Como personaje de cuentista Hans Christian Andersen, Andrés Manuel acaba de saber que se encuentra desnudo. Un periódico capitalino le negó espacio en entrevistas porque se ostenta como presidente legítimo y porque esa figura política carece de vigencia oficial y “revela más bien un profundo desorden mental”.
En el cuento de Andersen, unos vivales le venden a un emperador unas telas maravillosas que no existen. El rey duda pero acepta la palabra. Con esas telas elaboran trajes pocas veces vistos pero también inexistentes. El día en que debe de lucirlos, el emperador convoca al pueblo. Y todos quedan maravillados con los trajes de telas inexistentes, hasta que un niño grita:
--¡El emperador está desnudo!
Así le ocurrió a López Obrador. Mañosamente, envió cartas en papelería que dice “Presidente Legítimo” y así firma su exigencia de apertura en medios. En las pocas entrevistas que dio, se ostentó como presidente legítimo de México.
Sin embargo, el miércoles el periódico El Economista se negó a abrirle espacios con el argumento de que la presidencia legítima real es una sola y la ostenta el presidente Felipe Calderón. Otros medios, en cambio, abrieron sus espacios para que López Obrador machacara con su presidencia legítima y argumentara que le robaron la presidencia.
Así le ocurrió a López Obrador. Mañosamente, envió cartas en papelería que dice “Presidente Legítimo” y así firma su exigencia de apertura en medios. En las pocas entrevistas que dio, se ostentó como presidente legítimo de México.
Sin embargo, el miércoles el periódico El Economista se negó a abrirle espacios con el argumento de que la presidencia legítima real es una sola y la ostenta el presidente Felipe Calderón. Otros medios, en cambio, abrieron sus espacios para que López Obrador machacara con su presidencia legítima y argumentara que le robaron la presidencia.
Pero no. López Obrador está políticamente desnudo. Los medios que cayeron en su garlito político simplemente fueron cajas de resonancia de su discurso propagandístico de una victoria que nunca logró y de una presidencia legítima que desconoce la legitimidad de las verdaderas instituciones. Los periodistas que lo entrevistaron, por tanto, sólo le hicieron el juego a lo que quería: usar espacios para repetir su carácter de legítimo que no es otra cosa sino una burla a las instituciones.
Por eso la verdadera entrevista con López Obrador debí de haber sido como sigue:
--López Obrador: gracias por esta entrevista. Nos han cerrado los medios porque soy presidente legítimo y me robaron las elecciones.
--Entrevistador: perdón, Andrés Manuel. Antes de pasar a otra cosa. No hay más presidente legítimo que Calderón y los datos oficiales señalan que perdiste.
--No es cierto. Me robaron las elecciones.
--No es cierto, Andrés Manuel. Careces de pruebas.
--Yo gané por diez puntos.
--¿Dónde están? Este programa no es para propaganda sin sustento.
--Una mafia nos robó la presidencia.
--No, Andrés Manuel, no puedes decir eso. Porque entonces podríamos decir que tu pandilla --con todo respeto-- se quiere robar la presidencia que no ganaron en las urnas. Las instituciones legales del país, el IFE y el Trife, decretaron presidente legítimo a Calderón.
--Calderón es un pelele.
--No. Andrés Manuel. Este programa no es para insultar a los adversarios.
--No lo ataco sino que lo describo.
--Bueno, eso dicen de ti: que eres un loquito. Y que no te atacan sino que te describen.
--Yo no vine para que me insultaras. Soy el presidente legítimo de la república.
--Pues no. No puedes venir a subvertir el orden constitucional. Estos micrófonos no son para que vengas a tomarle el pelo a los ciudadanos. Si quieres, preséntate como líder de la oposición. Pero el único presidente legítimo es el que decretaron las instituciones, te guste o no.
--Bueno, tú eres un pelele del pelele.
--No sé para qué quieres espacios si te niegas al debate, eres dogmático y no quieres reconocer el resultado electoral que, por cierto, dijiste en tres ocasiones --como San Pedro-- que ibas a respetar así fuera por un voto.
--Pero me robaron los votos. Fue un fraude escandaloso.
--No es cierto. Es imposible un fraude con un millón de ciudadanos organizando y vigilando las elecciones. El asunto es simple, Andrés Manuel: perdiste las elecciones y quieres aprovechar los espacios no para debatir sino para imponer su criterio. Eso no es democracia.
El conductor, agobiado, manda el programa a descanso.
--Vamos a un corte de estación. No se vaya. Vamos a regresar a la realidad política. Una persona que quiere imponerse como presidente por encima de un proceso electoral legal e institucional es simplemente una persona que perdió el sentido del raciocinio.
Y dirigiendo la vista hacia donde había salido López Obrador, el conductor expresó:
--Y con todo respeto, Andrés Manuel.
Así debieran ser las entrevistas que solicita López Obrador. Pero los medios le abren micrófonos para que repita que le robaron las elecciones y que es el presidente legítimo, cuando la realidad es más cruel: López Obrador perdió las elecciones y anda como Juana la Loca con el cadáver de su derrota en los brazos. Y no faltan medios que le entreguen sus micrófonos para profundizar su esquizofrenia.
Por Carlos Ramírez
Post RLB. Punto Político.
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