Las comparsas del lamentable
Andrés Manuel López Obrador,
que insiste en la bufonada de
su gobiernito “legítimo,”
presentaron una
“propuesta” de reforma tributaria
con la que se supone
se recaudarían 300 mil millones de pesos
con algunos ajustes a la ley del ISR.
Es evidente que los “expertos”
de AMLO no saben ni sumar.
Las comparsas del lamentable Andrés Manuel López Obrador, que insiste en la bufonada de su gobiernito “legítimo,” presentaron una “propuesta” de reforma tributaria con la que se supone se recaudarían 300 mil millones de pesos con algunos ajustes a la ley del Impuesto sobre la Renta.
Es evidente que los “expertos” de AMLO no saben sumar y no tienen la menor idea de lo que significa recaudar una cifra como la mencionada, a partir de la eliminación del Régimen de Consolidación Fiscal en vigor y gravando las ganancias de capital generadas en la Bolsa de Valores.
Como los temas impositivos son complicados y la mayoría de la gente los desconoce, es más que probable que una propuesta como esta engañe a los incautos, además de dar la impresión de estar dirigida a eliminar trucos que les permiten a los ricos evitar el pago de impuestos en sus jugosas ganancias.
Los verdaderos expertos en materia tributaria estiman que una reforma como la propuesta resultaría en una recaudación mínima o inclusive en pérdidas para el fisco, pues se esfuma la utilidad neta cuando se evita incurrir en doble tributación o en gravar utilidades ficticias producto de la inflación.
Hay que tomar en cuenta, en adición, que si se gravan las utilidades que se generan en Bolsa, habría también que exentar del pago de impuestos las pérdidas, lo que actualmente no sucede. Hay que recordar también que en 1999 se limitó la Consolidación Fiscal sin que aumentara la recaudación.
Por el contrario, el régimen de Consolidación que está en vigor actualmente le permite a las empresas nacionales generar liquidez y estar en igualdad de circunstancias con las empresas extranjeras con las que compiten y que tienen mecanismos de consolidación similares en sus países de origen.
Además, las empresas y sus accionistas podrían fácilmente dejar de operar en Bolsa lo que le causaría un grave daño a un mecanismo de financiamiento para las empresas que en nuestro país no han tenido el crecimiento y consolidación que serían deseables pero cuyo desarrollo debe alentarse.
Por lo que hace a gravar las ganancias de capital en Bolsa, hay que tener presente que las empresas que cotizan en ella ya pagaron impuestos sobre sus utilidades, por lo que gravar de nuevo la venta de una acción equivaldría a pagar impuestos dos veces, lo que además de injusto es ilegal.
Los privilegios que hay que combatir, como ha señalado reiteradamente el presidente Felipe Calderón, están en otra parte. La generación de utilidades producto de la explotación de monopolios es ilegítima además de que resulta en una menor competitividad del aparato productivo nacional.
Es por ello que la gran batalla a librar para eliminar la injusticia de nuestro sistema económico es contra los monopolios privados, sindicales y públicos, que le imponen gravosas cargas a todos los mexicanos a cambio de injustas prerrogativas para unos cuantos.
Por Manuel Suárez Mier
RLB Punto politico
Es evidente que los “expertos” de AMLO no saben sumar y no tienen la menor idea de lo que significa recaudar una cifra como la mencionada, a partir de la eliminación del Régimen de Consolidación Fiscal en vigor y gravando las ganancias de capital generadas en la Bolsa de Valores.
Como los temas impositivos son complicados y la mayoría de la gente los desconoce, es más que probable que una propuesta como esta engañe a los incautos, además de dar la impresión de estar dirigida a eliminar trucos que les permiten a los ricos evitar el pago de impuestos en sus jugosas ganancias.
Los verdaderos expertos en materia tributaria estiman que una reforma como la propuesta resultaría en una recaudación mínima o inclusive en pérdidas para el fisco, pues se esfuma la utilidad neta cuando se evita incurrir en doble tributación o en gravar utilidades ficticias producto de la inflación.
Hay que tomar en cuenta, en adición, que si se gravan las utilidades que se generan en Bolsa, habría también que exentar del pago de impuestos las pérdidas, lo que actualmente no sucede. Hay que recordar también que en 1999 se limitó la Consolidación Fiscal sin que aumentara la recaudación.
Por el contrario, el régimen de Consolidación que está en vigor actualmente le permite a las empresas nacionales generar liquidez y estar en igualdad de circunstancias con las empresas extranjeras con las que compiten y que tienen mecanismos de consolidación similares en sus países de origen.
Además, las empresas y sus accionistas podrían fácilmente dejar de operar en Bolsa lo que le causaría un grave daño a un mecanismo de financiamiento para las empresas que en nuestro país no han tenido el crecimiento y consolidación que serían deseables pero cuyo desarrollo debe alentarse.
Por lo que hace a gravar las ganancias de capital en Bolsa, hay que tener presente que las empresas que cotizan en ella ya pagaron impuestos sobre sus utilidades, por lo que gravar de nuevo la venta de una acción equivaldría a pagar impuestos dos veces, lo que además de injusto es ilegal.
Los privilegios que hay que combatir, como ha señalado reiteradamente el presidente Felipe Calderón, están en otra parte. La generación de utilidades producto de la explotación de monopolios es ilegítima además de que resulta en una menor competitividad del aparato productivo nacional.
Es por ello que la gran batalla a librar para eliminar la injusticia de nuestro sistema económico es contra los monopolios privados, sindicales y públicos, que le imponen gravosas cargas a todos los mexicanos a cambio de injustas prerrogativas para unos cuantos.
Por Manuel Suárez Mier
RLB Punto politico
No, no es que el Peje ni su gente sepan que con esos esquemas no servirían para aumentar la recaudación. A lo que le apuestan es a que sus seguidores no lo sepan. Y le apuestan al ganador. El mercado de sus mentiras no somos los que tenemos alguna educación. Son aquellos que le creen ciegamente, solapados por los que sí saben pero no les importa echar mano de mentiras para hacerse del poder. Lo consideran válido.
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