¿Qué puede suceder si los cheques de Pemex dejan de fluir al cerrarse la llave del petróleo? Para empezar, la aceleración de algo que ya ha estado sucediendo durante muchos años cuando, uno de cada 10 mexicanos ha emigrado a los EU y el 60% tienen la intención de hacerlo. Ello presenta, ante la nueva ola antiinmigrante que se ha gestado en los EU, premonición de graves enfrentamientos en la ya convulsionada frontera.
Al aproximarnos al final de la primera década del milenio, aun para los optimistas el mundo presenta una serie de visiones realmente preocupantes. Una de ellas es la creciente y ancestral tensión entre México y los EU que día a día se manifiesta con más intensidad en la frontera la cual, en opinión de expertos, cada vez más se define como una amenazante zona de guerra y, aun más preocupante, los acontecimientos pendiendo en el horizonte.
Imaginemos un día—no muy lejano—cuando México, el segundo proveedor de petróleo de EU, abruptamente suspende sus flujos y el 16% que representa en las importaciones estadunidenses desaparece. Aun cuando una posibilidad como esta luce horripilante para los EU, para México sería de fatales consecuencias no sólo para su economía y los millones de
empleos que la actividad genera directa o indirectamente, sino para el futuro entero de la nación.
Imaginemos luego un México sumido en novedosa revolución para controlar el flujo de otras generosas exportaciones: drogas, armas e inmigrantes ilegales. Al momento que bandas rivales se enfrentaran convirtiendo ciudades enteras en zonas de combate, infinidad de familias estarían huyendo para, al salvar sus vidas, tristemente decidir no regresar jamás.
Imaginemos un México convulsionado cuando, el perdedor de las pasadas elecciones presidenciales se niega a conceder y procede a establecer su propio gabinete y, comandando millones de seguidores, se dedican a sabotear cualquier esfuerzo de la nueva administración—utilizando formas ilegales y violentas. El responsable de operar la ciudad de México, el gran problema nacional, al sentirse Emperador abiertamente le declara guerra el presidente. Millones de mexicanos, invadidos de pánico ante el prospecto de una guerra civil, emigran en busca de un refugio seguro.
Pero cuando esa multitud se dirige al refugio natural—la frontera con EU—se encuentran con miles de elementos portando uniformes de milicias privadas, totalmente determinados a impedir su paso a costa de lo que sea. Atestiguar entonces la miseria humana que presentan ciudades fronterizas como Nogales, Tijuana, Agua Prieta, en las cuales su población flotante casi supera a la natural viviendo en condiciones infrahumanas.
En una fecha no muy lejana, no habrá necesidad de utilizar la imaginación puesto que algo muy similar está ya sucediendo aun cuando no sea noticia de primera plana. La región fronteriza se ha convertido en eso, una zona de guerra y el resto de la visión poco a poco se configura.
Pero dejemos de especular puesto que, yo no pienso el presidente Calderón un buen día amanezca contagiado de Chavismo y proceda a cancelar las exportaciones de petróleo a los EU. Pero algo que sí puede suceder es no contar con otra alternativa porque México, a gran
velocidad, está agotando sus reservas petroleras. Un suceso de esta naturaleza se convertiría en una profunda grieta en la economía del país lo que, entre otras cosas, estaría provocando una avalancha de gente transitando hacia la frontera.
En esta escaramuza petrolera algunos actores se dicen aliados de los EU, pero otros han jurado su eterno odio y se describen sus mortales enemigos. Y es aquí donde el potaje se vuelve letal puesto que, al sazonarlo con ingredientes como Arabia Saudita, Venezuela, Irán, Irak,
Rusia, presenta un cuadro el cual apunta al encendido de un cerillo en medio del polvorín en que se han convertido muchas regiones del mundo—incluyendo la frontera entre México y los EUA.
Pero en medio del configurado de una crisis que es ya muy real, el verdadero problema para nosotros es que el petróleo mexicano se agota. Es decir, parece que, contradiciendo a Lopez Portillo, ha llegado la hora de detener el conteo y abandonar la administración de “nuestra
abundancia.”
Al ritmo de extracción que México mantiene, solamente cuenta con reservas probadas para los siguientes diez años. El pozo conocido como Cantarell, ubicado en el Golfo de México—el segundo más grande del mundo—hasta hace unos meses generaba más de 2 millones de barriles diarios. Sin embargo, en estos momentos su producción se ha reducido a poco más de 1.5 millones y Pemex ha anunciado una raquítica producción de 500,000 barriles, para el próximo año.
Es decir y repito, el petróleo mexicano se está agotando y se estima en 10 años se haya terminado totalmente. Ante la histórica política de una gran dependencia nacional del hidrocarburo, la situación es mucho más grave de lo que se ha dado a conocer. Ante ello, con optimismo se estima las exportaciones de crudo mexicano hacia los EU, viajen de 2 millones a solo 500,000 y si nos vestimos con pesimismo, afirmar el flujo desaparezca.
Ante la negativa de parte del Congreso para encontrar alguna fórmula y la inversión privada pueda fluir a Pemex, el panorama luce realmente triste puesto que la paraestatal no cuenta con los recursos para ejecutar los planes requeridos y, por otra parte, se le identifica como una entidad cargando una deuda de más de 100,000 millones de dólares. Es decir, si en los siguientes meses no se toman decisiones realmente valientes en cuando al futuro de Pemex, estaremos finalizando esta década…..OUT OF GAS y empujando el carro.
Los ingresos del petróleo han representado el 40% del presupuesto federal y Pemex tradicionalmente ha sido la vaca sagrado para la ordeña nacional. Otrora feudo de la Quina y su sindicato mafioso, pasó a ser la caja chica de Salinas y el comité de campaña para la fracasada aventura de Francisco Labastida. Ha sido también el salvador de la burocracia ante la raquítica recaudación fiscal de una economía que no crece.
Ahora, la pregunta sería ¿Qué puede suceder si los cheques de PEMEX dejan de fluir al cerrarse la llave del petróleo? Para empezar, la aceleración de algo que ya ha estado sucediendo durante muchos años cuando, uno de cada 10 mexicanos ha emigrado a los EU y el 60% tienen la intención de hacerlo. Ello presenta, ante la nueva ola antiinmigrante que se ha gestado en los EU, premonición de graves enfrentamientos en la ya convulsionada frontera.
Si en los siguientes meses no se reforma el contexto económico de México liberando su estructura, si no se le da oxigeno a Pemex, si no se establece una verdadera reforma fiscal tipo Suppy—Side, Calderón, al cargarle la mochila con el FOBAPROA, el Seguro Social, la deuda nacional de más de 100% del PIB, las travesuras del PEJE, estará enfrentando un verdadero apocalipsis cuando se fecunda la posibilidad de en el 2012,vernos favorecidos con el gran premio de la política: Nuestro autóctono Hugo Chávez con las garras afiladas.
Imaginemos un día—no muy lejano—cuando México, el segundo proveedor de petróleo de EU, abruptamente suspende sus flujos y el 16% que representa en las importaciones estadunidenses desaparece. Aun cuando una posibilidad como esta luce horripilante para los EU, para México sería de fatales consecuencias no sólo para su economía y los millones de
empleos que la actividad genera directa o indirectamente, sino para el futuro entero de la nación.
Imaginemos luego un México sumido en novedosa revolución para controlar el flujo de otras generosas exportaciones: drogas, armas e inmigrantes ilegales. Al momento que bandas rivales se enfrentaran convirtiendo ciudades enteras en zonas de combate, infinidad de familias estarían huyendo para, al salvar sus vidas, tristemente decidir no regresar jamás.
Imaginemos un México convulsionado cuando, el perdedor de las pasadas elecciones presidenciales se niega a conceder y procede a establecer su propio gabinete y, comandando millones de seguidores, se dedican a sabotear cualquier esfuerzo de la nueva administración—utilizando formas ilegales y violentas. El responsable de operar la ciudad de México, el gran problema nacional, al sentirse Emperador abiertamente le declara guerra el presidente. Millones de mexicanos, invadidos de pánico ante el prospecto de una guerra civil, emigran en busca de un refugio seguro.
Pero cuando esa multitud se dirige al refugio natural—la frontera con EU—se encuentran con miles de elementos portando uniformes de milicias privadas, totalmente determinados a impedir su paso a costa de lo que sea. Atestiguar entonces la miseria humana que presentan ciudades fronterizas como Nogales, Tijuana, Agua Prieta, en las cuales su población flotante casi supera a la natural viviendo en condiciones infrahumanas.
En una fecha no muy lejana, no habrá necesidad de utilizar la imaginación puesto que algo muy similar está ya sucediendo aun cuando no sea noticia de primera plana. La región fronteriza se ha convertido en eso, una zona de guerra y el resto de la visión poco a poco se configura.
Pero dejemos de especular puesto que, yo no pienso el presidente Calderón un buen día amanezca contagiado de Chavismo y proceda a cancelar las exportaciones de petróleo a los EU. Pero algo que sí puede suceder es no contar con otra alternativa porque México, a gran
velocidad, está agotando sus reservas petroleras. Un suceso de esta naturaleza se convertiría en una profunda grieta en la economía del país lo que, entre otras cosas, estaría provocando una avalancha de gente transitando hacia la frontera.
En esta escaramuza petrolera algunos actores se dicen aliados de los EU, pero otros han jurado su eterno odio y se describen sus mortales enemigos. Y es aquí donde el potaje se vuelve letal puesto que, al sazonarlo con ingredientes como Arabia Saudita, Venezuela, Irán, Irak,
Rusia, presenta un cuadro el cual apunta al encendido de un cerillo en medio del polvorín en que se han convertido muchas regiones del mundo—incluyendo la frontera entre México y los EUA.
Pero en medio del configurado de una crisis que es ya muy real, el verdadero problema para nosotros es que el petróleo mexicano se agota. Es decir, parece que, contradiciendo a Lopez Portillo, ha llegado la hora de detener el conteo y abandonar la administración de “nuestra
abundancia.”
Al ritmo de extracción que México mantiene, solamente cuenta con reservas probadas para los siguientes diez años. El pozo conocido como Cantarell, ubicado en el Golfo de México—el segundo más grande del mundo—hasta hace unos meses generaba más de 2 millones de barriles diarios. Sin embargo, en estos momentos su producción se ha reducido a poco más de 1.5 millones y Pemex ha anunciado una raquítica producción de 500,000 barriles, para el próximo año.
Es decir y repito, el petróleo mexicano se está agotando y se estima en 10 años se haya terminado totalmente. Ante la histórica política de una gran dependencia nacional del hidrocarburo, la situación es mucho más grave de lo que se ha dado a conocer. Ante ello, con optimismo se estima las exportaciones de crudo mexicano hacia los EU, viajen de 2 millones a solo 500,000 y si nos vestimos con pesimismo, afirmar el flujo desaparezca.
Ante la negativa de parte del Congreso para encontrar alguna fórmula y la inversión privada pueda fluir a Pemex, el panorama luce realmente triste puesto que la paraestatal no cuenta con los recursos para ejecutar los planes requeridos y, por otra parte, se le identifica como una entidad cargando una deuda de más de 100,000 millones de dólares. Es decir, si en los siguientes meses no se toman decisiones realmente valientes en cuando al futuro de Pemex, estaremos finalizando esta década…..OUT OF GAS y empujando el carro.
Los ingresos del petróleo han representado el 40% del presupuesto federal y Pemex tradicionalmente ha sido la vaca sagrado para la ordeña nacional. Otrora feudo de la Quina y su sindicato mafioso, pasó a ser la caja chica de Salinas y el comité de campaña para la fracasada aventura de Francisco Labastida. Ha sido también el salvador de la burocracia ante la raquítica recaudación fiscal de una economía que no crece.
Ahora, la pregunta sería ¿Qué puede suceder si los cheques de PEMEX dejan de fluir al cerrarse la llave del petróleo? Para empezar, la aceleración de algo que ya ha estado sucediendo durante muchos años cuando, uno de cada 10 mexicanos ha emigrado a los EU y el 60% tienen la intención de hacerlo. Ello presenta, ante la nueva ola antiinmigrante que se ha gestado en los EU, premonición de graves enfrentamientos en la ya convulsionada frontera.
Si en los siguientes meses no se reforma el contexto económico de México liberando su estructura, si no se le da oxigeno a Pemex, si no se establece una verdadera reforma fiscal tipo Suppy—Side, Calderón, al cargarle la mochila con el FOBAPROA, el Seguro Social, la deuda nacional de más de 100% del PIB, las travesuras del PEJE, estará enfrentando un verdadero apocalipsis cuando se fecunda la posibilidad de en el 2012,vernos favorecidos con el gran premio de la política: Nuestro autóctono Hugo Chávez con las garras afiladas.
Por Ricardo Valenzuela.
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