martes, 27 de enero de 2009

Obama, un hecho histórico + México, la agenda desconocida

Cuando se encontró con el presidente Calderón una semana antes de su toma de posesión, el presidente electo Barack Obama carecía de un conocimiento político y estratégico sobre México. En cambio, anunció que su primera visita oficial de Estado sería a Canadá.
Para Obama, México es solamente un pozo de petróleo
Por su formación política pragmática, Obama carece de una mentalidad estratégica y geopolítica. Y sus operadores del área de seguridad nacional vienen del modelo Clinton: un enfoque hacia Europa, China y el medio oriente. Para Obama, México es solamente un pozo de petróleo: su relación bilateral girará en torno a una alianza energética que disminuya la dependencia estadunidense del petróleo venezolano y árabe.
La agenda de México hacia los EU se define en cinco temas: trato privilegiado, migración, comercio, narcotráfico y seguridad fronteriza. Para EU, sus temas son menos: petróleo, terrorismo y subordinación estratégica a las prioridades de Washington. En ninguna de las dos agendas aparecen los asuntos de Cuba, América Latina y Venezuela.

La prioridad de Obama será interna. Su lógica es implacable: los Estados Unidos no pueden salvar al mundo si antes no se salvan a sí mismos. Por eso dedicará su esfuerzo a atender la crisis económica, y en lo externo buscará desdramatizar los asuntos más conflictivos. La orden para cerrar la cárcel de Guantánamo, que ya Bush había decidido, va a tropezarse con la piedra más grande: dónde colocar a los acusados de terrorismo. Y el regreso de las tropas de Irak tardará como dos años, con la previsión de un aumento en los atentados terroristas en Bagdad y otras partes del mundo. Pero no va a modificar la lógica antiterrorista de Bush.
La estrategia de México hacia los EU padeció las mismas carencias de siempre. México está a la espera de la buena voluntad de Washington. Los temas más urgentes --migración, narcotráfico y comercio-- nunca aparecieron en la campaña de Obama. Peor aún, Obama desconoce la realidad de México y de América Latina por la sencilla razón de que no son de interés geoestratégico para los EU ni ha viajado a esta zona del mundo. En su comparecencia en el Senado en las reuniones de confirmación, Hillary Clinton como secretaria de Estado habló de México sólo como sinónimo de petróleo.

Bush dejó una herencia de marginación apenas atenuada por el papel activo del embajador Tony Garza. A diferencia de los afanes intervencionistas de otros embajadores, Garza fue un maestro de la mano suave. A él se le debe que los EU regresarán su atención al narcotráfico de México y optaran por la Iniciativa Mérida como una nueva fase en las relaciones bilaterales. Pero los diplomáticos mexicanos no entendieron el papel de Garza, quisieron la atención de Bush y México perdió los años de la alternancia para redefinir las relaciones bilaterales.

La diplomacia mexicana va a extrañar a Garza. Y lo más seguro es que llegue en su lugar un embajador más intervencionista y exigente. Si Obama desconoce la existencia de México y Hillary estará más ocupada en Europa y China, el expediente México lamentablemente se va a definir y operar en las agencias de inteligencia y seguridad nacional. Y McCaffrey mandó ya un misil: ver a México como lo veían Reagan y el embajador Gavin: un problema. México no ha podido convencer a los EU que el asunto del narcotráfico es bilateral, algo que Garza tardó varios años en lograr. Y ahora con Obama se va a entregar el tema a funcionarios más exigentes y menos entendidos en la lógica política de México.

De los pronunciamientos de Obama pueden desprenderse algunas conclusiones: una de ellas es la decisión de preocuparse primero por los propios EU; otra, que existe en su enfoque de política exterior una doctrina imperial. Y su pragmatismo lo llevará a atender la política exterior en función de los conflictos. En lo económico le dará prioridad a la reconstrucción del capitalismo, en lo exterior va a mantener la lógica imperial y en lo social se reducirá a la creación de empleos. Todo lo que en el exterior se cruce con estas metas será soslayado por Obama.

América Latina no es preocupación geopolítica. Bush demostró, dentro de su conservadurismo, que podía convivir con países con gobiernos de izquierda democrática. Y a los de la izquierda dictatorial, procubana y anti estadunidenses, simplemente los ignoró. Los estrategas de seguridad nacional saben que Cuba está al margen de las prioridades y que el fin político de Fidel Castro es un problema para los cubanos de Cuba y que Hugo Chávez es un provocador al que no se debe tener en cuenta porque la dependencia del petróleo no es de los EU por las importaciones de crudo venezolano sino de los ingresos presupuestales venezolanos por las compras norteamericanas.

De ahí que México deba modificar su estrategia hacia los EU en el cuatrienio Obama.
Primero, debe definir sus propios intereses internos y externos, segundo, está obligado a operar políticas sin esperar la aprobación o el apoyo de los EU, tercero, debe crear un loby especial para negociar directamente con el Congreso, cuarto, debe olvidarse de esperar la buena voluntad de los vecinos del norte y quinto, está obligado a crear su propio consejo de seguridad nacional para darle a la política exterior un enfoque geoestratégico y sacarlo de la burocracia de la cancillería y sus embajadores.
Para México, Obama es el mandatario del vecino imperial.

P0r carlos Ramirez.

Post RLB. Punto Politico.

lunes, 26 de enero de 2009

Japón, una lección para Obama

La historia del capitalismo japonés debería ser seguida muy cercanamente por el Presidente Obama, para entender que la principal causa del fracaso económico es la interferencia estatal, que vía subsidios y gasto público deficitario intenta “planificar” el desarrollo económico.
Durante varias décadas, posteriores a la segunda guerra mundial, Japón creció espectacularmente a tasas promedio del 10%, lo que llevó a este país, ya a finales de la década de los sesentas, a ser considerado una nación desarrollada. ¿Cuál fue la clave del éxito de Japón? No hay misterio, la razón fue el reconocimiento de la propiedad privada, amplias inversiones y una política agresiva en materia de formación de capital humano.

¿Cuál fue entonces la causa del inicio de la terminación del boom japonés? Muchos analistas y académicos aún creen que como se trata de una nación que alcanzó el desarrollo económico, entonces el mayor stock de capital empieza a presentar rendimientos decrecientes, lo que le pega al crecimiento económico. Si revisamos la historia reciente de Japón, veremos que esto no es cierto.
La historia del capitalismo japonés debería ser seguida muy cercanamente por el Presidente Obama, para entender que la principal causa del fracaso económico -o en su caso las bajas tasas de crecimiento económico- son resultado de la interferencia estatal, que vía subsidios y gasto público deficitario intenta “planificar” el desarrollo económico.

La realidad es que aunque en Japón prevalece la propiedad privada, el sistema de precios jamás ha funcionado adecuadamente, pues ha sido interferido durante muchos años por el gobierno.

El primer precio intervenido fue el de las tasas de interés, que durante los años ochentas del siglo XX, y vía políticas monetarias expansivas (como las de EU a inicios de este siglo), crearon un ambiente de crecimiento artificial, no basado en los consumidores, sino en las inyecciones crecientes de dinero del banco central para “estimular” la demanda agregada (ah, como me recuerda esta frase a Calderón). La borrachera económica acabó a finales de los ochentas, y los años noventas del siglo pasado significaron una espantosa resaca que implicó estancamiento económico profundo para Japón.

Los consumidores japoneses siempre han jugado un papel marginal en la asignación de recursos. En Japón el libre sistema de precios nunca ha sido relevante en la asignación de recursos entre consumo e inversión. La economía japonesa fue la última en desafiar las leyes del mercado y creer en la planificación, para lo que contaban con muchos más planificadores que los países socialistas. Pero el resultado estaba decidido de antemano. Sin un sistema de precios, incluido por supuesto el precio del dinero y del yen, no se puede saber qué ahorrar, qué invertir y cuándo hacerlo.

Durante diez años el gobierno japonés se ha negado a aceptar que su problema es el agotamiento de un sistema planificado y la ausencia de un sistema de precios libres y ha pretendido resolver la depresión con bajos tipos de interés y gasto público. En Japón el sistema empresarial -conglomerados poderosos- siempre han estado de la mano del gobierno, que vía su ministerio de economía, deciden la asignación de recursos. A esto hay que sumarle la corrupción descubierta hace unos años entre funcionarios del gobierno y banqueros para hacerse “autopréstamos,” lo que implicó que el sistema financiero japonés se cimbrara y le pegara a ahorradores y al crecimiento económico.

El resultado ha sido una catástrofe, porque a la crisis inicial hay que sumar la fiscal. De tener unas finanzas públicas ejemplares, la deuda pública japonesa ha pasado a representar el 130% del PIB, sin que nada permita suponer que el estado de las finanzas públicas vaya a mejorar.

La razón de por qué el gasto público japonés (con déficits públicos en torno al 8% del PIB anuales) no ha funcionado es la respuesta de las familias y consumidores, que no se creen la política económica del gobierno, que saben que el conglomerado gobierno-grupos empresariales-bancos-empresas industriales y de servicios sigue vivo y distorsiona la toma de decisiones y que, por tanto, la crisis financiera es inevitable. Ello se traduce en empresas privadas que no invierten y, sobre todo, en consumidores desconfiados que no quieren gastar.

El nuevo Presidente estadounidense -por lo menos en el discurso- planea sacar del hoyo a la economía de EU vía el gasto público. Planea “crear” tres millones de empleos vía mayor endeudamiento. ¿El cómplice? La reserva Federal (FED). Con el keynesianismo de Bernanke, la FED no dudará en seguir emitiendo dólares, sin respaldo alguno, para proseguir comprando bonos del Tesoro. Ello es mejor camino hacia la hiperinflación y derrumbe del dólar.

La lección de Japón indica que ante finanzas públicas deficitarias y un endeudamiento alto acompañado de política monetaria acomodaticia (probablemente con la crisis, y de persistir el plan de Obama de mayor gasto público, la deuda estadounidense podría acercarse peligrosamente al 100% del PIB), no funciona como estrategia para la recuperación de las economías.

Al principio de la década de los setenta, ni los gobernantes ni la mayoría de los economistas preveían la gravedad de la crisis económica de EU; tampoco se podía conocer con certeza que la crisis se manifestaría de manera diferente a las del pasado. La excepción fue Milton Friedman con su famoso discurso en la Asociación de Economistas de Estados Unidos en diciembre de 1967, en donde predijo que si se continuaba usando la política monetaria para promover el pleno empleo, el resultado sería una inflación más alta, y no descendería la tasa de desempleo, es decir, al final se tendría más inflación y desempleo (estanflación). El tiempo le dio la razón a Friedman, y la consecuencia fue la terrible estanflación de la era Carter.

Al igual que Freidman, quien esto escribe no es mago ni brujo, simplemente un seguidor y aprendiz de historia económica. Si Obama y sus asesores económicos ignoran la historia, entonces seguro se repetirán los mismos errores de Carter (aunque yo me temo que podría ser más grave, pero es mi apreciación personal). Aquí lo terrible es que para el mundo esto también se traduce en pobre crecimiento económico, lo que puede llevar al regreso y/o consolidación de los mesianismos como el de Chávez, Castro y Morales.

En esta crisis la estrategia ha sido seguir la receta de economistas keynesianos como Krugman y Stiglitz. La historia demuestra que éstas no funcionan. Sin embargo, a los gobiernos -entre ellos el de Calderón- les fascina creer que pueden nadar contra el mercado. Craso e ingenuo error.

Japón y la era Carter son evidencia que Obama no debe desdeñar. La estrategia correcta debe ser menos Gobierno, más ahorro y más producción que son las recetas correctas para salir de la crisis. Sin embargo, los planes de Obama van en la dirección contraria: más gasto público y endeudamiento, cuando la economía estadounidense sufre un exceso de ambos.

Si Obama perisite en su plan, entonces el extraordinario hecho de ser el primer presidente estadounidense negro, será lo que menos recuerde -y quiera recordar- EU y el mundo.

Por Godofredo Rivera.
Post RLB. Punto Politico.

Chiapas: cayó ex fiscal Herrán + Corrupción; falta narcotráfico

Luego de despedirlo del gobierno local y de abrir una investigación a fondo por irregularidades como funcionario, el temido ex fiscal de hierro Mariano Herrán Salvatti fue encarcelado ayer en Chiapas bajo cargos de represión y corrupción. El arresto abre una investigación contra el gobierno de Pablo Salazar Mendiguchía.

Como lo exhibió Indicador Político en tres columnas del 2008, Herrán era parte fundamental del gobierno de Salazar. Y su encarcelamiento el domingo trunca las negociaciones de Salazar con el Partido del Trabajo lopezobradorista para una diputación federal como sinónimo de fuero. El gobierno actual de Juan Sabines se vio obligado a designar a Herrán como secretario de Economía, pero en junio del año pasado lo cesó por actos de corrupción.
El asunto de Herrán se convierte en un conflicto para el grupo de López Obrador, quien había cobijado a Salazar y de paso a Herrán.
Lo que viene ahora es la reapertura de cuando menos tres expedientes contra Herrán, quien fue el fiscal antinarcóticos de Zedillo en la PGR: la represión contra indígenas violando flagrantemente sus derechos humanos, la corrupción como funcionario y la persecución contra la prensa crítica al gobierno de Salazar.
Por ejemplo, Herrán encarceló arbitrariamente a Conrado de la Cruz, dueño del periódico Cuarto Poder, porque había denunciado que Salazar se ostentaba como licenciado sin haber cursado la carrera. Asimismo, Salazar quería apropiarse del periódico. El entonces rector de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Enrique Doger, manipuló papeles oficiales de esa casa de estudios para fabricarle un título a Salazar.
Salazar y Herrán fueron auténticos represores de la libertad de prensa en Chiapas. Cuando Conrado de la Cruz pudo salir libre y luego murió en el exilio, Herrán manipuló las leyes locales para encarcelar al hijo de Conrado que se había quedado al frente del periódico. Lo grave de todo es que Herrán utilizó los servicios de presos comunes en la cárcel para hacerle la vida imposible al periodista.
Paradójicamente hoy Herrán clama, con miedo y voz entrecortada, que lo protejan en la cárcel.
Por su enfoque crítico, Salazar y Herrán también persiguieron y encarcelaron al director del periódico El Orbe, Enrique Zamora Cruz. En esas bromas de humor negro del destino, Herrán fue cesado como secretario de Economía del gobierno de Juan Sabines justamente el 6 de junio, día de la libertad de prensa que celebraba con gran pompa el periódico El Orbe.

Herrán dejó una estela de represión y corrupción. Al tomar posesión, el gobernador Juan Sabines abrió una oficina especial para revisar los expedientes de decenas de indígenas encarcelados por Herrán y se encontró con la violación flagrante de derechos humanos. Sabines liberó a esos indígenas. Asimismo, Herrán fue cesado como secretario de Economía del gobierno de Sabines porque se otorgó un autopréstamo de 10 millones de pesos y había 150 millones de pesos más sin documentar.
Con el apoyo del ex gobernador Salazar, Herrán se convirtió en la imagen del abuso del poder. Como encargado del poder judicial en el gobierno de Salazar, con recursos públicos Herrán compró un avión a través del mecanismo de leasing --alquiler con opción a compra--. Pero al terminar el gobierno de Salazar, no entregó el avión y se apropió arbitrariamente de una propiedad pública para usarlo como propio.

El expediente que falta es el del narcotráfico. En sus tiempos como fiscal de hierro contra el narco en el sexenio de Zedillo, las mafias de la droga crecieron al amparo de la protección del poder. Asimismo, durante la gestión de Herrán como fiscal en Chiapas, las mafias de la droga penetraron el estado y sentaron sus reales con la protección oficial. Hasta ahora, los cargos contra Herrán el domingo se fincaron en abuso de poder y sobre todo en irregularidades, pero hay indicios de que podría abrirse el expediente adicional del narco.

La caída de Herrán modifica también el tablero político en Chiapas, donde Andrés Manuel López Obrador había colocado a su hermano Pío como el operador personal en la plaza. A ello se agrega el dato de que Salazar Mendiguchía había comenzado a moverse en las redes de poder del grupo lopezobradorista para conseguir una diputación federal plurinominal. Los datos publicados en columnas políticas locales revelaron que el PT, hasta ahora el principal bastión político de López Obrador, sería el partido que le ofrecería la candidatura a Salazar. La defenestración de Herrán y la reapertura de los expedientes negros y criminales del gobierno de Salazar Mendiguchía terminaron con los sueños de impunidad y fueron del ex gobernador.

La decisión del gobernador Juan Sabines de no proteger a los corruptos ha sido celebrada en Chiapas, donde las quejas y denuncias contra Herrán ilustraban el gobierno represor de Salazar. Los medios locales festejaron el cese de Herrán a la secretaría de Economía que había exigido Salazar para su aliado y cómplice. Pero con habilidad y tiempo, el gobernador Sabines elaboró los expedientes, le ofreció a Herrán garantías que éste nunca dio a sus perseguidos y dio el paso adelante con el conocimiento del presidente Calderón, quien ha apoyado a Sabines en la limpia de funcionarios corruptos.
Herrán ya cayó y fue encarcelado el domingo. La pregunta ahora es la siguiente: y Salazar Mendiguchía, ¿cuándo?

Por Carlos Ramirez.
Post RLB .Punto Politico.

viernes, 16 de enero de 2009

AMLO y Marcos: los mensajes + Transición relega radicalismos

Luego de descubrir y explotar las posibilidades de la protesta callejera, la lucha política ha regresado a los cauces institucionales: López Obrador y el PRD han sido multados por las movilizaciones del 2006 y el subcomandante Marcos ha terminado cobijando movimientos radicales derrotados como los de Atenco y los de la APPO de Oaxaca.Rumbo a las elecciones legislativas federales de mitad de sexenio, la política ha comenzado a retomar la institucionalidad. Las amenazas de López Obrador de reventar la calle para impedir la reforma energética, las “clases” de desobediencia civil que dieron sus seguidores en el Angel de la Independencia y la formación de grupos de choque de mujeres resultaron fuegos de artificio.

Lo malo de estos radicalismos inofensivos radicó en el hecho de desactivar el potencial de la protesta. Ahora que grupos lopezobradoristas están preparando silenciosamente nuevos objetivos de movilización, la protesta en sí misma ha perdido efectividad. Pero lo malo es que esas manifestaciones radicales carecen de opciones paralelas.

Las multas del IFE al PRD por el plantón del corredor Zócalo-Periférico y por la obstaculización del sexto informe de Vicente Fox fueron la ratificación de la vía institucional. Lo malo, sin embargo, es que los partidos carecen de alguna oferta de transición a la democracia o de modernización democrática. Así, el radicalismo de López Obrador paradójicamente agotó un camino de la protesta al convertir su agenda en impositiva.

El caso de Marcos es similar. Su protesta política en enero de 1994 fue derrotada militarmente pero pudo recomponerla con la agenda indígena, pero su maximalismo por la autonomía diluyó los avances legislativos. Su fotografía reciente a principios de enero muestra la obesidad de la desmovilización. El año pasado encabezó por Reforma una marcha de los campesinos de Atenco y apenas causó cierta curiosidad entre los transeúntes.

Al final de cuentas, con todo y su radicalismo, la protesta de los atencos era importante por el abuso de la policía contra las marchas y en los juicios contra algunos de sus dirigentes. Pero como López Obrador, Marcos ya había agotado las posibilidades de la protesta callejera.
Lo que viene, como siempre ocurre en estos movimientos oscilatorios, es un regreso a la institucionalidad pasiva. En el PRD ha comenzado la disputa por las posiciones legislativas. En reuniones privadas, López Obrador sí ha diseñado una lista de candidatos de su grupo para las candidaturas del PRD, pero en público suele negar la realidad. El éxito de la protesta callejera y violenta en el pasado fue correlativo de la existencia de pocos espacios para la disidencia o la protesta.

La derrota presidencial del PRI, la división política del país en tres fuerzas nacionales y la democratización de la actividad pública ha sido más sólida que la persistencia de la protesta. El día de la votación de la reforma energética en la Cámara de Diputados fue patética la imagen de López Obrador parado en la calle a la espera… de nada: la protesta no llegó, la movilización callejera fue un petate de muerto y lamentablemente el PRD perdió espacios para pugnar por una reforma más progresista, como la que señalaba Cuauhtémoc Cárdenas.

Las multas del IFE al PRD por el 2006 fueron la conclusión de los movimientos de protesta violenta en las calles. Las concentraciones en el Zócalo de la ciudad de México fueron intimidantes en el pasado no sólo por su capacidad de movilización sino sobre todo por su intención de romper con los espacios estrechos permitidos por el sistema político priísta del pasado, al cual por cierto pertenecieron activamente López Obrador y todo su primer círculo de poder. Pero la transformación de la protesta en una simple e inofensiva asamblea informativa diluyó el impacto de las movilizaciones.
Como siempre ocurre con los movimientos de protesta, hay ahora un regreso del péndulo conservador por el error histórico de los grupos radicales: la incapacidad para mantener victorias y para transformarlas en reformas institucionales. La maldición de las protestas callejeras comienza con la fiesta de la lucha maximalista y termina con el grito de “presos políticos, libertad”. El PRD y el EZLN, que encabezaron las grandes movilizaciones de protesta, promovieron una transición política que no supieron capitalizar.

La izquierda ha caído presa de sus propias contradicciones: carece de un proyecto de reforma política o de transición a la democracia y se ahoga en el caudillismo. Ahí están López Obrador y Marcos.
Sin un acuerdo de modernización democrática, los partidos se perfilan a un 2009 de disputa por parcelas de poder. No hay discursos, no hay agenda política, no existe una propuesta de transición: el PRD busca recuperar los votos perdidos por el radicalismo de López Obrador, el PRI quiere regresar a la presidencia de la república con los mismos que lo llevaron a la derrota y el PAN se enfila hacia el modelo priísta de partido de Estado.
Y lo malo es que ahora la protesta callejera, que logró avances en los sesenta y en los noventa, causa estragos en el tránsito citadino pero no consigue ningún avance político.

Por Carlos Ramirez.

Post RLB Punto Pokitico.

Peso Mosca

Peso Mosca 2009 ,feliz año
Por Paco Calderon.
Post RLB Punto Politico.

Programa contra la recesión

La aplicación de medidas para estimular la economía era indispensable.
Durante mucho tiempo pudimos ver hacia el norte y conmiserarnos de la difícil situación económica que estaba afectando a nuestros vecinos. Nosotros, por supuesto, tendríamos algún catarrito, pero atrás habían quedado los tiempos en que un resfriado en Estados Unidos provocaba una neumonía en México.

Hoy ese optimismo ha quedado atrás. Quizá tenemos un déficit de presupuesto menor y no estamos sufriendo un desplome generalizado del sector financiero como el de Estados Unidos o el que tuvimos en 1995. En esta ocasión, por otra parte, la crisis no la hemos provocado nosotros. Pero eso no evitará que afecte profundamente a la economía mexicana.

La economía mexicana no ha registrado todavía esos dos trimestres consecutivos de contracción económica que se consideran necesarios para declarar una recesión formal. Pero bien podemos decir que la crisis empezó ya formalmente en diciembre del 2008.

Hasta el pasado mes de noviembre, y a pesar de todas las dificultades, la economía mexicana había venido registrando un aumento neto de empleos. En diciembre, sin embargo, se perdieron 327 mil trabajos. Siempre hay una caída importante en diciembre, y sobre todo en la última quincena del mes, conforme las empresas liquidan personal al terminar el año y la temporada navideña. Pero esta caída de diciembre hizo que el 2008 terminara con una pérdida total de casi 30 mil empleos. En lugar de crear el millón de puestos de que nos hubieran permitido darle oportunidades laborales a una generación de jóvenes que ingresaron al mercado de trabajo, en el 2008 tuvimos una pérdida neta.

La gente común y corriente no entiende de cifras macroeconómicas o de problemas financieros como el de las carteras vencidas de los bancos. Pero se da cuenta de que ha llegado una recesión cuando pierde su empleo o no puede conseguir uno. Y es que el desempleo es más que un problema económico. Implica una pérdida de ilusiones y oportunidades: un verdadero desperdicio de capacidades humanas.

El propio presidente de la república se da cuenta de eso. Por eso este 7 de septiembre anunció un Acuerdo Nacional en Favor de la Economía Nacional y el Empleo que no era precisamente un acuerdo, ya que se trata de medidas impulsadas directamente por el ejecutivo, pero sí un menú de acciones contracíclicas. Muchas de éstas en realidad no son nuevas, pero la economía mexicana claramente las necesitaba.

El programa que dio a conocer el presidente Felipe Calderón incluye, entre otras acciones, un aumento en el gasto público, la aplicación acelerada de un programa de inversión en infraestructura, el fortalecimiento de un plan de creación de empleo temporal en comunidades marginadas, la congelación de precios de la gasolina, la disminución del precio del gas LP y la reducción de tarifas de electricidad, especialmente para la industria. Estas medidas, y particularmente las disminuciones en los precios de los combustibles, permitirán que el Banco de México pueda bajar las tasas de interés una vez que la inflación, que alcanzó en 2008 un nivel de 6.5 por ciento, el mayor en ocho años, empiece a disminuir.

El propio secretario de hacienda ha reconocido, en una entrevista de radio que me concedió el 8 de enero, que la economía nacional tendrá seguramente un crecimiento de cero en el 2009. Ya no se podía menospreciar la crisis calificándola como un simplemente catarrito. La aplicación de medidas para estimular la economía era indispensable.

Por Sergio Sarmiento.
Post RLB Punto Politico.

martes, 13 de enero de 2009

Crisis-PIB: la pugna, ideológica + Keynes: recuperación y reforma

Si los principales componentes de una crisis son la confusión y la falta de credibilidad, nada estimula mejor la inestabilidad que las pugnas entre los responsables de la política económica.
A finales de 1977 el presidente López Portillo resolvió el diferendo de definición de política económica con las renuncias de sus secretarios de Hacienda y de Programación y Presupuesto. Las rencillas entre el secretario de Hacienda y el gobernador del Banco de México se han convertido en un factor adicional de inestabilidad, sobre todo porque reflejan la peor parte de una crisis: la incomprensión de las razones reales de los conflictos económicos y productivos y por tanto la ausencia de medidas coherentes para enfrentar los tropiezos.
La crisis económica provocada en los EU por el colapso corporativo, los fraudes bursátiles y la transición presidencial ha afectado la tendencia económica en México con una disminución en el ritmo de crecimiento económico y por tanto una baja en el empleo. Por enésima ocasión desde la ola inflacionaria de 1973, el país acumula evidencias de que la política productiva y su correlativa política económica ya no funcionan. Es decir, que el modelo de desarrollo del sistema político priísta quedó reventado por el colapso del populismo 1972-1982 y el agotamiento del neoliberalismo 1984-2008.
Lo malo de todo es que la parte pesimista de los discursos del presidente Calderón, del secretario de Hacienda y del gobernador del Banco de México es que no encuentra acomodo en las medidas de emergencia. El programa anticrisis de la semana pasada no fue un programa de emergencia sino que resultó apenas un mecanismo antichoque para disminuir el efecto negativo de la crisis. Ante la expectativa de un PIB de 0 a -1% para el 2009, con sus efectos en el desempleo y la pérdida de poder de compra del salario y por tanto del bienestar, el programa apenas busca cambiar refrigeradores y congelar precios de gasolinas.
En una carta abierta al presidente Roosevelt en diciembre de 1933 para comentar las incidencias del new deal, el economista inglés John Maynard Keynes resumió en dos puntos la respuesta gubernamental: “la recuperación y la reforma”; es decir, una fuga hacia adelante.
No sólo atenuar los efectos negativos de la crisis con programas de empleo para labores indefinidas --“hemos creado cuatro millones de empleos, pero, por el amor de Dios, no me pregunten a qué se dedican”--, sino que hubo medidas de control de corporaciones privadas, de reconversión en el campo y de inversiones públicas destinadas a reorganizar la producción.

En una crisis todas las medidas son negativas, insuficientes y dolorosas. Sin embargo, alguna razón positiva ha tenido en los Estados Unidos la decisión de aumentar el gasto público a un déficit de 8% del PIB sin que haya críticas ni de los economistas conservadores. En México, en cambio, la ortodoxia del pensamiento económico conservador del FMI --del cual fue subgerente general, segundo en el mando, el actual secretario mexicano de Hacienda, Agustín Carstens-- ha sido puesta como candado ideológico a cualquier medida anticrisis.
De ahí la limitación de las medidas de emergencia. El paquete trata de enconchar a la economía para resistir el choque externo; pero un tropiezo de PIB negativo alargará las posibilidades de reactivación. Lo malo es que la crisis que vino del norte volvió a mostrar que los problemas importados encuentran espacios de multiplicación por el agotamiento del modelo de desarrollo. De ahí la urgencia de aprovechar las crisis para apostarle a reformas que cambien las posibilidades de la recuperación.
De nuevo la carta de Keynes a Roosevelt podría ayudar a los ortodoxos de Hacienda y el Banxico: “Mi segunda reflexión se refiere a la técnica de recuperación en sí misma. El objetivo de la recuperación consiste en aumentar la producción nacional y crear más empleos. En el sistema económico del mundo moderno, la producción se genera para la venta, principalmente, y el volumen de la producción depende de la cantidad del poder adquisitivo, a diferencia del costo inicial de producción que suele desarrollarse dentro del mercado.
“En términos generales, un aumento en la producción no puede ocurrir a menos que actúen uno u otro de los tres factores. Los individuos deben de ser inducidos a gastar más de lo que obtienen mediante sus ingresos, o el mundo de los negocios debe ser inducido, ya sea por una mayor confianza en los pronósticos de crecimiento o por una tasa de interés menor, para que generen ingresos adicionales para sus empleados. Esto es lo que sucede cuando se ha incrementado el capital variable o fijo del país. Otro factor puede consistir en solicitar la ayuda de la autoridad pública para generar ingresos corrientes (impuestos) a través de incrementar el gasto (corriente) mediante el recurso de pedir prestado o imprimir dinero.
“En los tiempos malos, no se puede esperar que el primer factor trabaje con suficiencia.
El segundo factor sólo entra en operación como una segunda ola de ataque frente a la caída, después de que la marea ha sido transformada por los gastos de la autoridad pública. Por lo tanto, el gran impulso inicial depende del tercer factor.”
Bush y Obama diseñaron un programa económico para crear empleos, siguiendo a Keynes. Sólo que Keynes es el poeta maldito de la economía ortodoxa del FMI, Hacienda y el Banxico.

Por Carlos Ramirez.
Post RLB Punto Politico.

lunes, 12 de enero de 2009

¿Plan anti-crisis?

El plan de Calderón es paternalista y dista de ser la solución. La solución es más austeridad del gobierno, menos impuestos para los contribuyentes y más facilidad para hacer negocios. Lo demás es pura demagogia keynesiana.

Se anunció recientemente el plan calderonista anti-crisis. Prácticamente ha sido bien recibido por la oposición, periodistas, analistas y académicos. Se trata de un plan que hace énfasis en el gasto público intensivo con el fin de paliar los efectos de la crisis financiera de EU.

Perdone el lector que parezca que siempre la haga de “Contreras,” pero un plan anti-crisis (¿de verdad crisis como en 82 ó 95?) apoyarse en gasto público deficitario, en especial por el negro historial del gobierno mexicano en esta materia. A continuación esgrimiré argumentos para no caer en el uso del hígado y sí en el del cerebro.

Cuando un gobierno gasta y gasta, termina por caer en déficit fiscal. La acumulación del mismo desemboca en deuda pública. La consecuencia más directa de la deuda pública es que impone una carga a las futuras generaciones de contribuyentes (sus hijos amigo lector). Cuando vencen estas deudas y los intereses acumulados, los futuros contribuyentes se encuentran ante una difícil elección: pagar unos impuestos más altos, disfrutar de un gasto público menor ó ambas cosas a la vez con el fin de disponer de suficientes recursos para devolver la deuda y los intereses acumulados. El déficit fiscal disminuye el bienestar de las futuras generaciones.

Pero el efecto del déficit fiscal no sólo se circunscribe al empobrecimiento de las futuras generaciones. Hay otros efectos colaterales muy dañinos. El déficit fiscal reduce la disponibilidad del ahorro nacional (suma de ahorro privado y público). La reducción del ahorro nacional provoca un alza en las tasas de interés reales, lo que ocasiona que la inversión caiga. La reducción de la inversión provoca con el paso del tiempo una disminución del stock de capital. Esta disminución del stock de capital reduce la productividad del trabajo, lo que le pega a los salarios reales y a la producción de bienes y servicios de la economía. Por lo tanto, cuando un gobierno se endeuda, las futuras generaciones pierden bienestar, pues nacen en un país en donde los ingresos son más bajos y los impuestos más altos.

La evidencia de mi argumento tiene sólida evidencia empírica. Sin embargo, hay economistas que difieren. Estoy hablando de los neo-keynesianos, que hoy asesoran al gobierno mexicano. Para los neo-keynesianos, no existe un “día final” en donde se tenga que pagar de un jalón la deuda pública. Argumentan que la deuda evoluciona también con el producto (PIB), que en la medida en que éste último crezca más que la misma deuda, el efecto para las generaciones futuras es menor.

Bueno, de entrada ya es bienvenido el hecho de que los neo-keynesianos acepten que hay un efecto negativo intergeneracional (a diferencia de los keynesianos puros que equivocadamente se escondían en la frase de “en el largo plazo todos estaremos muertos”). El punto es que lo siguen minimizando.

El problema es que esta visión forma parte de los economistas que sólo juzgan “lo que se ve.” No aprecian, como acertadamente señalaba el gran liberal Bastiat, “lo que no se ve.” El sólo hecho de que exista deuda pública implica un alto costo de oportunidad para la sociedad. En primer lugar porque el gobierno jamás asigna los recursos obtenidos por deuda en forma óptima. Mucha de esta deuda va a parar en el pago de pensiones a burócratas y en el mantenimiento mismo de la burocracia en el poder. La asignación de recursos del gobierno es siempre inferior a la asignación de los particulares (¿ó acaso cree el lector que un burócrata desde un escritorio conoce mejor sus necesidades y la de su familia?). En segundo lugar y no menos importante, es que así como se aprecia que no hay un “día final” para la deuda, tampoco lo hay para los impuestos, que suben y bajan en el tiempo dependiendo de quién ocupe el poder. En México, la derecha en el gobierno federal se está comportando de manera igualmente irresponsable que la izquierda, de ahí su terquedad en no sólo no bajar los impuestos, sino de subirlos respecto del año anterior. Los impuestos son una verdadera carga cuyo costo de oportunidad se traduce en menor ahorro, consumo e inversión de la sociedad. Eso no lo quieren ver los tercos neo-keynesianos.

Por ejemplo, al día de hoy los europeos han visto mermado su nivel de vida (los jóvenes) debido no sólo a mercados laborales rígidos, sino también a los altos impuestos que sirven para financiar no sólo a la burocracia parasitaria, sino al oneroso estado de bienestar, que redunda en menor inversión y por tanto en menor generación de riqueza. Antes de esta crisis mundial, para la mayoría de los jóvenes europeos el desempleo era cosa rutinaria. Ahora la cosa estará peor.

Se puede entender que en una guerra ó en una devastadora depresión (que no es para nada el caso de la actual crisis), el gobierno incurra en un déficit fiscal temporal. Nada que ver esto con el contexto nacional.

La solución del gobierno calderonista fue la más fácil, la vía del derroche fiscal. Y lo peor, me parece que están cayendo en medidas populistas, no temporales sino permanentes. Decía Milton Friedman que no hay subsidio más permanente que uno que empieza de manera temporal. Va a ver el lector qué difícil va a ser políticamente, una vez pasado lo peor de la crisis, que el gobierno descongele el precio de varios de los energéticos que hoy ofrece a la industria. Sólo véase el caso de los pescadores.

Si Calderón no quería quedarse con los brazos cruzados ante la crisis, era más correcto desaparecer el ISR y fijar el IETU por abajo del 15%. Ah, pero eso es peligroso, argumenta el gobierno, pues este año la recaudación caerá, lo que aumentaría el déficit fiscal. A ver, si el gobierno sabe que la recaudación caerá, para que demonios Calderón insiste en sus populismos de crear -y con ello gastar más los recursos escasos del contribuyente- más escuelas, más universidades, más hospitales. Ya de por sí hoy es onerosa e ineficiente la burocracia educativa y médica como para seguir engordando al elefante (tal vez el lector recuerde que en el patético concurso del trámite más burocrático, el triunfo se lo llevó una práctica del seguro social; Calderón quiere crear más hospitales que sólo serían igual de burocráticos).

Y lo peor, ahí está ya el Secretario de Hacienda y los desmemoriados periodistas alabando que “al fin se vuelve a rescatar el estratégico papel de los bancos de desarrollo.” Me dan ganas de hacer el gesto que en Colombia realizó un popular alcalde de Bogotá.

Más historia Secretario y periodistas corifeos, la banca de desarrollo ha sido un verdadero lastre para México, que lejos de ser la solución para las pequeñas empresas, se ha convertido en fuente de ineficiencia, donde impera el no pago y la corrupción. Recuerde el lector las numerosas veces en que se refunda y reestructura la banca de desarrollo. La banca de desarrollo en México lejos de ser una solución, ha sido una pesada carga para el contribuyente. Así que no me vengan con que ahora sí van a cumplir. No me grillen que no nací ayer.

Más se haría por la pequeña empresa facilitando y disminuyendo la pesadísima carga burocrática (cuotas del IMSS, impuestos a nóminas, liquidaciones prohibitivas) que enfrentan.

Por cierto, la solución no es dirigirse tampoco “al mercado interno,” eso es una verdadera estupidez económica. En economía abierta no hay diferencia entre lo “interno y lo “externo.” Hay en todo caso empresas que producen bienes comerciables interna ó externamente, pero en todo caso y momento hay dependencia del comercio internacional. Y eso es lo mejor para el consumidor y las empresas que adquieren bienes e insumos del exterior a bajo costo. Los concanacos y canacintros quisieran que la economía se cierre, para que como pericos repitamos “lo hecho en México está bien hecho.” Esos estúpidos nacionalismos sólo le dejaron el mercado a oligopolios nacionales ineficientes que sólo expoliaban al consumidor con bienes caros y de pésima calidad. Nuevamente historia señores. Más libre comercio y menos proteccionismo.

Políticamente puedo entender que el gobierno destine un poco más de subsidios a los más pobres y canalice recursos a infraestructura, pero debe quedar claro que esto no es la solución a los problemas de desarrollo que enfrenta México. Si México quiere paliar la crisis la solución no es descuidar el equilibrio fiscal (que por cierto para este año, definitivo, será mayor al 1.8% del PIB proyectado por el gobierno). Ya el próximo año estaremos más endeudados interna y externamente, por lo que para quien esto escribe no es motivo alguno de festejo.

El plan de Calderón es paternalista y dista de ser la solución. La solución es más austeridad del gobierno, menos impuestos para los contribuyentes y más facilidad para hacer negocios. Lo demás es pura demagogia keynesiana.

Por Godofredo Rivera.

Post RLB Punto Politico.

Obama, el Maximiliano de AMLO + Que EU imponga presidente aquí

Autodenominado como el único abanderado del nacionalismo mexicano y la casi reencarnación del Juárez que combatió al imperio francés, Andrés Manuel López Obrador convirtió al presidente Barack Obama en su Maximiliano de Hamburgo: el príncipe extranjero que debe poner orden dentro de México ante la incapacidad de los mexicanos para gobernarnos.
La carta del tabasqueño dirigida al presidente electo de los Estados Unidos horas antes de su encuentro con el presidente Calderón reveló más de la pérdida de los valores --racionalidad-- políticos del aún perredista. Por un lado, dice hablar a favor “del pueblo mexicano” --¿del 100%?-- y por otro busca el apoyo de la Casa Blanca y del gobierno de los EU para deponer al presidente mexicano porque a decir del candidato perredista derrotado Calderón “se ostenta” como presidente.
La carta de López Obrador, desdeñada por la totalidad de la prensa mexicana, incluyendo La Jornada, confirma la tesis del “niño mimado” de Ortega y Gasset contra los agitadores de masas.
Pero con todo, López Obrador juega, como siempre, a las dos caras: su carta en español es de apenas cuatro párrafos, mientras que el texto en inglés, cargado de amargura, es de 16 y un recado final para acreditar copias a Michael Moore, el simpático documentalista que se ha hecho millonario a costa de sus películas chistosas y a dos sitios internet, en un hecho que podría tipificarse como traición a la patria.
La idea de López Obrador es clara: presentarse como el “presidente legítimo” de México, pedir el reconocimiento internacional y dicen sus allegados que a punto de abrir sus propias embajadas en el extranjero.
Lo peor de toda esta esquizofrenia tropical --que responde a la misma lógica provocadora contra Obama que han puesto en juego el anciano dictador cubano Fidel Castro y el venezolano Hugo Chávez-- radica en el hecho de que su partido, el Partido de la Revolución Democrática, hace tiempo abandonó la locura del “legítimo”, ha tratado de recuperar su espacio institucional perdido e inclusive ha arrinconado al tabasqueño en los grupos de presión --rémoras del PRD-- de Convergencia y el PT.
Pero lo grave del asunto es el sentido político de la carta de López Obrador a Obama. Ante la disminución de su base social y la ausencia de una resistencia real y activa, el tabasqueño quiere convertir a Obama en el Príncipe extranjero que califique procesos políticos nacionales de México. Al viejo estilo de la lógica del imperialismo del pasado, López Obrador quiere que la Casa Blanca y sin duda el Departamento de Estado decida un operativo para deponer a Felipe Calderón y ponerlo a él como presidente de México.
La pérdida de la racionalidad política de López Obrador llega a momentos culminantes --aunque no será la final porque deben esperarse más sorpresas-- cuando le advierte a Obama que si se toma la foto con Calderón perderá su aureola de “símbolo de cambio”. Es decir, la ignorancia de ideas políticas de López Obrador no entiende que Obama está muy lejos del cambio y que su gabinete clintoniano se nutre de la ideología imperial. Y lo maldice: si reconoce a Calderón, Obama será también… ¡ilegítimo!
Y como para que no haya dudas, López Obrador condiciona a Obama: si se reúne con Calderón, el primer presidente afroamericano de los Estados Unidos será igual a George Bush. La carta en inglés de López Obrador no escatima reclamos ni condenas: si Obama se reúne con el presidente constitucional de México entonces “su cambio” será “nada más un cuento de hadas”. Obama seguramente entró en pánico por las advertencias del tabasqueño.
Así que Obama ya sabe: o suspende su reunión con Calderón, o las maldiciones gitanas de López Obrador cambiarán el signo de su victoria. Porque López Obrador reduce el proceso histórico de los Estados Unidos a la reunión de Obama con Calderón.
De ahí que López Obrador esté llegando a una fase superior de la desesperación: la locura política. Su intención es la misma de los conservadores del siglo XIX que fueron a Europa por un Príncipe extranjero porque los mexicanos no estaban capacitados para gobernarse por sí mismos.
Si Obama le hiciera caso a la irracionalidad política del tabasqueño, entonces sus movimientos serían tres: suspender la reunión con Calderón, ordenarle al Departamento de Estado el desconocimiento de Calderón como presidente y mover a los marines para poner a López Obrador como el presidente de México pero con el aval, el apoyo y la fuerza del imperio de la Casa Blanca. Juárez se estaría revolcando en su tumba.
Sería convertir a México, en la lógica y ambiciones de poder de López Obrador, en un país similar al Panamá del canal, o como la Nicaragua de los Somoza sostenida por la Casa Blanca de Roosevelt --el de la diplomacia de las cañoneras y el complejo militar-industrial-- o la Cuba de Batista: un gobierno y un presidente impuesto por el imperio.
Lo único que salva a López Obrador es la picaresca con la que será leída en México su carta a Obama. Lo malo es que sigue haciendo el ridículo… y ya no sólo en México sino en el extranjero. Pero falta por saber qué hará el PRD: ¿avalará la carta y el pedido de ayuda a un Príncipe extranjero para que ponga y sostenga a un presidente mexicano y, peor aún, del Imperio de América?

El más agradecido con la carta de López Obrador a Obama es Calderón. Cuando le pregunten en Washington sobre el tema, sólo debe mover la cabeza en señal de ironía, alzar los hombros y esbozar una sonrisa de caridad.


Por Carlos Ramirez.
Post RLB Punto Politico.

lunes, 5 de enero de 2009

Agenda 2009: inseguridad + Clave: pactos de PRI y Fox

El saldo del 2008 en materia de inseguridad pública confirmó la certeza de que el problema nacional número uno no será el proceso electoral del 2009 ni la crisis económica, sino la presencia y actividad crecientes de las mafias del crimen organizado.

La explosividad de la violencia de la delincuencia y el reconocimiento de zonas francas en poder de las mafias ha revelado la existencia de una estructura de poder que en el pasado no sólo convivió sino que se privilegió de las alianzas, acuerdos y pactos con los gobiernos priístas y con el gobierno panista de Vicente Fox.

Los indicios que se perciben de las instituciones que tienen que ver con la lucha contra el crimen organizado llevan al dato mayor de que el 2009 será vital para la recuperación de la soberanía del Estado en materia de seguridad pública o representará la derrota del gobierno frente a las mafias.
La acción oficial en el 2009 con la aprehensión de algunos capos y el cierre de espacios de acción llevó a tres recomposiciones: los mandos en las mafias, las relaciones corruptas con funcionarios, políticos y policías y los enfrentamientos sangrientos entre mafias por la disputa de territorios. Ahora viene, según previsiones de expertos, un choque de trenes entre las mafias y el gobierno federal. Es decir, que la lucha de fondo contra el crimen organizado va a pasar a una fase violenta que afectará directamente a la sociedad, pues hasta ahora la matanza ha sido entre miembros de mafias.
El tema de la inseguridad va del asalto en la calles al control de ciudades por organizaciones del narcotráfico. De ahí el hecho de que la inseguridad callejera --asaltos y secuestros-- va articulada a una estructura criminal que poco a poco comienza a articularse entre sí y, lo que es peor, con estructuras sociales, políticas y de gobierno.

La agenda de la seguridad en México ha sido fijada por el colapso del 2008:
1.- La urgencia de reorganizar las estructuras de seguridad pública de los gobiernos para romper con la red de alianza con las mafias.
2.- El enfoque de la seguridad pública como un asunto de soberanía del Estado y de pérdida del monopolio de la fuerza.
3.- La percepción de que el narcotráfico es un asunto de salud pública por el crecimiento en el consumo interno de drogas.
4.- La seguridad como un asunto de seguridad nacional que involucra la seguridad del Estado, las relaciones con los Estados Unidos y la estabilidad social interna.
5.- La inseguridad, obvio, como un asunto de seguridad pública, es decir, de la función prioritaria del gobierno para dotar de certeza a la sociedad.
6.- Las evidencias de que la inseguridad es producto de la corrupción de la sociedad, de las instituciones y de los funcionarios y políticos.
7.- Los datos que revelan que el avance de la criminalidad y su corrupción ha minado las bases fundamentales de las instituciones.
8.- La urgencia percibir que el robo y secuestro y el tráfico de drogas está involucrando cada vez más a los jóvenes y niños y a las mujeres.
9.- La creciente acumulación de datos de que el poder económico del crimen organizado está pervirtiendo la política y a la sociedad. Ahí está el caso de la Miss Sinaloa involucrada en el narco y las listas de policías, funcionarios y políticos al servicio del narcotráfico.
10.- El crimen organizado ha estrechado el margen de maniobra de los gobiernos y los ha obligado a distraer recursos.
11.- La estructura de poder del crimen organizado ha entrado en una etapa de reorganización, con datos que revelan el peligro de alianzas sociales y políticas y sobre todo de la extensión del poder económico del narcotráfico a negocios paralelos. La capacidad financiera del narco ha llegado a superar la posibilidad de inversiones públicas.
12.- En el fondo, la nueva política de seguridad debe definirse en torno a tres principios: no pactar con las bandas del crimen organizado, definir un nuevo concepto de política criminal y encarcelar a funcionarios, policías, políticos, empresarios y personas de la sociedad involucradas en el narcotráfico.

La crisis de la seguridad pública vivida en los últimos dos años ha sido producto de decenios de descomposición política, económica y social. Pero sobre todo, de la decisión de gobiernos y sus funcionarios de pactar con las bandas del crimen organizado como una forma de aceptar sus reglas del juego.
Por tanto, la primera gran acción del gobierno debe ser hacia dentro de las estructuras del sector público porque no habrá forma de vencer a la delincuencia con leyes, funcionarios e instituciones penetradas por los intereses de las bandas criminales.
Lo ocurrido hasta ahora es apenas el principio de una gran batalla.
Por Carlos Ramirez
Post RLB Punto Politico.

viernes, 2 de enero de 2009

En 2009 se disputa el 2012 + Después del PRI… ¿el PRI?

Más que López Obrador y la inseguridad, el principal problema del gobierno del presidente Felipe Calderón en el 2008 fue la pérdida de la iniciativa política y su dependencia del PRI y del PRD.
Por tanto, de la capacidad que tenga el presidente Calderón para recuperar la iniciativa política dependerá el punto fundamental del segundo tercio de su sexenio: permitir el regreso del PRI a la presidencia de la república o dar otro paso hacia la transición política.

La agenda de los problemas paradójicamente no tiene que ver con sus soluciones sino con los espacios de maniobra que vaya a dejar el PRI. La amnesia política de la sociedad parece haber dejado en el olvido las tres herencias nefastas del largo reinado del PRI: la corrupción, la represión y la pobreza.

El 2009 mostrará si los mexicanos realmente añoran el regreso del PRI a la presidencia en función del saldo demagógico, si los ciudadanos ven en el PRI sólo la capacidad para entender la crisis por ellos prohijada y si la sociedad en realidad es cultural y sicológicamente priísta. Y todo ello ante las evidencias de la realidad: los priístas de hoy son exactamente los mismos del pasado.
De ahí que la responsabilidad del regreso del PRI a la presidencia de la república sería parte de la sociedad pero sobre todo de la falta de iniciativas políticas del gobierno del presidente Calderón y de las locuras del sexenio de Vicente Fox y Marta Sahagún.
En este contexto, la agenda del 2009 será vital para perfilar el final del sexenio calderonista:

1.- Las elecciones legislativas del 2009. El PAN está obligado a aumentar su bancada, ante el regreso al PRI de los votos que se fueron con López Obrador y el PRD.
2.- La crisis económica nacional. Los programas anticrisis no dieron resultado. Y la desaceleración va a ser utilizada por la oposición como tema de campaña en contra del gobierno.
3.- La inseguridad seguirá lastimando a la sociedad. A diferencia de los gobiernos priístas que pactaron con el crimen organizado, la violencia creciente es reflejo precisamente de la negativa a negociar. Pero faltan las decisiones finales: limpiar los cuerpos policiacos, arrestar a las cabezas y lograr el respeto a la ley.
4.- Las reformas pendientes no podrán avanzarse por la decisión del PRI de no modificar la estructura de poder del Estado priísta. Pero el gobierno calderonista está obligado a modificar en la práctica los protocolos corporativos que hoy dominan los priístas.
5.- La reorganización internacional por el fin del ciclo Bush y el comienzo de la era Obama. Los temas son los mismos: terrorismo, medio oriente, petróleo, crisis económica y América Latina. Los ocho años de Clinton fueron ajenos para México y los ocho de Bush resultaron una pesadilla. En dieciséis años se agotó la política exterior tradicional de México.

A favor de Calderón hay cuando menos tres hechos:
1.- La consolidación de su presidencia con el fortalecimiento del área política. Pero ahora más que nunca Calderón necesita de un equipo de trabajo para el debate, la lucha y sobre todo el 2009. Los escenarios de urgencia del 2006 son diferentes a los de hoy.
2.- El fin político de Andrés Manuel López Obrador. Si en el 2008 buscó derrocar a Calderón, al final López Obrador fue tumbado del liderazgo perredista por la corriente moderada. El tabasqueño quedó arrinconado en el populismo, su estridencia ha quedado en meras quejas y sus alianzas se han reducido al lumpen marginado.
3.- La existencia de una sociedad que quiere ver hacia adelante y no es presa de la nostalgia del pasado manchado de crisis y crímenes. Las encuestas revelan un alto porcentaje de indecisos o sin partido y una sociedad que está a la espera de nuevos liderazgos políticos y sociales.

En contra, Calderón tiene, entre muchos, tres lastres:
1.- Un gabinete presidencial incompetente para entender la dimensión de la crisis. Salvo los secretarios de Gobernación y del Trabajo, y el ejemplar desempeño del secretario de la Defensa Nacional, los demás brillan por su ausencia política. El gabinete ha sido responsable del fortalecimiento del PRI y de la falta de iniciativas políticas para atender los problemas de corto plazo de la crisis.
2.- El PAN perdió su espacio como partido, está siendo utilizado para la candidatura presidencial de su presidente nacional en turno y carece de un liderazgo interno. El problema del PAN es que quiere ser una copia corporativa del PRI.
3.- La pasividad presidencial. En una etapa de transición política marcada por la alternancia se requiere de un liderazgo presidencial más insistente, menos ajeno a los problemas y sobre todo determinado a no perder la iniciativa política. Al final de cuentas, los problemas se resuelven en Los Pinos.
De ahí que el 2009 sea vital para el 2012 y para definir el horizonte político de Calderón.

Por Carlos Ramirez.

Post RLB Punto Politico.