viernes, 27 de julio de 2007

Paris Hilton-DF, puntos Ebrard

Si Marcelo Ebrard se sacó de la manga el modelo Paris Hilton para su reglamento de tránsito, los ciudadanos capitalinos podrían lanzar la iniciativa de quitarle la licencia de jefe de gobierno del DF por la acumulación de puntos negativos ante las marchas, plantones, campamentos y desórdenes en las calles.

Como personaje salido de Hola! y de otras revistas del corazón, Ebrard aplicará a los automovilistas el termómetro Paris Hilton: quitarle la licencia de manejo a conductores y castigarlos si manejan con la licencia cancelada. Así que los afectados por el nuevo reglamento de tránsito no debieran enojarse sino sentirse toda una celebridad: ir a la cárcel por violar las reglas como si fueran Paris Hilton.

Si Ebrard se lució con un reglamento que acumula puntos negativos al conductor que viole las reglas, los ciudadanos pueden hacerle lo mismo al jefe de gobierno: castigarlo con suma de puntos negativos por permitir que las marchas y plantones y campamentos desquicien la ciudad que juró mantener en funcionamiento.
Por ejemplo, un conductor puede ver cancelada su licencia de manejo si acumula dos multas por exceso de velocidad o cuatro multas por no respetar las señalas ni a la policía o juntar doce multas por permitir que menores de doce años viajen en el asiento delantero del automóvil.

Por tanto, Ebrard puede y debe padecer el mismo castigo: perder su licencia de intendente del gobierno del DF en su modalidad de “jefe” si acumula puntos negativos al no aplicarle el reglamento de tránsito a los marchistas perredistas:
Un punto negativo para el titular del GDF si permite que una marcha se convierta en caos urbano y trabe la circulación, un punto por cada policía mordelón que extorsione en público al ciudadano, un punto por cada día de plantón en alguna calle y un punto por cada día de campamento en la acera que impida la circulación de personas y vehículos.

También puede tener un punto por cada cien narcotienditas que existan en la capital de la república.
Una vez establecida la tasa de puntos, su acumulación llevaría a sanciones del mismo tamaño que él le aplica a los automovilistas: la restricción de su licencia como jefe de gobierno del DF. La tabla de puntaje podría quedar como sigue:
--50 puntos llevarían a una moción de censura de parte de la Asamblea Legislativa del DF.
--100 puntos obligarían a descontarle un día de salario.
--200 puntos lo harían merecedor a la solicitud de licencia al cargo de jefe de gobierno sin goce de sueldo.
--250 puntos implicaría una suspensión de su cargo por una semana.
--Y 500 puntos obligaría a convocar a una votación de revocación del mandato por su incapacidad --por incompetente lo despidió Fox del cargo de secretario de Seguridad Pública de López Obrador-- para servir a la ciudadanía en el mantenimiento del orden urbano frente a marchas, plantones, campamentos y narcomenudeo.

Por ejemplo, el plantón de López Obrador y Ebrard el año pasado por la derrota presidencial perredista hubiera llevado a la revocación del cargo de Alejandro Encinas como jefe interino de gobierno. Como nunca se había visto en la ciudad, el jefe de gobierno en funciones, el jefe interino de gobierno y el jefe electo de gobierno rompieron la estabilidad de la vialidad, cerraron el corredor Zócalo-Periférico, instalaron y protegieron campamentos en las calles, dañaron la economía y violentaron la ley cívica y el reglamento de tránsito del DF.
Y para colmo, López Obrador, Encinas y Ebrard presentaron esa lucha como una victoria para la democracia, cuando fue una derrota de la convencía social en la ciudad de México.

Lo mismo ocurre hoy con el campamento perredista-appista-centista en el edificio del ISSSTE en la equina de avenida Juárez y Plaza de la República: sólo por la complacencia del gobierno del DF es posible que un grupo de personas se apropie de una parte de las calles de la ciudad y la convierta en una zona franca revolucionaria sin ley ni reglamentos. Ebrard no puede quitarlos porque él mismo tuvo a su cargo el control de una parte del campamento que se apropió de una parte de las calles de Paseo de la Reforma.

El modelo Paris Hilton del reglamento de tránsito que Ebrard y su jefe policiaco Joel Ortega le echaron encima a la ciudadanía debe llevar, en la lógica de la equidad y la justicia política --y poética-- al modelo de los puntos para regular los cargos de Ebrard y Ortega: si los ciudadanos no cumplen su tarea social de contribuir a una vialidad segura, los jefes político y policiaco de la ciudad de México tienen la obligación política de poner el ejemplo y someterse al mismo modelo del puntaje negativo. Si no, entonces estaríamos frente a una conducta absolutista, dictatorial y fascista-represiva.

Por Carlos Ramírez.
Post RLB Punto Politico.

1 comentario:

  1. Es muy buena su propuesta, así nos libraríamos del nefasto Marcelito en pocos días. Hay otras formas de acumularle puntos al famoso Chucky, por ejemplo, por cada día que una marcha fastidie el tránsito, se le den sumen 100 puntos.
    Aprovecho para denunciar que el Metro está a punto de tronar, “gracias” a la “eficiencia” de Marcelito, que al parecer usa el dinero del mantenimiento del Metro para mantener a la banda de parásitos del Peje. ¿De donde sale el sueldo de Batiz, Batres, Padierna, Bejarano y todos esos sujetos del séquito del Peje?
    El Metro está más ineficiente y lento que nunca. Hace años, tardaba alrededor de un minuto o 80 segundos entre parada y parada, y hacía el recorrido “sin escalas” o sea sin detenerse a mitad del túnel, ahora en casi todas las estaciones, hay paradas intermedias, quien sabe para qué, a lo mejor es para que los cantantes ambulantes tengan tiempo de dar todo un concierto entre una estación y otra, porque a veces de una estación a la siguiente hay unas 3 paradas de 4 minutos cada una. Tal vez eso ya le costó el empleo a muchos por llegar tarde. O tal vez es para hacer menos corridas del Metro, o sea, en lugar de mandar uno cada 3 minutos (como cuando el Metro funcionaba bien) se tardan mucho para poder mandar solo uno cada 8 o 10 minutos. Así gastan menos (pero los vagones van a reventar, con la pobre gente sufriendo para involuntariamente “financiar” el dinero que Marcelito le da a su amado Peje).

    Y en fines de semana, desde el viernes en la tarde, Marcelito o sus ayudantes ordenan apagar algunas escaleras eléctricas en varias estaciones, simulando que “se descompusieron” (que raro, siempre en Viernes, Sábado y Domingo). Seguro que es para no gastar en electricidad, y entregarle algo de ese dinero ahorrado al Mesías de Macuspana, que vive a todo lujo sin trabajar, con ese dinero más lo que pudo haberse robado en su período. Cualquier persona puede comprobar lo del Metro, abordándolo en las horas indicadas y a horas pico, por ejemplo 8 de la mañana o 7 de la noche (aunque ya sucede a casi todas las horas).

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