La APPO decidió alinearse
a la línea de
ruptura institucional de López Obrador
a la línea de
ruptura institucional de López Obrador
La APPO ha comenzado a enarbolar el grito de
“¡rompan todo!”
que anunció en Argentina el ascenso del fascismo.
las formaciones guerrilleras se han convertido
en la columna vertebral de la APPO.
Se trata, sobre todo, del EPR y del Procup,
ambas marcadas por contradicciones ideológicas.
Agobiada por los radicalismos rupturistas, la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca fue desbordada por la violencia. Si su papel estaba en pivotear cambios de fondo en las prácticas políticas, el pasado fin de semana se convirtió ya en una guerrilla urbana que pretende imponer en el Centro Histórico de la ciudad de Oaxaca un gobierno revolucionario autónomo.
Pero estas tentaciones separatistas se localizan más cerca de las payasadas de Andrés Manuel López Obrador y su presidencia de una república inexistente, que del EZLN y su esfuerzo por consolidar juntas de buen gobierno municipal. La APPO ha comenzado a enarbolar el grito de “¡rompan todo!” que anunció en Argentina el ascenso del fascismo.
En las últimas horas la APPO decidió alinearse a la línea de ruptura institucional de López Obrador. En el sitio internet de la APPO hay un cartel que relaciona directamente a la organización con la campaña de López Obrador contra Fox y para impedir la toma de protesta de Felipe Calderón como presidente de la república.
La línea de acción de la APPO ha derivado ya en una convocatoria a la insurrección popular y a la instauración de una comuna política solamente en una parte de la capital del estado. Pero la APPO, a pesar de la suma de decenas de pequeñas organizaciones sociales y comunitarias, es dominada por la Nueva Izquierda Oaxaqueña, coordinada por Flavio Sosa, y alineada a la Nueva Izquierda del senador Jesús Ortega, jefe de la campaña electoral de López Obrador y aspirante a la presidencia nacional del PRD.
Por tanto, la línea insurreccional de la APPO estaría vinculada estrechamente a la propuesta también de rebelión de López Obrador contra las instituciones. Sosa, por cierto, fue fundador del PRD en Oaxaca, además de promotor del Partido Alternativa e hizo campaña a favor de Vicente Fox y el PAN en el 2000.
En este contexto, la APPO carece de formación ideológica consistente y de un objetivo claro como el del EZLN. A pesar de contradicciones políticas, Marcos logró impulsar organizaciones comunitarias que derivaron en juntas de buen gobierno como experiencias de gobiernos comunitarios y con base en tradiciones locales.
La APPO, en cambio, no viene de la organización política e ideológica sino de la dependencia de los recursos públicos de gobiernos priístas que repartieron presupuesto como mecanismo de perversión de la lucha social. En realidad, las formaciones guerrilleras se han convertido en la columna vertebral de la APPO. Se trata, sobre todo, del EPR y del Procup, ambas marcadas por contradicciones ideológicas, limitaciones en sus propuestas de combate y bastante escasas de propuestas de gobierno.
Su línea de combate es estrechamente anti capitalista, pero sin reflexión sobre una alternativa de gobierno. Por tanto, la APPO y la 22 serían la mejor expresión de un movimiento anarquista, sin una propuesta ideológica, fortalecida por los errores del gobierno local, engallada por la negativa hasta ahora del uso de la fuerza para desalojar las zonas del Centro Histórico y de la Colonia Reforma.
Su propuesta se reduce a la renuncia del gobernador Ulises Ruiz, aunque en su lugar pueda llegar --como en la caída del gobernador Zárate Aquino en 1977-- un interino del ámbito militar contrainsurgente.
El anarquismo se reduce simplemente a la organización comunitaria y las decisiones a manos alzadas por los sectores más radicales. No hay discusiones. Por ejemplo, la Sección 22 ganó la batalla por la rezonificación pero la presión del ala radical de la APPO está impidiendo el regreso a clases. La APPO sabe que sin la bandera social del magisterio ni los contingentes de profesores, su movimiento quedaría desnudo de contenido y dominado por la guerrilla rupturista.
Al final, la APPO no juega a ganar políticamente sino que anda en busca de la represión. Sin embargo, la operación policiaca para desalojar el plantón y deshacer las barricadas no será una batalla campal sino una movilización anti motines.
Es decir, el saldo represivo será mucho menor del que desea la APPO. La razón es fácil de entender: la represión cohesiona y victimiza, el entendimiento permite el avance político. Las organizaciones sociales de la APPO, por tanto, le apuestan al sacrificio para mantener vivo su movimiento, aunque sin ningún objetivo político.
El que quedó atrapado en el quesillo oaxaqueño del conflicto es el gobernador Ulises Ruiz. El PRI le dio todo el apoyo para mantenerlo en el poder, pero su capacidad de gobierno se reduce en función de su ausencia de iniciativas políticas. Algunos priístas se preguntan si tiene algún sentido permanecer en la gubernatura sin capacidad de gobierno o apuntalado por la PFP, y luego indagan por qué Ruiz ha sido pasivo en la oferta de salidas de negociación política.
El gobernador priísta de Oaxaca depende de la Policía Federal Preventiva del gobierno panista. El PRI nacional y los gobernadores priístas han fallado en Oaxaca, como si hubiera una intención foxista por derrocar a Ulises Ruiz. Los priístas no han entendido que en Oaxaca se cocinó una rebelión popular localizada a partir de una ruptura al interior del PRI local.
A nivel nacional, Convergencia, el PAN y el PRD han estado alejados del conflicto y localmente juegan en la cancha del mandatario. La apuesta del PRI es que el gobierno panista se manche las manos de represión para prorratear las sombras de Tlatelolco y 10 de Junio.
De haber podido ser una solución, las élites priístas quedaron ya como parte del conflicto. El problema en Oaxaca ya no es la 22 de maestros, aunque se niegue a regresar a clases.
El eje del conflicto está en la APPO y su eje Nueva Izquierda Oaxaqueña del PRD que busca dar el salto al vacío y pasar a la insurrección guerrillera para fundar en Oaxaca un gobierno autónomo y popular, pero a partir de las barricadas en el centro de la capital y en un par de colonias. Oaxaca podría ser el primer paso hacia la República Lopezobradorista.
Por Carlos Ramírez
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