1.- En su actualísimo texto Ensayo sobre un proletariado sin cabeza, el escritor marxista José Revueltas demostró en 1962 la inexistencia histórica del Partido Comunista Mexicano como el partido de la clase obrera. Con los mismos razonamientos hoy se puede demostrar la “inexistencia histórica” del PRD como el partido de la izquierda mexicana.
2.- López Obrador no quiere el PRD para convertirlo en el partido de vanguardia de los trabajadores ni para instaurar un sistema político proletario, sino para revivir el PRI en su versión corporativa de Partido de la Revolución Mexicana de Lázaro Cárdenas. Pero el fin histórico de la Revolución Mexicana ocurrió justamente en 1940 cuando Cárdenas decidió la sucesión a favor del conservador Manuel Avila Camacho.
3.- Un partido de izquierda tiene sólo una definición: partido de la clase obrera.
El desmoronamiento de la URSS, la debacle de Cuba y el capitalismo socialista de China fue el fracaso del comunismo, no del socialismo. Y el único socialismo posible es el que representa los intereses de la clase obrera. Los perredistas ex comunistas que aún se acuerden de sus lecturas de Marx pueden entender que el factor económico es determinante de las relaciones políticas, no al revés.
4.- Como partido de izquierda, el PRD debió de representar primero los intereses de la clase obrera y después una alianza con los grupos de las clases medias. Pero no: López Obrador ni siquiera ha hecho esta reflexión. Su objetivo final es convertir al PRD en el relevo partidista del PRI, pero del PRI de Avila Camacho, Miguel Alemán, Díaz Ordaz y Echeverría.
5.- Como autodenominado partido de izquierda, el PRD vive en la confusión ideológica. Por eso tiene tantas dificultades para llegar al poder. Y cuando accede, por ejemplo, a las gubernaturas, su comportamiento como gobierno es exactamente igual al del PRI. Ahí están los casos del ex priísta Marcelo Ebrard y de la ex comunista Amalia García.
6.- Como partido autodenominado de izquierda, el PRD vive lo que Revueltas calificó de “degeneración lumpen proletaria”: es decir, no representar los intereses de los obreros sino usar a los liderazgos sindicales inventados y encumbrados por el PRI a favor de un proyecto paternalista de Estado. Y rodearse de grupúsculos desclasados sin intereses ideológicos sino sólo beneficios asistencialistas.
7.- La confusión ideológica del PRD tiene nombre. De nuevo lo escribió Revueltas hace casi cincuenta años: “locura brujular”, cuando la aguja de una brújula se vuelve loca. El PRD carece de un sentido de brújula.
8.- El PRD es víctima de su pecado original: la sumisión de la izquierda comunista a los priístas que habían sido expulsados del paraíso terrenal de las candidaturas. De nueva cuenta lo escribió Revueltas en su ensayo de 1962: el Partido Comunista estaba imposibilitado de representar los intereses de la clase obrera. E identificó las tres corrientes que impedían su verdadera definición, las tres corrientes que “enajenan la conciencia de la clase obrera”: la presencia dominante de la ideología de la Revolución Mexicana, el control partidista de la burocracia comunista democrático burguesa entonces encabezada por Vicente Lombardo Toledano y el control del PCM por un grupo sectario.
9.- Hoy esas tres corrientes se reproducen en el PRD y enajenan a la clase trabajadora como la única que puede definir un proyecto de izquierda: los priístas que tomaron el control del PRD como ex PCM, López Obrador como el Lombardo Toledano del siglo XXI y un partido dominado por un grupo “sectario-oportunista”.
10.- La lucha política de López Obrador carece de sentido si no define antes un modelo económico. Revueltas resumió en 1958 la doctrina del marxismo en una frase completa: “la única clase llamada a hacerle al “gobierno revolucionario” una concurrencia política, es aquella que viene a ser la única que puede hacerle concurrencia económica”. Y ahí no hay de otra: la única clase que puede redefinir el rumbo de un modelo económico y productivo es la clase obrera. Pero el PRD y López Obrador dependen de la clase obrera mediatizada --“enajenada”, diría Revueltas-- por el PRI.
11.- Pero como en el PRD hay dominio priísta, entonces el PRD no es un partido de izquierda sino un clon del PRI. Por tanto, el PRD es un partido al servicio de Caudillo de hoy --como antes fue Lázaro Cárdenas--, en una versión que Revueltas calificó como de “estalinismo chichimeca, bárbaro, donde el culto a la personalidad se convierte en culto a Huitzilopoztli y en los sacrificios humanos que se le ofrendan periódicamente con la expulsión y liquidación política de sus mejores cuadros y militantes”.
12.- El pecado original del PRD tiene el germen de su propia destrucción; comunistas burocratizados, un Caudillo lombardizado, un PRI que tomó por asalto el PRD que nació de la célula madre del PRD y una ausencia total de la clase obrera. Éste es el PRD que ayer cumplió 19 años sumido es una crisis terminal.
Por Carlos Ramirez.
Post RLB Punto Politico.
2.- López Obrador no quiere el PRD para convertirlo en el partido de vanguardia de los trabajadores ni para instaurar un sistema político proletario, sino para revivir el PRI en su versión corporativa de Partido de la Revolución Mexicana de Lázaro Cárdenas. Pero el fin histórico de la Revolución Mexicana ocurrió justamente en 1940 cuando Cárdenas decidió la sucesión a favor del conservador Manuel Avila Camacho.
3.- Un partido de izquierda tiene sólo una definición: partido de la clase obrera.
El desmoronamiento de la URSS, la debacle de Cuba y el capitalismo socialista de China fue el fracaso del comunismo, no del socialismo. Y el único socialismo posible es el que representa los intereses de la clase obrera. Los perredistas ex comunistas que aún se acuerden de sus lecturas de Marx pueden entender que el factor económico es determinante de las relaciones políticas, no al revés.
4.- Como partido de izquierda, el PRD debió de representar primero los intereses de la clase obrera y después una alianza con los grupos de las clases medias. Pero no: López Obrador ni siquiera ha hecho esta reflexión. Su objetivo final es convertir al PRD en el relevo partidista del PRI, pero del PRI de Avila Camacho, Miguel Alemán, Díaz Ordaz y Echeverría.
5.- Como autodenominado partido de izquierda, el PRD vive en la confusión ideológica. Por eso tiene tantas dificultades para llegar al poder. Y cuando accede, por ejemplo, a las gubernaturas, su comportamiento como gobierno es exactamente igual al del PRI. Ahí están los casos del ex priísta Marcelo Ebrard y de la ex comunista Amalia García.
6.- Como partido autodenominado de izquierda, el PRD vive lo que Revueltas calificó de “degeneración lumpen proletaria”: es decir, no representar los intereses de los obreros sino usar a los liderazgos sindicales inventados y encumbrados por el PRI a favor de un proyecto paternalista de Estado. Y rodearse de grupúsculos desclasados sin intereses ideológicos sino sólo beneficios asistencialistas.
7.- La confusión ideológica del PRD tiene nombre. De nuevo lo escribió Revueltas hace casi cincuenta años: “locura brujular”, cuando la aguja de una brújula se vuelve loca. El PRD carece de un sentido de brújula.
8.- El PRD es víctima de su pecado original: la sumisión de la izquierda comunista a los priístas que habían sido expulsados del paraíso terrenal de las candidaturas. De nueva cuenta lo escribió Revueltas en su ensayo de 1962: el Partido Comunista estaba imposibilitado de representar los intereses de la clase obrera. E identificó las tres corrientes que impedían su verdadera definición, las tres corrientes que “enajenan la conciencia de la clase obrera”: la presencia dominante de la ideología de la Revolución Mexicana, el control partidista de la burocracia comunista democrático burguesa entonces encabezada por Vicente Lombardo Toledano y el control del PCM por un grupo sectario.
9.- Hoy esas tres corrientes se reproducen en el PRD y enajenan a la clase trabajadora como la única que puede definir un proyecto de izquierda: los priístas que tomaron el control del PRD como ex PCM, López Obrador como el Lombardo Toledano del siglo XXI y un partido dominado por un grupo “sectario-oportunista”.
10.- La lucha política de López Obrador carece de sentido si no define antes un modelo económico. Revueltas resumió en 1958 la doctrina del marxismo en una frase completa: “la única clase llamada a hacerle al “gobierno revolucionario” una concurrencia política, es aquella que viene a ser la única que puede hacerle concurrencia económica”. Y ahí no hay de otra: la única clase que puede redefinir el rumbo de un modelo económico y productivo es la clase obrera. Pero el PRD y López Obrador dependen de la clase obrera mediatizada --“enajenada”, diría Revueltas-- por el PRI.
11.- Pero como en el PRD hay dominio priísta, entonces el PRD no es un partido de izquierda sino un clon del PRI. Por tanto, el PRD es un partido al servicio de Caudillo de hoy --como antes fue Lázaro Cárdenas--, en una versión que Revueltas calificó como de “estalinismo chichimeca, bárbaro, donde el culto a la personalidad se convierte en culto a Huitzilopoztli y en los sacrificios humanos que se le ofrendan periódicamente con la expulsión y liquidación política de sus mejores cuadros y militantes”.
12.- El pecado original del PRD tiene el germen de su propia destrucción; comunistas burocratizados, un Caudillo lombardizado, un PRI que tomó por asalto el PRD que nació de la célula madre del PRD y una ausencia total de la clase obrera. Éste es el PRD que ayer cumplió 19 años sumido es una crisis terminal.
Por Carlos Ramirez.
Post RLB Punto Politico.
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