Odios y complejos,
les haría muy difícil gobernar
para el bien de los pobres y de todos los mexicanos.
De cada 10 palabras que pronuncia
el vocero del ex candidato del PRD,
7 son insultos y acusaciones al Presidente actual
o al Presidente electo.
Aunque los radicales y populistas pueden seguir engañando a los pobres, con discursos incendiarios y políticas fiscales irresponsables, al hacerles creer que los sacarán de pobres, la mayoría de los mexicanos ya no les creen.
La elección presidencial del 2 de julio y la reciente elección para gobernador de Tabasco, dejan claro que la mayoría de los mexicanos no quieren populismos ni radicalismos. Algunos de los principales factores que le redujeron simpatizantes al PRD fueron los constantes insultos de su candidato al Presidente de la República, sus frecuentes descalificaciones a los medios de comunicación que lo criticaban y a quienes lo cuestionaron como funcionario.
Antes de las elecciones federales había analistas que consideraban exagerado afirmar que quienes rodeaban al candidato del PRD eran un peligro para México por su radicalismo y populismo. Pero las actitudes tomadas por ese grupo después de que perdieron las elecciones el 2 de julio, confirmaron su intolerancia. Al oír a los perredistas radicales, pues los hay moderados y decentes, dejan ver que están llenos de resentimientos, odios y complejos, que les haría muy difícil gobernar para el bien de los pobres y de todos los mexicanos. De cada 10 palabras que pronuncia el vocero del ex candidato del PRD, 7 son insultos y acusaciones al Presidente actual o al Presidente electo.
A pesar de que el PRD realizó una campaña de seis años, en la cual utilizaron millonarios recursos públicos para ganar simpatizantes, que los convirtió el 2 de julio en la segunda fuerza política del país, las encuestas más recientes ya colocan a ese partido con preferencias parecidas a las anteriores a la campaña de López Obrador. En Tabasco, el 2 de julio más del 56% de los votos fueron para López Obrador; el domingo 15 de octubre, dos meses y medio después, el PRD sólo obtuvo el 42.85% de los votos; perdieron más de 13 puntos en el propio estado natal del ex candidato. El 2 de julio, 507 mil tabasqueños votaron por el PRD, el 15 de octubre, 342 mil, 165 mil menos. Sus simpatizantes se redujeron en más del 30% en Tabasco. Aún en las zonas donde supuestamente tienen un voto duro, como el D.F., sus posiciones radicales, de insultos y descalificaciones, les han disminuido fuertemente seguidores.
Aunque los radicales y populistas pueden seguir engañando a los pobres, con discursos incendiarios y políticas fiscales irresponsables, al hacerles creer que los sacarán de pobres, la mayoría de los mexicanos ya no les creen. Los resultados de las recientes elecciones indican que los mexicanos no quieren regresar a gobiernos que en nombre de los pobres sólo generan enfrentamientos estériles y hacen más pobres a los pobres, como lo muestra la experiencia del siglo pasado.
La elección presidencial del 2 de julio y la reciente elección para gobernador de Tabasco, dejan claro que la mayoría de los mexicanos no quieren populismos ni radicalismos. Algunos de los principales factores que le redujeron simpatizantes al PRD fueron los constantes insultos de su candidato al Presidente de la República, sus frecuentes descalificaciones a los medios de comunicación que lo criticaban y a quienes lo cuestionaron como funcionario.
Antes de las elecciones federales había analistas que consideraban exagerado afirmar que quienes rodeaban al candidato del PRD eran un peligro para México por su radicalismo y populismo. Pero las actitudes tomadas por ese grupo después de que perdieron las elecciones el 2 de julio, confirmaron su intolerancia. Al oír a los perredistas radicales, pues los hay moderados y decentes, dejan ver que están llenos de resentimientos, odios y complejos, que les haría muy difícil gobernar para el bien de los pobres y de todos los mexicanos. De cada 10 palabras que pronuncia el vocero del ex candidato del PRD, 7 son insultos y acusaciones al Presidente actual o al Presidente electo.
A pesar de que el PRD realizó una campaña de seis años, en la cual utilizaron millonarios recursos públicos para ganar simpatizantes, que los convirtió el 2 de julio en la segunda fuerza política del país, las encuestas más recientes ya colocan a ese partido con preferencias parecidas a las anteriores a la campaña de López Obrador. En Tabasco, el 2 de julio más del 56% de los votos fueron para López Obrador; el domingo 15 de octubre, dos meses y medio después, el PRD sólo obtuvo el 42.85% de los votos; perdieron más de 13 puntos en el propio estado natal del ex candidato. El 2 de julio, 507 mil tabasqueños votaron por el PRD, el 15 de octubre, 342 mil, 165 mil menos. Sus simpatizantes se redujeron en más del 30% en Tabasco. Aún en las zonas donde supuestamente tienen un voto duro, como el D.F., sus posiciones radicales, de insultos y descalificaciones, les han disminuido fuertemente seguidores.
Aunque los radicales y populistas pueden seguir engañando a los pobres, con discursos incendiarios y políticas fiscales irresponsables, al hacerles creer que los sacarán de pobres, la mayoría de los mexicanos ya no les creen. Los resultados de las recientes elecciones indican que los mexicanos no quieren regresar a gobiernos que en nombre de los pobres sólo generan enfrentamientos estériles y hacen más pobres a los pobres, como lo muestra la experiencia del siglo pasado.
Por Luís Pazos
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