Por tanto, el mensaje del nuevo gobierno de Obama a la administración del presidente Calderón fue muy preciso: los EU nada harán para ayudar a México, más allá de lo comprometido. Y peor aún, existirá una especie de regateo: Washington destinará menos de 500 millones de dólares de apoyo dentro del Plan Mérida para combatir en México un problema que mueve 50 mil millones de dólares anuales.
En este contexto, México está obligado a replantear su estrategia en función de sus intereses internos y no sentarse a esperar que los EU volteen los ojos al problema mexicano, dado que las prioridades de la Casa Blanca de Obama son otras. De ahí que el escenario del narcotráfico en México tenga perfiles singulares:
1.- El narcotráfico es para México un problema de seguridad nacional por tres razones: la pérdida de soberanía del Estado, la globalización de las mafias por el circuito siembra-transporte-consumo y el efecto desestabilizador en las certezas de la sociedad.
2.- El narcotráfico es un asunto que se explica de manera determinante por la demanda. Mientras en los EU haya más de 40 millones de personas consumidoras de droga, la solución rebasa la capacidad de los Estados latinoamericanos y exige un planteamiento global.
3.- Sin embargo, en los Estados Unidos el tema de la droga tiene otras nociones: no es un asunto de seguridad nacional sino de salud pública. La explicación tiene que ver con el hecho de que la vinculación del narco con las policías y los políticos es grave pero no generalizada. El tráfico para el consumo se explica sólo por la complicidad de las autoridades, pero sin que todas las policías estén involucradas.
4.- El tema del narcotráfico se convierte en un asunto de seguridad nacional para los EU cuando está articulado al terrorismo, como es el caso de las FARC, o cuando los terroristas pueden utilizar las rutas clandestinas para ingresar en territorio estadunidense. Washington se comprometió con Colombia justamente cuando el narco se alió a la guerrilla de las FARC y ésta se vinculó a gobiernos radicales latinoamericanos.
5.- El consumo de droga en los EU es un tema de garantías individuales. La legalización del consumo en algunos estados ha generado una estructura de producción-consumo que las leyes no pueden impedir. Pero al haber consumo legal, tiene que existir una ruta de comercialización. Por eso es que en los EU no se combaten las mafias con la misma intensidad, aunque a costa de aumentar el flagelo de la droga en niños y mujeres.
6.- La última redada que atrapó a centenas de narcos mexicanos e incautó droga y efectivo no tuvo el objetivo de impedir la comercialización y el consumo sino que buscó romper con las redes de comercialización en manos de capos mexicanos fuera del control de las autoridades estadunidenses. Por eso fue que las autoridades de los EU atraparon solo a mexicanos ligados al cártel del Golfo.
7.- Las acciones de los EU contra narcos dentro de su territorio han sido ajenos a cualquier movimiento en la comercialización o el consumo. Una forma de disminuir el tráfico de drogas es atacando también el consumo. Pero en los EU hay poca intensidad en combatir el consumo de droga. Por tanto, los EU realmente no están preocupados por el consumo sino por el control de las rutas, el manejo del dinero y la administración de las mafias.
8.- Mientras exista el consumo de droga por parte de 40 millones de estadunidenses, la lucha contra el narcotráfico en los EU será laxa. Con pragmatismo, los EU necesitan realmente la existencia de proveedores de droga para sus consumidores. El día en que baje decisivamente el tráfico hacia los EU, ese día el gobierno estadunidense enfrentará una insurrección interna y un aumento del índice de criminalidad. Por eso los EU normalmente no impiden que la droga llegue, sino que vigilan que no se conviertan en rutas para el terrorismo.
9.- Los EU estarán preocupados si México pierde el control de su seguridad interna y se convierta en un problema de seguridad nacional para los EU. Por eso Washington estaría preparando una estrategia militarista para impedir el colapso de la zona fronteriza con México pero por razones geoestratégicas y militares. El Plan Colombia no fue solamente un programa de lucha contra el narco sino que formó parte de la red de seguridad militar de los EU en el sur del continente.
10.- La política de seguridad nacional de Obama se ha centrado en la estabilidad interna y está lejos de preocuparse por el equilibrio internacional. De ahí que Obama tome decisiones por el exclusivo interés estadunidense, lo mismo con la insistencia el revisar el Tratado Comercial que con abandonar las plazas costosas en el presupuesto militar. De ahí que México comience a llegar a la conclusión de que tendrá que luchar solo contra el narcotráfico y por tanto replantear su política
Por Carlos Ramirez
Post RLB Punto Politico.
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