Como era de esperarse, la resistencia violenta de López Obrador ya se salió de control. El martes, el periodista Joaquín López Dóriga denunció en su columna de Milenio las amenazas de muerte en su contra por una gatillera del tabasqueño que en el mitin del domingo “acribilló, con su discurso de odio y linchamiento”.
Joaquín acusó a López Obrador de “auspiciar el linchamiento de periodistas en los juicios populares del zócalo” y dijo que el tabasqueño “calló” ante las amenazas de su gatillera. Pero el asunto fue más allá.
López Obrador y el PRD se han convertido en unos traidores de la democracia y en un peligro para la libertad de expresión. Todo lo quieren arreglar con amenazas. Y en realidad López Obrador y el PRD no quieren reactivar la democracia sino dinamitar el sistema político. Lo escribió sin dobleces Alejandro Encinas, el pelele de López Obrador en el PRD, en su artículo en El Universal: los votos a su favor fueron por “una línea política clara, sin ambigüedades, de no reconocimiento al gobierno de facto”. Es decir, López Obrador y Encinas quieren el PRD para desconocer a Calderón, no para impulsar la democracia.
En su columna, López Dóriga escribió un par de líneas que revelaron su preocupación por su vida personal y la de su familia y responsabilizó a López Obrador de su seguridad:
“¿De qué se trata, Andrés Manuel, de provocar una desgracia personal, una tragedia familiar? Porque tú serías el responsable. Y te lo digo hoy”.
“¿De qué se trata, Andrés Manuel, de provocar una desgracia personal, una tragedia familiar? Porque tú serías el responsable. Y te lo digo hoy”.
López Dóriga y otros periodistas acosados por las hordas fascitoides de López Obrador, sobre todo sus caceroleras a la chilena disfrazadas de adelitas, además de la forma violenta en que clausuraron el congreso con el tejerazo perredista y fapista al tomar por asalto las dos tribunas legislativas federales, acaban de probar que López Obrador no se encuentra en una fase de resistencia pacífica ni de protesta política sino de verdadera insurrección revolucionaria violenta.
La amenaza contra López Dóriga debe concitar no sólo el apoyo y la solidaridad gremial por las amenazas de los seguidores del tabasqueño, sino lograr el apoyo de comités internacionales de defensa de los periodistas. Las amenazas de los lopezobradoristas impiden la libertad de expresión.
El tejerazo contra el Congreso fue el cruce del Rubicón de López Obrador, quizá con las mismas palabras de Julio César para enfilarse a ser el gran dictador de Roma con las palabras agresivas de “la suerte está echada”, alea iacta est. Sin embargo, el alta del PRD como partido legal, con la cesión de su registro que hizo el Partido Mexicano Socialista como secuela del Partido Comunista, no era para reventar el sistema político, como dice el diazordacista Porfirio Muñoz Ledo como jefe de las izquierdas mexicanas, sino para transformar la política “por la ruta legislativa”, como señaló como claridad Jesús Reyes Heroles al definir la reforma política de 1978 que llevó a la izquierda comunista al Congreso.
La amenaza contra López Dóriga debe concitar no sólo el apoyo y la solidaridad gremial por las amenazas de los seguidores del tabasqueño, sino lograr el apoyo de comités internacionales de defensa de los periodistas. Las amenazas de los lopezobradoristas impiden la libertad de expresión.
El tejerazo contra el Congreso fue el cruce del Rubicón de López Obrador, quizá con las mismas palabras de Julio César para enfilarse a ser el gran dictador de Roma con las palabras agresivas de “la suerte está echada”, alea iacta est. Sin embargo, el alta del PRD como partido legal, con la cesión de su registro que hizo el Partido Mexicano Socialista como secuela del Partido Comunista, no era para reventar el sistema político, como dice el diazordacista Porfirio Muñoz Ledo como jefe de las izquierdas mexicanas, sino para transformar la política “por la ruta legislativa”, como señaló como claridad Jesús Reyes Heroles al definir la reforma política de 1978 que llevó a la izquierda comunista al Congreso.
López Obrador y el PRD se han convertido en unos traidores de la democracia y en un peligro para la libertad de expresión. Todo lo quieren arreglar con amenazas. Y en realidad López Obrador y el PRD no quieren reactivar la democracia sino dinamitar el sistema político. Lo escribió sin dobleces Alejandro Encinas, el pelele de López Obrador en el PRD, en su artículo en El Universal: los votos a su favor fueron por “una línea política clara, sin ambigüedades, de no reconocimiento al gobierno de facto”. Es decir, López Obrador y Encinas quieren el PRD para desconocer a Calderón, no para impulsar la democracia.
En este contexto, hay congruencia entre el tejerazo contra el Congreso y la apropiación del PRD para el pelele Encinas. Pero lamentablemente para el PRD y para la izquierda, el registro legal de 1978 no fue para la insurrección sino para la transformación democrática. Lo explicó con claridad Reyes Heroles al ir la solicitud de registro del PCM:
“Hay nuevas reglas del juego” y “la legalización supone derechos y obligaciones” y “encuadra (a los partidos) en el orden jurídico” y que “conductas contrarias a la ley tienen que ser sancionadas”; “el poder del Estado sólo éste lo tiene”. “Lo que no es posible es violar la ley”, pues para evitarlo se le otorgó el registro. Por tanto, “sin el poder, el derecho carece de efectividad; sin el derecho, el poder expone su legitimidad. Ni el poder desnudo ni el derecho impotente”.
“Hay nuevas reglas del juego” y “la legalización supone derechos y obligaciones” y “encuadra (a los partidos) en el orden jurídico” y que “conductas contrarias a la ley tienen que ser sancionadas”; “el poder del Estado sólo éste lo tiene”. “Lo que no es posible es violar la ley”, pues para evitarlo se le otorgó el registro. Por tanto, “sin el poder, el derecho carece de efectividad; sin el derecho, el poder expone su legitimidad. Ni el poder desnudo ni el derecho impotente”.
La reforma política se hizo en 1978 “para que nuestra sociedad sea cada vez más de consenso y cada vez menos de conflicto”. Historiador del liberalismo y biógrafo de Mariano Otero, Reyes Heroles convocó a que la reforma política fuera un “acuerdo en lo fundamental”. “Lo que no es posible hacer sin perder la legalidad es violar el derecho o dejar que se viole. Hay libertad para aquellos que desearían acabar con la libertad, pero en ningún caso hay derecho contra el derecho o ley contra la ley. El despotismo, sea cual sea su pretexto y su forma, surge inexorablemente de la violación a las leyes, provenga de gobernantes o gobernados”.
Los razonamientos de Reyes Heroles delinearon los alcances de la reforma política que benefició a la izquierda comunista y la llevó al Congreso:
“Las minorías tienen el derecho a transformarse en mayorías, pero los gobernantes están obligados a preservar el Estado con todas sus legítimas facultades. De no asumir esta actitud, el Estado andaría al garete y las minorías, que pueden llegar a ser mayorías, al serlo se encontrarían meros residuos o despojos del Estado”… “No correremos, bajo ningún concepto, los riesgos ciertos de una democracia disolvente. Una democracia disolvente es siempre antecedente y causa de la dictadura”.
Así pues, López Obrador y el PRD traicionaron la reforma política de 1978. No quieren la democracia sino la revolución.
Los razonamientos de Reyes Heroles delinearon los alcances de la reforma política que benefició a la izquierda comunista y la llevó al Congreso:
“Las minorías tienen el derecho a transformarse en mayorías, pero los gobernantes están obligados a preservar el Estado con todas sus legítimas facultades. De no asumir esta actitud, el Estado andaría al garete y las minorías, que pueden llegar a ser mayorías, al serlo se encontrarían meros residuos o despojos del Estado”… “No correremos, bajo ningún concepto, los riesgos ciertos de una democracia disolvente. Una democracia disolvente es siempre antecedente y causa de la dictadura”.
Así pues, López Obrador y el PRD traicionaron la reforma política de 1978. No quieren la democracia sino la revolución.
por Carlos Ramirez.
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