Si son ciertos los indicios que se desprenden de la junta golpista de gobierno de López Obrador, entonces la ceremonia del grito de independencia forma parte de una medición de la temperatura insurreccional.
Aunque Porfirio Muñoz Ledo, Manuel Camacho Solís y José Agustín Ortiz Pinchetti ya recularon ante la reacción social contra su propuesta de derrocar al presidente de la república y hoy dicen que no dijeron lo que sí dijeron y escribieron, de todos modos quedan los indicios de que hay en curso una estrategia insurreccional con el objetivo de reventar el sistema político y colocar un presidente interino funcional a los intereses de López Obrador.
El artífice de la estrategia es Muñoz Ledo, quien aparece en la investigación de la represión priísta del pasado como aval de Díaz Ordaz y su crimen en Tlatelolco. El pasado 8 de febrero, en una declaración formal durante una conferencia en la Universidad Autónoma de Guerrero, el diazordacista-echeverrista-lopezportillista-delamadridista-salinista-foxista-cardenista-lopezobradorista Muñoz Ledo convocó los fantasmas de la insurrección en los países de Europa del Este y dijo que 300 mil personas en la calle podrían reventar un sistema político.La idea no es nueva aunque paradójicamente hoy se usa a favor de López Obrador. Como operador de la maniobra para anular a Cuauhtémoc Cárdenas en 1988 y entronizar a Carlos Salinas, Camacho anduvo preguntando en esas fechas si Cárdenas sería capaz de sacar a la calle a un millón de personas y marchar sobre Palacio Nacional, como había ocurrido en los países del Este.
Camacho hizo todo para evitar esa salida y comprar alianzas para garantizar la toma de posesión de Salinas. Hoy Camacho, junto con Muñoz Ledo, prepara esa misma estrategia insurreccional contra Calderón.La ceremonia del Grito el próximo lunes es parte de la insurrección.
López Obrador, derrotado en las urnas, desprestigiado por sus locuras populistas, marginado del PRD y apagada su llama esperanzadora, está preparando el camino para la confrontación.
Al imponer su presencia en el zócalo el lunes, López Obrador le apostó a la división de la sociedad entre sus seguidores y los ciudadanos sin partido que han convertido la ceremonia del grito en una fiesta popular.
Al apartar una zona del zócalo para los suyos, López Obrador deja el mensaje de exclusión. Y sería una prueba para lo que viene: la Operación Rosa Blanca para, anunciado oficialmente, por Muñoz Ledo aplicar en el país el auto denominado “cerco patriótico” en el congreso, los aeropuertos, los puentes internacionales, las principales avenidas y centros financieros, para que una minoría violenta trate de imponer sus propuestas energéticas autoritarias.
El concepto de “cerco patriótico” fue acuñado por Muñoz Ledo. Si hoy se desdice, no sería sino otra de sus veleidades políticas, como cuando endiosó a Díaz Ordaz y luego lo denostó o como cuando definió a Echeverría como el “hombre-síntesis de las virtudes de su vida republicana y de los mejores atributos del pueblo”.
La arterioesclerosis moral de Muñoz Ledo lo ha convertido en un clown del pensamiento político y en un trapecista del acomodamiento, pues ha trabajado con todo el espectro ideológico, desde la ultraderecha y la ultraizquierda.Los vaivenes de Muñoz Ledo y Manuel Camacho son tomados ya con sentido del humor por los políticos. En el medio citan ese verso de Gloria, de Salvador Díaz Mirón: “los claros timbres de que estoy ufano / han de salir de la calumnia ilesos. / Hay plumajes que cruzan el pantano /y no se manchan... ¡Mi plumaje es de ésos!” Sólo que lo han acomodado: “hay políticos como Muñoz Ledo y Camacho que cruzan el pantano y no se manchan porque “su pantano es de ésos”.Muñoz Ledo, Camacho y Ortiz Pinchetti sí convocaron al derrocamiento del presidente Calderón.
La coartada de Muñoz Ledo señala la aprobación de la propuesta de reforma constitucional para introducir la revocación del mandato, aunque autoritariamente dando por sentado que Calderón perdería una votación en ese sentido.
Claro que si Calderón la ganara, ya inventarían alguna otra salida para sus pasiones populistas.Tan fue cierta la intentona golpista de Muñoz Ledo, Camacho y Ortiz Pinchetti, que el analista José Antonio Crespo --ajeno a cualquier simpatía calderonista-- escribió el lunes en su columna en Excelsior:“La polarización política que Fox dejó como herencia --y que las campañas de 2006, los comicios y el litigio poselectoral alimentaron-- no ha sido superada y obstruye la recomposición del acuerdo democrático que se pactó bajo el gobierno de Zedillo. De ahí que los obradoristas calculen que este es el momento adecuado para intentar la remoción de Calderón, sea por vías institucionales, extra institucionales o --más probablemente-- por una combinación de ambas. El desenlace de dicha estrategia es, desde luego, incierto. Pero el gobierno no debiera minimizarla”.
Si ahora dicen que no dijeron lo que en realidad sí dijeron, entonces estamos ante un acto de cobardía o una expresión más de las mentiras al estilo de López Obrador.
Por Carlos Ramirez.
Post RLB Punto Politico.
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