viernes, 8 de junio de 2007

Ciencia y Politica del Calentamiento Global

A las élites ecologistas y de izquierda
no les preocupa que las políticas que pretenden reducir
el calentamiento global terminen condenando
a los países atrasados a seguir en la pobreza,
dado que el desarrollo requiere expandir la industrialización,
el consumo de energía y la emisión de gases invernaderos.
No ven que el ser humano no es el enemigo sino
el factor más importante en la solución de
los problemas climáticos,
por lo que hay que previamente liberar
a todos los pueblos de la indigencia.

El calentamiento global es un enigma.

La ciencia no sabe con certeza su origen, causas y efectos. Algunos científicos advierten que si no se toman con urgencia drásticas medidas para reducir los gases invernaderos que resultan del uso de combustibles fósiles, el mundo sufrirá desastres de dimensiones apocalípticas como muestran sus modelos climáticos. Otros científicos aseguran que sus colegas y sus modelos están equivocados y que las medidas obligatorias como el Protocolo de Kyoto serán no solo inútiles sino funestas.
Al igual que China y Estados Unidos, Canadá se niega ha ratificar el acta de Kyoto porque causaría una fuerte recesión en su economía y la pérdida de 275 mil empleos. En lugar de ello, integrará el grupo AP6, junto a Australia, Japón, India, EEUU, China y Corea del Sur, que busca reducir la emisión de gases invernaderos mediante innovaciones tecnológicas y recortes voluntarios. La solución al calentamiento global – sostienen– no debe restringir el uso de energía y frenar el crecimiento.
Estos países están preocupados no solo por el exagerado costo de las medidas sino porque algunos estudios climáticos revelan que el acta de Kyoto es un error.
No existe prueba alguna que el calentamiento haya sido causado por gases invernadero originados por las actividades del hombre.
Las evidencias muestran que el calentamiento surge de causas naturales, como la actividad solar y esto no cambiaría con las restricciones de Kyoto sobre emisión de CO2, ni el uso de combustibles antieconómicos como el etanol y el hidrógeno, o la generación eléctrica por fuentes solares, biomasa y vientos. Además, muchos creen que un clima más caliente puede ser beneficioso para la humanidad.

Pero lo más enigmático del calentamiento global es que pese a tratarse de un dilema científico el debate se ha trasladado al campo ideológico y es dirigido por políticos como Al Gore.
Los socialistas, sin excepción, sostienen que el hombre es culpable del cambio climático y que urge aplicar el Protocolo de Kyoto para restringir la activad industrial y el uso de combustibles fósiles, ya que el desastre es inminente. La derecha defiende una postura unánimemente opuesta.
Estas posiciones no son un capricho de la izquierda y la derecha.
Las ideologías solo tratan de ser coherentes. La izquierda sostiene la amenaza del calentamiento global porque sabe que las “soluciones” serán anticapitalistas: restricción del desarrollo industrial, freno al libre comercio y a la globalización, fortalecimiento del intervencionismo y aumento del poder de la burocracia en la economía mundial. La derecha, en cambio, tiende a proteger las instituciones capitalistas: desarrollo industrial, aumento de la productividad, apertura comercial y crecimiento económico sostenido.

Los socialistas y ecologistas radicales alientan el miedo al calentamiento global con el propósito de afianzar su agenda política y extender su control sobre la sociedad.
Su agenda es increíblemente antihumana. “Alimentar a los niños hambrientos –dicen– es exacerbar el problema global de la población”. Los mismos principios que en la lucha contra la contaminación y el calentamiento global les inducen a limitar la producción y el consumo y a frenar el progreso.
A las élites ecologistas y de izquierda no les preocupa que las políticas que pretenden reducir el calentamiento global terminen condenando a los países atrasados a seguir en la pobreza, dado que el desarrollo requiere expandir la industrialización, el consumo de energía y la emisión de gases invernaderos. No ven que el ser humano no es el enemigo sino el factor más importante en la solución de los problemas climáticos, por lo que hay que previamente liberar a todos los pueblos de la indigencia.
Algunos economistas sostienen incluso que el calentamiento global podría tener efectos positivos, mejorando el ingreso y la calidad de vida de la gente. En cualquier caso, sería un crimen dilapidar los escasos recursos globales para combatir un fenómeno cuyas causas y efectos se desconocen, dejando de lado el más urgente problema de la humanidad: la pobreza.

Por Porfirio Cristaldo Ayala

RLB Punto Politico.

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