jueves, 26 de octubre de 2006

El “Cochinero” del PRD

El cochinero de Rosario Robles
y señalé que Barbosa,
oficial mayor del GDF,
estaba involucrado en el mismo.

En otras ocasiones he señalado que el mayor problema del “cerco político amarillo” en el DF radica en los altos niveles de opacidad con que han operado los gobiernos del PRD y, a la vez, la impunidad de que gozan al incurrir en irregularidades, omisiones e irresponsabilidad que no es sancionada.

La ciudadanía en el DF ha tenido, en parte, responsabilidad al permitir que ese partido tenga mayoría en la Asamblea Legislativa, único órgano desde el cual se le podría obligar a rendir cuentas y evaluar su desempeño.

Ese nefasto círculo vicioso de opacidad-impunidad se basa en la inercia electoral de la mayoría de los habitantes del DF, cuyo solapamiento se refleja en las urnas cuando sigue sin votar diferenciadamente y conceder a los partidos políticos distintos al PRD la fuerza electoral suficiente para vencer la mayoría perredista que subsiste y, que por eso, se ha convertido en un “blindaje político” que solapa irresponsabilidades, malos manejos en el gobierno y la administración, ineficacia para atender demandas ciudadanas, resolver problemas de la ciudad y prever un desarrollo justo, ordenado y equilibrado que no vulnere la ciudad y la ponga en riesgo futuro.

Los gobiernos perredistas en el DF han actuado para mantener al DF como enclave electoral, por eso han tejido una red de mutuo solapamiento entre órganos y poderes públicos locales, de modo que han dirimido con parcialidad conflictos y causas legales, mediante el alineamiento incondicional a intereses partidistas y corporativos, el financiamiento ilegal y operaciones clandestinas sirviéndose de las instituciones, incluidas las de procuración de justicia y persecución de delitos.

No hay fronteras entre estructuras burocráticas y estructuras partidistas del PRD. Por eso, la ALDF y la Procuraduría de Justicia capitalina funcionan como “defensor de oficio” frente al juicio público para dar cuenta de irregularidades en asuntos torales para el desarrollo de la Ciudad.

Al mismo tiempo, hay un verdadero contendedor entre el gobierno y la mitad de los capitalinos, que ni eligieron al PRD ni son representados por él y sólo pueden hacerse oír mediante los representantes democráticos de partidos distintos. Pero sucede que toda iniciativa transformar el marco jurídico, eliminar los amplios márgenes de discrecionalidad y corregir los problemas del DF quedan congeladas o no son siquiera discutidas.

Para muestra un solo botón. La mayoría del PRD aprobó, hasta que ya no pudo contener la presión que veníamos ejerciendo los diputados locales y federales de oposición, una ley en materia de transparencia y acceso a información pública diseñada al modo y conveniencia del gobierno del DF, es decir, con candados para evitar que fuera sometido al escrutinio por parte de los órganos legislativos acerca obras, programas, subsidios, origen y aplicación discrecional de recursos, decisiones sobre licitaciones, contrataciones, desviaciones presupuestarios, aunque todo ello concierne y afecta a la ciudadanía y el futuro de la Ciudad.

Al darle la ciudadanía mayoría de votos al PRD en el DF contribuye a que se reproduzca el poder hegemónico y que las oposiciones no contemos con las cúreles necesarias para hacer contrapeso y sancionar los abusos del poder, romper el “cerco político” de impunidad de los gobiernos perredistas, empezando por acceder a información clave que el gobierno del DF se reserva como confidencial y que no puede ser revisar sino hasta pasada una década.

Desde que fui diputado local denuncié ante la Asamblea Legislativa del DF lo que junto con otros llamamos “el cochinero de Rosario Robles” y señalé que Barbosa, oficial mayor del GDF, estaba involucrado en el mismo.
(Porfirio Barbosa ex-oficial mayor del gobierno capitalino, por peculado de $139 millones con vales del ISSSTE y con perjuicio a tiendas de autoservicio y farmacias, Servicio de Transporte Colectivo Metro y a la Policía Bancaria Auxiliar del Distrito Federal.)


La ciudadanía debe saber la dificultad con que los legisladores podemos desenmarañar las redes de corrupción que el PRD tejió bajo la impronta de mantener el DF como su enclave electoral.

Ahora debería darle realmente pena al PRD y los gobiernos emanados de ese partido en el DF que sea, al final, la Procuraduría General de la República, en lugar de la local, la institución de gobierno que hace efectiva la persecución de ilícitos y el seguimiento de denuncias, sin sesgos ni parcialidad, hasta sus últimas consecuencias, pasando por encima de la inmunidad de que parecían gozar servidores públicos perredistas, cuyas conductas ilícitas en el ejercicio del servicio público y la función de gobierno y administración pública en el DF que sistemáticamente hemos denunciado habían sido hasta ahora ignoradas.
Por: Federico Döring Casar

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