jueves, 10 de abril de 2008

PRD-AMLO: democracia disolvente - Del PCM al caudillismo protopriísta

Más que el control del partido por López Obrador y la condición de pelele de Alejandro Encinas, el PRD tuvo ya su tropiezo y su definición principal: abandonó su condición de partido para la contribución a la democracia y se redujo a una organización de masas para la insurrección callejera.El caudillismo lopezobradorista condujo a la izquierda a un gravísimo retroceso político: colocó al PRD en una situación política anterior a la reforma política de 1978 que legalizó a Partido Comunista Mexicano como el único partido de izquierda. Hoy el PRD ha abandonado la lucha legal por el poder y se ha enfilado a una disputa violenta por el gobierno.

Del compromiso de 1978 del PCM al solicitar su registro de realizar su lucha por la vía legal se ha pasado a la movilización violenta de masas de López Obrador contra decisiones tomadas por la mayoría legislativa. Las bancadas legislativas del PRD han perdido autoridad política para trabajar en el congreso porque ahora su verdadero espacio de operación política son las mujeres alzadas en contra de decisiones asumidas en los espacios institucionales.
En este contexto, López Obrador ha llevado al PRD a esa situación de peligro político que, paradójicamente, advertía Jesús Reyes Heroles, secretario de Gobernación de la administración de López Portillo: la democracia disolvente, es decir, luchar por el poder para acabar con la democracia.
En su discurso de clausura de las audiencias sobre la reforma política en 1977, Reyes Heroles analizó las razones que tuvo el gobierno para abrirle espacios a las minorías: evitar la disolución del Estado. Lo dijo con palabras muy claras que hoy cobran actualidad por el embate del PRD de López Obrador contra las instituciones:
“Las minorías tienen el derecho a transformarse en mayorías; pero los gobernantes están obligados a preservar el Estado con todas sus legítimas facultades. De no asumir esta actitud, el Estado andaría al garete y las minorías, que pueden llegar a ser mayorías, al serlo encontrarán meros residuos o despojos del Estado. No puede estar en la lógica de las minorías que aspiran a gobernar intentar el desgarramiento del aparato estatal; no puede estar en la lógica de los gobernantes permitir el desgarramiento del aparato estatal, pues, de hacerlo, no cumplirían ni con las mayorías ni con las minorías y mucho menos con el propio Estado.
Y advirtió Reyes Heroles:
“No correremos, bajo ningún concepto los riesgos de una democracia disolvente. Una democracia disolvente es siempre antecedente y causa de la dictadura”.
López Obrador colocado al PRD en la democracia disolvente. Por eso el caudillo tabasqueño prefiere movilizar a las mujeres en situaciones de violencia y choque que trabajar con las bancadas perredistas en las dos cámaras. López Obrador y el PRD han demostrado que no quieren contribuir a la transición a la democracia, sino que han decidido conquistar el poder por la vía de las movilizaciones callejeras. Lo dijo ya Muñoz Ledo, el Lombardo Toledano de la izquierda actual: López Obrador busca reventar el sistema político.
Al PRD de López Obrador le ha faltado capacidad de reflexión política. Y no por falta de cuadros. Pero los ideólogos a su alrededor --Manuel Camacho, Enrique González Pedrero-- han cambiado las ideas por los adoquines sesentayocheros: el primero ha perdido su capacidad analítica y el segundo acude silencioso y sumiso a los acarreos intelectuales para someterse a los caprichos del caudillo.
Y en esa falta de análisis político el PRD no parece haber racionalizado la alternancia: ¿por qué los ciudadanos han votado dos veces por el PAN en las elecciones presidenciales y no por el PRD? De nueva cuenta los perredistas debieran de acudir al contexto de la legalización del PCM en 1978. En el discurso de presentación de solicitud de registro legal del PCM, Reyes Heroles, luego de hablar de una alianza revolucionaria entre fuerzas coincidentes, dictó el epitafio de la izquierda:
“Se habla de que el régimen se está derechizando (…) Llevar al régimen a la derecha depende, más que de la eficacia de ésta en tal propósito, de la ineficacia de la izquierda en impedirlo y de la incapacidad del propio gobierno en evitarlo”.
Y quedan, como corolario, a las críticas de Reyes Heroles a la izquierda de entonces cuyas divisiones dañaban no sólo a la izquierda sino a los sectores progresistas:
“Precisemos responsabilidades. ¿No va en contra del progreso revolucionario de México el fraccionalismo, faccionalismo y capillismo ideológico y político?¿No va en contra de una amplia línea revolucionaria el dedicarse más a buscar puntos de diferencia que de coincidencia en el movimiento revolucionario nacional? ¿No va en contra del progreso revolucionario la carencia de programas comunes, de métodos de aglutinaciones orgánicas? ¿No va en contra de un amplio movimiento revolucionario nacional la no existencia, ya no digamos de unidad nacional en la acción de metas comunes, sino de posible unidad en las elecciones?”
La izquierda que criticaba Reyes Heroles en 1978 está hoy, en el PRD de López Obrador.

Por Carlos Ramirez.
Post RLB Punto Politico.

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