destruye un mundo realmente existente en aras de otro que aún no existe, cuya viabilidad es incierta y respecto del cual los violentos han decidido por sí y ante sí que es mejor que el actual. La democracia rechaza la violencia no porque todo deba ser conservado tal como está, sino porque sólo admite procedimientos civilizados para ir enmendando gradualmente el espacio y el tiempo en que nos tocó vivir.

Los violentos son fervorosos creyentes en las ideas irrebatibles, las grandes ideas con mayúsculas por las que vale la pena matar. Los demócratas están convencidos de que toda idea, por grandiosa que parezca, es discutible, y que quienes la consideran valiosa han de argumentar para persuadir a los demás de su valía.

La violencia puede destruir todo, desde luego incluso a la democracia que siempre es vulnerable, sobre todo cuando, como entre nosotros, no ha terminado de consolidarse. La constante vulnerabilidad de la democracia hace aparecer como todopoderosa a su eterna enemiga, la violencia.
Pero esa fragilidad la hace aún más apreciable, y nos obliga a defenderla con firmeza.Esa defensa firme no es compatible con concesiones a los violentos como las que tantas veces, decepcionados e impotentes, hemos visto quienes creemos que la violencia debe enfrentarse con los recursos propios del Estado de Derecho. Tiene razón Felipe Calderón, el Presidente electo: en México se ha perdido el respeto a la ley y a la autoridad. Rescatarlo debe ser prioridad de su inminente gobierno.
Por: Luis de la Barreda Solórzano
ldelabarreda@icesi.org.mx

jueves, 9 de noviembre de 2006

La mano que mece la silla

Obstinado con llegar a la cúspide del poder,
la mano “comisionada” para la “paz” jugó un doble juego: armar conflictos y trifulcas
y luego intermediar para desactivarlos,
con lo que su “intermediación” le permitía cobrar facturas, que salieron muy caras en el DF
y en el país, tal como el alzamiento del EZLN en 1994


Estos días muchos preguntan ¿quién fue responsable de las explosiones en el DF?, a la par de especulaciones de todo género, unos exigirán que encuentre y castigue al responsable y casi todos repudiaremos la violencia.

Sólo los observadores y lectores más hábiles coincidirán que se trata de una mano (facción de poder) que se sirve y beneficia con la generalización de una percepción de inestabilidad política.

La lectura más sagaz entonces apunta a descifrar a quién sirve la configuración, a partir de opiniones, de un escenario de confrontación y encono, justo cuando empezará el segundo gobierno encabezado por el PAN y luego de la primera alternancia política en la naciente democracia mexicana.

A estas alturas, la pregunta no es quiénes han sembrado división y despertado resentimientos entre los mexicanos, pues eso es evidente, sino ¿quiénes se benefician de que se perciba violencia, convulsión y zozobra en la calle? No se trata del discurso incendiario de AMLO, como sospecha el gobernador de Tabasco según acaba de declarar a propósito de las detonaciones en las instalaciones del TRIFE, del PRI y del ScotiaBank.
Tampoco funciona enderezar la culpa al PAN como supone el ingenuo vocero del PRD, creyendo que así se confirmaría que tampoco fue ese partido, que ha sido efectivamente promotor y ha auspiciado un clima de confrontación social y política.

Por eso no reconocerán que tienen al enemigo en casa y durmieron en los campamentos del Zócalo con el letal autor de una más de sus perversas maniobras para sembrar caos y esconder la mano.
¿A quien beneficia intimidar al TRIFE, justo cuando resolverá las inconformidades electorales en Tabasco, simular revancha contra uno de los bancos salvados por FOBAPROA y, simultáneamente, al PRI? Detrás de las bombas y demás conatos para producir percepción de zozobra y confusión, podría estar la mano del maquiavélico y perverso “pacificador” que sabe cómo tratar y “acordar” con grupos violentos extremistas, auspiciarlos y protegerlos para que no sean identificados, perseguidos y encarcelados.

La mano de un despechado, como el trapecista político que Salinas eliminó como sucesor a la presidencia cuando escogió al finado Luis Donaldo, tras orquestar toda suerte de conflictos al gabinete salinista y a los gobernadores durante ese sexenio a fin de desplazarlos de la sucesión, ostentándose el único capaz de “negociar”, incluso con “guerrilleros”, que por cierto ya habían puesto explosivos en un centro comercial en el DF.

Obstinado con llegar a la cúspide del poder, la mano “comisionada” para la “paz” jugó un doble juego: armar conflictos (trifulcas) y luego intermediar para desactivarlos, con lo que su “intermediación” le permitía cobrar facturas, que salieron muy caras en el DF y en el país, tal como el alzamiento del EZLN en 1994, luego de “clientelar” la marginación, crear mercenarios subversivos y hacerse valer porque “olfateaba” amenazas de desestabilización antes que otros y estaba “llamado” a desactivarlas.

Se trata de la misma mano que, sin resignarse a perder la aspiración de sentarse en la silla presidencial, la mecía con provocaciones de violencia, auspiciando revueltas armadas, financiaban al sindicalismo extremista y atraía hacia el Zócalo capitalino conflictos originados en otras entidades federativas, que el “conciliador” reivindicaba desactivar o mitigar en el edificio del Ayuntamiento capitalino, en lugar de en Bucareli o el despacho del ramo correspondiente.

De ese modo pudo presionar al entonces presidente Salinas para que diera el dedazo a su favor y echara candado a la sucesión, a costa de traicionar, dejar damnificados en el desgarrado PRI, de donde terminarían por echarlo. El operador de “concordia” fundó su propio partido, lanzó al hoy electo jefe de Gobierno del DF, quien perdió aunque luego fue llevado a una curul por el PVEM, desde donde le tiró a los bancos rescatados por FOBRAPROA.

El operador de distensión y pacificación buscó entonces refugio a la sombra del caudillo tabasqueño del PRD, quien también pasó por el gobierno del DF, a donde se dirigió la APPO y desde donde se subvencionan y operan grupúsculos que sirven para sembrar miedo y zozobra, cobijados detrás de aparatos corrompidos de seguridad pública y procuración de justicia. Al final de cuentas, se trata de la misma fuerza política armada, disfrazada de guerrilla.
Por: Federico Döring Casar.- sen@doring.org.mx

miércoles, 8 de noviembre de 2006

Terror - Itsmo. No es Irracionalidad es Ambición al Poder

¿Si te preguntas que irracionales son?
No, No es irracionalidad es ambición al poder,
quieren imponer un gobierno autónomo soberano los de la APPO,
y por que no tal vez un nuevo País.

De larga y tupida barba estilo Rasputin, Flavio Sosa el líder del grupo guerrillero de la APPO nos envió sus guerrilleros aliados al D.F. para detonar 8 bombas.
Este delincuente, vividor del sistema y secuestrador de Oaxaca, ha crecido por una campaña mediática que cubre la TVen sus espacios informativos , Canal de las estrellas, como lo hicieron en pasado con AMLO. ahora Televisa sigue como complice y creador de estos mega rufianes, al darle libremente los microfonos a estos guerrilleros para decir sus declaraciones subersivas en contra del gobierno, en Televisa todos ya fueron amenazados desde aquella entrevista con AMLO y Lopez Doriga.
Como Pueden darle voz a un delincuente y no a la mayoría del pueblo oaxaqueño, haciéndose el mártir y contradiciendose el mismo en todas sus declaraciones.
Lo paradójico, es que sus hijos van a escuelas particulares, el tiene por lo menos 20 permisos de taxis de (Sn. Bartolo Coyotepec) recibe entre 10,000 a 15.000 pesos diarios de cuenta, vive de la extorsión y amenazas para financiar su revueltas, vemos en sus letreros con la hoz y el martillo rezando: "No queremos turistas del Imperio explotador," demostrandro un racismo, una anarquia, un zafarrancho para darle en la madre al turismo, que de eso viven, me pregunto, ¿Cómo es posible que el gobierno y ciudadanía lo sigo tolerando a este delincuente?.
Y mientras el PRD aprovechando este movimiento para colgarse de el.
Es importante exigir al gobierno federal que no haya tregua alguna en la aplicación de la ley. Que no se les otorgue a Flavio Sosa, Florentino López, Zenén Bravo, Rogelio Pensamiento, y los que están a la cabeza de este movimiento sedicioso.
Por Raúl Lozano Punto Político.

¿Por qué no despierta el México bronco?

No odies a tu enemigo,
porque si lo haces,
eres de algún modo su esclavo.
Tu odio nunca será mejor
que tu paz.
Jorge Luis Borges

Nos sorprendemos porque la amenaza
de la violencia parece contagiarse
al mundo de la política,

porque como decía don Jesús Reyes Heroles, el México bronco puede despertar, y lo reafirmamos cuando comprobamos que tenemos, junto con Brasil, el tristemente célebre primer lugar en ejecuciones en América Latina.

En los primeros nueve meses del año ha habido unas mil quinientas por hechos presuntamente relacionados con el narcotráfico: más de cuatrocientas en Guerrero; trescientas dos en Sinaloa; doscientas doce en Baja California; en Michoacán más de trescientas cincuenta; en Tamaulipas 154; en Nuevo León 37, en el DF unas 54.

Hay más muertos en México por la violencia generada por el crimen organizado que en Colombia en plena guerra antinarcóticos y antisubversiva. Prácticamente igualamos en ese sentido a las víctimas de este año en la guerra en Afganistán y superamos a las del enfrentamiento militar entre Israel y Hezbolá en el Líbano.

Al mismo tiempo, en Oaxaca, el centro de la ciudad estuvo tomado más de cien días por un grupo radical que se denomina Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca, que quiere imponer un gobierno autónomo, que hace justicia por propia mano e impone desde su propia legalidad hasta su propio huso horario.

En la ciudad de México, el lopezobradorismo se alimenta de la relación con una serie de movimientos que van del Frente Popular Francisco Villa al de los taxistas pirata; del CGH a organizaciones que son presuntamente pantalla de grupos armados.

En Chiapas siguen existiendo regiones del estado que están bajo control de grupos neozapatistas y que imponen su propia legalidad, y en distintas partes del país grupos armados de narcotraficantes o simples pandilleros, controlan plazas, zonas, regiones, ignorando a las autoridades.
Pareciera que el México bronco ya está aquí, ya ha despertado.

Pero decía Maquiavelo que “son muchas las cosas que desde lejos parecen terribles, insoportables, extrañas y cuando te acercas a ellas resultan humanas, soportables, familiares; y por eso se dice que son mayores los sustos que los males”.

Y estamos en un momento en el que probablemente los sustos, diría el ilustre florentino, son mayores que los males. No debemos engañarnos: el riesgo de la violencia política, o de la violencia del crimen organizado buscando interferir en el rumbo político, es real, pero al mismo tiempo, cuando se analiza con mayor profundidad la situación, se puede comprobar que las “condiciones objetivas”, dirían los marxistas, para que ello se transforme en un estallido social no están dadas.

Winston Churchill, ese Maquiavelo británico y contemporáneo, aseguraba que “el político debe ser capaz de predecir lo que va a pasar mañana, el mes próximo y el año que viene, y explicar después por qué no ocurrió”.

Cuando analizamos las posibilidades de violencia social en México deberíamos seguir el consejo de Churchill: debemos predecir esos hechos y luego explicar por qué no sucedieron.

El problema es que nuestros políticos y buena parte de los medios actúan de la forma exactamente contraria: niegan o crean una realidad alterna y después, cuando ésta les estalla en la cara, tratan de explicarnos por qué se dio ese estallido sin que ellos pudieran predecirlo.

Así sucedió en el 94 en Chiapas con la guerrilla neozapatista: todo mundo lo sabía, había advertencias de todos los organismos de inteligencia, comenzando por los militares, pero no se admitía públicamente su existencia o, cuando era imposible negarla ante la suma de evidencias, se decía que era un fenómeno marginal y bajo control... hasta que le estalló a la administración Salinas en la cara el mismo día de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio, marcando su gestión y desestabilizando al país.

Ahora, una y otra vez se niega la participación de grupos armados –organizados en torno a lo que conocemos como el Ejército Popular Revolucionario (EPR) y sus derivaciones– en diversos sucesos políticos y sociales, cuando resulta evidente su presencia.

Esos grupos participan hoy en la APPO en Oaxaca, tienen intervención destacada en las movilizaciones del lopezobradorismo, mantienen presencia y lazos con grupos tanto políticos como del crimen organizado en Guerrero.

Buena parte de la zona oriente de la ciudad de México muestra su presencia: sin ese componente y su relación con otras actividades criminales, no se explicarían, por ejemplo, los hechos de noviembre de 2004 en Tláhuac, cuando dos policías fueron linchados y quemados vivos, sin que la policía capitalina intentara rescatarlos –lo que en su momento le costó la Secretaría de Seguridad Pública al próximo jefe de gobierno del DF, Marcelo Ebrard.

Están presentes en Morelos, Michoacán, Hidalgo. Y, sin embargo, algunas autoridades prefieren cerrar los ojos a esa realidad.
En lugar de negarlos, habría que colocarlos en su justa dimensión.

Historia de una guerrilla
La guerrilla existe en México y ha existido a lo largo de las últimas cuatro décadas. Lo ha hecho con altas y bajas, sin haber logrado una presencia sólida e incluso con etapas de deterioro casi terminal, en lo político e ideológico. Aun así, esas organizaciones logran resurgir de sus cenizas para volver a actuar en el plano político, casi siempre ayudadas por fuerzas que buscan utilizarlas en uno u otro sentido.

Lo que está sucediendo en estos días es una demostración casi paradigmática de esa relación. El EPR y sus derivaciones estaban prácticamente desarticulados luego de los golpes que habían recibido, primero en la ciudad de México por el asesinato a principios de los noventa de unos guardias de seguridad del periódico La Jornada, que llevó a prisión a sus principales dirigentes, y luego por el fracaso de sus atentados contra La Crucecita y Tlaxiaco, que ocasionaron casi su desmantelamiento en Oaxaca, incluyendo la caída de buena parte de su estructura de dirección y de sus recursos materiales y humanos.

Pero hubo dos políticos que negociaron con esos grupos para resucitarlos: el entonces gobernador José Murat les otorgó una suerte de amnistía disfrazada a todos los miembros de esa organización detenidos, incluyendo sus principales dirigentes, y éstos regresaron a su zona de influencia para consolidar sus posiciones. En el DF, Andrés Manuel López Obrador terminó de amnistiar a todos los detenidos eperristas en la capital.

En unos meses, el EPR recuperó a prácticamente todos sus cuadros y lo hizo con alianzas políticas y recursos que le permitieron, en Oaxaca, reorganizarse sólo con el compromiso de no operar militarmente contra el gobierno de Murat; se concentraron en penetrar organizaciones populares y reinsertarse en sus zonas de influencia.

En el DF establecieron una política de masas estrechamente ligada al gobierno capitalino y a las organizaciones más duras del PRD, aquellas relacionadas con René Bejarano, con el Frente Francisco Villa y otras organizaciones clientelares, una afiliación que les permitió, además, actuar con un amplio margen de impunidad. Tienen posiciones en las delegaciones políticas, sobre todo del oriente de la ciudad; en la Universidad de la Ciudad de México, que creó López Obrador, y en todo el ámbito del comercio informal y la piratería, lo que les permite tender, además, un puente hacia los sectores del crimen organizado en la capital.

Existe mucha confusión por la proliferación de siglas y grupos que coexisten en torno al EPR. Sin embargo, luego de sucesivas rupturas internas y reagrupamientos, de escisiones, alianzas y confrontaciones que pueden llegar hasta el punto más alto de violencia interna, no sólo las siglas, sino también los personajes involucrados terminan siendo los mismos. Hoy parecieran existir cuatro agrupamientos principales:

El EPR, que continúa manejando la mayor parte de los recursos materiales y los principales cuadros de la organización, con presencia superior en Oaxaca y el DF.
El Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), formado por militantes con mucha menor formación ideológica, que rompieron con el EPR después de las detenciones en Oaxaca.

Este grupo, hoy muy debilitado, tiene su base sobre todo en Guerrero y estuvo encabezado por el llamado comandante “Antonio” (Jacobo Silva Nogales, actualmente detenido), quien estableció una ambiciosa estrategia de infiltración en el perredismo estatal que luego ha seguido el propio EPR en otros ámbitos.

– El llamado Ejército Villista Revolucionario del Pueblo (EVPR), que estuvo encabezado por uno de los primeros comandantes del EZLN, apodado “Francisco” y también en proceso de desaparición.
– Finalmente están las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo (FARP), que tendrían ligas con el EVPR y que es el grupo que relaciones más estrechas ha establecido con el Consejo General de Huelga (CGH) de la unam y con el Frente Popular Francisco Villa y los distintos agrupamientos que se desprenden de éste.

En los hechos, parece haberse dado un reagrupamiento de la mayoría de estos grupos, particularmente las FARP, en torno al EPR, luego del deterioro sufrido por el ERPI, tanto por sus disputas internas como por la detención de sus dirigentes (muchos de los cuales, a diferencia de los eperristas, no fueron amnistiados), y por su relación con personajes del crimen organizado.
El EPR ha vuelto a ser hegemónico porque se recuperó de la derrota sufrida en 1996-99, luego de la desarticulación de prácticamente toda su estructura en Oaxaca. La amnistía no sólo les devolvió a sus dirigentes, sino que les permitió modificar sus tácticas siguiendo el mismo patrón estratégico de la Guerra Popular Prolongada (GPP) en la que basan su acción.

La GPP se basa en tres frentes: el partidario, que corresponde, en este caso, al llamado Partido Democrático Popular Revolucionario, el ala militar conformada por el Ejército –el EPR mismo–, y el frente amplio, que denominan Frente Popular Revolucionario y que se representaría con bastante precisión en lo que hoy es la Alianza Popular por el Pueblo de Oaxaca.
En el 96 cometieron el grave error de culminar la primera fase de la operación, consolidando una estructura que pensaron era relativamente confiable y con muchos recursos provenientes de distintos secuestros (como los de Joaquín Vargas, Alfredo Harp y Ángel Losada), pero lanzaron ataques militares que demostraron su debilidad en ese sentido: los aislaron de la población, les hicieron perder el control sobre algunos municipios que gobernaban y sobre la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (snte), donde también tenían fuerte presencia; además dejaron al descubierto a muchos de sus operadores.

Casi todos terminaron detenidos. Al salir de la cárcel, se concentraron en el llamado frente de masas: en volver a penetrar la Sección 22 de los maestros y en la relación con diversos grupos radicales en otras partes del país, como el CGH, las organizaciones como el Frente Popular Francisco Villa y sus derivados, que crecieron al cobijo del gobierno de López Obrador en el DF, particularmente por los lazos que tejieron con ellos los miembros de la corriente que sigue encabezando René Bejarano, y que se ha fortalecido con la presidencia local del PRD en manos de Martí Batres.

No es una estrategia nueva: es la misma de Sendero Luminoso –aunque sin el componente de extrema violencia–, movimiento peruano del que el EPR podría ser considerado hermano menor.
Abimael Guzmán, líder de Sendero, estudió en China entre 1965 y 69 con uno de los fundadores de lo que ahora es el EPR, Florencio El Güero Medrano, un joven michoacano que organizó grupos armados en su estado, Oaxaca, Querétaro y Morelos.

Desde aquellos años se mantuvieron relaciones entre Sendero y los distintos grupos que terminaron dando origen al EPR, y este último utilizó métodos de movilización de masas muy similares a sus hermanos peruanos, comenzando por crear una base social propia para penetrar en el gremio magisterial.

La estrategia fue exitosa en Oaxaca, porque había condiciones objetivas para ello: cuadros con mayor formación e inserción social, penetración real en el magisterio, una sociedad cansada y enojada por muchos agravios, un gobierno autoritario que, además, desatendió el conflicto magisterial en sus inicios y que, cuando quiso retomar el control, ya había perdido la posibilidad de hacerlo.

Y luego del fallido desalojo de junio, las cosas se pusieron sencillas para un EPR que ya había penetrado en la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca (APPO): allí se congregó buena parte de la disconformidad social acumulada, incluyendo a numerosos sectores y personalidades que nada tienen que ver con el espíritu y la ideología de ese grupo armado, pero que quieren, legítimamente, cambios en el estado.

Hay que observar con mayor profundidad las cosas. En Oaxaca, o en el Distrito Federal con el lopezobradorismo, se ha abierto un espacio para la actividad de estos grupos que, paradójicamente, la propia dinámica política puede cerrar. En Oaxaca existen condiciones para establecer acuerdos políticos que obliguen a la administración de Ulises Ruiz a realizar los cambios de fondo que buena parte de la sociedad reclama, sin que ello pase necesariamente por la desaparición de poderes en el estado.

Si se avanzara en ese sentido, se terminaría aislando a los sectores eperristas que han penetrado la APPO y la Sección 22 del Sindicato, si éstos se mantienen en sus demandas más radicales. Se aislaría también a los sectores más duros del gobierno estatal, nucleados en torno al ex gobernador Murat y el ex secretario de gobierno, Jorge Franco, que son los que le abrieron la puerta a estas organizaciones con su intolerancia y autoritarismo.

La enorme mayoría de la sociedad oaxaqueña no apoya esa forma de ejercer y entender el poder, pero tampoco está apoyando la toma del centro histórico de la ciudad por estos grupos, la justicia por propia mano y el evidente deterioro social, político y económico que genera la APPO.
En el Distrito Federal, el quebranto del llamado Movimiento de Resistencia Cívica es evidente. La encuesta divulgada por la empresa Ulises Beltrán y asociados, el 11 de septiembre pasado, no deja lugar a dudas y exhibe datos demoledores en este sentido: sólo el siete por ciento de los encuestados está a favor de la llamada resistencia civil, mientras que apenas un cinco por ciento apoyaba los plantones en el Centro Histórico y Reforma.

El 86 por ciento estuvo en desacuerdo con la toma de la tribuna en San Lázaro. La imagen de López Obrador, hoy, es la que concentra más negativos en el escenario político nacional: 59 por ciento tiene una mala opinión del tabasqueño (en julio las opiniones negativas eran de apenas 33 por ciento), en tanto que el 66 por ciento tiene una buena o muy buena opinión de Felipe Calderón.

Mientras que el 2 de julio votó por López Obrador casi el 35 por ciento, hoy sólo votaría por él un 18 por ciento. El 61 por ciento opina que debe aceptar y aprovechar el diálogo que le ofrece Calderón. El 54 por ciento de los encuestados lo percibe “débil”, el 71 por ciento “fuera de sí”, el 74 por ciento “sin disposición a dialogar”, el 76 por ciento “desesperado” y el 74 por ciento “intransigente”. Pocas veces he visto un derrumbe político tan espectacular.

Es obvio que la sociedad mexicana no ha acompañado la aventura de López Obrador y menos aún respalda las acciones de los grupos radicales amparados en su causa.

En el principio estaba Atenco
Eso se demostró, antes de las elecciones, con la desarticulación y la falta de respaldo popular a otro ambicioso proyecto de estas organizaciones: establecer en Atenco una suerte de “Aguascalientes” capitalino, que sirviera como base de operación de un renovado movimiento alternativo. La Otra Campaña de “Marcos” tuvo ese objetivo. Luego de doce años recluido en Chiapas, con muchas de las comunidades neozapatistas fuera de control, “Marcos” decidió buscar la articulación de un movimiento nacional, aprovechando la coyuntura electoral.

La intención fue realizar una gira nacional que le permitiera sumar, en un mismo proyecto, a las decenas de organizaciones populares radicales del país que simpatizan con formas de lucha “extraparlamentarias” (como se les decía en los años ochenta), que tienen simpatía por la guerrilla pero no forman parte de ella. “Marcos” debió afrontar tres grandes fracasos con la llamada Otra Campaña: En su gira por los estados, la mayoría de esas organizaciones “hermanas” no le hicieron caso, ni le reconocieron un liderazgo automático, ni se sumaron a su proyecto: doce años es mucho tiempo.

En ese contexto, decidió quedarse en la ciudad de México y perdió toda visibilidad política. Intentó recuperarla estableciendo una base de operaciones, un “Aguascalientes” –Atenco–, de la mano del dirigente Ignacio del Valle, que le habría servido, además, para restablecer la relación con varios de los grupos de superficie del eperrismo. Los errores políticos cometidos por los dirigentes atenquenses y su apuesta por las acciones violentas antes de las elecciones –pensando que no habría reacción de las autoridades– los hicieron perder todo: no sólo el movimiento fue reprimido, desarticulado y sus principales dirigentes detenidos, sino que, además, esa acción tuvo un amplio respaldo social. Atenco, como movimiento social, desapareció y “Marcos” deambula hoy por el país olvidado por los medios.

Y los movimientos de la APPO en Oaxaca y de la resistencia civil lopezobradorista parecen estar siguiendo, paso a paso, el mismo camino del neozapatismo antes y después de Atenco.

El EPR no tiene quien le escriba
¿Qué sucede entonces con el EPR? ¿Se ha logrado consolidar como una opción no sólo para suplantar en el imaginario insurgente al neozapatismo, sino también como una alternativa que pueda influir en los movimientos sociales radicales en ciernes? Lo más probable es que no pueda ser así.
El EPR no tiene una fuerza militar capaz de desestabilizar el país, incluso de actuar con consistencia como una guerrilla rural o urbana: en la actualidad cuenta con unos doscientos milicianos relativamente bien armados (una cifra similar a la que tiene hoy el EZLN en Chiapas –milicianos, por cierto, que ya no parecen obedecer órdenes del grupo de “Marcos”), pero que, si comenzaran a actuar militarmente, como ocurrió en el 94 con el EZLN y en el 96 con el EPR, podrían ser desarticulados con facilidad por las fuerzas de seguridad del Estado.

Por esa razón, luego de las amnistías que recibieron los eperristas, han decidido concentrarse en sus frentes de masas. Allí están trabajando con éxito, sobre todo en Oaxaca y la capital. Pero, en la misma medida en que intentan llevar los respectivos movimientos hacia su radicalización, éstos pierden base social y sus dirigentes se exponen a aislarse y a poder ser reprimidos con facilidad. El ejemplo más claro al respecto se dio con Ignacio del Valle y los otros dirigentes de Atenco: cuando dieron un paso en falso y apostaron a la violencia, terminaron detenidos y desarticulados.

En el caso del EPR existen también otros elementos importantes para tomar la decisión de concentrarse en lo que ellos denominan la política frentista: han sufrido algunos golpes duros y el principal de ellos fue la detención de los hermanos Cerezo Contreras (en realidad su apellido es Cruz Canseco y son hijos de los fundadores y principales dirigentes del EPR), que expuso su organización, demostró que las autoridades federales conocían mucho más de su estructura de lo que ellos pensaban y los llevó a alejarse, incluso, de la exitosa estrategia de secuestros de alto impacto que habían llevado en el pasado. Por lo tanto, hoy no cuentan con recursos tan importantes como los que tenían hasta las grandes detenciones que sufrieron en el 96-99.

El llamado ERPI sí sigue realizando secuestros, sobre todo en el ámbito local de Guerrero y en menor medida Morelos, pero este grupo ha degenerado ideológicamente: como en el pasado otras organizaciones armadas surgidas en Guerrero –recordemos que la mayoría de los integrantes del ERPI provienen del viejo Partido de los Pobres–, están entremezclados con grupos delincuenciales y del crimen organizado.

Por lo tanto, estos grupos tienen hoy un terreno social que explotar, pero no pueden hacerlo avanzar hacia sus objetivos. No cuentan con liderazgos nacionales (“Marcos” ya no lo es, el EPR no lo tiene, y, a pesar de su desapego con la realidad y su mesianismo, López Obrador no les sirve para ello); el resultado electoral una vez más les fue adverso; las condiciones sociales y económicas tampoco permiten su expansión e incluso existen válvulas de escape, como la migración y los programas sociales, desde el añejo Solidaridad hasta el actual Oportunidades, que han permitido canalizar y amortiguar la presión social.

Este escenario es el que impide que muchas de las acciones desestabilizadoras que se perciben en el país, que la violencia que genera el crimen organizado, que el descontrol que siguen teniendo las autoridades en distintos ámbitos o incluso que la impunidad callejera que se extiende en muchas de las grandes ciudades, se termine convirtiendo en estallidos sociales, en una violencia políticamente articulada, en un movimiento social que haga de veras tambalear o caer las instituciones democráticas, pese a la vulnerabilidad que éstas exhiben y la endeble cultura democrática que sigue mostrando nuestra clase política.

Si a eso le sumamos el rechazo social a la violencia, comprobaremos que, pese a lo que vemos cotidianamente en algunos puntos del país, el estallido del México bronco parece estar lejano, no obstante –hay que insistir en ello– las insuficiencias gubernamentales, la inhibición en el uso de la fuerza pública, las deficiencias y deformaciones de nuestra clase política y la debilidad de algunas instituciones. Y pese, también, a una guerrilla que existe pero que no puede trascender. por Jorge Fernández Menéndez

SIN MASCARAS LA GUERRILLA MEXICANA REAPARECE PARA INTIMIDAR AL GOBIERNO DE FOX

Obvias las señales que mandan grupos guerrilleros
contra del gobierno y sus aliados.
Bombazos ligados a Oaxaca.
El PRI, presionado
para provocar la renuncia de Ulises Ruiz


No era difícil saber quiénes eran los autores de los bombazos en las oficinas centrales del PRI, así como en la fachada del TRIFE y sucursales del Scotiabank. Fueron cinco paquetes con explosivos manejados con sistemas electrónicos a control remoto, de los cuales tres estallados y dos mas quedaron como manifiesto del interés de los terroristas de dejar la firma de la casa.

Los grupos, a pesar de lo dicho por Flavio Sosa, líder de la APPO, tiene la firma de grupos guerrilleros ligados a ese organismo que ha puesto en jaque a las mismas autoridades federales.
El mensaje era claro. Primero se ataca al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, por una parte que quedó debilitada luego de la presión ejercida por el PRD al perder las elecciones con su candidato Andrés Manuel López Obrador.

Después llega el ataque al PRI, que es precisamente el actor principal del conflicto oaxaqueño y que mueve todos sus hilos para provocar la caída de Ulises Ruiz, para el año próximo y evitar así elecciones extraordinarias que harían perder el poder a ese partido, ya que lsa encuestas darían al PRD como vencedor virtual de una contienda en el corto plazo. Esto, obviamente, no le convendría, tampoco, al Partido Acción Nacional. Todo es estrategia política para enfrentar al enemigo en común que es la izquierda.

Esta, por su arte, tiene un papel muy activo en el movimiento que efectúa la APPO en Oaxaca y algunos de los dirigentes de esos grupos guerrilleros, formaron parte del Partido Comunista y están dispuestos a dar la vida con el fin de acabar con el sistema contra el cual han luchado por décadas con resultados desastrosos para ellos y para el país.

Las explosiones fueron reivindicados por grupos que tiene perfectamente identificados los servicios de inteligencia de la Secretaría de Defensa Nacional y de Gobernación, así como el Estado Mayor de la Presidencia de la República. Los guerrilleros, que hicieron esos actos terroristas, están plenamente identificados por las autoridades, pero no pueden hacer nada contra ello, a pesar de sus acciones ilegales.

Ahora la pregunta será: ¿El gobierno de Fox y la estructura del PRI, cederán a las presiones y entregarán Oaxaca a la guerrilla? El miedo podría ser el peor consejero, cuando se tienen pesadillas despiertos.

PODEROSOS CABALLEROS. No entendíamos el motivo por el cual la Secretaria de Comunicaciones y Transportes, feudo aún de Pedro Cerisola, no enviaba señales de interferencia a Radio Universidad Benito Juárez de Oaxaca y acabar con sus transmisiones subversivas. Ayer, se inició la interferencia y se acabó el envío de mensajes de esa Universidad, la Benito Juárez, que ha sido el refugio de los mas radicales personajes de la política oaxaqueña y en donde se han gestado los golpes mas severos en contra del gobierno en los últimos días.

El rector de esa universidad de su sobrino del que fue rector en otra crisis política en esa entidad y que no llegó a los niveles actuales, Felipe Martínez Soriano. Las dos hijas de éste personaje anarquista fueran identificados por los servicios de inteligencia del gobierno como instigadores de la violencia. A ojos de todo mundo, es claro que a pesar de tener la información política, el gobierno de Vicente Fox no actúo. Algunos piensan que fue plan con maña para dejarle el conflicto a su sucesor Felipe Calderón.
Un conflicto que podrían haber sido resuelto en forma doméstica.
POR VICTOR SANCHEZ BAÑOS

martes, 7 de noviembre de 2006

Son Bien Pacíficos, nada más 8 bombas el D.F.

Faltan Huevos para imponer
el orden al país.
Antes de que se de un
megazafarrancho oaxaqueñizado


Son Cinco grupos guerrilleros que se adjudican hoy de las explosiones por bombas esta madrugada en la capital mexicana, utilizaron explosivos altamente poderosos, Semtex, estos son usados por terroristas en el mundo, amenazan con más acciones guerrilleras si no aceptan sus condiciones en el estado de Oaxaca. Para defender al pueblo, dicen, van contra el PRI y la derecha.
Los grupos guerrilleros que integran esa coordinadora son: el Movimiento Revolucionario Lucio Cabañas Barrientos (MRLCB), Tendencia Democrática Revolucionaria-Ejército del Pueblo (TDR-EP), Brigada de Ajusticiamiento 2 de Diciembre (BA-2D) y Brigadas Populares de Liberación (BPL). Organización Insurgente Primero de Mayo (OI1PM), grupos ya identificados y algunos se les conoce por sus nexos políticos con partidos como el PRD.
Los de la APPO actúan como guerrilla urbana solapada entre negociaciones y peticiones absurdas.

Ya se esperaba un ataque con explosiones de este tipo, los de la APPO enviaron un comunicado a los medios en donde dicen que se deslindan de ellas, ¡vaya, vaya¡, que ingenuidad en creer sus declaraciones de “¡Yo no fui… yo no fui!”, quien sabe. realmente creen que somos estupidos. bola de mentirosos , ahora sacan el cobre con sus ataques explosivos.

En la “Esquina de la Crónica” comentan “Ahí están los frutos del terrorismo verbal de López Obrador. Ya encontró quien materialice los odios que dispara a diario. Los blancos de las bombas fueron los que, según él, financiaron la “campaña sucia” en su contra (los bancos). Los que se amafiaron con el PAN para desplazarlo (el PRI). Y la institución que mandó al diablo porque “le robó” la elección, el Trife.”
López Obrador culpó de los bombazos a los empresarios, a priistas y a las instituciones que “convalidaron el fraude”. Es decir, las víctimas de la agresión fueron las culpables de que les hayan puesto bombas.
Como dicen los abogados: a confesión de parte, relevo de pruebas. López Obrador está del lado de los terroristas. Él es su inspiración. Y ahora sale en su defensa.

Así es AMLO fue preparando terreno de un resentimiento político a los simpatizantes radicales del PRD y grupos guerrilleros de Oaxaca que ya existían desde varias décadas atrás.
No podían esperar otra cosa, venimos escuchando el mismo discurso de lenguaje amenazador y violento antes del PRD ahora, APPO y su grupo de guerrilleros.

Sus peticiones van Contra el PRIAN, la usurpación de la Presidencia, y las empresas de todo el país , bancos, y las instituciones políticas y el gobierno espurio de Fox y el próximo de Felipe Calderón. Y la demanda de destitución o renuncia de Ulises Ruiz mientras permanezca oficialmente en la gubernatura oaxaqueña.
Los guerrilleros ya amenazan con actuar contra las principales 40 empresas nacionales y trasnacionales del país, contra las instituciones políticas y gubernamentales "espurias" que a su juicio "financiaron" y efectuaron un "fraude de Estado" en las elecciones presidenciales del pasado 2 de julio.

Por último el escrito de alerta “contra todo intento gubernamental de usar nuestro accionar político-militar como pretexto para generar psicosis en la ciudadanía y seguir reprimiendo a las diversas organizaciones y movimientos civiles y pacíficos”, y condena “la violencia neoliberal institucionalizada” en contra del pueblo en Sicartsa, Atento, Guerrero, Chiapas y Oaxaca.

Cinco meses ha durado el conflicto que ha degenerando hasta convertir a Oaxaca en un problema de seguridad nacional, Carlos Abascal secretario de Gobernación marco su objetivo central de retrasar la entrada de la PFP para dar tiempo a las negociaciones. La estrategia fallo y Abascal ya no pudo garantizar el cumplimiento de esa misión, y la APPO lo desconoció como negociador representante del gobierno y ahora exige negociar directamente con Vicente Fox.

Por a mañana del 5 de noviembre, el sub comandante Marcos se pronunciaba desde Durango, que el presidente electo “no va a durar seis años, porque se enfrenta a un problema de descontento con diversas organizaciones sociales, de diferentes sectores que están inconformes por la manera que llegó Calderon al poder, “y eso lo va a acabar”.
Esas declaraciones son de panfleto comunista del pasado y no se cansan de repetirlo como discos rayados, los perredistas y Appistas.

Los problemas empezaran a tomar mas color, dentro de tres semanas y media cuando cambie el gobierno federal con Felipe Calderón y en dos semanas proximas cuando se corone el autoproclamado legítimo, AMLO.
Van a continuar los perredistas con sus disturbios políticos en la capital con rebote a los de la APPO y 22 en Oaxaca en medio de agitadores e ineptos.
Ahora quien va tener los huevos para controlar un posible megazafarrancho.
Por Raul Lozano. Punto Politico.

Oaxaca: Conflicto trabado por política

La crisis en Oaxaca no es la primera ni será la última.
Ni en Oaxaca ni en el país.
Por tanto, los buscadores de soluciones
deberían acudir a las experiencias del pasado
para buscar alguna forma de solución
Si el conflicto en Oaxaca se sigue sólo a través de las noticias en medios,
entonces podría llegarse a la conclusión que todo se reduciría a la salida del gobernador Ulises Ruiz.
Sin embargo, el asunto es mucho más complejo.
A Oaxaca le falta un nuevo marco conceptual de análisis e interpretación política de la realidad.

El gobernador ha centrado su discurso en su no renuncia. La APPO ha reducido su mensaje a las declaraciones de Flavio Sosa y ahí encontramos subyacente el slogan de “patria o muerte; venceremos”, aunque sin ninguna puerta de salida. Y silenciosamente, la sección 22 de maestros se ha marginado del conflicto porque ya obtuvo beneficios personales para sus agremiados a costa obviamente del resto de la clase obrera.

Y el peso específico de los análisis del conflicto ha corrido a cuenta de columnistas y editorialistas que manifestaron simpatía por la candidatura de López Obrador, votaron por el PRD y no han reconocido el resultado institucional de las autoridades electorales. Por tanto, su esquema de interpretación sobre los acontecimientos en Oaxaca han de pasar por el filtro de la lucha postelectoral y anti sistémica de López Obrador, el PRD y el Frente AMLO.
De ahí, por tanto, que la lectura política inducida sobre Oaxaca haya perdido los escenarios del análisis plural y abierto. Nadie, por ejemplo, se ha preocupado por revisar y analizar los datos que se han publicado del Pacto de Gobernabilidad que suscribieron informalmente organizaciones ciudadanas y obligadamente grupos políticos locales.

El Pacto le daría al conflicto otro marco de análisis. Tampoco ha habido una revisión de los datos biográficos de los dirigentes de la APPO y la 22 de la misma manera que se han difundido profusamente los datos biográficos del gobernador Ruiz. Al final, los dirigentes de la APPO y la 22 estuvieron a sueldo de los diferentes gobiernos estatales.

El otro error de interpretación radica en la ausencia de la sociedad sin partido y sin militancia. Nadie parece tomarlos en cuenta. Pero ahí están. El análisis esquemático de la crisis en Oaxaca se ha reducido al choque entre Ulises Ruiz y la APPO. Y los ciudadanos que exigen paz se acomodan arbitrariamente en esos análisis en cualquiera de los dos cajones interpretativos.

Basta que un ciudadano aplauda la presencia de la policía federal preventiva para que lo acusen de vendido al gobierno estatal. Y es suficiente con que algún otro ciudadano se niegue a condenar a la APPO con el argumento de que el origen de la crisis es la pobreza para que lo coloquen como un representante de los radicales. Y puede resultar que esos ciudadanos no militan en ningún bando y sólo expresan sus razones.

Oaxaca, por tanto, exige un modelo de interpretación diferente, plural, al margen de los grupos en conflicto. Por eso la renuncia del gobernador no resolverá la crisis ni el encarcelamiento de la dirigencia de la APPO podría alivias las tensiones. Los analistas no han estudiando a fondo la crisis política de 1968 y la exigencia a modificar los esquemas interpretativos de los conflictos. Hoy nadie se atreve a criticar al CNH pero el maximalismo estudiantil llevó a la represión y la ceguera oficial motivó la tragedia.

La de Oaxaca, en consecuencia, es una crisis de sistema, no un choque de personalidades. Por tanto, hay que debatir la construcción de un nuevo sistema sociopolítico para encontrar una salida. Claro, si alguien está pensando en buscar una solución, no en ajustar cuentas entre grupos.

NI PRIMERA NI ÚLTIMA
La crisis en Oaxaca no es la primera ni será la última. Ni en Oaxaca ni en el país. Por tanto, los buscadores de soluciones deberían acudir a las experiencias del pasado para buscar alguna forma de solución. Los conflictos políticos con entallamiento de violencia han sido producto del endurecimiento gubernamental, ante el apasionamiento popular. Asimismo, han estallado en el contexto de un sistema político priísta cerrado e inflexible, con dominio hegemónico del partido en el poder.

En este contexto, Oaxaca podría ser considerado como el primer conflicto violento del sistema político priísta en transición, sin hegemonía del PRI y con instituciones plurales. De ahí que soluciones al viejo estilo como la renuncia del gobernador, la represión abierta y la corrupción sean, de origen, ineficaces.

Lo malo, en todo caso, es que el nuevo régimen político democrático no sólo no está consolidado sino que podría decirse que ni siquiera existe, ya que el país apenas ha definido un reacomodo de grupos ideológicos en los diferentes niveles de poder.

Si la represión en sí está descartada por falta de cohesión en el poder, si la corrupción resultó ineficaz en el principio del conflicto y si los despidos sólo cambian a titulares pero mantienen la estructura de dominación política de los cacicazgos, entonces el desafío de Oaxaca es más político que de fuerza. Este escenario no ha sido entendido ni por los protagonistas, ni por el gobierno federal, ni por las instituciones política colaterales, ni por los medios de comunicación encargados de interpretar la realidad.

La historia política de las tensiones sociales tiene una forma funcional de periodización: de la Constitución de 1917 a 1950, cuando las protestas eran absorbidas por el sistema político para convertirlas en partes estructurales del Estado. Ahí nació el PRI. A favor corrió el hecho de que los hombres del sistema habían sido combatientes de la revolución: había liderazgo político reconocido o había también fuerza para las liquidaciones físicas de los disidentes.

De 1950 a 1971, el Estado se separó de las fuerzas sociales y entonces las protestas a las protestas sociales fue la represión. Se trataba de la fase de pérdida de liderazgo social y político de los funcionarios y la burocratización del poder y del Estado. Del otro lado, las primeras disidencias estallaron contra los sistemas provenientes de organizaciones sociales proletarias que quedaron bastante animadas por el espíritu social y socialista de la revolución mexicana: pobreros, estudiantes, campesinos y clases medias, todas ellas exigiendo el cumplimiento de las promesas de bienestar de la Revolución Mexicana.

De 1971 a 1985, el sistema político priísta perdió consenso y el factor imitación de la Revolución Cubana impulsó la lucha disidente armada. El Estado contestó con la fuerza y su aparato de represión. La guerra sucia fue una extensión del conflicto económico y social en un sistema dominado por promesas de justicia y bienestar pero políticas de gobierno incapaces de cumplir con ellas. La disidencia rompió con los acuerdos de tolerancia y entendimiento mínimos y el sistema político no sólo no se abrió sino que se selló a piedra y lodo.

De 1985 al 2000 ocurrió el agotamiento político y social del sistema priísta y los avances democratizadores ya no pudieron contenerse con la represión. El Estado priísta tuvo que compartir el poder con la oposición y en el 2000 perdió la presidencia de la república como el símbolo monárquico del poder. Las disidencias tuvieron que ser toleradas porque el Estado priísta carecía de fuerza y complicidades y las oposiciones encontraron el camino fácil de la calle para conseguir avances.

La alternancia partidista en la presidencia de la república en el 2000 modificó las reglas pero no definió los nuevos reglamentos. Ahora basta una disidencia armada en la calle con violencia para paralizar al Estado. El uso de la fuerza está impedido de llegar a la represión por lo que ha perdido eficacia no sólo contra la protesta social sino contra el mundo criminal. Oaxaca es, en este contexto, el primer gran conflicto del nuevo régimen, pero sin que el sistema político de relevo esté definido y consolidado. Y al no existir canales de protesta-solución, entonces el riesgo que enfrentan sociedades en sistemas no definidos es el de la anarquía.

El único camino de solución real de la crisis en Oaxaca radicaría en su enfoque político-sistémico y en aprovechar el impulso para definir nuevas reglas y reglamentos pero sobre todo para fijar con claridad la existencia de una autoridad democrática. Si no, entonces Oaxaca sería el primer ejemplo de la comuna que promueve López Obrador.
Por Carlos Ramirez. Indicador Politico.

lunes, 6 de noviembre de 2006

Amlo en su segundo acto, EL Gabinete Fantasma

Su rebelión contra
las instituciones,
su gabinetazo fantasma
y su próxima
autoproclamación
de Presidente legitimo,
queda ya como
una vulgar farsa política
que no tiene mas congruencia ni validez alguna.

Era de esperarse, necio, poseído por el caudillismo libertador, formara su gabinete ilegitimo.
AMLO ya requiere con extrema urgencia de un psiquiatra, su megalomanía delirante no acepta su derrota política, el sigue con su farsa de proyecto presidencial alterno y ahora hace la presentación, de los 12 integrantes de su gabinete fantasma en el Teatro de la Ciudad.

César Yáñez Centeno el vocero de López Obrador, presentó el gabinete que lo integran la misma gata revolcada de perredistas, veamos.
En la Secretaría de Relaciones Políticas, José Agustín Ortiz Pinchetti quien fuera secretario de Gobierno de López Obrador; a AMLO se le olvidó que Ortiz Pinchetti fue tan mal elemento que tuvo que correrlo, luego de culparlo por no haberse hecho cargo de parar las obras en el predio El Encino, como lo ordenaba un juez, y que fue lo que inicio el fallido drama del desafuero.

En la Secretaría de Relaciones Internacionales el embajador Gustavo Iruegas, diplomático de carrera que rompió con el canciller Jorge Castañeda. Un diplomático de carrera que siempre anheló la cancillería, a toda costa, la buscó primero con Vicente Fox y después con Felipe Calderón, pero finalmente se le hizo con El Peje.

En la Secretaría de Justicia y Seguridad, el nefasto procurador capitalino Bernardo Bátiz; en la Secretaría para la Honestidad y la Austeridad Republicana, el ex oficial mayor del GDF, Octavio Romero Oropeza, El despachador, el mismo que autorizaba envío de camiones y todo tipo de enseres del gobierno del DF al municipio tabasqueño de Macuspana, gobernado por el hermano de su patrón.

En la Secretaría de la Hacienda Pública, Mario di Costanzo, asesor económico de la diputación federal del PRD en distintas legislaturas, y hasta hace unos días un fantasma desempleado y reincorporado a la nómina de la Cámara por Convergencia.

En la Secretaría de Desarrollo Económico y Ecología, Luis Linares, ex funcionario de las secretarías de Programación y Presupuesto, Comercio e ISSSTE; además acompañará a López Obrador en la Secretaría de Patrimonio Nacional, Claudia Sheinbaum. Ella fungió como secretaria de Medio Ambiente, cargo que desempeño ocultando los manejos de dinero de los segundos pisos y el metrobus.

En la Secretaría de Trabajo, la contralora del GDF desde el año 2000, Bertha Elena Luján, cuya misión será empujar una reforma laboral integral; en la Secretaría para el Estado de Bienestar, Martha Elvia Pérez Bejarano, quien se desempeña como secretaria de Desarrollo Social del GDF, ex secretaria de Desarrollo Social que se vio forzada a renunciar al ser descubierta en apoyo a la campaña del Peje como funcionaria pública.

En la Secretaría de Educación, Ciencia y Tecnología, Raquel Sosa, quien fuera secretaria de Desarrollo Social y de Cultura del GDF y fuera despedida por López Obrador de Desarrollo Social para darle su lugar a Marcelo Ebrard, cuando éste fue destituido por Vicente Fox de la Secretaría de Seguridad por inepto; en la Secretaría de Sector Salud, Asa Cristina Laurell, y en la Secretaría de Asentamientos Humanos, estará Laura Itzel Castillo.

Además de seis hombres y seis mujeres, que incorporó a su gabinete a cinco seguidores perredistas, entre ellos La escritora Elena Poniatowska, Rogelio Ramírez de la O, Federico Arreola, Ignacio Marván y José María Pérez Gay que fungirán como sus consejeros.

¿Me pregunto en que puestos importantes van a quedar, los mercenarios políticos desempleados como Manuel Camacho, Porfirio Muños Ledo, y otras sabandijas como Noroña, Cota, Batres, Bejarano, Padierna, Imaz, Ortega?

¿Me pregunto de que presupuesto van a vivir el gobierno de Pejelandia? ¿De cuanto van a ser los sueldos que van a ganar los flamantes ministros? ¿O van argumentar que son puestos honorarios sin goce de sueldo?.

Hace unos dias salió en la Gaceta Oficial del Distrito Federal, el diario de gobierno capitalino, en donde reconoce el bando solemne que declara a Calderón como presidente electo. Entonces ahora Alejandro Encinas y todos los funcionarios lopezobradoristas en el GDF deberían de renunciar a sus cargos para refundar el gobierno capitalino “legítimo de AMLO” pero fuera de las únicas instituciones que reconoce la república.

Por lo tanto Amlo nos muestra una realidad política absurda e incongruente, su rebelión contra las instituciones, su gabinetazo fantasma y su próxima autoproclamación de Presidente legitimo, queda ya como una vulgar farsa política que no tiene mas congruencia ni validez alguna, únicamente para los resentidos políticos que no supieron perder.
Por Raul Lozano. Punto Politico.

viernes, 3 de noviembre de 2006

El Peje Pelele

Su partido de ratas al descubierto (PRD)
hacen sus preparativos para su próxima
“entronización real y legítima de su republica de Pejelandia”
Como Presidente Legítimo Pelele. Patético.


López Obrador, y ese “gallo ahora lo convirtieron en plumero”

En días pasados López Obrador aprovecho para dar uno de sus pronunciamientos en el hemiciclo a Juárez en apoyo de los manifestantes de Oaxaca los de la (APPO), lo dejaron hablar ante unos cuantos lopistas y perredistas, pero a la mitad del discurso lo ignoraron y después iniciaron su marcha que tenían anunciada, esa acción marco la ruptura entre AMLO y la APPO, quedando como otra derrota mas, ahí quedo, como un vulgar Pelele ante la APPO.

Se le acabo el poder de convocatoria, así de simple, no hay más. No hay mas ideas. No hay más proposiciones. Solamente confrontamientos políticos en contra de las leyes y el estado.

López Obrador apareció en el D.F. después de las elecciones de Tabasco con una imagen ya desgastada, de perdedor, el ha perdido credibilidad y popularidad ante sus seguidores, escuchamos sus arrebatos y complots por años, contra el innombrable de Salinas, después fue el Traidor de Fox, y al final el espurio de Felipe Calderón. Sólo le quedo el rencor social de quien perdió.

A todo esto el PRD sigue sin entender que AMLO los esta llevando al desfiladero político, por sus locuras, AMLO tiene que definir su camino, las instituciones o la insurrección callejera, el ya nada tiene que ofrecer a sus seguidores, mas que puestos de un gabinete imaginario, después del fracaso de Tabasco al perder las elecciones y ahora con el desaire de la APPO, su derrota política se hace patente, para llorar. El PRD debe decidir si sigue a su Peje Pelele por la vía de la confrontación, el asalto al poder y la anulación de los procesos institucionales o decide alinearse como partido político dispuesto a las reformas por las vías legales.

Y en Oaxaca los APPO y los de la 22 Su movimiento ya se convirtió en guerrilla urbana, un grupo de choque, una comuna revolucionaria, anarquista y sobre todo fascista y represiva.
Con una ideología de izquierda fascista radical, su juego por ahora es el mismo que AMLO utiliza, hablar en nombre de una democracia que nunca han demostrado y para después instalar un sistema de toma de decisiones autoritarias y antidemocráticas. Como lo hizo en el zócalo.

En mi opinión no entiendo como quieren llegar a un dialogo los de la APPO y los de la 22 con el gobierno, con sus demandas, que son por demás absurdas y sediciosas, ellos piden la renuncia del gobernador Ulises Ruiz, como una de las soluciones al conflicto, pero si esto se diera como solución, el gobierno federal sentaría un precedente para que el día de mañana en otras entidades hicieran lo mismo, un puñado de revolucionarios quitarían a sus gobernantes a su antojo, al fin ya saben el camino. Y esto seria un grave error, un gravísimo error de gobernabilidad social y político, el costo a pagar seria muy alto con las consecuencias que esto podría acarrear. Con riesgo de encender una mecha explosiva para todos los estados.

En Oaxaca los de la APPO y los de la 22 con lema de que son pacíficos, mas de cien millones de pesos en pérdidas.

Han destruido y tomado por asalto radiodifusoras.
Han saqueado oficinas ocupadas, y destruidos equipos de trabajo.
Han quemado camiones de transporte urbano de permisionarios y vehículos oficiales.
Han implantado estado de sitio a las diez de la noche.
Barricadas en el centro y toda la ciudad.
Violación de los derechos ciudadanos.
Roban a los ciudadanos al cruzar barricadas.
Cobros de impuestos revolucionarios.
Ataques contra bancos y empresas privadas porque representan el cochino capitalismo.
Venta de protección a los ciudadanos y comercio.
Llamados a la insurrección revolucionaria.
Persecución de ciudadanos de diferente partido político.
Agresión a funcionarios de gobierno y periodistas.
Y por supuesto les valió madres el año escolar a estos maestros.

La PFP llegó a Oaxaca a poner el orden en la anarquía revolucionaria que tenían los de la APPO y la 22 de los maestros, para ellos el concepto de autoridad es que todo es político y nada entienden como una relación gobierno y gobernados.
El uso de la fuerza pública no se ejerce como una petición ciudadana, si no como un recurso para establecer la ley y el orden que privan en este caso en la ciudad de Oaxaca. Esta acción estaba más que justificada y necesaria desde hace meses,
Pero los juegos políticos y el tiempo de elecciones fueron los factores principales para la no actuación y solución al conflicto de Oaxaca, Una total anarquía propiciada.
Los medios critican las acciones de la PFP en Oaxaca y la califican de represión.

Mientras AMLO y su partido de ratas al descubierto (PRD), hacen sus preparativos para su próxima “entronización real y legítima de su republica de Pejelandia”. Como Presidente Legítimo Pelele. Patético.

Por Raúl Lozano. Punto Político.