Sólo para empezar: El seguro de desempleo que prometió el lunes Marcelo Ebrard no es tal, ya que un seguro se financia con las aportaciones de los asegurados no con recursos de los contribuyentes o con deuda. Y para seguir:
No se puede financiar ese señuelo para incautos con recursos inexistentes; los ahorros financieros no son ingresos nuevos, sino menores costos más o menos hipotéticos.
Cuatro de diez periódicos editados en la capital del país consideraron como la noticia más importante, en sus ediciones de ayer, el anuncio que hizo Marcelo Ebrard de un presunto seguro de desempleo en la ciudad de México.
Que un embuste de tal magnitud merezca tanta atención de los medios resulta significativo. ¿Por qué se trata de un embuste?
Por varias razones:
1. Lo que prometió Ebrard en forma alguna es un seguro, sino, en el mejor de los casos una nueva ayuda monetaria a fondo perdido, como las que ya se otorgan a los ancianos y a otros grupos en la ciudad de México. Un seguro de desempleo se financia con las cuotas de los asegurados, no es una donación graciosa de dinero público. En este sentido Ebrard repite la falacia de su nefasto antecesor, quien llamaba “pensiones” a las ayudas monetarias a los ancianos (una pensión es resultado del ahorro que el trabajador realizó a lo largo de su vida laboral).
2. Es mentira decir que dicha ayuda se financiará con los ahorros de la reestructuración de la deuda del gobierno del Distrito Federal, porque tales ahorros serán, en el mejor de los casos, disminuciones en los costos financieros, pero no recursos nuevos. El ahorro financiero podrá liberar recursos de otras fuentes pero no es un ingreso que se sume a los existentes. Ebrard debe explicar de cuál de tres fuentes posibles saldrán los recursos: ¿Ingresos propios?, ¿participaciones y aportaciones federales?, ¿nueva deuda?
3. Es idiota, en cualquier caso, financiar un gasto corriente perpetuo – una vez que se instaura resulta políticamente imposible cancelarlo- y a fondo perdido, con ahorros de una sola vez, no recurrentes.
Lo cierto es que este señuelo populista se convertirá en otra debilidad de las muchas que ya padecen las finanzas del gobierno capitalino, las cuales comentaré mañana.
2. Es mentira decir que dicha ayuda se financiará con los ahorros de la reestructuración de la deuda del gobierno del Distrito Federal, porque tales ahorros serán, en el mejor de los casos, disminuciones en los costos financieros, pero no recursos nuevos. El ahorro financiero podrá liberar recursos de otras fuentes pero no es un ingreso que se sume a los existentes. Ebrard debe explicar de cuál de tres fuentes posibles saldrán los recursos: ¿Ingresos propios?, ¿participaciones y aportaciones federales?, ¿nueva deuda?
3. Es idiota, en cualquier caso, financiar un gasto corriente perpetuo – una vez que se instaura resulta políticamente imposible cancelarlo- y a fondo perdido, con ahorros de una sola vez, no recurrentes.
Lo cierto es que este señuelo populista se convertirá en otra debilidad de las muchas que ya padecen las finanzas del gobierno capitalino, las cuales comentaré mañana.
Por Ricardo Medina.
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