domingo, 18 de noviembre de 2007

¡Cállate, chavelaca!

Acá dan hasta ternura las fuerzas vivas de la “izquierda” mexicana que no se atreven a tocar al dictador que les es simpático, nomás porque dice representar sus mismas causas políticamente correctas. Aunque suprima libertades, censure, violente, reprima, propicie la división, ataque al extranjero y al diferente, ataque a quien se le oponga.


El monarca absoluto Hugo Chávez bien sabe manejar la prensa y definir los temas de la opinión pública. Con astucia de pejelagarto, sabe que si para un político lo segundo peor es que se hable mal de él, lo peor es que no se hable de él.

Con tal de ganar reflectores y manejar la opinión pública Chávez graba canciones, recita poemas, dice gracejadas, aparece en cadena nacional, dice lo que sea, y exaspera a cualquiera. Ahora le toca al rey Juan Carlos I: “¿Por qué no te callas?”

Chávez había llamado repetidamente “fascista” a José María Aznar; su sucesor Zapatero lo defendió: “Se puede estar en las antípodas de una posición ideológica… pero el ex presidente Aznar fue elegido por los españoles, y exijo respeto”.

El pobre presidente de Nicaragua se lanzó (but of course) contra las transnacionales españolas. El vicepresidente de Cuba respaldó (but of course) a Chávez: dijo que hay dirigentes fascistas, elegidos democráticamente. Claro, digo yo: uno es Chávez, que responde puntualmente a quien entienda el fascismo como gobierno autoritario, colectivista, de masas, bajo una ideología y un líder providencial, y con símbolos visibles: camisas pardas de Hitler, camisas negras de Mussolini, descamisados con los Perón, camisas rojas con Chávez. Con causas políticamente correctas y (but of course) contra todo imperialismo que no sea el suyo. Preferentemente, desparramador de dinero público a las masas.

Chávez aprovecha lo que suena bonito y correcto: el Che, la izquierda, Fidel Castro es mi padre, el imperialismo y sus cachorros, la revolución bolivariana, las causas populares, el nacionalismo, los extranjeros, las fuerzas de la derecha…

“Nunca nos callaremos y mucho menos a la voz de un monarca” dice el monarca Chávez. Monarca etimológicamente quiere decir “único gobernante”. Habrá sido electo Chávez por su incauto pueblo, pero en España hay democracia, leyes, poderes, división entre poderes y, desde Franco, no hay dictadura. Zapatero no tiene garantizado permanecer en el poder, como tampoco el depuesto Aznar. Habrá que averiguar quién es más monarca: Chávez gobernante único, o un rey jefe de un Estado donde gobierna el presidente.

Bien hizo el rey en respaldar a sus compatriotas, como antes había defendido Zapatero la dignidad de su antecesor e implacable adversario político. Bien hacen sus opositores Aznar y el Partido Popular al agradecer los gestos de defensa de la dignidad de España y de su gente y empresas, ante los insultos de un demagogo.

En cambio, acá dan hasta ternura las fuerzas vivas de la “izquierda” mexicana que no se atreven a tocar al dictador que les es simpático, nomás porque dice representar sus mismas causas políticamente correctas. Aunque suprima libertades, censure, violente, reprima, propicie la división, ataque al extranjero y al diferente, ataque a quien se le oponga.

Si Marx decía que un burgués estaba dispuesto a vender la soga con que lo habrían de ahorcar, nuestras buenas conciencias y su prensa están dispuestas a vender su alma y sus principios y su moral doble y su mermado prestigio y su futuro, con tal de no quedar mal con alguien que dice simpatizar con lo mismo que ellos, aunque su conducta lo contradiga de principio a fin. Parece que ellos sí hicieran caso a quien les dijera “¡cállate, chachalaca!” cuando se les ocurriera la herejía de criticar a Chávez.

Por Fernando Amerlinck.
Post RLB Punto Politico.

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