martes, 28 de octubre de 2008

AMLO: una copia de sí mismo + “Adelitas se fueron con otros”

La estrategia lopezobradorista estaba bien diseñada: senadores perredistas debían de pasar clandestinamente a diputados perredistas al recinto alterno del Senado para reventar la sesión de aprobación de los dictámenes energéticos. Y López Obrador cantaría victoria.
Sólo que no contaron con la presencia de Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública federal, quien estaba enterado de la maniobra. Por eso selló el recinto e impidió la jugada de López Obrador, a pesar de la violencia provocadora de los senadores perredistas radicales.
No se trataba de una estrategia nueva. Fue calcada de la lucha de 1997 cuando López Obrador cerró los accesos a pozos petroleros en Tabasco para exigir a Pemex indemnización a campesinos. Con diputados perredistas como escudos humanos, dirigentes lopezobradoristas ingresaron a la torre de Pemex para interrumpir una conferencia de prensa.
Ante la resistencia de enclenques guardias de seguridad, diputados perredistas --Alejandro Encinas, entre ellos-- gritaron “represión” cuando no pudieron impedir la conferencia.
Ahora ocurre lo mismo. La senadora Layda Sansores, ex priísta e hija de uno de los presidentes del PRI marcados por la disciplina y la sumisión más deleznable, acusa al secretario de Seguridad Pública de violencia cuando ella y otras buscaron precisamente el jaloneo. Sansores es de las legisladoras de dos caras: usa la institucionalidad para acusar pero se dedica a dinamitar las instituciones junto con López Obrador.
Los incidentes en el Senado y seguramente esta semana en la Cámara de Diputados forman parte de la impotencia política de López Obrador: carece de razones y por eso utiliza la fuerza, no tiene la base política para construir un consenso, lo miran con desconfianza y por eso no puede armar alguna mayoría legislativa y ya provocó la fractura política en el PRD con su intransigencia.
Lo que viene es lo ya conocido: no una táctica política en función de alguna propuesta, sino la agitación social para mantener unido a una menguada base social que fracasó en la movilización y la resistencia. Como en diciembre del 2000 quiso impedir la toma de posesión de Felipe Calderón para meter al país en una crisis constitucional porque se negó a aceptar la derrota, ahora López Obrador buscó impedir la aprobación de los dictámenes de la reforma energética que ya habían avalado legisladores del PRD.
Como en el 2006, López Obrador se sacó hoy de la chistera doce palabras ya incluidas en los dictámenes, como lo reiteró de muchas maneras el senador perredista Carlos Navarrete. En el 2006 propuso el recuento voto por voto y casilla por casilla, a sabiendas de que era imposible cumplir. Hoy pone las doce palabras como condición de condiciones, a sabiendas de que ya no es posible porque los dictámenes están terminados y cualquier modificación tendría que reiniciar el proceso de negociación.
Como en el 2004, López Obrador tratará hoy de mantener su menguada base social de movilización, pero ante la evidencia de que, como en la canción, “las adelitas se fueron con otros” y no aparecieron en las movilizaciones violentas, pese a todo el dinero gastado en sus clases y entrenamiento. Lo más que pudieron hacer es aplicar la técnica Noroña de impedir el avance autobuses, pero sin ninguna idea de lo que es una movilización social organizada. Como en todas sus movilizaciones, López Obrador condiciona un objetivo a cambio de detener toda la protesta. En 1997 negoció la desmovilización a cambio de la cancelación de órdenes de aprehensión contra dirigentes radicales.

En el 2004, dijo que pararía la movilización si cancelaban el proceso de desafuero, aunque sin reconocer que el expediente tenía bases legales. En el 2006, dijo que detendría la protesta si aceptaban el voto por voto. Hoy dice que cancelaría la resistencia si lo dejan hablar en la cámara de diputados pero sin ser diputado.
En fondo se localiza la sicología del niño mimado: imponer condiciones a todo, si la leche está caliente, tibia o fría.
Pero también se oculta la parte fundamental de su propuesta petrolera: el perfil político de sus asesores y operadores. Todos los responsables de la lucha de López Obrador vienen del grupo político de Carlos Salinas de Gortari: Rolando Cordera fue ideólogo del proyecto neoliberal de Salinas, Carlos Tello Macías fue uno de los embajadores consentidos de Salinas, Manuel Camacho Solís es el responsable ideológico, político, moral e histórico del salinismo y operó el fraude electoral de 1988 junto con Manuel Bartlett Díaz, hoy también asesor energético de López Obrador, José María Pérez Hay fue el intelectual consentido de Salinas y Dante Delgado funcionó como el principal colaborador de Fernando Gutiérrez Barrios, el responsable de la policía política en los años de la represión y también salinista de corazón.
Lo que viene es el traslado de la lucha petrolera de los espacios legislativos a la calle, aunque con un tema de difícil comprensión para la sociedad. Pero en el fondo se encuentra el asunto político central: el país va a ajustarse al método democrático de las instituciones o va a someterse a los caprichos de un agitador social que quiere negociar en las calles y a mano alzada para imponer su santa voluntad.
Por Carlos Ramírez.
Post RLB Punto Politico.

Ahora, robarse las pensiones es “de izquierda”

No faltan voceros oficiosos de la presunta “izquierda” mexicana que elogian el multimillonario robo que ha efectuado el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner a los trabajadores argentinos, e insinúan que una salvajada similar sería bueno que se promoviese en México. Todo ello con el estilo habitual: recurriendo impunemente a las mentiras más burdas.

La expropiación de los fondos de pensiones de los trabajadores argentinos impulsada por el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner no es más que otra trágica muestra de la criminal afición que han mostrado los gobiernos de ese país a robarse los ahorros de las personas.

Esto lo sabe cualquier persona medianamente enterada. Los fondos NO son propiedad de las administradoras privadas de las pensiones sino de cada trabajador en lo individual. Es a ellos, a los dueños de las pensiones, a quienes despoja el gobierno Kirchner en su versión femenina (que, no sin razón, se dice que es la continuación del demagógico gobierno de Néstor con la careta, eso sí más maquillada, de su cónyuge), no a los bancos o a los intermediarios financieros.

Pobre Argentina.

Lo que aterroriza es que en México no falten “santones” del periodismo –laureados, homenajeados y beatificados por la progresía local- como Miguel Ángel Granados Chapa, que manifiesten abierta simpatía por tal despojo, al tiempo que insinúan sibilinamente que un robo semejante sería deseable que se verificase en México.

Para promover tal desatino todo parece válido, incluidas las mentiras mondas y lirondas, como la de afirmar –con pasmosa impunidad- que los ahorros de los trabajadores en las Afores registran “pérdidas”, “mermas” o “menoscabos”. Eso es totalmente falso como puede comprobar quien consulte los rendimientos de los últimos 36 meses, netos de comisiones, de todas y cada una de las Sociedades de Inversión o “Siefores” donde están en México dichos recursos (cifras al 30 de septiembre de 2008). Todas, absolutamente todas ellas, registran rendimientos, netos de comisiones, positivos. Son 90 sociedades de inversión, 18 opciones a elegir para cada uno de los cinco rangos de edad posibles.
Para el rango de edad del propio Granados –en caso de que fuese un simple asalariado-, por ejemplo: mayores de 56 años, los rendimientos –netos de comisiones, insisto-, van desde el significativo 4.83% de Ahorra Ahora hasta un nada despreciable 8.40% de Scotia.

Por Ricardo Medina.

Post RLB Punto Politico.

¡A pagar lo regalado!

Ni Mises ni Marx ni Keynes ni Smith ni el economista más desbocado se imaginaron jamás el nivel de chifladura a que habría de conducir al mundo la demencia e imprudencia e irresponsabilidad de Alan Greenspan (el peor de todos), seguido de cerca por George Bush, Hank Paulson o cualquier yuppie de alguna correduría de Wall Street.
Ludwig von Mises (1881-1973), austriaco, demostró varias cosas durante su fructífera vida. No sólo hizo el mejor análisis de por qué el socialismo era imposible, por mejor intencionado que fuese: imposible. Lo dijo desde 1920, ni siquiera tres años después de que Lenin llegara al poder en Rusia.

¿Razón? Un comité de planeación o un sistema socialista no pueden conocer los precios naturales que se forman en los mercados a través de la infinita cantidad de transacciones que ocurren en un mercado no intervenido. Un grupo socialista de arcángeles que busque el mayor beneficio humano posible no tiene la información que sólo un mercado libre puede dar mediante unos indicadores: los precios, imposibles si los propios arcángeles definen cuáles son —según ellos— los precios justos. El socialismo no puede funcionar tan bien como una economía de libre mercado, donde los precios indican realidades construidas por millones de decisiones particulares cada día.

Aún antes —1912— Mises había identificado al gran causante de las crisis económicas (no fue el único pero lo explicó mejor que nadie antes). Causa las crisis el crédito excesivo; el incremento de dinero por decreto, y que alguien pone a circular a precios controlados, artificialmente bajos o caros (tasas de interés forzadas).

¿Para qué? Para acelerar la economía y hacer lo que de otro modo no se podría; para aumentar los niveles de poder; hacer cosas de las que dan prestigio (y votos) a los políticos, inventores de la noción de que es muy importante y conveniente la rectoría estatal sobre la economía. La rectoría de ellos sobre nuestra actividad: el estado son ellos, aquí y en cualquier tiempo y lugar.

Si el crédito es más barato que la inflación, la gente (que razona según lo que ve y tiene a la mano, y busca lo que le conviene) se endeuda y toma decisiones imprudentes. Algunos aprovechan el dinero barato y se enriquecen, pero eventualmente la fiesta se acaba y las fantasías se estrellan contra la realidad, para ruina de la mayoría.

Los gobiernos también se endeudan y caen en su propio garlito, pero con dos diferencias sobre los arruinados particulares: los gobiernos son muy, muy grandes, y comprometen dinero que no es suyo.

El peor gobierno, el más irresponsable y bananero de todos, es el de Estados Unidos. Su gobierno estaba endeudado en 3 billones hace 18 años; en 2000 llegó a 5.75 y hoy está en 10.5, más los centuplillones que se acumulen de aquí a que termine de escribir este texto. Ni Mises ni Marx ni Keynes ni Smith ni el economista más desbocado se imaginaron jamás el nivel de chifladura a que habría de conducir al mundo la demencia e imprudencia e irresponsabilidad de Alan Greenspan (el peor de todos), seguido de cerca por George Bush, Hank Paulson o cualquier yuppie de alguna correduría de Wall Street.

Inventaron instrumentos novedosos para darle la vuelta a todas las fuerzas naturales y eternizar los engaños: entre ellos los famosos derivados (¿quién los entiende?) que permiten renegociar y “proteger” las deudas de manera que nunca se acabe la cadenita. Con sus derivatives y demás marrullerías financieras que nadie comprende han sobrevenido quebrantos en empresas y gobiernos, y hasta una devaluación mexicana que nadie esperaba. Todo por el infundado juicio de que el dinero será barato siempre, y de que quien toma crédito a largo plazo podrá sostener un nivel de vida insostenible sin pagar nunca sus deudas porque siempre habrá un instrumento que difiere el fatal llamado a cuentas.

Pasa siempre; las pirámides nunca se derrumban sino hasta que se derrumban: en 1637, en Holanda, un tulipán costaba más que una casa.

Hace casi un siglo, Mises proveyó la cura para evitar las crisis y los ciclos. Había demostrado que las depresiones provienen de la explosión del crédito, que inducen a tomar malas decisiones, hacer tonterías, gastar torpemente y no ahorrar. Pocos lo atendieron, entre otras cosas porque John Maynard Keynes resultó ser políticamente más correcto cuando un presidente interventor apellidado Roosevelt empezó a construir un gran estado gastalón. Siempre es sexy un gobierno manirroto como el de López Portillo, Chávez o Roosevelt, no uno que restrinja el dinero para dar solidez a la economía y tragarse una medicina amarga. (Zedillo hizo eso en México en 1995 y poco después el país se enderezó.)

Para combatir esta indispensable recesión proveniente de un crédito desbocado, hay que evitar soltar nuevamente dinerales a la economía. Eso sabe bien al principio, pero el oxígeno se convierte en veneno cuando eterniza la crisis. Los bomberos no usan gasolina para apagar incendios. (La depresión iniciada en 1929 se acabó una década después, hasta que vino la Segunda Guerra).

¿Qué hacer ahora? ¿Qué vendrá? Una época dificilísima, que narraremos a los nietos. A nivel microchirris (individual), pagar deudas, gastar lo mínimo, cuidar la chamba e invertir en bienes sólidos, como onzas de plata (que por cierto, van a empezar a escasear, cortesía del Banco de México).

A nivel global, el centro de gravedad se deslizará hacia la economía amarilla: China, India, Singapur, Surcorea, Vietnam. Allí están los mayores compradores de bonos del tesoro, que agarran al gobierno de Estados Unidos de alguna parte sensible de su cuerpo al financiar su bestial déficit (ver cómo crece en http://www.brillig.com/debt_clock/ a algo así como $43,000 por segundo).

Otra “solución” —acaso inevitable— para este tsunami podría ser una guerra. ¿Quién tiene el mayor ejército del mundo? Estados Unidos no puede permitir que se pierda su sistema de pagos, so pena de regresar a la época cavernaria. Esa gran potencia militar actuará a lo Pinochet: con decisiones salvajes.

Una sería de plano acabar con su moneda, el dólar. Jamás, but of course, yéndose a lo que Mises prefería —el oro— o lo que México tiene a la mano —la plata— sino a algo infinitamente peor aún que el dólar: una moneda norteamericana que algunos han dado en llamar “amero”, moneda norteamericana. ¿Será?

Por Fernando Amerlinck
Post RLB Punto Politico.

La reforma repudiada

El propósito de la reforma petrolera era promover una mayor inversión en la industria petrolera, en un momento en que las exportaciones se desploman y las importaciones crecen. La reforma aprobada, que refleja en buena medida las posiciones del PRD, simplemente no podrá conseguir este objetivo. Y lo peor de todo es que López Obrador se opone a la reforma que él mismo forjó en buena medida.Enfrentamientos vervales en la camara de diputados por la reforma de Pemex
Realmente es un absurdo. Andrés Manuel López Obrador obtuvo virtualmente todo lo que quería en la discusión en el Senado sobre la propuesta de reforma petrolera presentada por el presidente Felipe Calderón.
Los representantes del PRD en el Senado negociaron con mucho cuidado, consultando siempre con López Obrador, para que éste estuviera satisfecho con lo negociado.
Los lopezobradoristas, incluso, se reunieron a festejar su triunfo ante la propuesta de Calderón. Pero, aun así, estos mismos lopezobradoristas trataron con violencia de bloquear el voto en el Senado y han anunciado que continuarán sus movilizaciones mientras las propuestas se discuten y se votan en la Cámara de Diputados.

¿Qué pasó? ¿Están tan acostumbrados los lopezobradoristas a protestar que protestan incluso sus triunfos? O quizá todo es parte de un compló de López Obrador, que sabe que puede influir sobre la agenda nacional y hacer que sólo se aprueben las iniciativas como él las quiere, sólo para después protestar y seguir manteniendo la lealtad de los grupos más radicales de la izquierda mexicana.

El problema es que López Obrador le está haciendo un daño enorme a su propio partido, al PRD, y también a los demás partidos de izquierda. El PRD, que se convirtió en el segundo partido de la Cámara de Diputados y estuvo a punto de ganar la presidencia en 2006, se ha desplomado en las encuestas.
Según el último sondeo de Consulta Motofsky, el PRD quedaría relegado a un lejano tercer lugar en caso de que las elecciones legislativas se llevaran a cabo ahora.
Pero lo más preocupante es que el PRD ha reemplazado al PRI como el partido con mayor rechazo.
Los votantes que dicen que nunca votarían por el PRD han pasado de 22.5 por ciento en agosto de 2004 a 46.7 por ciento en septiembre de 2008, en tanto que el rechazo al PRI pasó de 40.7 por ciento en septiembre del 2006 a 24.7 por ciento en septiembre de 2008.

Esta situación debería preocupar no sólo a los perredistas sino al país. La experiencia nos dice que es más difícil revertir un rechazo que una preferencia. A menos de que ocurra algún milagro, el PRD se verá profundamente disminuido en las elecciones legislativas del 2009. Y eso no es bueno para un país como el nuestro, que necesita un partido de izquierda sólido que impida que los grupos violentos se nutran ante la falta de opciones democráticas.

Lo peor de todo es que el esfuerzo del PRI y del PAN por buscar el apoyo del PRD hizo que se debilitara tanto la iniciativa petrolera que difícilmente ésta permitirá una mayor inversión en la industria. El paquete aprobado por el Senado descarta la inversión privada en refinación, transporte y almacenamiento, y además prohíbe los contratos con incentivos o en especie. Le deja, además, cinco lugares en el consejo de administración a un corrupto sindicato. Es verdad que la reforma permitirá que Pemex conserve más dinero del que produce, pero no resuelve el problema de cómo el gobierno reemplazará los recursos que ha venido recibiendo de la paraestatal. Habría que hacer para ello otra reforma fiscal, pero ahora sí en serio.

Por Sergio Sarmiento.
Post RLB Punto Politico.

Kirchner, asalto a mano armada

El gobierno de Cristina Kirchner acaba de asaltar a mano armada a los argentinos, al confiscar las jubilaciones privadas por un valor de 30 mil millones de dólares e incorporar esos fondos a las arcas estatales. Es un asalto a mano armada porque el aparato estatal está respaldado por la fuerza de las armas, razón por la que los ciudadanos no pueden resistirse tamaño abuso, a menos que recurran al derecho a la legítima defensa, en la tradición de Buchanan-Sidney-Locke, al que recurrió Argentina en 1810 para liberarnos del yugo español.

Pero, como decía Juan Bautista Alberdi, dejamos de ser colonos de España para serlo de nuestros propios gobiernos.
Este manotazo viene a continuación de otros, como la reiterada confiscación de los depósitos: primero por Menem, luego por De la Rua y finalmente por Duhalde.
Decir “finalmente” es una expresión de deseos, ya que el ataque de los gobiernos a los ciudadanos está a la orden del día.
Pero este nuevo manotazo es peor que los anteriores porque antes entregaron a los depositantes confiscados promesas de pago futuro, en papeles de la deuda emitidas por los asaltantes, como si un ladrón entregara pagarés a sus víctimas.
Esto da por tierra con los últimos vestigios del Estado de Derecho en Argentina y a partir de ahora cualquier propiedad está en manos de la arbitrariedad del soberano. Así lo anticipaba Alberdi, padre de la Constitución argentina, quien en 1854 escribió: “Después de ser máquinas del fisco español, hemos pasado a serlo del fisco nacional: he ahí toda la diferencia. Después de ser colonos de España lo hemos sido de nuestros gobiernos patrios; siempre estado fiscales, siempre máquinas serviles de rentas que jamás llegan porque la miseria y el atraso nada pueden redituar”.
Lamentablemente, con esto el gobierno de Cristina Kirchner se inscribe en la línea del Socialismo del siglo XXI de sus admirados Chávez, Ortega, Correa y Morales. Una cachetada feroz a la democracia y un paso firme al autoritarismo más cavernario.
Nada queda de los principios democráticos tan bien expuestos por autores a través de la historia, desde Cicerón hasta Sartori.
Retornamos así a la negación del sistema, ilustrada por las tramposas ecuaciones sobre votaciones escritas por Juan González Calderón, en su tratado de derecho constitucional: 50% más 1% = 100% y 50% menos 1% = 0%.
Estos acontecimientos brindan la oportunidad de tomar distancia, despejar telarañas mentales, pensar, discutir y escudriñar propuestas fértiles, como las presentadas por autores de la talla de Anthony de Jasay, y no seguir empecinados en utopías, cuyos incentivos naturales conducen sistemáticamente al abuso del poder.
Post RLB Punto Politico.

lunes, 27 de octubre de 2008

AMLO, como niño caprichudo + ¿Quousque tandem abutere?

Es inútil.
Es completamente inútil cualquier esfuerzo de razonamiento político sobre las conductas políticas de Andrés Manuel López Obrador. No hay coherencia, no existe un proyecto político. Se trata de fabricar un conflicto violento para capitalización personal de un caudillismo.

López Obrador es un agitador, no un político demócrata.

La debilidad política del presidente Calderón y el juego priísta de proteger sus propiedades llevó a una reforma energética insuficiente, basada no en la defensa de los intereses nacionales sino en mantener la hegemonía del gobierno sobre el sector energético, pero sin redefinir el papel del Estado en el desarrollo.
Al final, los escenarios de ayer demostraron que López Obrador le apostó al maximalismo tradicional de la izquierda, al todo o nada. Pero en el fondo no había un sentido de defensa de los intereses nacionales sino una estrategia de confrontar al gobierno de Calderón. El objetivo último de López Obrador fue el de impedir cualquier tipo de reforma. Es decir, la confrontación política de López Obrador no fue contra la reforma sino contra el presidente de la república.
De todos modos, la conducta política del tabasqueño quedó disminuida por la decisión de la bancada del PRD en el Senado de obedecer al método democrático minoría/mayoría. Ahí reventó la estrategia de ruptura de López Obrador y quedó aislado en la calle.

López Obrador demostró la política como capricho. Sólo él decide, sólo él define. No acepta razones. Hay una categoría política que se le puede aplicar. La usó en 1939 José Ortega y Gasset en su vital ensayo La rebelión de las masas para definir al hombre-masa: la sicología del niño caprichudo, del que no conoce sus propios límites.
El texto de Ortega es ejemplar:
Esto nos lleva a apuntar en el diagrama psicológico del hombre-masa actual dos primeros rasgos: la libre expansión de sus deseos vitales --por lo tanto, de su persona-- y la radical ingratitud hacia cuanto ha hecho posible la facilidad de su existencia.
Uno y otro rasgo componen la conocida psicología del niño mimado. Y en efecto, no erraría quien utilice ésta como una cuadrícula para mirar a su través el alma de las masas actuales.
Heredero de un pasado larguísimo y genial --genial de inspiraciones y de esfuerzos--, el nuevo vulgo ha sido mimado por el mundo en torno. Mimar es no limitar los deseos, dar la impresión a un ser de que todo le está permitido y a nada está obligado. La criatura sometida a este régimen no tiene la experiencia de sus propios confines.
A fuerza de evitarle toda presión en derredor, todo choque con otros seres, llega a creer efectivamente que sólo él existe, y se acostumbra a no contar con los demás, sobre todo a no contar con nadie como superior a él.
Esta sensación de la superioridad ajena sólo podía proporcionársela quien, más fuerte que él, le hubiese obligado a renunciar a un deseo, a reducirse, a contenerse. Así habría aprendido esta esencial disciplina: “Ahí concluyo yo y empieza otro que puede más que yo. En el mundo, por lo visto, hay dos: yo y otro superior a mí.” Al hombre medio de otras épocas le enseñaba cotidianamente su mundo esta elemental sabiduría, porque era un mundo tan toscamente organizado, que las catástrofes eran frecuentes y no había en él nada seguro, abundante ni estable. Pero las nuevas masas se encuentran con un paisaje lleno de posibilidades y, además, seguro, y todo ello presto, a su disposición, sin depender de su previo esfuerzo, como hallamos el sol en lo alto sin que nosotros lo hayamos subido al hombro.
Ningún ser humano agradece a otro el aire que respira, porque el aire no ha sido fabricado por nadie: pertenece al conjunto de lo que «está ahí», de lo que decimos «es natural», porque no falta. Estas masas mimadas son lo bastante poco inteligentes para creer que esa organización material y social, puesta a su disposición como el aire, es de su mismo origen, ya que tampoco falla, al parecer, y es casi tan perfecta como la natural.
Mi tesis es, pues, esta: la perfección misma con que el siglo XIX ha dado una organización a ciertos órdenes de la vida, es origen de que las masas beneficiarias no la consideren como organización, sino como naturaleza. Así se explica y define el absurdo estado de ánimo que esas masas revelan: no les preocupa más que su bienestar, y, al mismo tiempo, son insolidarias de las causas de ese bienestar.
Como no ven en las ventajas de la civilización un invento y construcción prodigiosos, que sólo con grandes esfuerzos y cautelas se pueden sostener, creen que su papel se reduce a exigirlas perentoriamente, cual si fuesen derechos nativos. En los motines que la escasez provoca suelen las masas populares buscar pan, y el medio que emplean suele ser destruir las panaderías. Esto puede servir como símbolo del comportamiento que, en más vastas y sutiles proporciones, usan las masas actuales frente a la civilización que las nutre.”

Por Carlos Ramirez.

Post RLB Punto Politico.

sábado, 25 de octubre de 2008

Ganó el PRI de AMLO-CSG + Reforma legitima a Calderón

Si se busca saber quién realmente salió ganando en toda la negociación de la reforma energética, un solo nombre salta a la vista: Carlos Salinas de Gortari. Los principales operadores de López Obrador para evitar cualquier reforma en Pemex son salinistas.

El vocero del grupo de “intelectuales y especialistas” de López Obrador y del Frente AMLO es Rolando Cordera, en cuyas oscilaciones ideológicas se retrata a la perfección la confusión ideológica del lopezobradorismo: Cordera salió de la izquierda universitaria, luego pasó a la izquierda socialista para combatir el neoliberalismo de De la Madrid y Salinas, regresó al centrismo académico, escribió en 1989 un libro --Las decisiones del poder-- para reconocer el fin del Estado, trabajó para Carlos Salinas en Pronasol y --peor-- fue el comentarista oficial en la TV del gobierno para explicar la ideología de Salinas en sus viajes internacionales y ahora regresó al Estado.
El grupo de asesores intelectuales de López Obrador está conformado por priístas y casi todos salinistas. Jorge Eduardo Navarrete trabajó para Salinas, Zedillo y Fox promoviendo en el exterior la ideología del gobierno en turno; peor aún, Navarrete fue subsecretario de Energía en el zedillismo, cuando se consolidó la privatización de la petroquímica y nunca, pero nunca, se opuso a esa decisión; y en ese tiempo el secretario de Energía fue nada menos que Jesús Reyes Heroles González Garza, actual director de Pemex y continuador de su política energética en 1995-1997. Hoy Navarrete, en un giro de trapecista político, aparece en el lado contrario del que militó sumisamente en el pasado neoliberal.
Otros miembros del comité de intelectuales del Frente AMLO no pueden ocultar su pasado conservador: Ifigenia Martínez militó en el PRI y Carlos Tello Macías fue embajador de Carlos Salinas en Moscú y un confidente de la transición soviética. Y entre los apoyadores de este grupo apareció nada menos que Manuel Bartlett Díaz, uno de los operadores de varios fraudes electorales contra la democracia y ciertamente el que manejó el fraude de 1988 contra Cuauhtémoc Cárdenas para imponer en Los Pinos a Carlos Salinas; a Bartlett le salió hoy lo nacionalista que supo muy bien esconder en el pasado para escalar sumisamente posiciones de partido con los gobiernos neoliberales. Fue nada menos que Joseph-Marie Córdoba Montoya quien impuso a Bartlett como gobernador de Puebla, en pago al fraude de 1988. Hoy Bartlett es de los principales asesores de López Obrador.
Si la reforma pactada fue una victoria para los priístas-salinistas que hoy rodean a López Obrador --y ahí juega un papel clave el arquitecto del salinismo, Manuel Camacho, duro defensor de la privatización del Estado--, al final se convirtió en una derrota para López Obrador. Mal que bien, con todo y sus limitaciones, la reforma energética negociada en el congreso a iniciativa de Calderón se convirtió en el principal factor de legitimación política del presidente de la república. Calderón logró sentar a negociar al PRD y éste, por la vía de los hechos, reconoció la personalidad jurídica, legal y legítima de Calderón como jefe del ejecutivo federal.
Al aceptar la reforma pactada, el gobierno para-lelo de López Obrador llegó a su fin y asumió su condición de grupo de choque o grupo de presión. Pero la reforma fortaleció a Calderón como presidente constitucional de México, gracias a López Obrador.
Las limitaciones de la reforma, por lo demás, mostraron la vigencia del dinosaurio priísta: la alianza de lopezobradoristas-salinistas con priístas de la vieja guardia impidieron una reforma en serio al sector energético y mantuvieron la vigencia del Estado priísta en el sector. Por eso PRI y PRD frenaron cualquier reorganización de las relaciones laborales, con lo cual priístas y lopezobradoristas avalaron la organización sindical priísta de Carlos Romero Deschamps, definida por Carlos Salinas en enero de 1989 con la destitución y encarcelamiento de Joaquín Hernández Galicia La Quina. El sindicalismo salinista en Pemex fue avalado por López Obrador y el PRI.
Lo contradictorio de la reforma energética es que fortalece la presencia del Estado en el sector pero con un gobierno promotor de la iniciativa privada. Por tanto, la oposición sumó su minoría para rebasar al PAN, con lo que dejó claro que el método democrático carece de flexibilidad. Al final, PAN y PRD buscaron defender la vigencia del Estado priísta, el mismo que provocó las crisis de 1973 a 2000 y que dejó una estela de inflación, devaluaciones y sobre todo pobreza por los programas de ajuste impuestos por el FMI y acatados por los gobiernos priístas.
Lo que queda al final es la certeza de que los salinistas que privatizaron el Estado ahora regresan con el disfraz de estatistas para restaurar el viejo Estado priísta que fue pervertido para llevar al país a las cifras actuales de concentración de la riqueza. Ahora esos salinistas han dado actos de fe lopezobradoristas, pero en el fondo siguen siendo priístas. Ahí está el caso del vocero de los “intelectuales y especialistas” del Frente AMLO, Rolando Cordera, uno de los responsables ideológicos del salinismo, y del ideólogo de López Obrador, Manuel Camacho, sin duda el padre del proyecto salinista.
Así que López Obrador tuvo que apoyarse en los cuadros de Salinas de Gortari para frenar la reforma energética.
Por Carlos Ramirez.
Post RLB Punto Politico.

martes, 21 de octubre de 2008

Al diablo con las instituciones + De narco a AMLO por ruptura

Justo cuando el método democrático ha comenzado a funcionar en el Senado para sacar una reforma energética pactada entre todas las fuerzas políticas, Andrés Manuel López Obrador prepara a sus huestes para tomar por asalto la ciudad de México si el congreso aprueba cualquier dictamen.

No se trata de una mera protesta, agitada pero sometida a los lineamientos de la estabilidad. En realidad, López Obrador prepara una verdadera insurrección para evitar la funcionalidad del sistema político. Y lo hace en función de su fuerza como caudillo de grupos radicales dispuestos a cumplir la instrucción de Porfirio Muñoz Ledo de “reventar el sistema político”.
En las calles no existe una disputa política sino una lucha por el poder: desde el narcotráfico y la delincuencia, hasta los maestros disidentes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, pasando por perredistas que aún se niegan a reconocer la legitimidad del presidente de la república, todos ellos tienen el objetivo de romper la estabilidad social y política.
Y en todos los casos, se trata de una subversión de la minoría. López Obrador tiene el derecho de interpretar las reformas energéticas en debate, pero está obligado a someterse a las reglas democráticas. Pero desde su muy notoria minoría quiere imponer sus decisiones a la mayoría. La corriente lopezobradorista representa menos del 10% de la política nacional, toda vez que el PRD mantiene un 12% como partido.
La protesta de López Obrador y aliados se localiza en el escenario de su definición política de mandar “al diablo” a las instituciones:
1.- Los partidos representados legal y electoralmente en el Senado se han reunido para negociar un dictamen que pase por la aprobación de todas las fuerzas políticas, incluyendo el PRD. Pero López Obrador y seguidores han amenazado con tomar por asalto la ciudad si las mayorías asumen decisiones que contradigan los principios políticos del propio López Obrador. Desde una minoría, López Obrador ha construido una dictadura para gobernar por la fuerza.
2.- La CNTE es otro ejemplo de la arbitrariedad autoritaria. Como organismo jurídico, la CNTE es inexistente porque sus dirigencias carecen de legalidad y porque la titularidad del contrato colectivo lo tiene legalmente el SNTE de la maestra Elba Esther Gordillo. Por tanto, es legal el convenio de modernización educativa. Pero la CNTE violenta la calle, paraliza la ciudad, cierra carreteras y se alía con el GDF para llegar hasta Los Pinos con el propósito de lograr por la violencia lo que no puede asumir por la vía democrática. Si fuera mayoría, la CNTE desde cuando habría desplazado a la maestra Gordillo.
3.- El narcotráfico y la delincuencia organizada le disputan al Estado y al gobierno territorios de la soberanía de la nación. Quieren dominar el cultivo, comercialización y consumo de droga, a veces con la sorprendente alianza de perredistas como Víctor Hugo Círigo y el ex guerrillero eperrista René Arce, los dos marcados por la confrontación. La violencia de la delincuencia tiene el propósito de liquidar las instituciones y convertir el poder de la droga en el dominante de las relaciones sociales. Ahí se ubica la intención de Círigo y Arce de legalizar la marihuana, sin duda uno de los objetivos de las bandas de narcos. De legalizarse la droga, los productores podrían llegar a cargos de elección.
4.- La Alianza Popular de los Pueblos de Oaxaca se ha convertido en una organización insurreccional. Durante 2006 logró reventar el tejido social en la ciudad de Oaxaca y ahora se desplaza hacia la ciudad de Cuernavaca, también en alianza con los maestros disidentes. Su objetivo no es la lucha por el poder por la vía institucional, sino a partir de la violencia contra las instituciones. En Oaxaca la APPO evidenció relaciones orgánicas con la guerrilla del EPR, cuyos objetivos declarados son los de destruir el Estado mexicano actual y erigir un Estado socialista.
5.- El jefe de gobierno para-lelo en el DF, Marcelo Ebrard, ya conformó un espacio de gobierno renegado. A pesar de haber salido electo en la misma contabilidad electoral que Calderón, Ebrard se ha negado a reconocer la institucionalidad del presidente de la república, un poco por el miedo a López Obrador pero otro porque quiere debilitar las instituciones y sobre ellas construir la posibilidad de su candidatura presidencial. Pero la falta de relaciones institucionales entre el gobierno federal y el gobierno del DF se localiza en el fondo de los conflictos de gobernabilidad y de inseguridad. Ebrard ha dado el paso peligroso de sacar a la policía capitalina de las protestas para que las hordas lleguen hasta Los Pinos.

En el fondo se percibe una intención insurreccional, no de protesta. Se quiere imponer la voluntad de la minoría a partir acciones de violencia. Aún si tuviera razón, López Obrador debería de someterse al método democrático del juego mayoría-minoría. Por eso López Obrador ya no es un líder sino un caudillo por la gracia divina de un ser superior que le confirió el nombramiento de prócer salvador de la patria, el mismo argumento bajo el cual gobernó el PRI durante 71 años.
López Obrador ha anulado El método democrático para revalidar la calle. Pero lo grave es que en la calle no valen las razones sino la fuerza.

Por Carlos Ramirez.
Post RLB Punto Politico.

lunes, 20 de octubre de 2008

AMLO y precios: otra vez 82 + Populismo, un factor de crisis

Rodeado de priístas forjados en el populismo de Luis Echeverría y José López Portillo, Andrés Manuel López Obrador despertó el fantasma de la crisis 1976-1982 con su propuesta de controlar precios de 25 productos básicos.
Y no es para menos. Uno de los principales asesores económicos de López Obrador es David Ibarra Muñoz, el priísta secretario de Hacienda del gobierno de López Portillo hasta su cese en 1982 cuando la crisis se salió de control con dos decisiones del presidente de la república y su gabinete económico: el control de precios y un locuaz aumento salarial de emergencia de 10-20-30% que nunca pudo aplicarse.
El peor error de política económica que puede tomarse en un momento de crisis inflacionaria y de tipo de cambio es justamente el control de precios de productos básicos. Ante el crack bursátil, Cuba decidió el control de precios y metió a la isla en una peligrosa crisis de desabasto que se está transformando en elemento de protesta social contra el régimen de los hermanos Castro.
Por tanto, el control de precios es una medida contraproducente, para decir lo menos. Busca mantener precios accesibles al consumidor y mantener la disponibilidad de bienes, pero al final provoca el mercado negro a precios más altos y desde luego el desabasto.
Y no se trata de una derrota ante el mercado sino más bien de la dictadura de las reglas de la economía. El ejemplo está en Cuba: una economía socialista de Estado tuvo que abrirse al mercado libre en alimentos y ahora vuelve al control estatal por el problema de los precios.
El problema es de realidad. Los controles de precios no garantizan disponibilidad y accesibilidad, ni siquiera en los sistemas controlados. La Unión Soviética minó su base social por la falta de abasto. Cuba está regresando al modelo de racionamiento de alimentos, y ni siquiera con la garantía de distribución equitativa. En el momento en que algún gobierno mexicano controle los precios de básicos, el desabasto se convertirá en un problema de gobernabilidad.
Por tanto, López Obrador no está defendiendo a las clases populares sino que le está lanzado el gobierno del presidente Calderón un dardo envenenado: azuzar a las masas con propuestas inviables pero populistas. Lo mismo hicieron López Portillo y Echeverría y solamente retroalimentaron la crisis económica y popular.
López Obrador es un ignorante de la economía. Su propuesta de control de precios básicos peca de otro error que no cometería un estudiante de primer semestre de economía: mantener el control “hasta que haya crecimiento económico, se generen empleos y se recupere el poder adquisitivo del salario de lo perdido en los últimos dos años”. Si la prospectiva económica tiene una utilidad, ese momento podría llegar dentro de diez años. Y los precios de los básicos tendrán que mantenerse controlados un decenio.
Hay una regla natural de la economía que ignoran los populistas: la de la interrelación productiva. En las escuelas de economía la resumen en una anécdota que por su sencillez sin duda hasta López Obrador podría comprenderla: una señora que vende quesadillas en un puesto ambulante aumenta el precio de su producto por un alza de precio en el azúcar. Un comensal le reclama y le dice que ninguno de sus productos lleva azúcar. La señora, que no estudió ni la primaria, contestó: “pero mi cafecito sí”.
La crisis de precios de básicos necesita un replanteamiento general. El modelo aplicado por el PRI-PRD de López Obrador y sus asesores priístas ya demostró ineficacia. Calderón requiere de una nueva política económica popular que opere sobre la producción y la comercialización y que rompa el monopolio de los intermediarios en el transporte y abasto. Basta comparar el precio final de un kilo de cebolla en los tianguis con el que le pagan al productor. Ahí se localiza el espacio de operación de la política económica popular.
Los gobiernos priístas destruyeron la estructura de abasto popular. Y muchos de esos priístas siguen en el PRI o pululan alrededor de López Obrador: acabaron con los precios de garantía, cerraron las tiendas Conasupo, controlaron salarios y metieron a los consumidores populares a subsidios en efectivo para gastarlo en tiendas comerciales con precios atados a tasas de utilidad.
La clave de una buena política de abasto popular se localiza en la producción y la comercialización, no en el control de precios finales. La diferencia radica en las intenciones: el gobierno para-lelo de López Obrador busca profundizar las crisis económicas con propuestas dinamiteras y azuzar a las clases populares con promesas inviables pero pegadoras. Pero el gobierno de Calderón se ha quedado pasmado ante los chicotazos de la crisis en el abasto popular.
La salida de la crisis de abasto no se encuentra en el regreso al populismo de Echeverría y López Portillo que enarbola López Obrador, sino en la definición de una nueva política económica.

Por Carlos Ramirez
Post RLB Punto Politico.

viernes, 17 de octubre de 2008

Políticas anticrisis estructurales

Si hay una macroeconomía sana y se aprueba una reforma petrolera que incentive la inversión en refinación, los daños de la crisis internacional serán menores a los que sufrirán la mayoría de los demás países del mundo.

No podemos predecir con exactitud el daño que causará a cada país la crisis de EUA; pero aquellos países con grandes deudas a corto plazo, que sus gobiernos operen con desequilibrios, reservas bajas y un sistema financiero descapitalizado, serán los que más sufrirán la crisis.

Ante las crisis financieras se manifiesta la utilidad de una macroeconomía sana, como la que tiene México: deuda externa bajo control, una inflación de las más bajas de América Latina, altas reservas y con un nivel de capitalización superior al marcado por la ley en los principales bancos. Hasta el mes de junio los bancos mexicanos reportan ganancias. La cartera vencida de la banca era de 2.5 del total, al mes de agosto de 2008. Esa cartera está cubierta con reservas.

Esas cifras no significan que no habrá ningún efecto negativo para la economía, la que crecerá por abajo de lo esperado y se crearán menos empleos. La reducción de precios del petróleo implica menos ingresos del exterior. Y aunque las divisas petroleras representen menos del 20% de las exportaciones totales de México, la mayoría de las exportaciones se reducirán por la menor actividad de EUA, nuestro principal socio comercial.

Para que la economía mexicana se mantenga sólida y se minimicen los efectos negativos de la crisis es necesario que el presupuesto del gobierno federal del 2009 mantenga equilibrios que no generen presiones inflacionarias. Los diputados deben tomar en cuenta la baja del precio del petróleo y una menor captación fiscal, al crecer menos el PIB. Además aprobar reformas que incentiven la inversión, el empleo y el crecimiento.

Si la reforma energética permite el apoyo de la inversión privada en la refinación de gasolinas en México, en lugar de en Texas, las nuevas inversiones significarán un 1% adicional de crecimiento del PIB y la creación de más de 300 mil empleos al año.
Si hay una macroeconomía sana y se aprueba una reforma petrolera que incentive la inversión en refinación, los daños de la crisis internacional serán menores a los que sufrirán la mayoría de los demás países del mundo.
Por Luis Pazos.
Post RLB Punto Politico.

jueves, 16 de octubre de 2008

CNTE y lumpenintelectuales - Protesta social o guerra civil

Justo el día martes en que el columnista Miguel Angel Granados Chapa pronunciaba su discurso en el Senado a favor de una ley de amnistía, criticaba al gobierno por el uso de la fuerza y glorificaba las protestas en las calles, maestros disidentes morelenses, fortalecidos con brigadas de la APPO de Oaxaca y del PRD de López Obrador, atacaban violentamente en el DF y en Tres Marías, Morelos.
Y justo en el momento en que Granados declaraba que “es imprescindible restaurar las bases de la convivencia, del acuerdo en lo fundamental”, los maestros disidentes, apoyados por el PRD de López Obrador, se negaban a cualquier negociación y pasaban a la insurrección popular violenta contra las instituciones para imponer la defensa de sus intereses.
El discurso de Granados no fue sino una muestra de lo que Hans Magnus Enzensberger califica --en su ensayo Perspectivas de guerra civil-- de lumpenintelectuales, es decir, pensadores que se dedican a glorificar la violencia de los grupos sin identidad de clase, casi siempre lumpen, a justificar la protesta violenta e irracional, en aras de una supuesta ideología o posición política. Los lumpenintelectuales han sido responsables de la quiebra social de Oaxaca y de la legitimación de López Obrador como presidente para-lelo. Ya no se trata de construir y regularizar una oposición o de fortalecer la disidencia, sino de justificar la insurrección violenta contra las instituciones.
Las tesis de los lumpenintelectuales han buscado utilizar la reflexión analítica para dotar de coartadas a la insurrección. Mañosa y tramposamente, Granados equiparó la protesta ciudadana, ordenada y apasionada, contra la inseguridad con el “movimiento social semejante (…) en torno a la reforma petrolera que necesita nuestro país”. Pero hay diferencias que muestran la afirmación de Granados como un insulto a la inteligencia: la protesta contra la inseguridad fue de expresión ordenada, en tanto que las huestes de López Obrador dan clases de insurrección violenta para paralizar la ciudad, los aeropuertos, las oficinas y los puentes internacionales, atacar a la policía, si la mayoría de legisladores decide aprobar una reforma energética. Es decir, la violencia para imponer la decisión de la minoría.
Granados pecó de manipulación política al equiparar de semejantes los movimientos en las calles. Apenas dos días después de su discurso, en la Secretaría de Gobernación, maestros de la CNTE no sólo protestaron contra el acuerdo por la calidad educativa que firmaron los titulares legales del contrato colectivo, sino que atacaron con violencia a los granaderos, mandaron a varios al hospital y luego clamaron represión y violación de los derechos humanos.
Y en los lumpenintelectuales no ha habido una sola línea, o una sola palabra, de crítica contra los excesos de violencia callejera. Al contrario, hay una glorificación de la violencia callejera anárquica que se impone sobre los espacios institucionales. La tesis de Granados se ajusta a las de Enzensberger: el columnista dijo en el Senado que la tarea legislativa “se alimenta” con la movilización de los ciudadanos, “que ya se pronunciaron en general en las urnas, pero que pueden y quieren expresarse también en la calle, (…) en procura de solución a sus problemas para acuciar legítimamente a sus legítimos representantes”. Pero hay un hecho: la calle quiere romper el equilibrio de las urnas; las minorías quieren mandar sobre las mayorías usando la violencia callejera.
Las fotografías de los diarios del viernes ilustraron el razonamiento intelectual de Granados: maestros furiosos, irracionales, atacando a granaderos en Gobernación e hiriendo a varios de ellos, ciudadanos y maestros en Tres Marías extrayendo del control del Estado una parte del territorio y combatiendo con violencia, a sangre y fuego, a policías que querían recuperar el territorio para restaurar las garantías constitucionales abolidas por la violencia social anárquica.
La calle ha servido para la protesta ordenada contra la inseguridad pero también para la insurrección violenta de los maestros y del gobierno para-lelo de López Obrador con su amenaza de convocar a una movilización callejera para “paralizar a la nación” si la mayoría legislativa aprueba una reforma energética. Ahí está como ejemplo el plantón del 2006 de López Obrador porque las elecciones no le dieron el triunfo. Muñoz Ledo ya lo definió: se trata de derrocar al presidente constitucional.
El discurso de Granados cayó en el escenario descrito por Enzensberger para definir a los lumpenintelectuales que defienden la violencia callejera en nombre del contexto:
“Quienes se erigen en tutores de las ovejas descarriadas, las exculpan con desmesurada benevolencia de toda responsabilidad por sus actos violentos. La culpa jamás la tiene el criminal, siempre el entorno: el hogar paterno, la sociedad, el consumismo, los medios audiovisuales, los malos ejemplos”. “Según ellos, el enemigo principal ya no son los centros del capitalismo sino aquellos gánsteres políticos que desde hace años arruinan sistemáticamente sus respectivos países”.
Estas afirmaciones las califica Enzensberger de “mamarrachada política”. Pero son una coartada de la violencia que disuelve a la sociedad y a la democracia.

Por Carlos Ramirez.
Post RLB Punto Politico.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Una crisis de sistema económico - Walden Bello no llega lo peor

Como se vio en la semana, la crisis financiera, bursátil, empresarial, de tipo de cambio y bancaria aún no toca fondo. El crack está exigiendo medidas de fondo, estructurales.Las medidas oficiales han tomado ya su decisión: salvar al sistema capitalista, a costa de cargar el costo de la crisis sobre los ciudadanos. Por eso las preocupaciones gubernamentales enfatizan el interés por las corporaciones y no por la sociedad.

Walden Bello, profesor de ciencias políticas y sociales en la Universidad de Filipinas (Manila), miembro del Transnational Institute de Amsterdam, presidente de Freedom from Debt Coalition, y analista en Focus on the Global South, da una explicación completa:
El derrumbe de Wall Street no se debe solo a la codicia y a la falta de regulación estatal de un sector hiperactivo. Procede también, y sobre todo, de la crisis de sobreproducción que ha venido minando al capitalismo remundializado desde mediados de los 70. Así ve esta crisis de fin de época Walden Bello.
Muchos en Wall Street todavía están digiriendo los acontecimientos epocales de las últimas semanas:
Entre 1 y 3 billones de dólares de activos financieros evaporados.
Wall Street, nacionalizado, con la Reserva Federal y el Departamento del Tesoro tomando todas las decisiones estratégicas importantes en el sector financiero, y a todo eso, con un gobierno que, tras el rescate de AIG, pasa a dirigir la mayor compañía aseguradora del mundo.
El mayor rescate desde la gran depresión, con 700 mil millones de dólares reunidos a la desesperada para salvar al sistema financiero global.
Las explicaciones habituales ya no bastan. Los acontecimientos extraordinarios precisan de explicaciones extraordinarias. Pero antes…
¿Ya pasó lo peor?
No, si algo ha quedado claro con los movimientos contradictorios de estas semanas en que, al tiempo que se permitía la quiebra de Lehman Brothers, se nacionalizaba AIG y se fraguaba la toma de control de Merril Lynch por el Bank of América, es que no hay una estrategia para afrontar la crisis; a lo sumo, respuestas tácticas, como bomberos que se pisan la manguera, abrumados por la magnitud del incendio.
El rescate de 700 mil millones de dólares de las obligaciones hipotecariamente respaldadas en poder de los bancos no es una estrategia, sino, básicamente, un esfuerzo a la desesperada para restaurar la confianza en el sistema, para prevenir la erosión de la fe en los bancos y en otras instituciones financieras y para evitar una afluencia masiva de retirada de fondos de los bancos como la que desencadenó la Gran Depresión de 1929.
¿Por qué la globalización no pudo superar la crisis?
El problema con este camino de escape del estancamiento es que exacerba el problema de la sobreproducción, porque añade capacidad productiva. La China de los últimos 25 años ha venido a añadir un volumen tremendo de capacidad manufacturera, lo que ha tenido por efecto deprimir los precios y los beneficios.
No por casualidad, los beneficios de las corporaciones estadounidenses dejaron de crecer hacia 1997- De acuerdo con un índice estadístico, las tasas de beneficios de las 500 de Fortune pasó de 7,15 en 1960-69 a 5,30 en 1980-90, a 2,29 en 1990-99 y a 1,32 en 2000-2002.
Dadas las limitadas ganancias obtenidas en punto a contener el impacto depresivo de la sobreproducción, ya a través de la reestructuración neoliberal, ya con la globalización, la tercera vía de salida resultó vital para mantener y elevar la rentabilidad. La tercera vía es la financiarización.
En el mundo ideal de la teoría económica neoclásica, el sistema financiero es el mecanismo, merced al cual los ahorradores, o quienes se hallan en posesión de fondos excedentes, se juntan con los empresarios que tienen necesidad de sus fondos para invertir en producción. En el mundo real del capitalismo tardío, con la inversión en industria y en agricultura arrojando magros beneficios por causa de la sobreproducción, grandes cantidades de fondos excedentes circulan y son invertidas y reinvertidas en el sector financiero. Es decir, el sistema financiero gira sobre sí mismo.
El resultado es que se ensancha el hiato abierto entre una economía financiera hiperactiva y una economía real en estancamiento. Como bien observa un ejecutivo financiero: "ha habido una creciente desconexión entre la economía real y la economía financiera en estos últimos años. La economía real ha crecido, pero nada comparable a la economía financiera… hasta que estalló".
Lo que no nos dice este observador es que la desconexión entre la economía real y la economía financiera no es accidental: que la economía financiera se disparó precisamente para hacer frente al estancamiento dimanante de la sobreproducción de la economía real.
¿Cómo se forman, crecen y estallan las burbujas?
Sirvámonos, a modo de ejemplo, de la crisis financiera asiática de 1997-98.
Primero: balanza de pagos y liberalización financiera impuestas por el FMI y el Departamento norteamericano del Tesoro.
Luego, entrada de fondos extranjeros en busca de rápida y elevada rentabilidad, lo que significa que entraron en el Mercado inmobiliario y en el Mercado de valores.
Sobreinversión, lo que llevó al desplome de los precios en el Mercado de valores y en el Mercado inmobiliario, lo que, a su vez, condujo al pánico y a la consiguiente retirada de fondos: en 1997, en unas pocas semanas 100 mil millones de dólares abandonaron las economías del este asiático.
Rescate de los especuladores extranjeros por parte del FMI.
Colapso de la economía real: la recesión se extiende por todo el Este asiático en 1998.
A pesar de la desestabilización a gran escala, todos los intentos realizados para imponer regulaciones nacionales o globales del sistema financiero fueron rechazadas con razones puramente ideológicas.
Volvamos a la presente burbuja. ¿Cómo se formó?
El actual colapso de Wall Street arraiga en la burbuja tecnológica de finales de los 90, cuando el precio de las acciones de las empresas incipientes en el mundo de Internet se disparó, para luego desplomarse, resultando todo ello en la pérdida de activos por valor de 7 billones de dólares y en la recesión de 2001-2002.
Las laxas políticas monetarias de la Reserva Federal bajo Alan Greenspan estimularon la burbuja tecnológica, y cuando está colapsó dando paso a la recesión, Greenspan, tratando de prevenir una recesión duradera, rebajó en junio de 2003 los tipos de interés a un nivel sin precedentes en 45 años (al 1%), manteniéndolo en ese nivel durante más de un año. Con eso lo que consiguió fue estimular la formación de otra burbuja: la burbuja inmobiliaria.
En fecha tan temprana como 2002, economistas como Dean Baker, del Center for Economic Policy Research, alertaron sobre la formación de una burbuja inmobiliaria. Sin embargo, en fecha tan tardía como 2005 el entonces presidente del Consejo Económico de asesores de la Presidencia de la nación y actual presidente de la Reserva Federal, Bern Bernanke, atribuía el incremento de los precios de la vivienda en EEUU a "unos fundamentos económicos robustos", y no a la actividad especulativa. ¿A quién puede sorprender que el estallido de la crisis subprime en verano de 2007 agarrara a este hombrecito con la guardia totalmente baja?
¿Y cómo creció?
Oigámoslo de boca de uno de los propios jugadores clave en los mercados, de George Soros: "Las instituciones hipotecarias animaron a los hipotecados a refinanciar sus hipotecas aprovechando la revalorización experimentada entretanto por sus casas. Rebajaron sus criterios de préstamo e introdujeron nuevos productos, como hipotecas a interés variable, hipotecas que 'sólo servían intereses' y 'ofertas promocionales' con tipos de interés para partirse de risa. Todo eso animó a especular con la vivienda.
Los precios de las casas comenzaron a subir a un ritmo de dos dígitos. Eso sirvió para retroalimentar la especulación, y el alza de los precios inmobiliarios consiguió que los propietarios de casas se sintieran ricos; el resultado fue el boom consumista que ha sostenido a la economía estos últimos años."
Observando las cosas más de cerca, se ve que la crisis hipotecaria no resultó de una oferta superior a la demanda real. La "demanda" estaba, por mucho, fabricada por la manía especulativa de promotores y financieros empeñados en conseguir grandes beneficios a partir de su acceso al dinero foráneo que inundó a los EEUU de la última década. Ingentes volúmenes hipotecarios fueron agresivamente ofrecidos y vendidos a millones de personas que, normalmente, no habrían podido permitírselo ofreciéndoles unos tipos de interés ridículamente bajos, ulteriormente ajustables para sacar más dinero de los propietarios de casas.
¿Pero cómo pudieron las hipotecas subprime degenerar en un problema de tales dimensiones?
Porque los activos pasaron entonces a ser "segurizados": quienes habían generado las hipotecas, procedieron a amalgamarlas con otros activos en complejos productos derivados llamados "obligaciones de deuda colateralizada" (CDO, por sus siglas en inglés), lo cual resultó relativamente fácil dado que trabajaban con diversos tipos de intermediarios que, sabedores del riesgo, se deshacían de esos títulos de valores lo más rápidamente posible, pasándolos a otros bancos e inversores institucionales. Esas instituciones, a su vez, se deshacían del producto, pasándolo a otros bancos y a instituciones financieras foráneas.
Cuando aumentaron los tipos de interés de los préstamos subprime, de las hipotecas variables y de otros préstamos inmobiliarios, el juego tocó a su fin. Hay cerca de 6 millones de hipotecas subprime, el 40% de las cuales entrarán en impago en los próximos dos años, según estimaciones de Soros.
A los que hay que añadir otros 5 millones de impagos en los próximos 7 años, derivados de los tipos hipotecarios variables y de otros "préstamos flexibles". Pero los títulos, cuyo valor se cuenta por billones de dólares, ya se han infiltrado como un virus en el sistema financiero global. El gigantesco sistema circulatorio del capitalismo global ha sido fatalmente infectado.
¿Pero cómo pudieron los titanes de Wall Street desplomarse como un castillo de naipes?
Lo que ocurrió con Lehman Brothers, Merrill Lynch, Fannie Mae, Freddie Mac y Bear Stearns fue, simplemente, que las pérdidas representadas por esos títulos tóxicos rebasaban por mucho sus reservas, lo que condujo a su caída. Y más caerán, probablemente, cuando sus libros de contabilidad, que en los que ahora esos títulos figuran en el Haber, se corrijan para reflejar el actual valor de esos activos.
Y muchos otros les seguirán, a medida que vayan quedando expuestas otras operaciones especulativas, como las centradas en las tarjetas de crédito y en las diferentes variedades de seguros contra riesgos.
AIG cayó por causa de su gigantesca exposición en el área no-regulada de los contratos de protección crediticia derivada (credit default swaps), unos derivados financieros que permitían a los inversores apostar dinero a la posibilidad de que las empresas no pudieran devolver los préstamos.
Tales apuestas sobre impagos crediticios representan ahora un mercado de 45 billones de dólares, un mercado, como dicho, que carece de toda regulación. La ciclópea dimensión de los activos que podrían quedar dañados en caso de que AIG colapsara fue lo que movió a Washington a cambiar de idea e intervenir para rescatarlo, luego de haber dejado caer a Lehman Brothers.
¿Qué pasará ahora?
Puede decirse sin avilantez que habrá más bancarrotas y más nacionalizaciones e intervenciones públicas, desempeñando las instituciones y los bancos extranjeros un papel auxiliar del gobierno de los EEUU. Que el colapso de Wall Street irá a más y prolongará la recesión norteamericana. Y que la recesión en EEUU se comunicará a Asia y al resto del mundo, que sufrirá también una recesión, si no algo peor.
¿Y en suma?
El desplome de Wall Street no sólo se debe a la codicia y a la falta de regulación estatal de un sector hiperactivo. El colapso de Wall Street hunde sus raíces en la crisis de sobreproducción que ha sido la plaga del capitalismo global desde mediados de los 70.
La financiarización de la inversión ha sido una de las vías de escape para salir del estancamiento, siendo las otras dos la reestructuración neoliberal y la globalización.
Habiendo resultado de poco alivio la reestructuración neoliberal y la globalización, la financiarización pareció atractiva como mecanismo de restauración de la rentabilidad. Pero lo que ahora ha quedado demostrado es que la financiarización es una senda peligrosa que lleva a la formación de burbujas especulativas, capaces de ofrecer una efímera prosperidad a unos cuantos, pero que terminan en el colapso empresarial y en la recesión de la economía real.
Las cuestiones clave son éstas: ¿Cuán profunda y duradera será esta recesión? ¿Necesitará la economía de los EEUU generar otra burbuja especulativa para salir de esta recesión? Y si tal es el caso, ¿dónde se formará la siguiente burbuja? Algunos dicen que la próxima surgirá en el complejo militar-industrial o en el "capitalismo del desastre" sobre el que escribe Naomi Klein. Pero eso es harina de otro costal.

Por Carlos Ramirez.
Post RLB. Punto Politico.

jueves, 9 de octubre de 2008

Bancos capitalismo-palenque - Gobiernos violaron tratado Basilea II

Basilea Suiza
Si se analiza a fondo el colapso bancario que desplomó las bolsas de todo el mundo, entonces se concluye que se trató de una crisis que nunca debió de haber ocurrido. En junio de 2004 se aprobó el documento Basilea II para introducir en los bancos privados internacionales una serie de regulaciones para impedir justamente las quiebras por excesos especulativos.
La intención central de Basilea II, obligatorio para los países del Grupo de los países más ricos del mundo, se centró justamente en la “gestión de riesgo”. La clave se localizó en el IRB, internal ratings bases approach o enfoque basado en calificaciones internas. Basilea II aumentó las propuestas de control. Pero los bancos norteamericanos, dominados por la ambición del aumento en el precio de las viviendas, desdeñaron a Basilea II, disminuyeron los controles internos y crearon una burbuja especulativa que llevó a los propios bancos a zonas de riesgo de su propia existencia.
En un documento de trabajo de junio de 2003 sobre el documento final de Basilea II, los expertos del Banco de Pagos Internacionales hicieron una advertencia que los bancos norteamericanos decidieron ignorar: disminuir el nivel de porcentaje de los créditos garantizados con bienes inmuebles, “debido a que los datos a corto plazo disponibles pueden no reflejar adecuadamente el potencial de los ciclos a muy largo plazo de los precios de la vivienda, durante el periodo transitorio de tres años a partir de la entrada en vigor de los métodos IBR”.
En otras palabras, Basilea II estaba advirtiendo en el 2006 que a finales del año la situación de los precios del mercado inmobiliario no iba a ser tan promisorio. Sin embargo, los bancos jugaron al capitalismo-palenque, especularon con la relación hipoteca/valor de vivienda y lanzaron la burbuja sobre un mercado bursátil ávido de lo que fuera. El porcentaje de estos créditos ninja fue mayor en los activos de los bancos; y al caerse el mercado inmobiliario, los bancos quedaron colapsados.
El problema de la crisis fue, primero, el colapso interno de los bancos por la caída de los precios de la vivienda y luego la falta de liquidez en el mercado para negociar las acciones de los paquetes. En este contexto, la crisis de los créditos hipotecarios fue el detonador de una crisis generalizada en el sistema financiero y en el mercado bursátil.
Según el FMI, la pérdida de valor de las acciones por la crisis de las hipotecas no debió de haber sido mayor a 2-3% pero en el camino se encontró con problemas mayores. Así, la pérdida bursátil, según el FMI, podría ser de 950 mil millones de dólares.
El fracaso de Basilea II rompió con la estabilidad del sistema financiero y bancario y obligará a construir un nuevo esquema de supervisión bancaria. La arbitrariedad de los bancos estadunidenses al convertir las hipotecas en un documento de valor especulativo en el mercado bursátil debió de haber sido acotado por el Comité de Basilea, toda vez que sus normas son obligatorias para los países del Grupo de los 10, que ya son 13: Alemania, Bélgica, Canadá, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia, Japón, Luxemburgo, Holanda, España, Suecia y Suiza.
La función de Basilea es aumentar la solidez y estabilidad del sistema financiero internacional, evitando así quiebras y corridas bancarias. De acuerdo con un documento explicativo de la Universidad Católica de Chile, Basilea se dedica al “control de riesgos” que afecta el sistema financiero internacional. Y sobre todo tres, los que justamente no fueron atendidos por los bancos:
1.- Riesgos de crédito: que el deudor no liquide sus deudas.
2.- Riesgos de mercado: movimientos especulativos en los precios de acciones.
3.- Riesgos operativos: efectos como pérdidas de una falla en el sistema financiero, ya sea de los bancos o del mercado.
La crisis bancaria, derivada del colapso hipotecario, violentó las normas definidas y exigidas en Basilea para evitar justamente colapsos bancarios. Los bancos no atendieron las exigencias de requerimientos mínimos de capital, tampoco se sometieron a supervisiones estrictas y menos contribuyeron a la estabilidad del mercado.
De acuerdo con el documento de Basilea II, los directivos de los bancos tienen la responsabilidad de supervisar la salud financiera de las instituciones. En los bancos debió existir el mecanismo de “examen supervisor” para vigilar los requerimientos mínimos de capital y el cumplimiento de las metas de los Acuerdos de Basilea. Por tanto, los directivos de los bancos norteamericanos afectados por la crisis hipotecaria debieran ser sometidos a enjuiciamientos de responsabilidad administrativa.
La gran lección de la actual crisis bursátil que estalló por el colapso hipotecario bancario radica en la urgencia de someter a los bancos a controles estrictos de supervisión aún más duros que los que existen sobre el mercado bursátil. Y de pasó, sentar a la Fed y al secretario del Tesoro de los EU en el banquillo de los responsables por haber permitido una crisis que técnicamente no debió de haber estallado.
Por Carlos Ramirez.
Post RLB Punto Politico.

Crisis por ambición bancaria - FMI y egoísmo de banqueros

Escultura del Banco y Casa De Bolsa Merril Lynch NY
Si se busca una explicación de la crisis hipotecaria que llevó al mundo al colapso bursátil, financiero y económico, sin duda que una sola ayudaría a entender la dimensión del colapso: la ambición desmedida de los banqueros.

Las hipotecas riesgosas o hipotecas ninja provocaron la debacle pero se otorgaron como una forma de abrir un nuevo mercado especulativo, a sabiendas que se entregaban a personas sin ingresos, sin empleo y sin activos. El modelo fue el conocido como “el de atrás paga” o la pirámide.
Pero no había realmente bondad en la decisión. Los banqueros se la jugaron con las expectativas del mundo feliz de Bill Clinton: como la economía iba en auge, las hipotecas no pagadas iban a tener un valor mayor en un mercado secundario, además de que el auge económico subía el valor de las propiedades y bajaba la relación crédito/valor de vivienda.
Sólo que vino la crisis… y los alevantó a todos.
Esta explicación del colapso hipotecario lo cuentan, con sentido crítico, los especialistas Randall Dodd y Paul Mills en el número de junio de 2008 de la revista Finanzas y Desarrollo, del Fondo Monetario Internacional. La ambición de los banqueros no contó con el hecho de que la administración Bush iba a deteriorar las expectativas y a bajar la tendencia de la economía, además de romper la relación de las tasas de interés. Las viviendas comenzaron a depreciarse y a colocarse por abajo del valor de la hipoteca y los deudores simplemente entregaron las llaves y se fueron a otra parte.
La estrategia de los banqueros fue pedir dinero a bancos extranjeros para esta operación y luego colocar los créditos ninja en una bolsa especial y revenderlos en el mercado secundario mediante el esquema de la titulización con el pomposo nombre de Mortgage Backed Securities u Obligaciones Garantizadas por Hipotecas, mezclando buenas y malas para atraer a los incautos. Lo que importaba no era el valor de la hipoteca sino de la propiedad y la especulación Por eso el desplome del valor de las propiedades precipitó el colapso.

El crack bursátil por hipotecas tiene diez puntos:
1.- Pésima calidad de las normas para los créditos de alto riesgo y Alt-A en 2006-2007. Primero fallaron los bancos y después los deudores.
2.- Grado y velocidad de reclasificación de los valores respaldados por activos. Las clasificadoras perdieron prestigio por su complicidad.
3.- Pánico en los fondos del mercado monetario en agosto de 2007. El primer tropiezo fue en julio de 2007 por reclasificación y los bancos buscaron salvarse a sí mismos.
4.- Un sistema bancario “oculto”. Los bancos traficaron con papeles de deuda para esconder pasivos.
5.- Grado de los compromisos de liquidez de los bancos. Al no poder vender sus deudas a la bolsa, los bancos elevaron el número de préstamos en sus libros.
6.- Rápida fuga de los bancos hacia la liquidez. La fuga de liquidez de los bancos fue un aviso pero los bancos rehuyeron el refinanciamiento.
7.- Concentración del riesgo de crédito de las hipotecas de alto riesgo en los aseguradores de bonos. Las aseguradoras protegieron créditos hipotecarios y fueron arrastradas en la debacle.
8.- Desplome de los mercados de bonos municipales y préstamos estudiantiles. La contaminación de la crisis afectó a todos los sectores de crédito.
9.- El mercado hipotecario de Estados Unidos dependía de entidades patrocinadas por el gobierno para hacer frente a la crisis. En lugar de resolver el problema, las autoridades se dedicaron a proteger las hipotecas ninja y a los bancos.
10.- Escala del desapalancamiento forzoso de los bancos. Con temor, los bancos han bajado créditos: hacia junio, las pérdidas bancarias ascendieron a 400 mil millones de dólares y provocaron una baja de 2 billones de dólares en los créditos, impactando en una reducción de 1.2% en el PNB.

El tráfico de venta de hipotecas ninja recuerda el colapso de 1929, según señala John Kenneth Galbraith en su clásico El crack del 29. La euforia llevó a los consumidores a comprar en la bolsa acciones de empresas inusitadas: para la transformación del agua salada en agua dulce, para la construcción de hospitales para niños bastardos, para la construcción de barcos contra piratas, para la importación de un lote de asnos machos de España y para la fabricación de una rueda de movimiento perpetuo.
Ahora fue la compra de hipotecas incobrables en un mercado a la baja.
El colapso llegó por el fracaso de la globalización: cada quien trató de salvarse a sí mismo. Concluye así el texto de Dodd y Mills en la revista del FMI: “la gestión del riesgo en cada banco se ha enfocado en proteger a la institución, prácticamente sin tener en cuenta los riesgos sistémicos. Como resultado, las medidas individuales, racionales para la supervivencia, colectivamente han generado resultados irracionales”.
Lo malo de la crisis es que la Casa Blanca tratará de salvar a los bancos y al sistema financiero, pero no a los ciudadanos. Y éstos ya están pagando los platos rotos.

Por Carlos Ramirez.
Post RLB Punto Politico.

Presupuesto para el 2009

Presupuesto para el 2009
Por. Paco Calderon.
Post. RLB. Punto Politico.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Fobaproa -Solo me recuerda

Solo basta que nos muevan a Mexico el tipo de cambio (peso dólar), para que entremos en una espiral inflacionaria, como lo recuerdo en Diciembre 1994

Bush firmando su iniciativa para su rescate bancario

Crisis económica de 1994-1995.
Tras seis años de sostener una lucha a ultranza contra la inflación, el tipo de cambio se sobrevaluó y repercutió en déficit comercial, endeudamiento externo, reducción de las reservas internacionales y especulación desmedida en el marcado de valores.

La combinación de estos factores con diversos acontecimientos políticos provocó una abrupta devaluación del peso y una inusitada alza en las tasas interés. Varias empresas dejaron de cumplir con sus obligaciones ante los bancos y se registraron retiros masivos de capital por la desconfianza hacia las instituciones de crédito. Los bancos dieron visos de insolvencia y se temió el colapso financiero.
Esta devaluación de 1994-1995 dijeron que era manejable, los políticos, banqueros y expertos de la bolsa de NY, En un total contubernio para que de ahí naciera la necesidad de salvar la bolsa, los bancos, las hipotecarias, etc. un rescate bancario de mas de $ 100, 000,000 mil millones de dólares, nace el Fobaproa.
Una eventual quiebra de los bancos habría hecho imposible el acceso a créditos y los ahorradores no hubieran podido disponer de sus depósitos, lo que habría colapsado la infraestructura productiva, por lo que el Gobierno Federal aplicó el Fobaproa para absorber las deudas ante los bancos, capitalizar el sistema financiero y garantizar el dinero de los ahorradores. Los pasivos del Fobaproa ascendieron a 552,000 millones de dólares por concepto de cartera vencida que canjeó por pagarés ante el Banco de México. Dicho monto equivale al 40% del PBI de 1997, a las dos terceras partes del Presupuesto de Egresos para 1998 y el doble de la deuda pública interna.

Fobaproa solo me recuerda que ha sido el triunfo más grande de la corrupción oficial y privada en México. Nunca, ningún gobierno, ningún acto representó mayor corrupción. no hubo control, ni transparencia al implementar el rescate bancario.

Solo me recuerda. La historia se repite en otras latitudes. Los EEUU y su moneda el dólar, deben de pagar las consecuencias. Los 700.000 millones de dólares para el rescate bancario y financiero, los pagaremos el resto de los países. México un de los que van salir mal raspados, (devaluación, inflación costo de la vida, gasolina y gas caro, energía eléctrica cara, baja de remesas, petróleo a la baja, infraestructura petrolera no hay, desconfianza del sistema financiero) ¿donde vamos a quedar después de este crack?.
Solo me recuerda, No se puede volver a confiar en el dólar, una moneda para las transacciones internacionales que ha demostrado que se basa en la corrupción, y en echar andar la maquina de hacer dinero, Algo muy diferente se tendrá que crear, algo no visto. De lo contrario, con este futuro será muy predecible. A otro crack en corto tiempo. Solo me recuerda que el FMI el (Fondo Monetario Internacional), regaño a Mexico, diciendole, ¡ No se puede gastar mas de lo que se gana, si no entras en quiebra ¡.

Por Raul Lozano B.

Post RLB Punto Politico.

martes, 7 de octubre de 2008

Economia Blindada - Caida libre

Felipe Calderón Hinojosa, Petróleos Mexicanos (PEMEX), Bolsa Mexicana de Valores (BMV), remesas. peso, turismo, petróleo, economía, Los Pinos
Por Paco Calderon.
Post RLB. Punto Politico.

Crisis financiera en Estados Unidos

Ningún país se puede dar el lujo de permitir el desplome de su sistema financiero, porque el costo económico y social se dispara. El problema es que de nada sirve estar rescatando bancos si el problema de fondo, la mala política económica que ha provocado la falta de ahorro y el excesivo endeudamiento, no se resuelve.

Ningún país puede gastar más de lo que gana. Este principio, que durante mucho tiempo el gobierno estadounidense reiteró constantemente a los países latinoamericanos, hoy debe ser aprendido y aceptado por Washington.

La crisis de las hipotecas se ha ampliado y ha afectado a virtualmente todos los segmentos de la economía estadounidense. La falta de crédito, de hecho, podría provocar una depresión similar a la que se registró en el mundo en la década de 1930, a menos de que el gobierno estadounidense entienda lo que está haciendo mal.

La Unión Americana llevaba mucho tiempo sin tener una verdadera recesión. Incluso el tropezón del 2001, influido tanto por los ataques terroristas del 11 de septiembre como por el desplome de las acciones de alta tecnología, no alcanzó a convertirse en una verdadera recesión, la cual se define tradicionalmente como dos trimestres consecutivos de caída en el producto interno bruto.

La estabilidad que hasta hace poco tuvo la economía estadounidense se debió a las buenas políticas aplicadas por Bill Clinton en los años noventa en que fue presidente. Clinton eliminó el déficit de presupuesto que heredó de su predecesor, George Bush padre, e impulsó una tasa de crecimiento sustentable. Pero George W. Bush, quien asumió la presidencia a partir del 2000, incurrió una vez más en una política irresponsable al caer en un creciente déficit de presupuesto.

Primero la excusa fue el combate contra el terrorismo. Después Bush se lanzó a dos guerras simultáneas, una en Afganistán y la otra en Iraq.
Recortó también los impuestos a los grupos más ricos de la sociedad. Con todo esto aumentó de manera estratosférica el déficit de presupuesto y la deuda pública del país.

Pero no quedaron ahí las cosas. La Reserva Federal, o banco central, mantuvo durante años una política económica muy laxa que promovió la caída del ahorro y el aumento del endeudamiento público. De hecho, hubo años en que el ahorro total del país fue negativo.
Los estadounidenses aprendieron a vivir del crédito. Y cuando la economía empezaba a apuntar hacia una recesión, parte normal del ciclo económico, las autoridades financieras inyectaban más dinero. Todo esto, añadido a una ampliación del mercado hipotecario, hizo que se fuera acumulando una cantidad muy grande de hipotecas con problemas en los principales bancos del país. Quizá era inevitable que cuando llegara el ajuste, éste fuera tan dramático como lo está siendo.

El presidente George W. Bush ha presentado un plan de rescate del sistema bancario con el apoyo de la Reserva Federal e incluso de los dos principales candidatos a la presidencia del país, John McCain y Barack Obama. Sin embargo, el plan ha enfrentado una enorme resistencia en el Congreso de los Estados Unidos, donde fue rechazado el 29 de septiembre.

Y quizá el rescate sea imposible de evadir. Ningún país se puede dar el lujo de permitir el desplome de su sistema financiero, porque el costo económico y social se dispara. El problema es que de nada sirve estar rescatando bancos si el problema de fondo, la mala política económica que ha provocado la falta de ahorro y el excesivo endeudamiento, no se resuelve.
Por Sergio Sarmiento.
Post RLB .Punto Politico.

Crack: fallas de Alan y Ben - Colapso Minsky: vender todo

El crack bursátil-financiero-económico de 2008 ha sido producto de la irresponsabilidad de los responsables de la política económica de los Estados Unidos. Hay hechos concretos:

1.- Como presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan permitió las tres burbujas especulativas que han estallado: las acciones, los créditos y las hipotecas bancarias.
2.- En octubre de 2005, apenas designado presidente de las Fed, Ben Bernanke declaró en el congreso que “él no pensaba” que fuera a estallar la burbuja hipotecaria porque el auge de las viviendas “reflejaba fundamentos económicos muy fuertes”.
3.- El colapso bursátil llegó a lo que en los Estados Unidos se conoce como el “momento Minsky”, en referencia a las siete etapas de una crisis fijada por el economista Hyman Minsky: cuando los inversionistas comienzan a vender incluso sus inversiones más sólidas para pagar sus préstamos.
4.- Lo que está en colapso no es sólo la bolsa, el mercado inmobiliario, los bancos y los deudores, sino el pensamiento económico neoliberal de Milton Friedman que señala que los mercados no fallan y los gobiernos sí. La crisis del 2006 hizo pedazos, afirma James K. Galbraith, hijo del brillante economista progresista John Kenneth Galbraith, el llamado “nuevo consenso monetario”, que sostiene que los bancos centrales deben ahora regresar a las metas inflacionarias y proseguir una política mucho más restrictiva y que no sucederá ninguna recesión.
5.- La responsabilidad de la crisis recae doblemente en Bernanke: primero, como presidente de la Fed y su incapacidad para prevenir los comportamientos erráticos del mercado; y segundo, porque en 1983 y en 2005 publicó dos libros sobre la gran depresión de 1929 y con esa experiencia la economía le estalló en las manos en la bolsa.
6.- Y en el fondo, falló el papel regulador del Estado y las distracciones de la Fed. Galbraith dice en su texto que el nuevo consenso monetario nada hizo “sobre los préstamos hipotecarios abusivos, la titulación especulativo y el fraude corporativo”.

A diferencia de otras crisis, México tiene instrumentos de resistencia: inflación bajo control, estabilidad fiscal, crecimiento basado en mercado interno y pasivos bancarios no inflados. La Bolsa quedó atrapada en la globalización de los mercados y en su propio bluf. La caída de la bolsa no refleja, como en ocasiones anteriores, la debilidad de las empresas sino sólo la fiebre especulativa tradicional en un mercado bursátil en donde siempre habrá burbujas especulativas y estallamientos descontrolados.

El problema en México ha sido la falta de previsión sobre la crisis bursátil en los Estados Unidos, la tendencia a una vinculación a ciegas con el exterior y la falta de programas de emergencia precisamente para este tipo de crisis. El programa contracíclico, por ejemplo, fue diseñado y anunciado con bombo y platillos, pero a la fecha se perdió en la burocracia y la impericia de los sectores encargados de la infraestructura.

El secretario de Hacienda, Agustín Carstens, no ha podido diseñar un discurso de definiciones de la crisis y de los programas de resistencia. Asimismo, falta la gran definición del presidente de la república sobre la crisis, su carácter y sus efectos en México. Y el congreso no sale de su pasmo y afila las navajas para atacar a los funcionarios del gobierno y no participar en los mecanismos de resistencia.

El peor efecto que se espera en México será la recesión estadunidense y sus posibilidades de depresión, con los chicotazos inflacionarios. La caída de la bolsa en México ha presionado al tipo de cambio por razones obvias: los sobrevivientes buscan proteger sus recursos.

La asimilación de la crisis está en manos del presidente de la república, toda vez que no cuenta con el congreso ni con los partidos. A ello se agrega la politización de la crisis con miras a extenderla hacia las elecciones legislativas de julio del 2009. De ahí que se requiera de un acuerdo político y social de estabilización económica entre los sectores productivos para mandar señales positivas al mercado y evitar el desorden del pánico social.
Hasta ahora no ha habido un discurso coherente que explique la crisis desde México y plantee los mecanismos de resistencia.
Lo que viene es, como pasó después de la gran depresión, un corto ciclo keynesiano de intervención del Estado. Lo resume en pocas palabras Galbraith: “que reconozcan lo obvio, la inestabilidad del capitalismo, la irresponsabilidad de los especuladores, la necesidad de la regulación y el imperativo de la intervención”. Paradójicamente, Keynes volverá a ser la salvación del capitalismo.
Y en los EU habrán de exigir rendición de cuentas. Apenas en noviembre del 2002, en un homenaje a Milton Friedman en la Reserva Federal, Bernanke --entonces gobernador y luego presidente-- analizó la propuesta de interpretación de Friedman sobre el crack del 29 y concluyó: “en cuando a la gran depresión, tienen razón (Friedman y su colaboradora Ana Schwartz), lo hicimos (por la responsabilidad de la Fed). Lo lamentamos mucho. Pero gracias a ustedes, no volveremos a hacerlo”.
El crack de octubre del 2008 reveló que la Fed, con Bernanke, volvió a fallar.
Por Carlos Ramirez.
Post RLB. Punto Politico.

lunes, 6 de octubre de 2008

Pues sí, culpa de Alan y Bush - Stiglitz: y viene una recesión

Como para resolver una crisis es necesario encontrar su origen, el premio nobel de economía Joseph Stiglitz publicó hace poco una columna para responsabilizar al presidente Bush y a Alan Greenspan como presidente de la Reserva Federal del colapso inmobiliario que reventó bancos y la bolsa de valores.

Bush y Greenspan manipularon la economía para crear la imagen de una falsa prosperidad. El texto de Stiglitz, en http://www.project-syndicate.org/, se titula “La hora de la verdad para EU” y revela que la crisis ha estallado pero no se ha desarrollado del todo.

Por su importancia, Indicador Político publica el artículo de Stiglitz:
Todo se remonta a la recesión de 2001. Con el apoyo del presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, el presidente George Bush impulsó un recorte fiscal diseñado para beneficiar a los estadounidenses más ricos, pero no para sacar a la economía de la recesión que vino después de que se reventara la burbuja de Internet. Ante ese error, la Reserva no tenía muchas opciones si deseaba cumplir su mandato de conservar el crecimiento y el empleo: tenía que rebajar los intereses, cosa que hizo de una forma sin precedentes –hasta llegar a 1%.
(…) Pero dado que el exceso de inversión de los años 1990 fue parte del problema que provocó la recesión, las tasas de interés reducidas no estimularon una gran inversión. La economía creció, pero principalmente debido a que las familias estadounidenses se decidieron a endeudarse más para refinanciar sus hipotecas y gastar parte del excedente. Y, mientras los precios de las viviendas aumentaron como resultado de las tasas de interés más bajas, los estadounidenses pudieron ignorar su endeudamiento creciente.

De hecho, ni siquiera eso estimuló lo suficiente a la economía. Para lograr que más personas pidieran préstamos, se redujeron las condiciones de los créditos, lo que promovió el crecimiento de las llamadas hipotecas basura. Además, se inventaron nuevos productos que rebajaron los montos de los enganches, lo que facilitó a las personas solicitar hipotecas mayores.

Algunas hipotecas incluso tenían amortización negativa: los pagos no alcanzaban a cubrir los intereses, de forma que cada mes la deuda crecía más. Las hipotecas fijas, a tasas de interés del 6%, fueron sustituidas por hipotecas de tasa variable, cuyos intereses estaban ligados a las letras del Tesoro de corto plazo. Las llamadas “tasas señuelo” permitían pagos aun más bajos durante los primeros años. Eran señuelos porque partían del hecho de que muchos deudores no eran sofisticados financieramente, y no entendían en realidad en lo que se estaban metiendo.

Y Alan Greenspan los alentó a que se arriesgaran promoviendo estas hipotecas de interés variable. El 23 de febrero de 2004, señaló que “en la última década muchos propietarios de viviendas podrían haberse ahorrado miles de dólares si hubieran contratado hipotecas de tasa variable en lugar de hipotecas de tasa fija”. Pero, ¿esperaba realmente Greenspan que las tasas de interés se mantuvieran permanentemente al 1% --una tasa de interés real negativa? ¿No pensó qué les sucedería a los estadounidenses pobres con hipotecas de tasa variable si los intereses se elevaban, como era casi seguro que lo harían?
(…) Afortunadamente, la mayoría de los estadounidenses no siguieron el consejo de Greenspan de cambiar a hipotecas de tasa variable. Pero aun cuando las tasas de interés a corto plazo comenzaron a aumentar, la hora de la verdad se pospuso, ya que los nuevos deudores podían obtener hipotecas de tasa fija con intereses que no estaban aumentando. Sorprendentemente, cuando las tasas de interés a corto plazo aumentaron, las de plazo medio y largo no lo hicieron, algo que resultó enigmático (…).

La burbuja de los precios de la vivienda finalmente se reventó y, con la caída de los precios, algunas personas se han encontrado con que sus hipotecas son superiores al valor de sus casas. Otros descubrieron que, con el aumento de los intereses, sencillamente ya no podían hacer sus pagos. Demasiados estadounidenses no crearon un colchón en sus presupuestos y las compañías hipotecarias, concentradas en los derechos que generaban las nuevas hipotecas, no los instaron a que lo hicieran.

Así como fue predecible el colapso de la burbuja inmobiliaria, también lo son sus consecuencias: la construcción de viviendas y los precios de las existentes están disminuyendo y los inventarios están aumentando. Según algunos cálculos, más de dos terceras partes del aumento de la producción y el empleo en los últimos seis años han estado relacionadas con los bienes raíces, lo que refleja tanto las nuevas viviendas como los créditos obtenidos con viviendas como garantía para utilizarlos en excesos de consumo.

La burbuja inmobiliaria indujo a los estadounidenses a vivir con más de lo que tenían –el ahorro neto ha sido negativo desde hace un par de años. Al apagarse este motor del crecimiento, es difícil imaginar que la economía estadounidense no sufra una desaceleración. Un regreso a la salud fiscal será bueno a largo plazo, pero reducirá la demanda agregada en el corto plazo.
Hay un viejo adagio que dice que los errores de las personas perduran mucho después de que ellas ya no están. Eso es muy cierto en el caso de Greenspan. En el de Bush, estamos empezando a sentir las consecuencias incluso antes de que se vaya.

Por Carlos Ramírez.
Post RLB. Punto Politico.