lunes, 26 de marzo de 2007

PRD cae arrastrado por lastre AMLO

La estrategia de López Obrador es muy sencilla
anular el proceso electoral del 2006 y
convocar a nuevas elecciones.
Si las vuelve a perder, entonces fabricar otro conflicto poselectoral
para anular las elecciones y convocar a otras.
Y así hasta que por cansancio
lo dejen jugar en los jardines Los Pinos.


Lo malo, sin embargo, es que ha arrastrado en
sus piruetas al PRD, al PT y a Convergencia.
La decisión de la autodenominada convención nacional democrática de enjuiciar y destituir al presidente Calderón representa una definición fundamental de las fuerzas políticas y de los espacios electorales ocupados.

Pero la intención final de López Obrador tampoco parece ser el regreso a la institucionalidad.

En realidad, su propuesta radica en la instauración de un nue3vo régimen: un poder popular y una transformación de las instituciones.
Lo hace, no obstante, desde su pequeña fuerza real, desde el tercio legislativo que ayudó a construir y desde menos de la base electoral real del PRD de un cuarto de la república.

En todo caso, el desafío lanzado por López Obrador no debe ser leído como un mensaje a Calderón o al PAN o al Congreso o a las instituciones, sino que fue un reto al PRD.

El partido del sol azteca debe decidir si se suma a la aventura de López Obrador de destituir al presidente de la república o regresa a la lucha institucional para ganar el poder en las urnas y no con insurrecciones provocadoras.

Es decir, López Obrador, el PRD y sus aliados en el frente amplio --el PT y Convergencia-- dieron un paso audaz fuera de las instituciones y dejaron en claro que su lucha no será institucional sino insurreccional. La generosidad política de la Constitución y los amplios espacios democráticos de la transición permitirán este tipo de rebeldías. Lo malo, sin embargo, es que las instrucciones de López Obrador también dieron un salto cualitativo: las provocaciones violentas para generar la violencia institucional de respuesta. Y así meter al caos en la zona del caos en donde los pescadores caudillistas tienen preparadas sus redes.

Por tanto, el PRD tiene que definir su posición como partido político: o el camino de las instituciones y de las mayorías electorales o el sendero sinuoso de las rebeliones. Si es lo segundo, entonces el PRD tendrá que renunciar a su registro, a los dineros públicos que recibe, a los espacios legislativos en las dos cámaras y a las gubernaturas que fueron ganadas en el mismo sistema electoral institucional que hoy cuestiona y desconoce López Obrador. Y convertirse en movimiento social en rebelión.

El problema del PRD no se encuentra en Calderón, el PAN o el Congreso, sino en López Obrador. El tabasqueño sigue rumiando su derrota. Peor aún: mantiene su discurso de victoria ya no se diga con la aportación de pruebas documentales, sino ni siquiera con una coherencia en datos: su argumentación se basa en una encuesta de abril del 2006, habla de quinientos mil votos de ventaja y se basa en encuestas de salida que le habrían dado menos de cinco puntos de ventaja cuando toda encuesta de salida es inconsistente si su saldo final es menor al 5% de ventaja.

El conflicto de fondo es que López Obrador perdió las elecciones. Y se niega a aceptarlo. Ahí se localiza la parte más incoherente de su desgracia política. Pero a costa de arrastrar consigo al PRD, porque a partir de ahora los electores ya saben que el PRD va a arrebatar ahí donde no gane en las urnas.

Al PRD, al PT y a Convergencia les llegaron los tiempos de las definiciones: si aceptan la orden política de López Obrador de enjuiciar y destituir al presidente de la república --peor aún: sin haber reglas ni leyes en este sentido--, entonces su papel en el Congreso habrá terminado y el PAN y el PRI habrán de tener en sus manos las reformas institucionales.

El PRD está a punto de cometer el mismo error de la oposición antichavista en Venezuela cuando se retiró de las elecciones legislativas y le dejó a Hugo Chávez el control absoluto del Congreso. Con facilidad Chávez virtualmente disolvió el Congreso al otorgarse poderes absolutos para reformas sin pasar por debates. Al marginarse del Congreso, el PRD le habrá entregado al PAN y el PRI el poder legislativo.

Los resolutivos de la CND fueron tomadas por López Obrador luego de asambleas deliberativas con setecientos delegados. Es decir, un grupo de setecientos notables decidieron el rumbo de la república. Y el domingo, en una asamblea de acarreados y a mano alzada --en un estado de euforia que impide el razonamiento de las decisiones--, López Obrador decidió salirse de la institucionalidad y fundar un movimiento insurreccional.

Los perredistas tendrán que asumir ya una definición. Y no sólo las bases, sino los gobernadores, presidentes municipales y legisladores que llegaron al poder a través de la misma instancia institucional que decretó la derrota de López Obrador.
A menos, claro, que López Obrador haya decidido el camino soviético de la transición: el desmembramiento de la república con estados balcanizados para satisfacer los resentimientos del caudillo. La estrategia de López Obrador es convertir las zonas gobernadas por el PRD en juntas de buen gobierno pero ajenas a la integralidad de la república.

Al final, López Obrador quiere fundar su república en territorios perredistas y erigirse como presidente legítimo de su propia república.
Por Carlos Ramírez
RLB Punto Politico.

AMLO y los medios

AMLO descubrió en la figura
de las conferencias mañaneras
una ventana gratuita no para hablar
de los problemas de la metrópoli,
sino para apuntalar su campaña a la
Presidencia de la República
desde los primeros años
de gobierno al frente del D.F.

Sometido al implacable timing de la telecracia que ahora desprecia

SINTONIZO CON FRECUENCIA el programa radiofónico de Carmen Aristegui. Escuché completa la entrevista que le hizo a AMLO el pasado lunes.
En media hora de conversación trataron varios aspectos de la antipáticamente llamada “agenda nacional”. Después de oír al tabasqueño, me tomé dos onzas de Melox en las rocas y definí el título de mi columna.

Me llamó la atención que AMLO se refiriera a Calderón como un presidente mediático, que hiciera alusiones a la manera en la que se manejan los tiempos informativos en la televisión española y el grado de injusticia que priva en México si establecemos la referencia ibérica como punto de comparación.

Es evidente que AMLO se encuentra entrampado en un discurso y una práctica cada vez más radicales, hasta cierto punto comprensibles si realmente se dio un fraude técnico, inexplicables si no lo hubo, pero poco funcionales para una oposición que a pesar de haber logrado cuando menos quince millones de votos, se encuentra paralizada porque la única línea de acción válida es justamente la de la autonombrada presidencia legítima, carente de programa y practicante de un peligroso excluyentismo que sigue tensando las cuerdas en varios frentes en los que el PRD es gobierno, donde el PRD tiene facultades para legislar o incluso donde el PRD pretende gobernar.

Carmen Aristegui hizo una entrevista que a mi juicio le faltó malicia, pero que puso de manifiesto el carácter y las circunstancias contradictorias en las que se encuentra envuelto este singular personaje que ciertamente dejó de ser noticia.

Es decir, la crítica que desde la mitad de su campaña a la fecha le ha propinado AMLO a la televisión, la radio e incluso la prensa, sería consecuente si proviniera de un personaje que a lo largo de su carrera le hubiera marcado límites a la videopolítica por los nocivos efectos que ésta le causa a la vida pública, como ahora lo hace Marcelo Ebrard porque así lo piensa o porque simplemente no le queda de otra y como por desgracia ya no lo hace Calderón quien como en la mejor época de los Fox, le está inyectando recursos públicos a los medios para “posicionar” sus 100 días de gestión, mandando con ello un mensaje desalentador para quienes suponen que en su administración habrá leyes que le pongan freno a los llamados poderes fácticos que pervirtieron el ejercicio de gobierno. ¿Pero por qué en el caso de AMLO hablamos de inconsecuencia?

HABLEMOS CON CLARIDAD, un fenómeno masivo como el encabezado por el tabasqueño, se explica sólo en función de sus apariciones mediáticas, y, más concretamente, en función de las teleocurrencias difundidas por la televisión abierta durante casi seis años consecutivos.
Ni como jefe de gobierno, ni como candidato presidencial, tuvo un proyecto definido o vanguardista, ni se caracterizó por su visión de Estado.

AMLO era ocurrente y eso cuenta en cuestión de “imagen”, pero manejar un discurso articulado le cuesta mucho trabajo. Por eso no participó en el primer debate, ni polemizó con Cárdenas o Marcos en su momento.

Sometido al implacable timing de la telecracia que ahora desprecia, cuidaba su perfil público en el contexto donde él y su rival tendrían la batalla decisiva por los votos: el amplio escenario del analfabetismo funcional.
Muchos de sus seguidores veían en AMLO cualidades más propias del mundo de la farándula que el de la política, hablaban mucho de su “carisma”, pero no de su conocimiento de economía o política internacional. Nunca se le vio debatir en ningún diario con algún texto polémico que llevara su firma, por ejemplo.

AMLO descubrió en la figura de las conferencias mañaneras una ventana gratuita no para hablar de los problemas de la metrópoli, sino para apuntalar su campaña a la Presidencia de la República desde los primeros años de gobierno al frente del D.F.

Y el numerito, asesorado por “creativos” como la publicista Teresa Struck que se llevó jugosas tajadas del presupuesto capitalino, le funcionó; como le funcionó también el martirologio al que lo condenó Fox, con su proverbial torpeza, en la cuestión del desafuero.
Sin embargo, a partir de ese momento, la balanza le empezó a resultar desfavorable. Se trató de un proceso gradual, justo es decirlo, pero muy evidente.

Los medios le dieron más importancia a los asuntos del Vaticano que a la concentración contra el desafuero. Después, Leonel Cota advirtió que habría poca “inversión” en medios durante la campaña y a los grandes concesionarios ese anuncio ya no les hizo ninguna gracia.
Aun así todavía los levantadedos al servicio del ex jefe de gobierno le dieron fast-track a la Ley Televisa. Pero a mediados de campaña, y pese a las múltiples advertencias, el candidato de la coalición (ahora FAP) se dio cuenta que no podía llegar vivo al 2 de julio sin mocharse con quienes lo inventaron.

Y aunque ya había dado marcha atrás en su apoyo a la Ley Televisa (al igual que los diputados a su servicio) e iniciado el proceso de fustigamiento contra los medios, tuvo que apechugar e “invertir” tardíamente y a regañadientes en spots. También se vio obligado a participar en el segundo debate. Pero ya era demasiado tarde, la enorme ventaja que le llevaba a Calderón se redujo a un empate técnico, lo que por cierto le llevó a fustigar las encuestas que meses atrás idolatraba y desempolvaba ufano a la menor provocación.

POR ESO SOSTENGO que su crítica es inconsecuente, que hay elementos de verdad en ella, cierto, y por eso su caso es dramático. Ya lo había escrito alguna vez, ahora lo ratifico: AMLO, como Fox, como Marta Sahagún y otros especimenes de la misma naturaleza alimentaron el morbo nacional y se convirtieron en los personajes de una telenovela muy barata de cobertura nacional, todos ellos se deben a la “tele”, la mamá electrónica de muchos políticos sin grandeza pero con un Edipo hertziano que los mantiene hipnotizados.

Ahora AMLO camina por un sendero radical que requiere de sombríos financiamientos y le apuesta a las “movilizaciones”, cada vez más deslucidas, como método de presión.
Está en su derecho.
Mi opinión es que además de soberbio, es cerril, porque sin renunciar a su lucha ante el presunto fraude, sin claudicar a sus “principios”, que ha demostrado no tener en muchas otras facetas de su vida pública, podría encabezar un movimiento opositor inteligente que sin duda nos hace falta. Sin embargo, todo indica que los dados ya están echados y más que un líder opositor, tendremos a un orador vociferante que se pasará seis años recorriendo el país oponiéndose a todo y dorándole la píldora al analfabeta funcional.

Todo esto, sin quienes están a su lado se den cuenta de que este es el mejor camino para el suicidio político, allá ellos.
Es labor de la sociedad estar al pendiente de lo que acontezca en el terreno legislativo, pues es un hecho que debemos ponerle freno a la voracidad de los grandes concesionarios que seguirán presionando para que los políticos trabajen en función de intereses tentaculares que debilitan la fortaleza del Estado.
Por David Gutiérrez Fuentes
RLB. Punto Politico.

jueves, 22 de marzo de 2007

Dictadura, la violencia de minorías

Aunque son de esperarse,
las manifestaciones de violencia
de grupos afines al PRD nunca dejan de sorprender
por la escalada de sus expresiones:
desde su minoría legislativa de un tercio,
el perredismo quiere decidir el rumbo de la república.


Las expresiones de violencia perredista
se han convertido en definiciones políticas.
No hay proyecto de nación sino una forma
de capitalizar para pequeños grupos
los beneficios presupuestales.

No existe voluntad democrática sino la imposición de sus puntos de vista. No tienen conciencia de su porcentaje político y buscan decidir qué no debe hacerse.

Los comportamientos violentos de grupos controlados por el PRD o funcionales a liderazgos del perredismo se están convirtiendo en una prueba de fuego para la incipiente democratización y para la transición democrática. El PRD ha comenzado a demostrar que no es un partido de acuerdos y negociaciones, sino que es una organización de choque político dispuesta a reventar o a desprestigiar decisiones asumidas por alianzas entre otras fuerzas políticas.

En el fondo, el PRD ha probado que no es un partido de instituciones, porque sus organizaciones sociales están acostumbradas a moverse en el escenario de la intolerancia y la imposición, el chantaje y la concesión. El PRD ha decidido optar por el modelo APPO de Oaxaca: la violencia social y política para la instauración de un gobierno popular como Comuna.

Por eso los perredistas acuden a la violencia cuando pierden las batallas democráticas. La exhibición de violencia el martes en la Cámara de Diputados escaló el grado de confrontación y dibujó la imagen de una organización ajena a las deliberaciones democráticas. Se trata de un partido más inclinado a la dictadura que a la democracia.

Las manifestaciones de violencia política del PRD y de sus grupos afines acumula evidencias preocupantes: las agresiones contra el escritor Carlos Tello Díaz, los ataques a gritos contra Cuauhtémoc Cárdenas el 18 de marzo, las pintas en la Cámara de Diputados por la ley del ISSSTE, las agresiones verbales y físicas contra medios de comunicación críticos a López Obrador, las protestas violentas en la visita de Bush, los enfrentamientos de ambulantes perredistas contra la policía por desalojos y las que se acumulen en los próximos días.

En este contexto, ha llegado la hora de que el PRD defina su rumbo: un partido político dispuesto al juego democrático y respetuoso de la democracia representativa o una organización de lucha y de choque organizada para imponer su voluntad a través de la fuerza y la violencia y sin atender las reglas del juego democrático. Es decir, el PRD tiene ya que decidir su rumbo: o el democrático de Cuauhtémoc Cárdenas o el dictatorial de Andrés Manuel López Obrador.

El PRD ya no puede seguir escurriendo el bulto de la democracia. Como partido institucional estuvo a punto de provocar en diciembre pasado una gravísima crisis constitucional al intentar evitar la toma de posesión de Felipe Calderón como presidente de la república.

No se trató de una lucha menor. El PRD se comprometió a impedir el orden constitucional. Y si no pudo fue por el papel maduro e institucional del PRI y la estrategia del Estado Mayor Presidencial. Pero el perredismo buscaba imponer un vacío presidencial que hubiera metido al país en los linderos de una guerra civil.

Los espacios del PRD son muy estrechos. Pero sus objetivos son amplios. López Obrador demostró que no compitió por la presidencia de la república sino que participó en las elecciones del 2 de julio como una instancia latosa e incómoda para acceder al poder.

Por eso López Obrador nunca aceptará su derrota. Y por eso su estrategia de organización social para el 2012 va a eludir el camino de las instituciones y podría estarse gestando una insurrección social basada justamente en la movilización violenta de los grupos sociales afines.
De ahí que la violencia de organizaciones afines al PRD estén en una especie de preparación de lo que viene. Las movilizaciones agresivas de agrupaciones perredistas están tendiendo a inmovilizar la democracia y los espacios democráticos de toma de decisiones.

Desde su minoría de un tercio, el PRD quiere reventar la reforma del ISSSTE pactada por dos terceras partes de las bancadas en la Cámara de Diputados. Y el camino no es el debate, la discusión y hasta la negociación, sino la violencia irracional, la agresión física a legisladores y los jaloneos a los adversarios.

Lo que está a debate no es la reforma al ISSSTE ni los acuerdos pactados ni siquiera la reforma del Estado convocada por el PRI, sino que se puso en juego la voluntad o el rechazo de un partido a las exigencias institucionales de la democracia.

Ahí se localiza la gran definición del PRD: el camino institucional, cargado de sobresaltos pero basado en la representatividad, o el sendero de la violencia minoritaria que siempre deviene en fascismos.
Por Carlos Ramírez
RLB Punto Politico

miércoles, 21 de marzo de 2007

El concepto de autoridad y el petate del muerto

Nuestro país es un país de párvulos,
no es ni siquiera una república bananera
mientras no resolvamos algo tan simple
como el concepto de “autoridad”.

La autoridad es un concepto en desuso en México,
y lo peor es que nada hay que nos indique
que la tendencia del desgaste se detenga o revierta.

Los que apoyaron las ideas de López no respetan a la autoridad porque no son ellos ni su mesiánico líder;
las autoridades del Distrito Federal no creen en ello pues aceptar a la autoridad o asumirse como autoridad tiene costos políticos con sus seguidores; los revoltosos de Oaxaca tampoco tienen concepto de autoridad pues para ellos todo es político y nada es una relación gobierno–gobernados, qué ironía;
para los habitantes de los municipios conurbados de Cuernavaca, no hay autoridad en el gobierno de la capital porque no es de la misma extracción política y por ello que se queden con su basura y no pasarán; para muchos empresarios lo que diga el gobierno no es relevante pues con un amparo ya les ganamos;
para otros mercantilistas la “autoridad” tiene precio, monetario o nacionalista, pero el caso es que sus leyes o reglamentos pasan; para los delincuentes, pues o son socios o les dan risa, los matan como moscas; para el ombudsman la autoridad no implica la fuerza pública, pues todo se convierte en violación de derechos humanos, sea justificado o no;
para el ciudadano común, la autoridad tiene la cara de un policía mordelón o de un burócrata de ventanilla que pide para el chesco, pero a fin de cuentas no hay infracciones, no hay faltas, no hay detenidos, hay plantones, hay desaguisados, pero en el país no pasa nada y todo es “a su tiempo” .

Pero el caso es que nadie tiene asomo de respeto por la autoridad.

Escribir lo anterior me lleva a pensar que vivo en el país equivocado y como yo sí creo en la necesidad de una autoridad y en la utilización de la fuerza pública para hacer cumplir la Ley, pues no seré mexicano por idiosincrasia, pues para muchos esta justificado tanto el “México bárbaro” como el “México de Avanzada” que significan, respectivamente, la Ley de la Selva o el abrazar los conceptos internacionales de regulación más caros del mundo, como el protocolo de Kyoto, por ejemplo.
Pero lo cierto es que parece que hay síntomas muy claros de descomposición de la convivencia social, particularmente en el sentido de conceptos mucho más amplios como la relación entre regulación y sanción, gobierno y gobernados, impuestos y prestaciones, costo y beneficio, delito y sanción, estado y gobierno, entre muchas otras que nos llevan a pensar si lo que está mal no es el sistema mismo y por ello las mayorías deciden fabricarse su propio país y vivir así, pues total nadie nos va a cobrar impuestos, nadie nos va mandar a quitar, nadie me va a hacer cumplir con la Ley.

Y si ocurre lo contrario, pues fue fraude, nos traían ganas, fue un complot o el pretexto del mes. No es como algunos escribieron, la descomposición de las instituciones o la actualización de las mismas, es algo mucho más profundo que tiene que ver con una sociedad que va por su lado, el gobierno por otro y las ideas sobre lo que es “México” se multiplican, por ello una primera reflexión sería la más macro de todas, nos hace falta redundarnos como país y como sociedad, para ello hacen falta un nueva constitución, nuevas leyes, nuevas instituciones, nuevas obligaciones y nuevos políticos.

La verdad es que se ven varias cosas en este fenómeno, de una autoridad que no asume su papel y en esa sociedad que ve la autoridad que algo muy lejano que despacha en la ciudad de México mientras el policía me extorsiona en la esquina.
Pero quedan claro cosas como el que en México la percepción de lo que está bien o mal respecto a las leyes es cada vez más obscura, es decir, no sabemos qué es corrupción o qué es delito, qué está permitido y qué no, por ello a pesar de buenas iniciativas de Ley, la Transparencia es un valor al que ni siquiera aspiramos.

Segundo, que nadie persigue los delitos, sólo hacen como que los persiguen pero más del 90% de los transgresores siguen libres y el 100 por ciento de las víctimas lo sufren o se van.

Tercero, que no sabemos qué es obligación de quién pues pagar por salud cuando tenemos seguro social resulta antieconómico pero pagar por seguridad social cuando no tenemos salud resulta por lo menos estúpido, así el gobierno hace como que recauda y hace como que da servicios, lo mismo los ciudadanos hacen como que pagan y como que obedecen.

De esta forma podemos seguirnos hasta el infinito con el juego de simulaciones.
Pero queda claro que el redundar el país pasa por lo más complicado, definir las obligaciones del gobierno y de los ciudadanos y a partir de ahí definir un sistema de incentivos para hacer la cosas, y de castigos por no hacerlas, así de simple, nuestro país es un país de párvulos, no es ni siquiera una república bananera mientras no resolvamos algo tan simple como el concepto de “autoridad”.
Por Juan Carlos Leal
RLB Punto Politico

Doña sociedad civil

En los tiempos en los que el PRI representaba
a toda la sociedad mexicana,
el ideólogo priista Jesús Reyes Heroles llevó al discurso político
el concepto de “sociedad civil” del ideólogo
comunista italiano Antonio Gramsci.
Gramscianos como Manuel Camacho
y Enrique González Pedrero entendieron el guiño.


Pero la sociedad civil se ha convertido lo mismo en un parapeto ideológico conservador que en un instrumento de movilización social. En 1985, a raíz de la lentitud oficial ante los terremotos de septiembre en la capital de la república, la sociedad se auto organizó al margen de los partidos y del gobierno y creó un sistema impresionante de solidaridad social con los afectados.

La inseguridad es una expresión negativa de los gobiernos y carece de ideología.
Se trata de un acto de violencia contra los ciudadanos. Y si una de las funciones que definen —nuevamente Gramsci: el Estado se asume por el monopolio de la fuerza— el carácter del Estado es justamente la protección de la sociedad ante la delincuencia, entonces el problema no es de ricos y pobres sino de eficacia o ineficacia del Estado.

Lo grave de la actual fase de inseguridad es que ha tocado las fibras más sensibles de los sectores más favorecidos. Las quejas de los pobres difícilmente se escuchan. Los secuestros afectan a los ciudadanos con relativo, mucho y exagerado poder adquisitivo. Por tanto, la capacidad de respuesta de las clases medias y altas ante la inseguridad ha obligado siempre a los gobiernos a atender la multiplicación de la delincuencia.

La capacidad de protesta de las clases medias y altas siempre ha logrado movilizar a los gobiernos y a los Estados. Las instituciones tradicionales de organización de la sociedad han sido rebasadas por las quejas ciudadanas. Los partidos son apéndices de gobiernos, grupos o caudillos.

Los parlamentos responden a alianzas de grupos y difícilmente se preocupan por sus electores. Las instancias intermedias entre sociedad y gobierno no son tomadas en cuenta.

Sin capacidad de representación, la sociedad sin partidos y con ideologías múltiples y hasta polarizadas se organiza cuando tiene cosas qué decir.
La metáfora de la última novela de José Saramago, Ensayo sobre la lucidez (editorial Alfaguara), muestra cómo la ficción es una expresión de la realidad. La historia es sencilla: en unas elecciones municipales, partidos y gobierno se encuentran con 70% de los votos en blanco. En la repetición de las elecciones los ciudadanos aumentan a 85% votando en blanco.

Sin conspiraciones sin ponerse de acuerdo, los ciudadanos condenan a la sociedad política de los partidos.Lo grave es la sordera de los políticos. Ante la megamarcha del domingo 27 de junio el PAN se puso al lado de los quejosos sin preocuparse que el blanquiazul es el gobierno federal.

El perredista Andrés Manuel López Obrador acreditó la movilización a la ultraderecha y su operador Martí Batres declaró que había sido un pinochetazo cacerolero.
Y el PRI se hizo el desentendido del hecho de que la delincuencia fue una herencia de la fase gangsteril del largo reinado tricolor.

La marcha sí fue una expresión de la sociedad civil. No tuvo colores ni facciones ideológicas. Estuvo formada por ciudadanos afectados por la inseguridad. Criticó a los gobiernos ineficaces.

Y rebasó a los partidos. Había pobres y ricos, de izquierda y de derecha, del PAN y del PRD, pero todos englobados en el concepto de sociedad sin militancia más que como sociedad.

Señala el politólogo José Fernández Santillán, traductor, biógrafo y alumno de Norberto Bobbio, en su libro El despertar de la sociedad civil (editorial Océano), que “el auge del tema ‘sociedad civil’ es producto de esas luchas masivas registradas en la década de los ochenta contra los regímenes comunistas, en íntima relación con la demanda democratizadora y la apertura de espacios donde se pudiera ejercer libremente la discusión y la crítica”.

“La resistencia civil aumentó conforme la gente se dio cuenta que el Estado había caído en manos de una oligarquía y de la convicción de que la sociedad todavía poseía la capacidad para autoorganizarse”.
¿Cuál ultraderecha, pues?
Por Carlos Ramírez

RLB punto politico

El Proyecto de Nación, La izquierda y la derecha.

Izquierda y derecha hablarán de que quieren
lo mejor para la sociedad.
Ambas buscan erradicar
la pobreza, marginación y atraso,
pero tienen distinto método.

La izquierda y la derecha son las dos corrientes fundamentales
en cualquier país y en cualquier tiempo.
Aunque visten diversos ropajes es necesario saber distinguirlos.

La izquierda soñando con un mundo donde no exista la propiedad privada y todo lo administre el Estado y la derecha añorando que el respeto a la propiedad privada sea la base de convivencia, desarrollo y progreso de una nación y el Estado sólo vigile que nadie dañe los mercados libres. En el plano teórico son antagónicas e irreconciliables.

Nótese que ambas, izquierda y derecha hablarán de que quieren lo mejor para la sociedad. Ambas buscan erradicar la pobreza, marginación y atraso, pero tienen distinto método. Comprender la metodología de cada filosofía nos puede ayudar a entender sus propuestas, sus proyectos y adónde quieren conducir a la sociedad.

El conjunto de propuestas de cada corriente de pensamiento pasa a formar el Proyecto de Nación, es decir, qué tipo de país se quiere construir.
Veamos un ejemplo del tipo de solución que da cada corriente. Pensemos en el problema de la pobreza.

La izquierda concibe que la pobreza es consecuencia de que haya ricos.
Creen que los millonarios se formaron robando a los pobres, explotando a los trabajadores, vendiendo caro y comprando barato.

Por tanto, la solución es repartir las ganancias de los ricos y evitar que se formen nuevos millonarios. De esta manera, dicen los izquierdistas, ya no habrá diferencias sociales y todos seremos felices. En otras palabras, la izquierda cree que la pobreza se acaba aboliendo la propiedad privada, como decía Carlos Marx, despojando a los ricos de sus bienes y no permitiendo que alguien vuelva a acumular propiedades, que ningún individuo sea dueño de fábricas, minas, autobuses, carreteras, refinerías, casas, bicicletas, etc. Por eso abogan contra las privatizaciones.

La derecha, por otro lado, concibe que hay una pobreza artificialmente creada, como resultado de fuerzas políticas que no dejan funcionar eficientemente a los mercados. Si la gente fuera libre de comerciar, producir, contratar trabajadores, vender al mejor postor y comprar donde es más barato, no habría tanta pobreza.

En otras palabras, si se dejara que cada ciudadano usara sus propiedades libremente para obtener el lucro deseado, el nivel de pobreza sería irrelevante.

Más aún, la derecha concibe que mientras haya mercados libres, la pobreza juega un papel virtuoso pues aquél individuo pobre se ve impulsado a usar todo su talento para salir de su precaria situación económica: Pedirá prestado (dejando sus huaraches en garantía) y comprará naranjas, las revenderá en forma de jugo o golosinas para pagar el crédito y ganar.

Posiblemente fracase, pero probablemente lo veremos al rato como dueño de una fábrica de jugos para exportar. ¿Una utopía? Para nada, véase el ejemplo de Hong Kong, Irlanda, Taiwán, y ahora la República Popular de China.

La derecha tiene como Proyecto de Nación construir un país capitalista donde todos tengan la libertad de entrar al juego. No garantiza que a todos les irá bien, pues eso depende de muchos factores, pero nadie está impedido de “probar suerte”.

La izquierda promete un Proyecto de Nación donde el gobierno, el congreso o el líder sea quien organice a la sociedad, administre los recursos naturales y humanos a fin de que las empresas del Estado produzcan todos los bienes que el gobierno repartirá en la población, dando a los viejitos, niños, jóvenes, hombres y mujeres lo que necesiten para llevar una “vida digna”.

Se entiende que en este Proyecto de Nación nadie debe hacer negocios, obtener lucro y acumular más que los demás. ¿Una utopía? En absoluto, ese proyecto ya lo hizo Fidel Castro y ahora mismo se está construyendo en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Argentina y próximamente en Guatemala con Rigoberta Menchú si llega a la Presidencia.

La izquierda pugnará por incrementar los impuestos y el control de los negocios; la derecha, por reducir los impuestos y eliminar reglamentos para que las empresas sean más libres.

México, en 2006, estuvo a punto de resbalar hacia un proyecto de izquierda y todavía no se ve claro si abrazará un proyecto de derecha donde se permita que funcione una economía de mercados libres.
Por supuesto, existe la tercera vía donde un país no es de izquierda, no es de derecha, sino todo lo contrario. Son los indefinidos que carecen de rumbo y se van para donde el viento los arrastre.
Por Santos Mercado
RLB Punto Politico

La empresa privada no es el Estado, Slim - poder y pobreza de la riqueza

La virtud de Bill Gates y la inmensa fortuna
que le dio la computación y el sistema Windows
radica en que no tiene muchas presiones
para justificar su riqueza en los Estados Unidos.
El problema de Carlos Slim y su posición
del tercer hombre más rico del mundo
es que se encuentra agobiado por darle sentido social
a un enorme capital económico
en un país marcado por la pobreza.

La diferencia entre Gates y Slim radica en el factor de su éxito empresarial. El estadunidense tuvo la suerte de quedarse con el modelo de cómputo de una empresa que prefirió el camino de las fotocopiadoras. En tanto que el mexicano es un empresario audaz y agresivo pero el detonador de su impresionante fortuna fue Teléfonos de México, una empresa estatal privatizada en el sexenio de Carlos Salinas.

Por eso es que Gates no tiene problemas para seguir acrecentando su fortuna y darle un espacio a las actividades filantrópicas, sobre todo porque el sistema económico de los Estados Unidos califica muy bien la filantropía. En México, en cambio, Slim parece a veces agobiado por la incomprensión hacia su fortuna porque el grado de desigualdad social mexicana es bastante limitado para la filantropía.

Lo malo para Slim es la contradicción implícita en sus enfoques: sus empresas dependen del control del mercado y de una estructura de precios orientada a utilidad privada y por tanto su filantropía resulta a veces menos efectista que el papel de los precios de los servicios de sus empresas en una estructura productiva escasamente competitiva.

Asimismo, Slim habrá de cargar para siempre el caso de Telmex. La conferencia de prensa del lunes fue agobiante en inquisiciones sobre el proceso de privatización de Teléfonos de México y los señalamientos de cierto favoritismo de Carlos Salinas. Pero el asunto carece de solución: aún cuando se investigue a fondo y se pruebe fehacientemente --en caso de haber sido así-- que la asignación de Telmex no tuvo irregularidades, la sospecha social seguirá insistiendo en que el proceso tuvo hoyos negros.

Los programas filantrópicos de Slim son importantes y hasta impresionantes. Pero siempre serán insuficientes. No hay aún mecanismos empresariales de programas contra la pobreza que puedan ayudar al Estado a combatir la desigualdad. De ahí que la lucha por los espacios mediáticos sea siempre adversa a los empresarios. Y por tanto, la empresa privada con grandes excedentes debería de buscar nuevos nichos de ayuda a pobres pero más allá de fundaciones o institutos.

El Estado mexicano ha demostrado una insuficiente cobertura de sus programas sociales. Hay espacios de participación en atención a enfermedades de la pobreza, males infecciosos, déficit de computadoras en escuelas, analfabetismo, remodelación de escuelas, alimentación en centros escolares, condiciones paupérrimas en viviendas rurales y muchas otras.
El gobierno de Cuba ha encontrado en programas de alfabetización una forma de penetración ideológica en comunidades mexicanas. Y el gobierno de Venezuela ha explotado un programa de atención a personas pobres afectadas por cataratas en los ojos, algo que hacen gratuitamente con restricciones algunos hospitales privados --como Médica Sur-- y que requerirían apoyos adicionales. Son renglones en donde fundaciones de empresas podría ser más eficiente.

Las empresas privadas con excedentes deben, en escenarios sociales apretados como México, pasar de la filantropía a la política social.

El problema de Carlos Slim ha sido la balconeada anual que hace la revista Forbes.
Este año Slim subió al tercer lugar en riqueza personal, con cuarenta y nueve mil millones de dólares. A diferencia de Gates que se ha estancado en una especialidad, Slim ha sido bastante agresivo para los negocios. Por tanto, muy pronto estará en el primer lugar.

Y en un país marcado por la desigualdad, resulta que el éxito se va a convertir en una marca negativa.
La única manera de equilibrar la atención mediática hacia una fortuna económica multimillonaria radica en la aportación de formas más audaces de participación. A Slim le hace falta promover nuevos empresarios, de preferencia pequeños y medianos, a través de fondos especiales que el gobierno ha cancelado por razones presupuestales.

Y no debe abandonar su papel activo en el Pacto de Chapultepec, una de las iniciativas empresariales más importantes en los últimos años para centrar el debate en el punto clave de la crisis mexicana: el colapso del modelo de desarrollo priísta y la necesidad de un nuevo modelo de desarrollo.

El Pacto de Chapultepec tocó los puntos sensibles de la crisis pero se quedó en una oferta mediática. Pero ahora más que nunca se requiere sacar el debate de la crisis del desarrollo de los espacios tradicionales de la política. Los empresarios tienen la gran oportunidad de contribuir a la discusión de uno de los principales problemas nacionales: el planteamiento de opciones para el desarrollo. Y convertir su riqueza en un detonador del desarrollo, alejándolo de la cuantificación acumulada.

Ahí es dónde Slim tiene aún mucho qué dar y no en justificar su riqueza o anunciar programas filantrópicos sin efectos sociales.
Por Carlos Ramírez
RLB punto Politico

Politicamente, redefinir izquierda y derecha

Se han creado estigmas
sin fundamento y glorificaciones
sin mérito de tal forma que
la nube de la confusión
se hace cada vez más grande.

Es necesario adoptar definiciones claras a fin de distinguir el color de los discursos o de las medidas políticas y económicas.

Una de las tareas básicas de las ciencias naturales y sociales consiste en proporcionar definiciones precisas. Con las definiciones se evitan las confusiones pues se sabe de qué se está hablando. Por ejemplo, si se define que un gato es un animal que tiene cuatro patas, dos orejas y hace “miau”, esta definición servirá para que, cuando veamos un animal con cuatro patas, dos orejas y hace “guau-guau” no lo confundamos con un gato.

Hay una gran confusión cuando se habla de derecha e izquierda por falta de definiciones. Algunos autores se pasan la vida explicando que izquierda y derecha tiene que ver con las sillas que ocupaban los parlamentarios franceses siglos atrás; otros dicen que la izquierda es la corriente que se preocupa por la suerte de los pobres y que la derecha aboga por los intereses de los ricos, como si fueran intereses irreconciliables. Se han creado estigmas sin fundamento y glorificaciones sin mérito de tal forma que la nube de la confusión se hace cada vez más grande. Es necesario adoptar definiciones claras a fin de distinguir el color de los discursos o de las medidas políticas y económicas que se adoptan en un país.

La definición de izquierda y derecha requiere del concepto de propiedad privada. Se puede decir que un individuo posee propiedad privada sobre, digamos, una bicicleta, si este individuo tiene el derecho de intercambiarla (por dinero u otro objeto), de usarla a manera de garantía (por algún préstamo, por ejemplo), de regalarla o destruirla si así lo desea, y todo esto sin que exista un tercero que lo impida, norme o controle. Estas cuatro acciones definen con precisión el concepto de propiedad privada. Basta que uno de los requisitos no se cumpla para que quede deteriorado el concepto de propiedad privada.

Armados con la definición de propiedad privada ya podemos pasar a la definición que nos interesa.

La izquierda la podemos definir ahora como la corriente filosófica, política o económica que cree, aboga y lucha por construir un mundo sin propiedad privada.

La derecha, por el contrario, cree que es mejor construir el mundo con base en la propiedad privada.

Con esta definición se puede entender muy bien el antagonismo entre izquierda y derecha pues abogan por principios diametralmente opuestos. Uno quiere que se respete la propiedad privada, el otro quiere destruirla.

La izquierda tiene una enorme cantidad de grandes pensadores. El más representativo es Carlos Marx donde de manera clara propone en su “Manifiesto del Partido Comunista” que quede abolida la propiedad privada para formar una nueva sociedad (sin propiedad privada). Otros pensadores de izquierda fueron Federico Engels (a pesar de que era un empresario), Vladimir Illich Lenin, José Stalin, Pierre Joshep Prouhdon, Mao Zedong, Charles Bethelheim, Rosa Luxemburgo, León Trotski, Oscar Lange, John Maynard Keynes, Eduardo Galeano, Norberto Bobbio. Nótese que estos autores nunca abogaron por defender el principio de propiedad privada, al contrario, la consideraban como un mal de la sociedad, un engendro del diablo que había que eliminar.

La derecha también ha tenido sus propios teóricos. Los más representativos son Richard Cantillon, Federich Bastiat, Juan Bautista Alberdi, Carl Menger, Bhom Bawerk, Ludwig von Mises, Friedrich von Hayek, Milton Friedman, Murray Rothbard, Hans Herman Hoppe, Jesús Huerta de Soto. Es posible que estos mismos autores nunca se hayan autodenominado “pensadores de derecha” pero todos ellos abogaban por la defensa de la propiedad privada como pilar de una sociedad civilizada.

También podemos distinguir a los gobiernos de derecha de hoy en día, como el de Irlanda, Nueva Zelanda, Hong Kong y China que están tratando de reconstruir a la sociedad en base al respeto a la propiedad privada: desreglamentan, privatizan, reducen impuestos, etc.

Los gobiernos de izquierda más representativos son el de Corea del Norte, Cuba, Bolivia, Venezuela que tratan de destruir la propiedad privada: incrementan impuestos, imponen reglamentos, nacionalizan y tratan de dejar todo en manos del Estado.

Por cierto, el mundo está gobernado por la izquierda en más del 80%, la derecha apenas se asoma. También hay que reconocer que hay gobiernos que caminan a oscuras y se hacen llamar de centro para mostrar su indefinición.

En resumen, para saber si una política, propuesta o anhelo es de derecha o de izquierda basta saber qué posición adopta frente al concepto de propiedad privada. Incluso, si quiero saber si soy de derecha o de izquierda es suficiente preguntarse uno mismo: Si respeto la propiedad del prójimo, soy de derecha, si trato de destruir la propiedad de los demás, sin duda, soy de izquierda.

Por Santos Mercado
RLB Punto Politico

jueves, 15 de marzo de 2007

PRD-Bush, una izquierda del rompan todo

Globalifóbicos, APPO y Noroña,
Simbolos Dominados por la impotencia ideológica,
grupos de la izquierda mexicana cruzaron ayer
la delgada línea roja que divide el planteamiento de
opciones de los comportamientos fascistoides.
La violencia en las calles del DF y Mérida
demostró que la izquierda carece
de una oferta alternativa.


Al final, los extremos se juntan. La violencia que define las conductas imperiales de los Estados Unidos es la misma violencia de los grupos opositores incapaces de definir una opción política y democrática. Y como ocurre usualmente, las violencias de justifican mutuamente: la imperial siempre existirá en tanto que la opositora de la izquierda irracional opte por el choque.

El problema de fondo fue que la visita de George Bush demostró que la izquierda carece de propuestas. La izquierda se mostró fragmentada: la representación en el Congreso se agotó en adjetivos que buscaron solamente ofender al visitante, la globalifóbica no dio más que para los golpes irracionales que provocaron la violencia policiaca de respuesta y la cómica se lució con Gerardo Fernández Noroña como metáfora del PRD.

La violencia sin ideas es una forma de fascismo. Por tanto, afecta a la derecha expoliadora y a la izquierda lobotomizada por el fracaso ideológico en la URSS. A ese nivel ha caído la izquierda mexicana, incapaz de definir argumentaciones. ¿Dónde quedaron aquellas posiciones radicales, a veces dogmáticas, pero siempre reflexivas del Partido Comunista Mexicano frente a los Estados Unidos? Hoy la izquierda perredista quedó retratada en la imagen de Fernández Noroña y siete --en efecto, sólo siete-- simpatizantes cargados por policías.

Los focos rojos de la fascistización de la izquierda mexicana han estado encendidos en los últimos años: la violenta experiencia de la Comuna de la APPO en Oaxaca y la violación grave y criminal de los derechos ciudadanos y civiles de los oaxaqueños, las violentas movilizaciones en el DF para oponerse a decisiones gubernamentales y los fascios violentos del martes en Mérida y el DF y sus afanes destructivos.
La violencia prueba, por si hiciera falta, la ausencia de ideas y la incapacidad para definir y proponer una opción.

La izquierda mexicana hace tiempo que abandonó su conformación proletaria y popular y ahora aparece dominada por el lumpen bonapartista. Esa izquierda perdió la brújula del socialismo y se agotó en el populismo lopezobradorista-chavista. Es la izquierda lumpen que instaló el plantón en el corredor Zócalo-Periférico, la izquierda fascistoide y represiva que irrumpió en la presentación del libro de Carlos Tello Díaz porque reveló la aceptación de la derrota por López Obrador, la izquierda violenta que choca con la policía en busca de la auto victimización y la izquierda fascista que sustituyó a Marx por las patadas y las bombas molotov.

En el fondo, la violencia de la izquierda es una aceptación tácita del colapso del pensamiento crítico. Si la izquierda lumpen no tiene más argumentos que el estallamiento de la violencia como forma de evitar las expresiones de los adversarios, entonces esa izquierda se ha quedado francamente sin argumentos y por tanto no puede representar una opción.
La violencia de los seguidores de López Obrador sería un adelanto del México perredista en el gobierno si gana las elecciones: no un gobierno democrático sino la imposición dictatorial, por la vía de la violencia, de las decisiones del poder.

La violencia no puede sustituir a las ideas: simplemente, las niega, las excluye, las anula. La política del gobierno de Calderón hacia los Estados Unidos y Bush tiene muchas deficiencias criticables; y la conducta imperial de la Casa Blanca hacia Irak y el mundo también es censurable y, peor aún, condenable por absurda, irracional y criminal. Pero responder con violencia es una forma de bushizar el pensamiento crítico de la izquierda.

El vacío ideológico de la izquierda ha sido llenado con los comportamientos de Fernández Noroña --representante de López Obrador, hasta hace poco vocero del PRD y hoy secretario de prensa-- que rayan en la comicidad. Pero el problema de fondo es que dibujan de cuerpo entero la impotencia ideológica y política de la izquierda. Noroña sustituyó a Cota, a Carlos Navarrete y a Javier González Garza y fue la imagen del PRD y de la izquierda mexicana.

Cuando el fascismo comenzó a entronizarse en Argentina en los setenta, una revista dio el grito de avance con una portada provocadora: “¡¡¡rompan todo!!!” La conducta globalifóbica de grupos radicales se asemeja a los argentinos que promovieron la violencia como protesta. En el caso de los appos en Oaxaca y en las protestas contra Bush en Mérida y el DF prevaleció el rompan todo. Pero dejó la sensación negativa de que la izquierda carece de una propuesta alternativa y que esos grupos violentos radicales proponen ese mundo como posible.

Frente al mundo de Bush, la izquierda mexicana presentó el modelo Noroña. Así de grave es la crisis del pensamiento político del PRD y de la izquierda.
Por Carlos Ramírez
RLB Punto Politico

viernes, 9 de marzo de 2007

Estado venezolano entre las 13 economías con menor libertad

Chile es el primer país iberoamericano que aparece en la clasificación de economías más liberalizadas, al ocupar el puesto 11 del ranking, mientras que España se sitúa en la posición número 27, siendo considerados ambos de "mayormente libres".

"Chile ocupa el tercer lugar entre las 29 economías de las Américas y ha sido un líder regional por más de una década", se indicó en el documento.

En la edición 2007 del sondeo Índice de Libertad Económica, elaborado por el diario The Wall Street Journal y The Heritage Foundation, Hong Kong ocupó el primer lugar de todo la lista; Singapur el segundo; Australia el tercero; y Estados Unidos el cuarto.

El índice considera como factores de libertad en cuanto a negocios, comercio, terreno fiscal, gobierno, política monetaria, inversión financiera, derechos de propiedad, libertad de la corrupción y el mercado laboral.
Venezuela ocupa actualmente el lugar número 144 en el mundo y el 28 en América Latina, lo que se traduce en un avance de ocho puestos en comparación al pasado año. De acuerdo con el estudio, el país obtuvo un índice de libertad económica de 48%. Todos los que reciben un puntaje que se ubique por debajo de 50% se consideran naciones en las que se "reprime" al sector privado.

Si bien el Gobierno venezolano tiene una elevada libertad (83,7%) para cobrar impuestos, se calculó que la libertad para los inversionistas es de apenas 20%, porque el gobierno restringe determinadas inversiones en sectores estratégicos como el petrolero, petroquímico y la minería. "Es probable la expropiación", indica el informe.

"Como tiene previsto ser una nación socialista, en Venezuela es débil la libertad de las empresas en el plano laboral, la libertad financiera, monetaria y de inversión. Así como en los derechos de propiedad. El proceso de regulaciones comerciales es confuso y el Poder Judicial altamente influenciado por el gobierno (...) La inflación es extremadamente alta y el gobierno tiene el poder de controlar los precios".

Otros en el ranking
Entre todos los países de América, aparte de Chile, se destacó El Salvador, Uruguay y México. Perú apareció en la casilla número 15 de América y 63 a escala global, superando a Brasil, Colombia y Argentina. Más abajo figuró Paraguay, Ecuador, Bolivia y, en el fondo de la tabla, Cuba.
"Al mirar a cada una de las libertades económicas específicas, los países de las Américas tuvieron un mejor desempeño que el promedio mundial en ocho de cada 10. La corrupción y la inflación son las áreas problemáticas, y el imperio de la ley de los más débiles", reveló el informe.

Por AHIANA FIGUEROA
RLB Punto Politico.

El poder de los mequetrefes .- El Caso Carlos Hurtado

Lo hicieron. Ayer jueves por 68 votos contra 45 el Senado de la República rechazó la designación del doctor Carlos Hurtado López como subgobernador del Banco de México. Ni hablar, los mequetrefes dominan en nuestro Congreso. ¡Que Dios nos ampare!

Lo hicieron. Ayer jueves por 68 votos contra 45 el Senado de la República rechazó la designación del doctor Carlos Hurtado López como subgobernador del Banco de México.

Invito a los lectores a leer con detenimiento la versión estenográfica de la sesión de ayer en el Senado. Muestra, sin afeites, el contraste entre los mequetrefes que viven del erario y algunos cuantos senadores dignos, valientes, inteligentes y honestos, como Gustavo Madero. Lea el lector los alegatos a favor y en contra de la designación de Hurtado y juzgue a los personajes.

A mí me llamó la atención la patética intervención del senador José Eduardo Calzada Rovirosa, senador de primera minoría (PRI) por Querétaro, hijo de un gobernador de aquél estado (el arquitecto Antonio Calzada Urquiza) y que se ostenta como Secretario de la Comisión de Hacienda del Senado a pesar de que sus conocimientos en materia hacendística se limitan a que cobró del erario en alguna época como empleado privilegiado de las aduanas.

Este sujeto tiene un currículo impresionante: Estudió Administración en la conocidísima y prestigiadísima Universidad del Nuevo Mundo, en Huixquilucan, Estado de México. Más tarde, dice su historial académico, hizo un MBA –costosa pero poco sólida maestría en administración que suelen pagar los papás adinerados a sus hijos poco brillantes– en la Universidad estatal de Nuevo México, en Las Cruces.

Con ese abrumador bagaje de conocimientos de política monetaria (es decir: nada) el señor Calzada Rovirosa tuvo el tupé de argumentar que se oponía a la designación de Hurtado diciendo que el crecimiento del gasto corriente durante 2006 tuvo un impacto decisivo en la inflación registrada ese año. En vano le explicaron los senadores del PAN a este personaje que mentía a sabiendas o mentía por ignorancia insalvable (lo que la naturaleza no da, la Universidad del Nuevo Mundo -of all the places- no lo presta) ya que:

1. El monto y el destino del gasto lo decide la Cámara de Diputados aceptando o modificando la propuesta del Ejecutivo; ni por asomo lo decide el subsecretario de Egresos –que lo fue Hurtado, con un sobresaliente desempeño, de 2000 a 2006- ni el Secretario de Hacienda. Luego entonces, el alegato carece de sustento.

2. Más todavía, el gasto de capital en el mismo periodo en el cual según Calzada el gasto corriente tuvo un crecimiento exorbitante, creció tres veces más (ver el excelente análisis del gasto corriente que hace Adriana Merchant). Ese gasto de capital en su mayor parte se lo llevaron las entidades federativas y se supone que se tradujo –pídanle cuentas a cada gobierno estatal- en hospitales, escuelas, carreteras, caminos, drenajes…

3. Durante el desempeño de Hurtado como subsecretario de Egresos, se registraron de punta a punta –2000 a 2006- los índices inflacionarios más bajos en México de los últimos 36 años.

4. No se lo dijeron pero Calzada ignora –ya que jamás estudió teoría monetaria– que el gasto público sólo puede incidir en una mayor inflación cuando dicho gasto es deficitario (superior a los ingresos públicos) y ese déficit es financiado con emisión monetaria por el banco central. El señor Calzada ignora también que en 2006 las finanzas públicas en México ¡tuvieron superávit!, y que a lo largo del pasado sexenio consistentemente disminuyó el déficit público hasta alcanzar el superávit gracias a la sólida política fiscal de Francisco Gil Díaz y al buen desempeño –negándose a las constantes solicitudes y reclamos de más dinero por parte de multitud de gobernadores, la mayoría priístas, dados al dispendio con recursos federales- de Carlos Hurtado en la Subsecretaria de Egresos.

5. Por si fuese poco la peregrina argumentación de Calzada implicaría –cosa que él ignora por completo– que junto con Hurtado estaría acusando al mismo gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz, de haber validado irresponsablemente con emisiones crecientes de dinero los supuestos despilfarros orquestados por Hurtado; de otra forma, señor Calzada, el gasto no tiene repercusiones inflacionarias. Amén de que, como ya señalé, NO HUBO DÉFICIT FISCAL, SINO SUPERÁVIT.

6. Otra cosa que ignora el señor Calzada es que la inflación es un alza generalizada de la totalidad o la mayoría de los precios, no el alza insólita de uno o dos precios –como los del maíz o el azúcar- que impactan en el índice general. También ignora que siempre, por definición aceptada por cualquier economista competente (ya se ve que los administradores egresados de la Universidad del Nuevo Mundo no saben de esto) la inflación es un fenómeno monetario.

7. Por si fuesen pocos los dislates del señor Calzada, argumentó que la relación causal entre gasto e inflación le parecía comprobada ¡por un recorte del periódico La Jornada con unas declaraciones de Guillermo Ortiz sacadas de contexto! (El senador Calzada le llamó al recorte de periódico pomposamente: “documento”). Por lo visto, el señor Calzada ignora también que el Banco de México difunde trimestralmente detallados reportes acerca del comportamiento de los precios y acerca de las causas; si se hubiera tomado la molestia de leer esos reportes –ver en especial el correspondiente al último trimestre de 2006- vería que con toda razón el banco central atribuye el alza en el índice de precios ¡a las distorsiones que algunos precios, como el del azúcar, muestran a causa de que se trata de mercados protegidos!, sabría, si hubiera leído, que tan sólo en el caso del azúcar en México padecemos un precio tres veces más alto que el de los mercados internacionales, ¿por qué? Porque hay que proteger a los cañeros y a los dueños de los ingenios, y ¿a qué partido pertenecen esos personajes? Pues, ¡al PRI!

Podría seguir, pero el personaje no lo merece. Concluyo pues proponiendo el premio del mayor mequetrefe del Senado a José Eduardo Calzada Rovirosa. O tal vez el segundo premio, porque el primero se lo debería llevar su pastor, Manlio Fabio Beltrones. Y para que no se ofendan, señores senadores, les pongo aquí la definición de mequetrefe (ya que seguramente tampoco consultan diccionarios) que es la siguiente:

Hombre entremetido, bullicioso y de poco provecho.

Esos ejemplares, como el preparado Calzada, los mequetrefes, dominan en nuestro Congreso. ¡Que Dios nos ampare!

Por Juan Pablo Roiz
RLB Punto Politico

“Revanchismo Político del PRI Y PRD”,


Una vez más demuestran nuestros legisladores
su ceguera y revanchismo político
al rechazo del nombramiento
del doctor Carlos Hurtado López
como subgobernador del Banco de México
RLB Punto Politico

domingo, 4 de marzo de 2007

APPO violó derechos humanos de la sociedad

PRD y Convergencia avalaron la violencia
En Oaxaca una violencia revolucionaria
ajena a los derechos humanos,
con la complicidad del PRD y de Convergencia.
Al final, la APPO y la 22 resultaron iguales o peores que
la policía represiva. Y alguien tiene que decirlo.


A pesar de que la APPO ha convertido los derechos humanos en un instrumento de la política, en Oaxaca hubo otra grave violación de los derechos ciudadanos: la violencia terrorista de las huestes appistas y de maestros disidentes contra los ciudadanos oaxaqueños durante la comuna popular de casi nueve meses.

El informe de la Comisión Civil Internacional de Observación de los Derechos Humanos se centró en el operativo policiaco contra las organizaciones que se apoderaron de parte de la ciudad y crearon una comuna ajena a las leyes. Pero el reporte no atendió las quejas de ciudadanos que durante nueve meses padecieron la violencia política de la APPO y la sección 22 y vieron aplastados sus derechos civiles.

Asimismo, el informe tuvo oídos sordos contra las denuncias de delincuencia organizada de la APPO contra ciudadanos y contra negocios. Hace unas semanas un programa de televisión local quiso organizar un programa bajo el lema de reactivar Oaxaca, pero ni empresarios pequeños ni ciudadanos aceptaron por el miedo a ser víctimas de la violencia irracional de los appistas que sigue amenazando a los oaxaqueños.

En este sentido, miles de oaxaqueños vieron violados sus derechos humanos y sus garantías civiles por la irracionalidad del movimiento violento de la APPO y la Sección 22 de maestros.
Por tanto, el informe de la Comisión Civil está amañado porque fija su parcialidad en la defensa de los appistas y maestros reprimidos por la policía cuando se negaron a respetar las leyes.

Y si hubo abusos policiacos en el operativo de recuperación del territorio en manos de la violencia appista y magisterial, hubo más violación de derechos humanos de los ciudadanos ajenos a las pugnas por el poder entre la APPO/22 y el gobierno estatal.
Pero resulta que esos ciudadanos se quedaron en el limbo porque ninguna organización civil o gubernamental ha defendido sus derechos humanos y civiles conculcados por la violencia appista y magisterial.

No hace falta ir muy lejos por las pruebas. En Oaxaca hubo muchos negocios que quebraron por la decisión de la APPO y la 22 de tomar el control territorial de varias zonas de la ciudad, crear su propia policía política, instalar retenes que violaban la libertad de circulación, cobrar chantajes y extorsiones a ciudadanos para poder ingresar a sus casas y padecer las hordas de appistas y maestros bajo influjos del alcohol todas las tardes golpeando ciudadanos.
La APPO resultó peor violadora de derechos humanos y civiles durante casi nueve meses que la policía en dos operativos para recuperar la ciudad y ejercer órdenes de aprehensión contra dirigentes políticos acusados de delitos comunes.

De ahí que el reporte de la Comisión Civil deba ser leído como parte de la lucha política de la APPO y la 22. Sus evidencias de represión policiaca pueden ser ciertas, pero serán incompletas si no tienen una condena contra las organizaciones de la APPO y la Sección 22 que instalaron la anarquía violenta en Oaxaca el año pasado e impidieron que los ciudadanos comunes y corrientes --ajenos a la APPO/22 y al gobierno del estado-- gozaran de las garantías constitucionales.

El reporte de la Comisión Civil, por tanto, es parcial. Y peor aún: resulta cómplice del terrorismo que implantaron la APPO y la 22 en la ciudad de Oaxaca cuando persiguieron y agredieron a ciudadanos ajenos a la lucha política. Durante los meses de la ciudad sitiada, brigadas de la APPO recorrían la ciudad para agredir a aliados del gobierno del estado por el sólo hecho de no estar de acuerdo con el plantón y la toma de una parte de la ciudad.

Ese reporte de la Comisión Civil estará amañado mientras no condene la violencia de la APPO y la 22 y si no acusa a estas organizaciones de delincuencia organizada al tomar por asalto radiodifusoras locales de propiedad privada para transmitir mensajes de alzamiento popular y guerrillero contra las instituciones. Ahí están las pruebas: los programas de Berta Muñoz llamando a la insurrección, dando direcciones privadas de periodistas para que los appistas fueran a agredirlos, agitando a la sociedad con llamados al crimen político. Estos programas no fueron políticos sino de llamado a la revolución violenta.

También hay que acreditar la violación de derechos humanos de reporteros que fueron agredidos físicamente para obligarlos a transmitir solamente el mensaje de la APPO y la 22. Varios reporteros de televisión tuvieron que quitarse las chamarras de sus empresas y aún así fueron golpeados por appos. ¿Por qué el informe de la Comisión Civil excluyó estas evidencias de la represión de la APPO y la 22 contra los derechos ciudadanos de trabajadores de la información?

Por tanto, los informes de derechos humanos estarán incompletos si sólo atienden las quejas de la APPO y la 22 y no reportan que la APPO y la 22 violaron los derechos ciudadanos de oaxaqueños ajenos al conflicto e instalaron en Oaxaca una violencia revolucionaria ajena a los derechos humanos, con la complicidad del PRD y de Convergencia. Al final, la APPO y la 22 resultaron iguales o peores que la policía represiva. Y alguien tiene que decirlo.
Por Carlos Ramírez
RLB Punto Politico

viernes, 2 de marzo de 2007

El Ladron de la APPO

Un ladrón acusado
Oaxaca, Mexico,
18 de Octubre 2006
Daniel Aguilar
Fotografia ganadora al tercer lugar
en la sección de Noticias Generales
de la agencia Reuters.

jueves, 1 de marzo de 2007

Populismo en Francia

El manifiesto de Segolene es exactamente
lo contrario a lo que requiere Francia
para revitalizarse
Sus cien puntos son una enumeración de promesas populistas
reminiscentes de las ocurrencias que nos espetó
el “legítimo” López Obrador en su fallida campaña.


Interrumpo mis retratos de los candidatos presidenciales en Estados Unidos para referirme al plan de 100 puntos de la candidata presidencial francesa Segolene Royal.

La señora Royal ha seducido a la opinión pública francesa por su belleza y por prometer dirigir a la modernidad a una sociedad anquilosada y tradicional que, temerosa del cambio y la globalización, se aferra a un nacionalismo obsoleto.

Pero el manifiesto de Segolene es exactamente lo contrario a lo que requiere Francia para revitalizarse: sus cien puntos son una enumeración de promesas populistas reminiscentes de las ocurrencias que nos espetó el “legítimo” López Obrador en su fallida campaña.

Veamos algunas de ellas:

· Consolidar la semana de 35 horas y elevar el salario mínimo en 20% para alcanzar 1,500 euros mensuales ($21,436 a la paridad de ayer), y eliminar la tímida legislación en vigor que permite a empresas pequeñas contratar y despedir personal.

Esta promesa, que encarece apreciablemente el costo del trabajo, implica hacer todavía más inflexible el mercado laboral, lo que resultará en aún mayor desempleo de jóvenes que ya es de 23% (menores de 25 años), y en que empeore la situación de los desocupados que incendiaron París en 2005.

· Otorgar préstamos sin intereses por 10 mil euros a jóvenes que funden empresas, al tiempo que el Estado creará medio millón de trabajos subsidiados también para jóvenes. Para quienes compren su primera casa, habrá créditos hipotecarios a tasa cero.

A los mismos jóvenes ya desempleados, o que lo estarán por las medidas anteriores, se les ofrece convertirlos en empresarios subsidiados sin tener experiencia de trabajo y en burócratas. ¡Voilá la solution!

· Las empresas energéticas Electricité y Gaz de France serán renacionalizadas y fusionadas y crearán 70 mil empleos en fuentes de energía renovable.
Crear monstruos burocráticos y ordenarles cuántos trabajos crear y en qué actividades, fracasó en la Unión Soviética y también en Francia.

· Las tarifas bancarias serán reguladas por el Estado y los intentos de las empresas de irse de Francia o desemplear personal serán penalizados.

Éstas, junto a sus promesas de elevar impuestos y perseguir a los muchos franceses que han emigrado para evitar la pesada carga tributaria, llevarán a acrecentar la diáspora, y a menor dinamismo económico y mayores costos.

· El Banco Central Europeo deberá cambiar sus estatutos para incorporar el crecimiento y la creación de empleo entre sus objetivos.

Esta tontería, además de mostrar la arrogancia que hace tan populares a los franceses al ordenarle qué hacer a un organismo europeo, que no francés, supone que la política monetaria puede crear crecimiento y empleo, lo que es falso.

Estas son sólo algunas perlas entresacadas del plan de Segolene, quien nunca menciona cómo las financiará. Esperemos que los votantes franceses tengan sensatez comparable a la de los mexicanos y que derroten esta plataforma populista que sin duda cancelaría el futuro de su gran país.

Por Manuel Suárez Mier
RLB Punto Politico.