jueves, 19 de octubre de 2006

¿Y dónde quedó el indestructible?

Que a su gallo no lo desplumarían

Todos lo que han ayudado a AMLO han sido por él traicionados.


Muchos recordarán que AMLO acuñó para sí el mote de
“el indestructible” y ahora se preguntarán ¿en dónde quedó?, quien desconoció las instituciones, sometió a todos en su partido y a sus aliados electorales y los puso al servicio de la revuelta para desquiciar el DF y seguir sembrando encono social en otros “enclaves electorales”.“El indestructible” vio la luz pública luego de que quien lo encarna puso el Gobierno del DF al servicio de su candidatura, desplazando liderazgos, fuerzas vivas y aspirantes dentro del PRD.
Al encontrarse y jalar la hebra de la madeja de perversión del poder público en su propio provecho, cuando denunciamos la corrupción en su primer cuadro de colaboradores, y luego demostramos que había torcido la ley para salirse con la suya, “el indestructible” encontró en el juicio de desafuero la oportunidad de su vida.

No sólo pudo blindar contra la ley ante sus ilícitos y hacer crecer su popularidad, sino a la vez para erigirse en “mártir” y “víctima” del supuesto “complot” orquestado por
“las fuerzas oscuras” del “innombrable”, que querían inhabilitarlo para llegar a la Presidencia, su irrenunciable ambición.

Se proclamó el “gallo” al que “no le quitarían una pluma” de la épica historieta impresa que mandó difundir en el DF y en donde gobernaba el PRD.

Pero para tener éxito se requería más que propaganda, más que distribuir ejemplares del “cómic” casa por casa, más que anuncios en boletas de predial y letreros en instalaciones de servicio público.

Era necesario forzar al máximo el aparato “clientelar” operado por las “tribus”, enardecidas porque denunciamos su red de corrupción, y nuevamente protección, financiamiento y fuerza de tarea del personal burocrático, para moverse, cerrar calles, tomar instalaciones, amenazar ciudadanos insurrectos y repartir “ayudas” a incondicionales (“sobornos” aunque llamarlos así lastima la susceptibilidad de beneficiarios acostumbrados a que “todos le entran”).

Un héroe víctima de “complots” sin ser vencido resultó “familiar” para la psique colectiva de aquellos mexicanos que sólo se atienen a lo que junto con sus pares vieron u oyeron en televisión o radio y paradójicamente construyen mitos y leyendas populares, cual se tratase de lucha libre o fútbol.

De allí que la historia siguiera vigente durante la elección, aunque casi nadie la calificó de “guerra sucia” pues sería “echarse al pueblo encima”, y pudo reciclarse en la revuelta y la autoproclamación del caudillo AMLO, luego de enfrentar sin éxito el veredicto del Tribunal, de la opinión pública y la inconformidad de mexicanos por daños, falta de respeto, intolerancia e ilegalidad con que afectaron su vida cotidiana.

La “cruzada” requería financiamiento, de allí el “bodrio” asociativo para recibir recursos sin rendir cuentas, para sostener la doble vía: enardecer a la gente (“calentar”) y presionar al Presidente electo y servirse de las instituciones para negociar (“chantajear”), mientras el “indestructible” viaja por el país y por supuesto al “Edén”. El “indestructible” debía convencer, a su “gabinete a la sombra” y las tropas que envió por delante, que iría a Tabasco con la misión de “ganar” la elección del domingo pasado.

Lo que haya invertido fue en su beneficio pero, como más gente ya sabe quién es, no sirvió ni para eso. No fue a apoyar a candidatos, ni siquiera aquellos que impuso, sino a reafirmar su caudillismo, lo explica en parte la debacle que sufrió su partido.

“El indestructible” dijo que a él “le harían lo que el viento a Juárez”, que a su gallo no lo desplumarían y “sonríe, ya ganamos”, pero en Tabasco perdió incluso plumas que escriben según los vientos.

AMLO dejó muchos perredistas resentidos, empezando con el candidato a gobernador Ojeda Zubieta, quien culpó a AMLO de su derrota y declaró el martes que la intervención de éste sólo sirvió “para arrastrarle todas las fobias” que carga contra sí.

Cuando se trató de él, dijo que le hicieron supuestamente fraude y obligó a la plana mayor del PRD a que estuviera de su lado y a su lado en los campamentos del Zócalo.

¡Ah!, pero cuando el que pierde es otro entonces no se aparece ni da la cara, ni siquiera por decoro o dignidad, para disculparse con el perredismo por haberle costado la gubernatura en Tabasco.
Se confirma que todos lo que han ayudado a AMLO han sido por él traicionados.
Por Federico Döring Casar sen@doring.org.mx

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