sábado, 20 de octubre de 2007

México ingobernable, adiós a la libertad

Ser policía es aún más peligroso que ser un ciudadano común, y la militarización del país en el mejor de los casos podrá paliar la intensidad de la violencia a expensas de las libertades individuales.

¿En qué momento se nos fue de las manos el país y se deterioró tanto la gobernabilidad? Hemos llegado al extremo en el que ser policía es aún más peligroso que ser un ciudadano común, lo que de ninguna manera representa un avance en la seguridad de estos últimos.

La ecuación en la que está en juego la gobernabilidad democrática se caracteriza por una lucha abierta entre bandas rivales, agentes de corporaciones policíacas y delincuencia organizada, y militares contra policías, y no tiene visos de mejorar sino que por el contrario se agudiza a diario.

Lo que todavía es peor es que los ciudadanos nos hemos acostumbrado a noticias de encajuelados, descabezados, secuestrados, torturados, emboscados, y demás ados.

México no siempre fue así, cabe recordar que la descompocisión social ha crecido a la par de la democratización del país.
A medida que los partidos PAN y PRD han ido ganando espacios a nivel municipal, estatal y federal, la delincuencia organizada ha ganado espacios en las calles.
Sería absurdo pensar que la creciente violencia es un fruto maldito de la naciente democracia, sin embargo es importante reflexionar cómo es que los vacíos de poder que ha ido dejando el régimen priísta en diferentes niveles han sido llenados por el crimen organizado.

En este momento, actores que antes eran intocables, como corresponsales de televisión, no lo son más. Métodos que pensábamos pertenecían solo a Irak, como videos en los que se decapita a individuos, son parte de los noticieros nocturnos. Noticias que antes formaban parte de las secciones Sociedad y Justicia ahora se encuentran en Estados.

Legisladores y hasta el mismo presidente han sido amenazados, y ya ni siquiera la custodia policial es garantía de seguridad en los hospitales. Las fugas de información en las corporaciones policíacas y diversas instituciones hacen pensar que están infiltradas por el crimen organizado a más no poder, y las deudas pendientes de los representantes populares con el narcotráfico vislumbran difícil que el actual gobierno pueda ganar la batalla que ha emprendido.

Para todo esto el consumo de estupefacientes sigue a la alza, por lo que al narcodinero no le falta para seguir comprando violencia, protección y políticos.

La herramienta que el actual gobierno ha encontrado para luchar contra el crimen organizado es la militarización del país, lo que en el mejor de los casos podrá paliar la intensidad de la violencia a expensas de las libertades individuales.

Por José Alberto Hernández .
Post RLB Punto Politico.

1 comentario:

  1. Es interesante la nota y pienso que lo mas que preocupa después de la situación económica, es la seguridad, pero en cuanto a decir que el policía peligra mas que el ciudadano simplemente es una consecuencia lógica de su trabajo.
    Pero lo que mas preocupa a la gente común que es la mayoría del país, que en estos tiempos uno ya no se cuida solamente del delincuencia si no también de la policía que resulta en estos tiempos que tengas mas probabilidades que te asalte un policía que un delincuente, por lo menos aquí en la frontera no es nada aislado estos hechos, me acuerdo que en el trabajo escuchaba a la gente quejarse que les había pasado esto, yo pensaba que si les pasaba era porque daban lugar para eso,
    Pero por un periodo de tiempo me quede sin carro, y en una noche al llegar cercas de donde vivo, se para un pick-up de la policía municipal me encañonan y me mencionan que van a revisar que no traiga armas o droga, me sacan cartera dinero, revisan toda y se llevan los únicos 100 pesos que traía, si me les hubiera puesto bronco me dan una paliza me llevan a la delegación y hasta te plantan droga.
    Así se escuchan casos de que la municipal la ministerial y que la extorción aumenta conforme el grado que tengan.
    Realmente la situación es preocupante y más para el ciudadano común.

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