La crisis en Oaxaca ya se relacionó
con la lógica de derrocamiento
de López Obrador.
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Rebelarse contra las instituciones
y dejar al país sin presidente de la república
o mantener su lucha dentro de las instituciones y
permitir la ceremonia que manda el 87 constitucional.
1.- La crisis de entendimiento político en Oaxaca podría ser un mal augurio para la transición mexicana. La radicalización de las organizaciones de la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca y la línea violenta de Andrés Manuel López Obrador han comenzado a confluir en la creación de condiciones de la llamada lógica de derrocamiento en contra del gobierno presidencial panista.
2.- Oaxaca se había presentado como el desafío para la negociación política de medidas de transición democrática. Sin embargo, iniciativas mal negociadas e intenciones peor encauzadas van a convertir a Oaxaca en un foco de estallamiento de la estabilidad política y social.
El padrinazgo del PRD sobre los grupos radicales oaxaqueños tiene una relación directa con las acciones perredistas violentas de invasión de Wal Mart o de provocación de la violencia en la toma de posesión del nuevo gobernador panista de Guanajuato.
3.- El eje central de esta corriente insurreccional nacional tiene ya un venero conocido: la decisión de López Obrador de impedir la toma de posesión de Felipe Calderón y por tanto la ruptura del orden constitucional y la ausencia de sensibilidad política del gobierno potencial de Calderón. Si la Secretaría de Gobernación será clave para la gobernabilidad política y social, esa posición del gabinete de Calderón podría asignarse como una cuota de poder.
4.- El problema es que Calderón parece inclinarse hacia la definición del próximo secretario de Gobernación en función de nombres, sin tener un proyecto político previo. El discurso reformista de Calderón al conocer el resultado del conteo en el IFE --antes del dictamen final del Tribunal Electoral-- ya quedó en el olvido. En las primeras líneas de acción de su programa de gobierno hay énfasis en lo social y lo económico, pero sin entender que la viabilidad de su administración va a depender de su oferta de programa político.
5.- Oaxaca puede resumir la crisis de agotamiento del viejo modelo de desarrollo del sistema político priísta: colapso del campo, ausencia de planta industrial, perversión del sector servicios, dependencia del presupuesto público y burocratización y corrupción de las estructuras sociales de poder. Todos los grupos de la APPO y de la Sección 22 dependen del presupuesto gubernamental. Por tanto, la dimensión de la crisis debería asumirse también como la ruptura hacia el interior de los viejos acuerdos sociales con el Estado.
6.- La crisis en Oaxaca ya se relacionó con la lógica de derrocamiento de López Obrador.
El PRD ha comenzado a tomar el control de los hilos sueltos de poder e inclusive ha comenzado a subordinar los espacios de Convergencia. Y al esquema de ruptura institucional de López Obrador no sólo no le conviene una solución pactada de la crisis, sino que paradójicamente le beneficia la represión y la lucha social encarnizada para agudizar las contradicciones políticas. El choque violento de la APPO con la fuerza pública incendiaría el estado y movilizaría a organizaciones perredistas de todo el país.
7.- Oaxaca no se entendería sin las manifestaciones de violencia de seguidores de López Obrador en contra de actos públicos de Fox y Calderón. Ayer bastaron dos personas dentro del evento de relevo de gobernador y un grupo afuera para exacerbar los ánimos. La intención de los lopezobradoristas es la de reventar eventos políticos y provocar el choque. Ante la falta de argumentos políticos, la línea política de López Obrador es romper la institucionalidad y llevar al país a una severa crisis constitucional dañando la institución presidencial. El lema político de López Obrador es ya claro: o él o nadie.
8.- El PRD ha sido arrastrado a los espacios de la ruptura constitucional. López Obrador ya dio la orden a los legisladores del PRD y sus aliados del PT y Convergencia de impedir la ceremonia de toma de protesta del presidente de la república el próximo primero de diciembre. Ahí el PRD va a tener que tomar su gran decisión fundamental: rebelarse contra las instituciones y dejar al país sin presidente de la república o mantener su lucha dentro de las instituciones y permitir la ceremonia que manda el 87 constitucional.
9.- López Obrador ya sabe que no podrá ser nunca candidato a nada porque quemó sus naves en el conflicto poselectoral presidencial, por lo que el sistema institucional no le importa en absoluto. Sin embargo, el PRD es un partido político cuya función primordial es ganar espacios institucionales a través de procesos electorales organizados por las leyes vigentes. López Obrador puede decidir no participar en ningún proceso electoral y quedarse en la lucha social callejera, pero el PRD se explica como partido en función de las leyes electorales.
El PRD la tiene fácil: aceptar el saldo institucional y permitir la protesta constitucional de Calderón o entregar desde ahora su registro y atrincherarse en las calles.
10.- En Oaxaca, por tanto, se expresaría la última oportunidad para mantener la vía institucional: el PAN tiene el desafío de construir ahí una vía de modernización política, el PRI se juega su dominio político-electoral en el estado y el PRD va a definir si sigue en la vía de lucha política institucional o asume el camino empedrado de la insurrección revolucionaria.
La fuerza del PAN radica en su papel intermedio, el espacio del PRI se verá en la capacidad para definir e impulsar iniciativas radicales para una reforma desde dentro y el espacio del PRD va a delinearse si se convierte en el escudo humano de la APPO y legitima la insurrección revolucionaria.
9.- 1º. Sept. Represión. Pero cordón GDF. Y fracasó.
8.- AMLO. PRD. La calle se mete a las instituciones.
Por Carlos Ramírez, indicador-politico.
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