Nuestro país no tiene una relación privilegiada con el derecho; de hecho, vivimos, en muchos aspectos, en una circunstancia pre-legal.
Supongamos que un hombre, originario de un estado, quiera competir para la gubernatura del DF; un dato básico le impide hacerlo: no cumple con las reglas de residencia.
Saltando por encima de la ley, este hombre organiza un referendo: el número se sustituye a la ley (es decir: si diez personas deciden robar a una, estas diez personas tendrán necesariamente la razón; y si un grupo decide que un individuo es culpable, este individuo será considerado como culpable sin tener que pasar por las pruebas del derecho).
¿Por qué los demás lo dejaron competir? Por cobardía.
Las instancias legales y sus propios adversarios políticos aceptaron la violación de la ley como acto fundador de la contienda. ¿Por qué? Por miedo al número, de la misma manera en que se legalizaban las ocupaciones de tierras por parte de los paracaidistas, doblando la ley ante el estado de hecho.
Quien sabe de leyes y acepta su violación lo hace por miedo, su decisión es política, no jurídica. La política dice que hay que dejar al PRD un DF que éste no iba a devolver en caso de perderlo con otro candidato, así que más valía dejárselo con este candidato.
¿Acaso se dan cuenta los habitantes del DF de lo que va a ser su vida durante los próximos tres o seis años? ¿Acaso tiene idea del infierno que podría ser?
Quien los va a gobernar no es James Dean, sino un provinciano ignorante (lopez Obrador), violento y fanático.
El referendo fue, históricamente, el arma de los fascistas; a los demócratas, les basta con la aplicación del derecho.
El referendo que daba el apoyo inicial al candidato del PRD estaba destinado a amedrentar a los jueces: en la dictadura, el terror del número ante cualquier circunstancia.
La ley de la selva no es la ley; un grupo de depredadores que deciden comerse al individuo débil y sólo no necesitan de la ley, les basta con la fuerza.
Estas son las relaciones de fuerza del universo pre-legal, y estas son las relaciones que nos esperan bajo el próximo gobierno perredista.
Cárdenas tenía las limitaciones que le imponían el sueño presidencial; Andrés Manuel López Obrador no tendrá límites: No será el valiente educador que se opondrá al pueblo si el pueblo yerra; para él, el pueblo tiene la razón simplemente porque es pueblo, y diez tendrán necesariamente más razón que dos o uno.
Sin el derecho, no hay vida soportable en sociedad; es el que evita a los hombres recaer en el estado de guerra que caracteriza el estado de naturaleza.
El que empieza su reino violando la ley que regía este reino, no será un gobernante legal; será un golpista.
¿Por qué es que el DF insiste en darse este tipo de gobierno?
El mito de un DF culto y politizado, en comparación con un campo ignorante y controlado por el PRI, es una de las grandes mentiras políticas que vivimos.
Existe algo peor que la ignorancia y es el saber poco. El ignorante generalmente se sabe ignorante; el que sabe poco cree que sabe, y su prepotencia lo lleva a cometer todos los errores.
Esta ignorancia que esconde detrás de los lemas del Fobaproa y demás retórica demagógica, le hace creer que sabe más y mejor que el campesino que piensa y vota de manera diferente a la suya.
Estamos llegando a tiempos fanáticos e inseguros; no es este el cambio con el cual soñábamos.
Este cambio no es un paso adelante; es un retroceso. Esa atmósfera de intolerancia y de odio, de envidia, de maledicencia y de condena, no es una alternancia normal. Nuestra izquierda no es el PSOE; ignora, desprecia y viola la ley, además de considerarla como un “instrumento de la burguesía”.
Por Ikram Antaki (1948-2000), valiente escritora mexicana nacida en Damasco, Siria, que escribió 29 libros en español, francés y árabe. se escuchaba en el noticiero radiofónico Monitor, donde decía, entre otras cosas decia, que los jóvenes del 68 eran muy pobres en el terreno intelectual, que la democracia no tiene lugar en la familia ni en la escuela y que los plebiscitos -tan sugeridos originalmente por el Peje- fueron un invento del fascismo. Antes de morir Ikram escribió en El Universal -febrero del 2000- este artitculo "El bárbaro y los cobardes", que resultó profético.
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