lunes, 31 de marzo de 2008

AMLO reventará sistema: PML + Aplicar el modelo Camacho 88

Más que el capricho por tener el control del PRD a través de su pelele Alejandro Encinas, Andrés Manuel López Obrador tiene urgencia de controlar el partido del sol azteca para lograr su objetivo de reventar el sistema político.

La estrategia fue confesada públicamente, en esa parte de su incontinencia verbal que lo hizo muy amigo de Vicente Fox, por Porfirio Muñoz Ledo, coordinador del Frente Amplio Progresista, ex presidente del PRI de Echeverría y autodenominado él mismo como jefe de las izquierdas mexicanas. Muñoz Ledo usó la frase “reventar el sistema”.

El plan de López Obrador se basa en lo que se puede llamar el modelo Manuel Camacho. En 1988, cuando era operador priísta de la defensa de Carlos Salinas por el fraude electoral contra Cuauhtémoc Cárdenas, la principal preocupación de Camacho radicaba en la capacidad de movilización de Cárdenas. Camacho dijo al columnista que bastaban dos millones de ciudadanos marchando rumbo a Palacio Nacional para decretar el fin del sistema político priísta.

Este modelo fue utilizado un año después en Alemania Democrática para tronar el sistema político comunista. Varios cientos de miles de alemanes del lado comunista caminaron contra el Muro de Berlín y el gobierno de Honecker no dio la orden de disparar. Los ciudadanos literalmente tumbaron el Muro y derrotaron al comunismo.

La estrategia de López Obrador fue revelada por Muñoz Ledo en dos conferencias recientes: una en la Universidad Autónoma de Guerrero y otra en la Universidad de Guadalajara. Las maniobras callejeras fueron analizadas por el historiador Enrique Krauze, autor del ensayo “Por una democracia sin adjetivos”, que marcó el final intelectual del sistema político priísta autoritario.

En su artículo “Democracia y revolución”, publicado en Reforma el domingo 24 de febrero pasado, Krauze atrapó a Muñoz Ledo con los dedos en la puerta, pues los entrecomillados fueron palabras textuales del coordinador del FAP:
“(Muñoz Ledo) delineó la estrategia golpista del FAP, Frente Amplio Progresista, que preside. Se trata, nada menos, que de “reventar el sistema”, de “echar toda la carne al asador”, para “acortar por vías pacíficas el mandato de Felipe Calderón”. Y ¿cuáles son esas “vías pacíficas”? “Hay muchas... con un millón de gentes en la calle, como se han hecho las transiciones democráticas”. Enseguida afinó la cifra: “300 mil gentes en la calle pueden hacer una transición democrática”. Según el artífice de la Reforma del Estado, “el Estado mexicano es un cascarón”, y nuestra democracia es “colonial”, por eso la izquierda debe superar el actual modelo --que podría “maicear” hasta “mil diputados”-- y provocar en cambio una “ola democrática” que nos permita “transitar” a la “auténtica” democracia. La situación actual, concluyó, con todas sus letras, “no tiene una solución institucional”.

En este contexto, un PRD institucional o fragmentariamente institucional ha sido un obstáculo para las intenciones revolucionarias e insurreccionales del caudillo tabasqueño. Por eso está urgido de tomar por asalto el PRD, utilizar el financiamiento público de las prerrogativas y sobre todo convertir su insurrección en un objetivo de partido político legal.

La estrategia para reventar el sistema prevé, como Krauze le recordó a Muñoz Ledo que se publicó en el periódico Excelsior, toma de aeropuertos, puentes fronterizos, legislaturas y cientos de miles de gente en las calles.

En este contexto, López Obrador hará todo para tomar el control del PRD, inclusive hasta fracturarlo y, usando una palabra de Muñoz Ledo, reventarlo. El temor de López Obrador es que la corriente Nueva Izquierda de Jesús Ortega llegue a la presidencia del PRD para definir candidatos a diputados federales y posiciones capitalinas funcionales al concepto de transición pactada. Y lo peor, la gran pesadilla de López Obrador: que el PRD de Ortega designe candidato presidencial en el 2012 a Juan Ramón de la Fuente y no al rayito de esperanza.

Por tanto, la lucha por el PRD es por la consolidación de López Obrador y de su estrategia de reventar el sistema político. Un PRD en manos de Jesús Ortega estaría dispuesto a debatir la reforma eléctrica, cuando López Obrador quiere convertirle en el Waterloo del gobierno de Calderón. Lo que Camacho no quería contra Salinas para salvar el sistema político priísta que él mismo criticó como politólogo pero defendió como funcionario tricolor, ahora el FAP de López Obrador, Muñoz Ledo y Camacho quiere usar la estrategia alemana de la insurrección civil para reventar el sistema político.

Por tanto, el PRD se juega su existencia como partido o como detonador revolucionario. Por eso, efectivamente, Encinas, René Bejarano y los grupos camachistas de Marcelo Ebrard pusieron en práctica todas las experiencias de mapaches aprendidas en el PRI y el la izquierda para cometer uno de los más escandalosos fraudes electorales internos.
Al final, el debate del PRD es el que se ha señalado: la ruptura del sistema con López Obrador o la transición pactada con Jesús Ortega.

Por Carlos Ramirez .
Post RLB Punto Politico.

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