Con el sudor en la frente, respiró finalmente el Jefe del gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, al enterarse que la Secretaría de Hacienda, “al último minuto,” decidió dar por válido su aval para que el DF pudiera reestructurar su deuda en mejores condiciones de mercado.
No entendemos a Ebrard, si no reconoce al gobierno del Presidente Calderón, ¿por qué estaba chillando con Hacienda? ¿Por qué no acudió con el payaso que se siente presidente lejítimo (con j no con g)? Lo que son las cosas, a la hora de los dineros, entonces sí, entonces “sí señor presidente”. Vil hipocresía de Marcelo, que ha quedado también como un payaso.
Bueno, más allá de que el gobierno federal y el defeño hayan hecho “medición de músculos,” lo cierto es que la Secretaría de Hacienda señaló cifras importantes que nos demuestran cómo en los últimos años, los gobiernos perredistas han hipotecado al Distrito Federal.
La deuda del DF pasó de 11.8 mil millones de pesos al cierre de 1997, a 44.1 mil millones de pesos al cierre del 2006, lo que significa un crecimiento real acumulado de 98.5%. Esto significa que el DF es la entidad con mayor deuda del país, pues sus pasivos pasaron de representar el 20.2% de la deuda total de las entidades federativas en 1997, a 27.5% al cierre del 2006.
Otros datos de escándalo. La deuda del DF como proporción de sus ingresos pasó de 31.5% en 1997 al 98% en el 2006, e incluso, como porcentaje de sus participaciones federales, la deuda defeña se incrementó significativamente al pasar de 39.1% a 77.8% en el mismo período.
En materia de pago de intereses (el servicio de la deuda) el gobierno defeño ha incrementado también la presión de sus finanzas públicas; el servicio de la deuda como proporción de las participaciones federales pasó de 3.8% en 2002 a 11.6% en 2006.
Como puede apreciarse, el DF está super apalancado, pues los ingresos del gobierno defeño prácticamente igualan a su deuda. Es como si usted amigo lector, tuviera una deuda con su banco que igualara a sus ingresos mensuales; así se va uno directito a la quiebra, que era el destino del DF de no haber Hacienda dado su aval para la reestructuración.
¿Cuál es el origen de estos excesos presupuestales? La respuesta es sencilla: el populismo de los gobiernos perredistas.
Que si dinero para los viejitos, que si dinero para las madres solteras, que si dinero para las viudas, que si dinero para los discapacitados, que si dinero para crear elefante blancos como los segundos pisos, que si dinero para uniformes y útiles escolares “gratis”, que si dinero para financiar adquisición de casas de los burócratas del DF, que si dinero para la campaña de tal ó cual político perredista, que si dinero para los conciertos “gratis” del Zócalo, que si dinero para playas artificiales, que si dinero para la fiesta de quinceañeras, que si dinero para pagar las expropiaciones de Marcelo, que si dinero para la creación de nuevas plazas para burócratas (Marcelo creó 4 nuevas secretarías tan sólo en el primer año de su administración), que si dinero para pagar el sueldo de “aviadores” (entre ellos el hijo de López), que si dinero para apoyar plantones y campamentos de López y maestros de Oaxaca, etc., y así nos podríamos seguir hasta acabar este artículo amigo lector.
Lo cierto es que la deuda defeña sólo evidencia despilfarro, corrupción, populismo e irresponsabilidad financiera en el ejercicio del gasto público.
Definitivo, si por ley, Hacienda soporta la deuda del DF, es necesario atarle las manos a Marcelo, que sin lugar a dudas es tan populista como su antecesor, López.
Hay que vigilar que los nuevos ahorros que conseguirá el gobierno defeño con la reestructuración de su deuda no vayan a parar a proyectos populistas y/o a la campaña presidencial que pretende hacer Marcelo, quien como todo caudillo ya se siente presidente en el 2012.
Hay que vigilar que los recursos excedentes del DF se utilicen para proyectos vitales que necesita el DF como mejorar la seguridad pública, ampliar la infraestructura de transporte no contaminante como el metro, realizar el mantenimiento pertinente en el drenaje profundo y renovar la infraestructura hidráulica. Es necesario meter a Marcelo en cintura, si no, lo lamentaremos todos los mexicanos.
Marcelo el expropiador
Francamente ya no entendemos a Marcelo. Creíamos que sus expropiaciones en el centro histórico eran un mero golpe publicitario, que sólo se concretaría en las zonas delictivas, pero no, ya hay varios centenares de predios expropiados y lo peor, ahora se prepara una ley (con el aval de la aplanadora perredista del congreso defeño) para ya ni siquiera indemnizar a los dueños de los predios expropiados. Vaya, bastaría con la decisión de expropiar, para que cualquier ciudadano sea despojado de sus bienes sin mediar pago alguno.
Cuidado porque de aprobarse esta ley, las arbitrariedades de Marcelo serán legalizadas. No, francamente esto apesta. Definitivo, la intención de Marcelo no es perseguir a la delincuencia, sino despojar a los ciudadanos de sus bienes para realizar sus obras populistas que van desde usar el predio expropiado para los fines que convengan al PRD hasta “donarlos” a los grupos parasitarios que rodean a este partido como son los “panchos villas” y los “cuatrocientos pueblos”.
Por Godofredo Rivera.
ya chole con derecha e izquierda, que si uno es naco y pendejo, y el otro es rico, refinado y educado, la verdad que los politico derechos, zurdos, y los que batean para los dos lados, no tienen sumidos en la mas profunda de la pobreza, mexico esta jodido, los zurdos reconcen que la han cagado, los derecho y los otros no, y siguen con sus triufalismos por dios.
ResponderEliminarya chole con derecha e izquierda, que si uno es naco y pendejo, y el otro es rico, refinado y educado, la verdad que los politico derechos, zurdos, y los que batean para los dos lados, no tienen sumidos en la mas profunda de la pobreza, mexico esta jodido, los zurdos reconcen que la han cagado, los derecho y los otros no, y siguen con sus triufalismos por dios.
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