viernes, 8 de junio de 2007

Comentando “El regreso del idiota”

Socialismo del siglo XXI”
latinoamericano está viviendo un autoengaño:
se considera a sí mismo pleno de vitalidad,
cuando en realidad se ha fosilizado,
exponiendo su oscura decrepitud a la
realidad solar e inmisericorde de nuestros tiempos


Lima (AIPE)- Se acaba de publicar "El regreso del idiota" de Plinio Apuleyo Mendoza, Carlos Alberto Montaner y Álvaro Vargas Llosa (Random House/Mondadori, México), tercera entrega de estos destacados defensores de la libertad, el progreso y bienestar, valores tan esquivos como urgentes en nuestros países, y que causara ácidos e insultantes comentarios por parte de la divine gauche latinoamericana.
Lo novedoso es que todos estos presurosos pero desacertados “críticos” cometían el grave yerro –como hicimos notar en su oportunidad– de no haber leído el libro, que todavía no había salido a la venta, un rotundo y al mismo tiempo grave caso de deshonestidad intelectual, amparado en el siniestro silencio de sus compañeros de ruta y de otros ingenuos en la academia y la cultura. Como estos aviesos y poco serios comentarios continuarán, nos apresuramos a recomendar este magnífico libro.
Los autores pasan revista a la actualidad de América Latina, sorteando las zigzagueantes coyunturas de nuestros países, rastrean, en primer término, la genealogía intelectual y política de los “nuevos” izquierdistas.
En el libro queda claro que el neosocialismo o “socialismo del siglo XXI” latinoamericano está viviendo un autoengaño: se considera a sí mismo pleno de vitalidad, cuando en realidad se ha fosilizado, exponiendo su oscura decrepitud a la realidad solar e inmisericorde de nuestros tiempos, y dilapidando inexorablemente el poco capital espiritual que todavía le queda. “Nietas de Marx, hijas de Lenin y sobrinas de Freud”, como sostienen los escritores.
El último héroe de las izquierdas, Ernesto "Che" Guevara, lleva muerto más de cuarenta años y casi nadie conoce su verdadero pensamiento –resumido en esa terrible frase suya: “ser... una fría máquina de matar”– ni sus crueldades y asesinatos a sangre fría, teniéndosele más como un fenómeno chic antes que como un verdugo a mansalva de adolescentes.
Sin correr la suerte de Guevara, –como puntualiza brillantemente el libro– fuera de las costas de Cuba, el viejo y enfermo Comandante que la tiraniza no inspira los enfebrecidos entusiasmos de hace cuatro décadas, repetidos hasta el hartazgo en proclamas, poemas, odas y canciones de nueva trova. Más bien, queda patente que es, para todas las democracias en el mundo, una gran incomodidad, por sus sostenidas violaciones a todos los derechos humanos, su saudita riqueza, su olímpico desprecio a la libertad de pensamiento, prensa y expresión, y por llevar el triste título de ser el dictador más antiguo de América Latina.
Del mismo modo, convienen los autores en que es muy poco sensato tener como adalides a líderes indigenistas, nacionalistas y tropicales bolivarianos –los “izquierdistas carnívoros”– que repiten los mismos clichés de hace siglo y medio; y cuando se sabe que comparten los mismos apetitos de poder desaforado y supremo.
Pero, acorde con los nuevos tiempos, como destacan Mendoza, Montaner y Vargas Llosa, hay una izquierda renovada en América Latina, la cual ha abordado el tren de la historia porque ha comprendido la realidad del mercado sin anteojeras ni corsés ideológicos, lo mismo que el respeto a los derechos esenciales de las personas y la democracia, sin perder por ello sus preocupaciones sociales.
"El regreso del idiota" reconoce la pobreza y las divergencias sociales de Latinoamérica, y su solución a través de la libertad y el emprendimiento empresarial sin cortapisas, propuestas que, a fuerza de insistir, y reforzadas por el peso de la realidad, vienen siendo acogidas en diversos países.
Asimismo, el libro explica el complejo de Fourier, mal psicológico descrito por un venerable economista austriaco, Ludwig von Mises, que aqueja a las izquierdas latinoamericanas y europeas por igual –configurando un rarísimo caso de igualitarismo psiquiátrico, donde el denominador común está representado por un “sueño [que] es... un escape a anhelos reprimidos...”– y que consiste en descargar en el otro –la burguesía, el imperialismo, el neoliberalismo hambreador y genocida– sus amargas frustraciones, bajo la coartada de “reivindicaciones sociales”, en una “providencial transferencia de la culpa”, como destacan los autores.
Resolver este mal latinoamericano es una tarea pendiente, si se quiere alcanzar realmente el desarrollo para la región, y que las reformas no queden simplemente en modernizaciones cosméticas, tragedia que ha ocurrido en el pasado, también analizada escrupulosamente en el libro.
Finalmente, el último capítulo quiebra uno de los mitos que más ha vendido la izquierda en ambos lados del Atlántico: el monopolio de la autoridad moral de sus intelectuales.
Cuando leemos la conspiración del silencio urdida contra Hayek y su posterior vindicación; la odisea de Popper, huyendo del totalitarismo nazi, lo mismo que Ayn Rand y su dramático escape del comunismo emergente en su Rusia natal; o, los insultos proferidos contra Carlos Rangel, tenemos la certeza que hay una historia paralela, de heroísmo y compromiso, de sacrificio y virtud, en los intelectuales liberales, que debe ser escrita.
Ojalá que el homenaje rendido a estos paladines en este libro sea el punto de partida para contarla.

Por Héctor Ñaupari.
Ensayista, poeta y abogado peruano. Autor de "Páginas libertarias" (2004) y "Rosa de los vientos" (2006). ©
RLB Punto Politico.

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