martes, 25 de noviembre de 2008

La gran crisis

Mantener un buen nivel de liquidez en una economía en recesión puede ser importante, pero si no se toman medidas para eliminar restricciones a la inversión productiva y a la actividad económica, como tantas que tenemos en México, difícilmente se logrará una recuperación económica rápida.

Está empezando una recesión que puede ser realmente muy prolongada. Desde los años setenta no habíamos visto una situación en la que las principales economías del mundo empezaran todas a caer al mismo tiempo. No sorprende así el temor que hemos visto en los inversionistas, que han provocado una caída brutal y global en los mercados bursátiles.

Nadie se pregunta ya si la recesión tendrá o no lugar. La gran pregunta es qué tan profunda será y, sobre todo, cuánto tiempo durará. Los economistas están conscientes de que Estados Unidos, la mayor economía del mundo, ha vivido el mayor período de crecimiento en la historia registrada. Es verdad que en el 2001 hubo una contracción en la economía estadounidense, pero no se registraron los dos trimestres consecutivos que se consideran la definición tradicional de una recesión. Antes que eso hay que remontarse hasta 1991 para encontrar una verdadera recesión. Nunca, en la historia económica registrada de los Estados Unidos, se había tenido un período de crecimiento de 17 años como ahora.

El gran miedo es que hoy se pague por ese prolongado crecimiento con una recesión también muy larga. La más prolongada del siglo XX fue la que tuvo lugar en la década de 1930. La economía estadounidense entró formalmente en recesión a fines de 1929 y no se recuperó cabalmente sino hasta 1939, al comenzar la segunda guerra mundial. En el siglo XIX, sin embargo, hubo recesiones más prolongadas.

Nadie se atreve a prever que habrá una recesión tan prolongada o tan profunda en esta ocasión. La gran depresión generó una caída de 50 por ciento en el producto interno bruto de Estados Unidos y el desempleo subió hasta un 25 por ciento de la población económicamente activa del país. De momento no parece que pudieran alcanzarse estos extremos en la crisis que está comenzando. Pero ha sido tan pronunciada la caída de los mercados financieros que nadie se atreve a descartar una crisis de tal magnitud.

Los especialistas señalan que hoy los gobiernos de Estados Unidos y del mundo están tomando medidas anticíclicas que deberían de impedir una depresión como la de los años treinta. De hecho, el presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, Ben Bernanke, es uno de los grandes expertos en la Gran Depresión, que él mismo ha atribuido a la decisión del banco central de Estados Unidos de limitar la liquidez en el sistema monetario. Por eso hoy hemos visto una acción concertada de los bancos centrales del mundo para inyectar dinero a la economía.

Pero cuidado, porque la idea de que las contracciones se superan simplemente con inyecciones de dinero no está comprobada. La recuperación que finalmente vino tras la Gran Depresión pudo haberse debido a las inyecciones de circulante, pero también al simple hecho de que ya la contracción había concluido su ciclo. Ciertamente el gobierno japonés inyectó enormes cantidades de dinero a su economía en los años noventa sin lograr rescatarla de la recesión. La propia contracción que hoy estamos viendo en Estados Unidos está teniendo lugar a pesar de una política monetaria excesivamente laxa y un enorme déficit de presupuesto.

Esperemos que hoy haya más inteligencia que en el pasado. Mantener un buen nivel de liquidez en una economía en recesión puede ser importante, pero si no se toman medidas para eliminar restricciones a la inversión productiva y a la actividad económica, como tantas que tenemos en México, difícilmente se logrará una recuperación económica rápida.

Por Sergio Sarmiento.

Post RLB Punto Politico.

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