sábado, 25 de octubre de 2008

Ganó el PRI de AMLO-CSG + Reforma legitima a Calderón

Si se busca saber quién realmente salió ganando en toda la negociación de la reforma energética, un solo nombre salta a la vista: Carlos Salinas de Gortari. Los principales operadores de López Obrador para evitar cualquier reforma en Pemex son salinistas.

El vocero del grupo de “intelectuales y especialistas” de López Obrador y del Frente AMLO es Rolando Cordera, en cuyas oscilaciones ideológicas se retrata a la perfección la confusión ideológica del lopezobradorismo: Cordera salió de la izquierda universitaria, luego pasó a la izquierda socialista para combatir el neoliberalismo de De la Madrid y Salinas, regresó al centrismo académico, escribió en 1989 un libro --Las decisiones del poder-- para reconocer el fin del Estado, trabajó para Carlos Salinas en Pronasol y --peor-- fue el comentarista oficial en la TV del gobierno para explicar la ideología de Salinas en sus viajes internacionales y ahora regresó al Estado.
El grupo de asesores intelectuales de López Obrador está conformado por priístas y casi todos salinistas. Jorge Eduardo Navarrete trabajó para Salinas, Zedillo y Fox promoviendo en el exterior la ideología del gobierno en turno; peor aún, Navarrete fue subsecretario de Energía en el zedillismo, cuando se consolidó la privatización de la petroquímica y nunca, pero nunca, se opuso a esa decisión; y en ese tiempo el secretario de Energía fue nada menos que Jesús Reyes Heroles González Garza, actual director de Pemex y continuador de su política energética en 1995-1997. Hoy Navarrete, en un giro de trapecista político, aparece en el lado contrario del que militó sumisamente en el pasado neoliberal.
Otros miembros del comité de intelectuales del Frente AMLO no pueden ocultar su pasado conservador: Ifigenia Martínez militó en el PRI y Carlos Tello Macías fue embajador de Carlos Salinas en Moscú y un confidente de la transición soviética. Y entre los apoyadores de este grupo apareció nada menos que Manuel Bartlett Díaz, uno de los operadores de varios fraudes electorales contra la democracia y ciertamente el que manejó el fraude de 1988 contra Cuauhtémoc Cárdenas para imponer en Los Pinos a Carlos Salinas; a Bartlett le salió hoy lo nacionalista que supo muy bien esconder en el pasado para escalar sumisamente posiciones de partido con los gobiernos neoliberales. Fue nada menos que Joseph-Marie Córdoba Montoya quien impuso a Bartlett como gobernador de Puebla, en pago al fraude de 1988. Hoy Bartlett es de los principales asesores de López Obrador.
Si la reforma pactada fue una victoria para los priístas-salinistas que hoy rodean a López Obrador --y ahí juega un papel clave el arquitecto del salinismo, Manuel Camacho, duro defensor de la privatización del Estado--, al final se convirtió en una derrota para López Obrador. Mal que bien, con todo y sus limitaciones, la reforma energética negociada en el congreso a iniciativa de Calderón se convirtió en el principal factor de legitimación política del presidente de la república. Calderón logró sentar a negociar al PRD y éste, por la vía de los hechos, reconoció la personalidad jurídica, legal y legítima de Calderón como jefe del ejecutivo federal.
Al aceptar la reforma pactada, el gobierno para-lelo de López Obrador llegó a su fin y asumió su condición de grupo de choque o grupo de presión. Pero la reforma fortaleció a Calderón como presidente constitucional de México, gracias a López Obrador.
Las limitaciones de la reforma, por lo demás, mostraron la vigencia del dinosaurio priísta: la alianza de lopezobradoristas-salinistas con priístas de la vieja guardia impidieron una reforma en serio al sector energético y mantuvieron la vigencia del Estado priísta en el sector. Por eso PRI y PRD frenaron cualquier reorganización de las relaciones laborales, con lo cual priístas y lopezobradoristas avalaron la organización sindical priísta de Carlos Romero Deschamps, definida por Carlos Salinas en enero de 1989 con la destitución y encarcelamiento de Joaquín Hernández Galicia La Quina. El sindicalismo salinista en Pemex fue avalado por López Obrador y el PRI.
Lo contradictorio de la reforma energética es que fortalece la presencia del Estado en el sector pero con un gobierno promotor de la iniciativa privada. Por tanto, la oposición sumó su minoría para rebasar al PAN, con lo que dejó claro que el método democrático carece de flexibilidad. Al final, PAN y PRD buscaron defender la vigencia del Estado priísta, el mismo que provocó las crisis de 1973 a 2000 y que dejó una estela de inflación, devaluaciones y sobre todo pobreza por los programas de ajuste impuestos por el FMI y acatados por los gobiernos priístas.
Lo que queda al final es la certeza de que los salinistas que privatizaron el Estado ahora regresan con el disfraz de estatistas para restaurar el viejo Estado priísta que fue pervertido para llevar al país a las cifras actuales de concentración de la riqueza. Ahora esos salinistas han dado actos de fe lopezobradoristas, pero en el fondo siguen siendo priístas. Ahí está el caso del vocero de los “intelectuales y especialistas” del Frente AMLO, Rolando Cordera, uno de los responsables ideológicos del salinismo, y del ideólogo de López Obrador, Manuel Camacho, sin duda el padre del proyecto salinista.
Así que López Obrador tuvo que apoyarse en los cuadros de Salinas de Gortari para frenar la reforma energética.
Por Carlos Ramirez.
Post RLB Punto Politico.

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