martes, 5 de diciembre de 2006

Pa la Historia - y López no llegó a ninguna parte

Ardido hasta el Kucu
No habrá tregua
Andrés Manuel López Obrador
advirtió que no habrá normalidad


Caminaron desganados. La mirada de muchos mostró una muy forzada algarabía… pero eso sí, iban detrás de su líder. Muchos se quedaron con las ganas de acudir al rescate de sus diputados que intercambiaron golpes con los panistas minutos antes de que Felipe Calderón rindiera protesta en la sede del Congreso de la Unión.
Así que unos 30 mil simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador —según la SSP-DF—, marcharon del Zócalo a la calle de Lieja, así se le ocurrió al tabasqueño, que antes advirtió: “marcharemos sin violencia, sin provocaciones y sin enfrentar al Ejército o a la policía, que también son pueblo”.
Un camión torton blanco rodó entre la gente que comenzó a armar una valla por la calle 5 de mayo. López Obrador, en su discurso, pidió que le abrieran paso y pidió ir al frente de la gente, pero al menos 5 mil personas se adelantaron mientras el “presidente legítimo” saludó a todo aquel que le salió al paso.
La gente agitó banderas del PRD, cargó mantas con la leyenda “AMLO, presidente legítimo” y lanzó consignas contra Felipe Calderón como “¡ya cayó, ya cayó, Felipe ya cayó!” y “¡Felipe, entiende, el pueblo no te quiere!”.
Señoras de la tercera edad, con bolsas de mandado con la leyenda “AMLO, presidente legítimo de México” que minutos antes les habían regalado en la plancha del Zócalo, caminaron al ritmo de sus energías y no al compás de, por ejemplo, panchosvilla que incluso se subieron sobre el toldo de camiones.
Cuando los lopezobradoristas pasaron sobre avenida Insurgentes toparon a una veintena de pasajeros de un Metrobús que fue desalojado para abrir paso a los marchistas y eso provocó un intercambio de mentadas: “¡pinches güevones, pónganse a trabajar!”, “¡Cállate, hijo de Felipe Calderón!”, fue la respuesta de un gordo greñudo que acompañaba al Tíbiri Tábara.
Hubo desgano, se percibía un ambiente frío entre los perredistas que tuvieron que escuchar por radios portátiles cómo Felipe Calderón rindió protesta en San Lázaro y los reclamos empezaron: “¿entonces por qué López Obrador nos pidió un aplauso para los diputados federales que defendían la tribuna?”, dijo un miembro de la Izquierda Democrática que antes de llegar al Ángel de la Independencia desertó con otras 40 personas.
Frente a la Columna, un camión de pasajeros cruzó justo al paso de los perredistas que lanzaron naranjas, botellas de agua, paletas, escupitajos y todo lo que tuvieran a la mano. “Rómpanle la madre… ahí va Fox”, gritó una señora que luego confesó que nunca distinguió si algún funcionario iba adentro del autobús “pero para qué se cruza el cabrón”.
Unos minutos después, una camioneta Suburban blanca, en la que viajaba sólo el conductor fue detenida y golpeada por la muchedumbre. El aterrado conductor pidió a la gente que comprobara que viajaba solo, pero fue suficiente que unos cuantos golpearan el vehículo para que los demás salieran al paso de un Stratus blanco, que también fue pateado hasta que el lado izquierdo quedó abollado de la salpicadera trasera.
En la calle de Lieja, entre la gente de seguridad de López Obrador y simpatizantes empezaron los empujones, golpes, jalones de cabellos y mentadas. Se trató de un tipo de unos 30 años que fue golpeado por el equipo de seguridad de López Obrador y de algunos simpatizantesel chavo, con el rostro inflamado, gritó: “¡Estoy cuidando a López Obrador! ”Metros adelante, López Obrador agradeció el apoyo del pueblo y ratificó que recorrerá los dos mil 500 municipios del país para tener una “presidencia itinerante”.
Cerca de él estaban los diputados y senadores del FAP que “se portaron a la altura” y para los que pidió un aplauso. Agradeció que durante la marcha no hubo “ningún vidrio roto, ni una barda pintada, ningún alboroto”.
Y luego la gente se marchó como llegó: con el rostro que reflejaba hastío, decepción, pero sabedores —en muchos de los casos— que conservarían los privilegios de abonar su presencia a las convocatorias del “presidente legítimo”.
No habrá tregua: AMLOAndrés Manuel López Obrador advirtió que no habrá normalidad política hasta que, a su juicio, haya democracia, y que no habrá negociación como la quieren sus adversarios.
En su largo discurso, López Obrador especificó que la concentración en el Zócalo es parte de una protesta, según él, por el fraude electoral "porque no aceptamos la intromisión y queremos que en nuestro país haya democracia".
El tabasqueño en tono retador dijo que se ha generado más inestabilidad política y señaló que "aunque nos tachen de lo que sea vamos a defender la democracia en este país", y reiteró que no van a ceder y que actuarán con firmeza.
Por Alejandro Velázquez Cervantes

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