Cinco años después se comprobó la inutilidad de esas reuniones en las que se gasta dinero público, se hacen declaraciones de alto contenido y al final ocurre… nada. Por ejemplo, la convención nacional hacendaria de 2004 habló, entre muchísimas y muchísimas cosas, de tres fundamentales: bajar el IVA de 15% a 12%, crear un capítulo hacendario en la Constitución y llevar esa convención a una Reforma Hacendaria (con mayúsculas) para “promover el crecimiento económico, la justicia social, el equilibrio en el desarrollo nacional, la estabilidad macroeconómica y la solidez en las finanzas públicas de los tres órdenes de gobierno”. Todo, pues.
A cinco años de distancia, las bancadas legislativas fueron incapaces de ponerse de acuerdo… en lo que ya estaban de acuerdo, el país ha sido sumido en una severa crisis de errores de diseño fiscal y de gasto y al final la bancada más grande --hoy la del PRI-- se va a quedar con las bolsas de gasto más importantes para gastos sin detonación del desarrollo. En cambio, los legisladores aprobaron un aumento generalizado de impuestos que provocó una disminución en la capacidad de consumo de los ciudadanos.
Ahora los legisladores senatoriales del PRI salen con la brillante idea de organizar una convención nacional fiscal, ya no hacendaria, para arribar al diseño de la reforma fiscal integral que, dicen, le hace falta al país. Si tuvieran voluntad política, bien podrían ahorrarle al país el gasto inútil de otra convención de discusión hacendaria y mejor debían comprometerse a decidir la aplicación de las conclusiones de la convención nacional hacendaria convocada en octubre de 2003 y realizada a nivel nacional de febrero a julio de 2004. En lugar de gastar en otro foro, bastaría con entrar al sitio www.indetec.gob.mx/cnh, imprimir todos los documentos y conclusiones y… aplicarlas. Hubo 450 propuestas aún vigentes.
Lo grave de todo es que muchos de los legisladores y funcionarios que entonces participaron activamente en la organización de la CNH ahora están de nueva cuenta en posiciones legislativas. El hoy senador convocante a la convención fiscal Manlio Fabio Beltrones era en 2004 presidente de la cámara de diputados. El hoy senador panista Santiago Creel fungía como secretario de Gobernación y también como miembro del consejo directivo de la CNH. El senador perredista Alfonso Sánchez Anaya era gobernador perredista de Tlaxcala., Y la hoy diputada panista Josefina Vázquez Mota firmaba hace cinco años la CNH como secretaria de Desarrollo Social.
En el 2004 la discusión fue a fondo. En materia de ingresos, por ejemplo, el diagnóstico presentó el panorama restringido de la política fiscal: “insuficiencia de los ingresos fiscales del país, dependencia excesiva de los derechos de hidrocarburos y sobrecarga fiscal de Pemex, centralización de la política fiscal, limitación extra constitucional de las facultades de las entidades federativas, evasión y elusión importantes y sistema fiscal con elementos innecesariamente complejos y costosos”. A cinco años, la situación es peor.
En materia de gasto, el diagnóstico de la CNH fue certero: “reformular la distribución competencial de las principales funciones del gasto público entre ámbitos de gobierno, con el propósito de fortalecer el federalismo hacendario integral e identificar los mecanismos para su financiamiento, mejorando los procesos de asignación de recursos, así como la calidad y eficiencia de los procesos de su realización, fortaleciendo la equidad, la transparencia y una mejor rendición de cuentas”. Hubo el compromiso de aumentar gasto y control de cuentas en educación, salud y seguridad pública, hoy los tres rubros sacrificados. Y… nada.
En transparencia, la CNH de 2004 asumió un compromiso fundamental que hoy ha sido olvidado: “impulsar una mayor participación ciudadana en los procesos de revisión, fiscalización y control desarrollados por los entes gubernamentales en los tres niveles de gobierno”. Se trataba de que la ciudadanía sin intermediación política tuviera forma rápida y eficaz de supervisar el funcionamiento de entidades públicas. Hoy se han pervertido, partidizado y politizado los organismos de vigilancia del gobierno.
Las propuestas ejecutivas de la CNH se convirtieron en verdaderas metas de gobierno. Y con el compromiso de la clase política de crear condiciones de ingreso-gasto, entonces el país iba a entrar en la ruta de la reforma del desarrollo y su financiamiento. Y por derivación hacia finales del decenio México iba a ser una nación fuerte, en crecimiento y con distribución, exactamente lo contrario a la situación de crisis en que se encuentra hoy.
En lugar de otra convención, mejor aplicar la ya aprobada en 2004.
Por Carlos Ramirez.
Post. RLB. Punto Politico.