A nadie parece importarle mucho. Lo que es de todos no es de nadie. Y Petróleos Mexicanos, al ser supuestamente de todos, termina siendo de nadie.
Esta semana pasada se inició una investigación sobre la ordeña de ductos de gasolina de Pemex. Varios grupos de delincuentes han encontrado que es un gran negocio extraer la gasolina de estos ductos y venderla. El robo de gasolina cuesta hasta 20 mil millones de pesos al año a la paraestatal. Y el problema va en aumento.
No debería ser así. Hay un sistema tecnológico llamado Scada que puede impedir el robo ya que cierra en automático las válvulas de los ductos cuando se registra una baja de presión. El sistema es caro, pero podría pagarse en muy poco tiempo si realmente redujera los robos de gasolina de forma significativa.
Parte del problema, sin embargo, es que Pemex ha encauzado buena parte de su inversión a la producción de petróleo crudo y no a Pemex Refinación, que se encarga de las gasolinas. Hay una buena razón para ello. Pemex pierde dinero en la refinación y venta de gasolina, un negocio de centavos que requiere de una gran eficiencia. En contraste, la producción y exportación de crudo, un negocio de enormes márgenes, es rentable a pesar de la ineficiencia de Pemex.
La producción de petróleo crudo de nuestro país sigue a la baja. Nada más en el primer semestre del 2009 registró una caída de 7.5 por ciento. Entre 2004 y la primera mitad del 2009 el desplome es de 31 por ciento. La principal razón ha sido una caída muy rápida en el petróleo que se extrae del yacimiento de Cantarell.
Mientras esto ocurre, la empresa sigue distinguiéndose por ser la única petrolera del mundo que tiene pérdidas consistentes. En el primer semestre de 2009 Pemex registró una pérdida de 25,839 millones de pesos. En parte esta situación fue producto de un descenso importante en el precio del petróleo crudo, pero la cotización sigue siendo superior a la que se registraba hace apenas algunos años.
Otro factor que impide a la empresa tener ganancias es el abusivo cobro de impuestos que la Secretaría de Hacienda hace sobre los ingresos de Pemex. Ante los fracasos de gobiernos sucesivos por hacer una reforma fiscal realmente de fondo, Hacienda ha preferido saquear a Pemex. La medida, sin embargo, es miope. Equivale a utilizar un recurso natural no renovable para financiar el gasto corriente del gobierno.
Todos los esfuerzos por hacer una reforma fiscal que detenga el saqueo de Pemex han resultado infructuosos. Lo mismo ha ocurrido con los intentos por hacer una reforma energética que promueva la inversión. Hoy el gobierno está perdiendo tiempo y recursos para construir una refinería, que seguramente perderá dinero, en lugar de permitir que la iniciativa privada lleve a cabo la inversión no en una sino en varias refinerías mientras Pemex concentra sus recursos en la más rentable exploración de petróleo crudo. No hay dinero suficiente, mientras tanto, para hacer la inversión en un sistema Scada que impediría el costoso robo de combustible de los ductos de Pemex.
A nadie parece importarle, sin embargo. Lo que es de todos no es de nadie. Y como nos dicen que el petróleo es de todos los mexicanos, el resultado ha sido que nadie se ha interesado en desarrollarlo de la manera que más nos beneficie a todos.
Por Sergio Sarmiento
post RLB. Punto Politico.
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