Frente a la gran oportunidad de capitalizar sus casi quince millones de votos, el PRD optó el sábado por la autoexclusión política durante los próximos seis años. Si el PRD no va a participar en los espacios políticos para los que fue electo, ¿entonces para qué votar por perredistas? .
Andrés Manuel López Obrador condujo al PRD a su gran derrota histórica. Pudo haber influido en cambios en los principales protocolos políticos inventados por el PRI --cuando los perredistas, por cierto, eran orgullosos priístas--, pero al final el partido del sol azteca fue conducido por su caudillo al aislamiento.
El PRD en el Congreso se comportó como mafia, como tribu, como grupo faccioso. Pero sus contradicciones fueron al mismo tiempo el cerrojo de su derrota: sin cambios en el protocolo, Felipe Calderón Hinojosa tomó posesión formal de la presidencia de la república el sábado porque el PRD le cedió la plaza, le dejó libre el poder legislativo y el jefe del ejecutivo cumplió con el protocolo que lo afianzó en la presidencia.
Así, resultó paradójico que el presidente legítimo López Obrador no hizo más que facilitar la legitimación de Calderón. Agobiado por el rencor personal por haber perdido las elecciones presidenciales, López Obrador hace tiempo que archivó la inteligencia política, que tiro a la basura la lucha social y que está dominado por las pasiones malsanas del resentimiento.
Al carecer de una estrategia política de largo plazo, el PRD le dejó todo el espacio institucional a Calderón, al PAN y al PRI. El Congreso le dio el rango legítimo de presidente constitucional a Calderón, gracias a un PRD sin ideas, dominado por las pasiones y sometido a los caprichos del caudillo López Obrador.
El gran perdedor del conflicto alrededor del primer informe de gobierno de la administración 2006-2012 fue todo el PRD. La diputada Ruth Zavaleta demostró ser una pieza desechable de los caprichos del caudillo. Su discurso de anuncio de retiro de la sala de sesiones fue una muestra palpable de la anti dialéctica política: dijo ser institucional pero desconoció la institucionalidad. Ahora ella está obligada a renunciar a la presidencia de la cámara porque la mitad de sus actividades estará relacionada con el poder ejecutivo que desconoció.
Asimismo, la diputada Zavaleta reveló la mediocridad política de la izquierda y sobre todo la negativa de la izquierda a luchar dentro de los espacios institucionales. Zavaleta actuó como guerrillera, sin duda influida por las tendencias guerrilleras de su compañero René Arce. La izquierda, pues, no quiere ganar el poder sino conquistarlo., Por tanto, la izquierda en el poder no se someterá a las reglas de la democracia sino que actuará como lo hacen los dos auto denominados políticos de izquierda: López Obrador y su intendente Marcelo Ebrard: con autoritarismo.
El PRD en el Congreso se comportó como mafia, como tribu, como grupo faccioso. Pero sus contradicciones fueron al mismo tiempo el cerrojo de su derrota: sin cambios en el protocolo, Felipe Calderón Hinojosa tomó posesión formal de la presidencia de la república el sábado porque el PRD le cedió la plaza, le dejó libre el poder legislativo y el jefe del ejecutivo cumplió con el protocolo que lo afianzó en la presidencia.
Así, resultó paradójico que el presidente legítimo López Obrador no hizo más que facilitar la legitimación de Calderón. Agobiado por el rencor personal por haber perdido las elecciones presidenciales, López Obrador hace tiempo que archivó la inteligencia política, que tiro a la basura la lucha social y que está dominado por las pasiones malsanas del resentimiento.
Al carecer de una estrategia política de largo plazo, el PRD le dejó todo el espacio institucional a Calderón, al PAN y al PRI. El Congreso le dio el rango legítimo de presidente constitucional a Calderón, gracias a un PRD sin ideas, dominado por las pasiones y sometido a los caprichos del caudillo López Obrador.
El gran perdedor del conflicto alrededor del primer informe de gobierno de la administración 2006-2012 fue todo el PRD. La diputada Ruth Zavaleta demostró ser una pieza desechable de los caprichos del caudillo. Su discurso de anuncio de retiro de la sala de sesiones fue una muestra palpable de la anti dialéctica política: dijo ser institucional pero desconoció la institucionalidad. Ahora ella está obligada a renunciar a la presidencia de la cámara porque la mitad de sus actividades estará relacionada con el poder ejecutivo que desconoció.
Asimismo, la diputada Zavaleta reveló la mediocridad política de la izquierda y sobre todo la negativa de la izquierda a luchar dentro de los espacios institucionales. Zavaleta actuó como guerrillera, sin duda influida por las tendencias guerrilleras de su compañero René Arce. La izquierda, pues, no quiere ganar el poder sino conquistarlo., Por tanto, la izquierda en el poder no se someterá a las reglas de la democracia sino que actuará como lo hacen los dos auto denominados políticos de izquierda: López Obrador y su intendente Marcelo Ebrard: con autoritarismo.
López Obrador sufrió el sábado tres graves derrotas políticas: la propia como presidente legítimo porque Calderón es ya presidente constitucional legitimado por las instituciones, la de su partido al sacarlo de la sala de sesiones y aislarlo de la única realidad política existente y de la izquierda al desaprovechar el espacio electoral ganado en años de lucha y reducir su presencia a los resentimientos personales del caudillo.
El PRD cerró el sábado el ciclo que abrió en julio de 1988 con las elecciones presidenciales y luego reforzó en 1989 con la fundación del partido. Como partido, el perredismo demostró carecer de ideas y estar sobrado de pasiones personales de su caudillo. Si López Obrador operó la salida del PRD del congreso el sábado para reforzar su presidencia legítima, en realidad no hizo más que darle por concluida. Ruth Zavaleta y López Obrador serán los responsables históricos del gran fracaso político del PRD: justo cuando representaba un tercio del electorado, el PRD prefirió reducir su espacio político a las pasiones del caudillo.
Ahora deben venir las nuevas definiciones del PRD. ¿Qué hacer ahora? Ruth Zavaleta va a tener que excusarse muchas veces para no participar en ceremonias institucionales donde necesariamente tiene que estar el presidente Calderón. Y si va a disculparse muchas veces, entonces lo mejor será que renuncia a la presidencia de la cámara. Y si Zavaleta desconoció a Calderón, entonces tampoco tiene razones para seguir presidiendo la cámara en estas semanas en las que se analizará el informe y se convocará a miembros del gabinete que ella no reconoce. Eso sí, la bancada perredista seguirá cobrando cada quincena sus dietas que provienen del dinero fiscal que recauda el ejecutivo al que ellos desconocen.
El PRD quedó atrapado en un dilema: o es el partido político institucional que debe de cargar con beneficios y perjuicios de la institucionalidad o es el partido renegado de la democracia que debiera entonces de salirse de las instituciones y luchar por el cambio revolucionario por la vía de la insurrección social.
La gran pregunta del sábado quedó en el aire: ¿ésa es la izquierda mexicana?
Por Carlos Ramirez.
RLB Punto Politico.
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