Basilea Suiza
Si se analiza a fondo el colapso bancario que desplomó las bolsas de todo el mundo, entonces se concluye que se trató de una crisis que nunca debió de haber ocurrido. En junio de 2004 se aprobó el documento Basilea II para introducir en los bancos privados internacionales una serie de regulaciones para impedir justamente las quiebras por excesos especulativos.
La intención central de Basilea II, obligatorio para los países del Grupo de los países más ricos del mundo, se centró justamente en la “gestión de riesgo”. La clave se localizó en el IRB, internal ratings bases approach o enfoque basado en calificaciones internas. Basilea II aumentó las propuestas de control. Pero los bancos norteamericanos, dominados por la ambición del aumento en el precio de las viviendas, desdeñaron a Basilea II, disminuyeron los controles internos y crearon una burbuja especulativa que llevó a los propios bancos a zonas de riesgo de su propia existencia.
En un documento de trabajo de junio de 2003 sobre el documento final de Basilea II, los expertos del Banco de Pagos Internacionales hicieron una advertencia que los bancos norteamericanos decidieron ignorar: disminuir el nivel de porcentaje de los créditos garantizados con bienes inmuebles, “debido a que los datos a corto plazo disponibles pueden no reflejar adecuadamente el potencial de los ciclos a muy largo plazo de los precios de la vivienda, durante el periodo transitorio de tres años a partir de la entrada en vigor de los métodos IBR”.
En otras palabras, Basilea II estaba advirtiendo en el 2006 que a finales del año la situación de los precios del mercado inmobiliario no iba a ser tan promisorio. Sin embargo, los bancos jugaron al capitalismo-palenque, especularon con la relación hipoteca/valor de vivienda y lanzaron la burbuja sobre un mercado bursátil ávido de lo que fuera. El porcentaje de estos créditos ninja fue mayor en los activos de los bancos; y al caerse el mercado inmobiliario, los bancos quedaron colapsados.
El problema de la crisis fue, primero, el colapso interno de los bancos por la caída de los precios de la vivienda y luego la falta de liquidez en el mercado para negociar las acciones de los paquetes. En este contexto, la crisis de los créditos hipotecarios fue el detonador de una crisis generalizada en el sistema financiero y en el mercado bursátil.
En un documento de trabajo de junio de 2003 sobre el documento final de Basilea II, los expertos del Banco de Pagos Internacionales hicieron una advertencia que los bancos norteamericanos decidieron ignorar: disminuir el nivel de porcentaje de los créditos garantizados con bienes inmuebles, “debido a que los datos a corto plazo disponibles pueden no reflejar adecuadamente el potencial de los ciclos a muy largo plazo de los precios de la vivienda, durante el periodo transitorio de tres años a partir de la entrada en vigor de los métodos IBR”.
En otras palabras, Basilea II estaba advirtiendo en el 2006 que a finales del año la situación de los precios del mercado inmobiliario no iba a ser tan promisorio. Sin embargo, los bancos jugaron al capitalismo-palenque, especularon con la relación hipoteca/valor de vivienda y lanzaron la burbuja sobre un mercado bursátil ávido de lo que fuera. El porcentaje de estos créditos ninja fue mayor en los activos de los bancos; y al caerse el mercado inmobiliario, los bancos quedaron colapsados.
El problema de la crisis fue, primero, el colapso interno de los bancos por la caída de los precios de la vivienda y luego la falta de liquidez en el mercado para negociar las acciones de los paquetes. En este contexto, la crisis de los créditos hipotecarios fue el detonador de una crisis generalizada en el sistema financiero y en el mercado bursátil.
Según el FMI, la pérdida de valor de las acciones por la crisis de las hipotecas no debió de haber sido mayor a 2-3% pero en el camino se encontró con problemas mayores. Así, la pérdida bursátil, según el FMI, podría ser de 950 mil millones de dólares.
El fracaso de Basilea II rompió con la estabilidad del sistema financiero y bancario y obligará a construir un nuevo esquema de supervisión bancaria. La arbitrariedad de los bancos estadunidenses al convertir las hipotecas en un documento de valor especulativo en el mercado bursátil debió de haber sido acotado por el Comité de Basilea, toda vez que sus normas son obligatorias para los países del Grupo de los 10, que ya son 13: Alemania, Bélgica, Canadá, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia, Japón, Luxemburgo, Holanda, España, Suecia y Suiza.
La función de Basilea es aumentar la solidez y estabilidad del sistema financiero internacional, evitando así quiebras y corridas bancarias. De acuerdo con un documento explicativo de la Universidad Católica de Chile, Basilea se dedica al “control de riesgos” que afecta el sistema financiero internacional. Y sobre todo tres, los que justamente no fueron atendidos por los bancos:
1.- Riesgos de crédito: que el deudor no liquide sus deudas.
2.- Riesgos de mercado: movimientos especulativos en los precios de acciones.
3.- Riesgos operativos: efectos como pérdidas de una falla en el sistema financiero, ya sea de los bancos o del mercado.
La crisis bancaria, derivada del colapso hipotecario, violentó las normas definidas y exigidas en Basilea para evitar justamente colapsos bancarios. Los bancos no atendieron las exigencias de requerimientos mínimos de capital, tampoco se sometieron a supervisiones estrictas y menos contribuyeron a la estabilidad del mercado.
De acuerdo con el documento de Basilea II, los directivos de los bancos tienen la responsabilidad de supervisar la salud financiera de las instituciones. En los bancos debió existir el mecanismo de “examen supervisor” para vigilar los requerimientos mínimos de capital y el cumplimiento de las metas de los Acuerdos de Basilea. Por tanto, los directivos de los bancos norteamericanos afectados por la crisis hipotecaria debieran ser sometidos a enjuiciamientos de responsabilidad administrativa.
La gran lección de la actual crisis bursátil que estalló por el colapso hipotecario bancario radica en la urgencia de someter a los bancos a controles estrictos de supervisión aún más duros que los que existen sobre el mercado bursátil. Y de pasó, sentar a la Fed y al secretario del Tesoro de los EU en el banquillo de los responsables por haber permitido una crisis que técnicamente no debió de haber estallado.
El fracaso de Basilea II rompió con la estabilidad del sistema financiero y bancario y obligará a construir un nuevo esquema de supervisión bancaria. La arbitrariedad de los bancos estadunidenses al convertir las hipotecas en un documento de valor especulativo en el mercado bursátil debió de haber sido acotado por el Comité de Basilea, toda vez que sus normas son obligatorias para los países del Grupo de los 10, que ya son 13: Alemania, Bélgica, Canadá, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia, Japón, Luxemburgo, Holanda, España, Suecia y Suiza.
La función de Basilea es aumentar la solidez y estabilidad del sistema financiero internacional, evitando así quiebras y corridas bancarias. De acuerdo con un documento explicativo de la Universidad Católica de Chile, Basilea se dedica al “control de riesgos” que afecta el sistema financiero internacional. Y sobre todo tres, los que justamente no fueron atendidos por los bancos:
1.- Riesgos de crédito: que el deudor no liquide sus deudas.
2.- Riesgos de mercado: movimientos especulativos en los precios de acciones.
3.- Riesgos operativos: efectos como pérdidas de una falla en el sistema financiero, ya sea de los bancos o del mercado.
La crisis bancaria, derivada del colapso hipotecario, violentó las normas definidas y exigidas en Basilea para evitar justamente colapsos bancarios. Los bancos no atendieron las exigencias de requerimientos mínimos de capital, tampoco se sometieron a supervisiones estrictas y menos contribuyeron a la estabilidad del mercado.
De acuerdo con el documento de Basilea II, los directivos de los bancos tienen la responsabilidad de supervisar la salud financiera de las instituciones. En los bancos debió existir el mecanismo de “examen supervisor” para vigilar los requerimientos mínimos de capital y el cumplimiento de las metas de los Acuerdos de Basilea. Por tanto, los directivos de los bancos norteamericanos afectados por la crisis hipotecaria debieran ser sometidos a enjuiciamientos de responsabilidad administrativa.
La gran lección de la actual crisis bursátil que estalló por el colapso hipotecario bancario radica en la urgencia de someter a los bancos a controles estrictos de supervisión aún más duros que los que existen sobre el mercado bursátil. Y de pasó, sentar a la Fed y al secretario del Tesoro de los EU en el banquillo de los responsables por haber permitido una crisis que técnicamente no debió de haber estallado.
Por Carlos Ramirez.
Post RLB Punto Politico.
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