"botellita de Jerez, todo lo que digas será al revés"
que es la clave para entender a Amlo de sus desvaríos.
Tengo confianza que las autoridades superarán este amago y que Felipe Calderón seguirá una estrategia de sanar al paciente, con el fortalecimiento de las instituciones y leyes del país. Superado el peligro inmediato planteado por AMLO, la experiencia servirá de potente vacuna para evitar su recurrencia.
Igual que ocurre con cualquier enfermedad viral que afecta a las personas, el malestar social que representa para las instituciones republicanas el intento golpista de López Obrador tiene sólo dos posibles desenlaces: o conduce a la muerte del paciente o actúa como vacuna y lo fortalece.
Es claro que el demagogo pretende asesinar a algunas instituciones pero con otras no sabe bien qué hacer. El domingo pasado empezó a dictarle cátedra al ejército mexicano, una corporación que se ha ganado a pulso el respeto de la ciudadanía, sobre cuáles son sus obligaciones y cómo habrá de conducirse.
Estoy seguro que los mandos militares se manejarán con prudencia y talento, pero hay que tener presente que las fuerzas armadas constituyen la garantía de última instancia para resguardar nuestras leyes republicanas y el resto de las instituciones.
En su intento golpista y conforme el calendario se acerca a fechas definitorias de la sucesión presidencial, AMLO pretende ahora subvertir la línea de mando de las fuerzas armadas y de la Policía Federal Preventiva, que llega hasta su jefe superior, el Presidente de la República, a quién él descalifica como traidor.
Contra el escenario delirante del demagogo en el que ya se ubica en su papel de víctima heroica de sus propias fantasías, los mandos de las fuerzas del orden limpiarán los obstáculos sembrados en la ciudad en el momento apropiado, evitando la provocación.
Fuerzas competentes, como el ejército y la PFP, tienen los recursos y el entrenamiento necesarios para remover los estorbos y basura que un mes de plantón han dejado atrás sin que haya manifestantes lesionados, aunque estoy seguro que algunos de ellos están armados.
Al igual que lo hicieron al denunciar a las fuerzas del orden que aseguraron que la canalla amliana no invadiera el Palacio Legislativo de San Lázaro, ahora se quejarán que al removérseles de calles y plazas de la ciudad de México habrán sido víctimas de inaceptable "represión" gubernamental.
Por fortuna, la gran mayoría de la gente cada vez tiene menos dudas sobre a quién asisten la razón y el derecho y no está dispuesta a tragarse los revuelcos del lenguaje del demagogo, que recuerdan con tintes siniestros el juego infantil de "botellita de Jerez, todo lo que digas será al revés," que es la clave para entender sus desvaríos.
El gobierno debe apoyar su estrategia de salida de tan delicada situación con una talentosa y sagaz campaña de comunicación que le recuerde a la ciudadanía los hechos fundamentales que la han causado:
La "crisis" de AMLO y sus seguidores la inventaron ellos cuando se percataron que habían perdido la elección presidencial, como lo prueba el hecho que no descalifiquen los comicios que les favorecieron.
·A partir de allí construyeron todas las mentiras del supuesto fraude, frente a una actuación del IFE y del Tribunal Electoral apegada a derecho.
La demanda de contar voto por voto, además de buen truco publicitario, representaba una nueva trampa donde inventarían renovados fraudes, como lo hicieron en todos los casos del recuento parcial.
El Plan B fue presionar por la anulación de la elección que les ganaría tiempo durante el cual seguirían chantajeando para imponer un Presidente sustituto a modo que cambiaría las instituciones electorales a su gusto.
En fallando las anteriores maniobras, el Plan C ahora es intentar el golpe de estado y la completa descalificación de leyes e instituciones vigentes.
Tengo confianza que las autoridades superarán este amago y que Felipe Calderón seguirá una estrategia de sanar al paciente, con el fortalecimiento de las instituciones y leyes del país. Superado el peligro inmediato planteado por AMLO, la experiencia servirá de potente vacuna para evitar su recurrencia.
Manuel Suárez Mier
Igual que ocurre con cualquier enfermedad viral que afecta a las personas, el malestar social que representa para las instituciones republicanas el intento golpista de López Obrador tiene sólo dos posibles desenlaces: o conduce a la muerte del paciente o actúa como vacuna y lo fortalece.
Es claro que el demagogo pretende asesinar a algunas instituciones pero con otras no sabe bien qué hacer. El domingo pasado empezó a dictarle cátedra al ejército mexicano, una corporación que se ha ganado a pulso el respeto de la ciudadanía, sobre cuáles son sus obligaciones y cómo habrá de conducirse.
Estoy seguro que los mandos militares se manejarán con prudencia y talento, pero hay que tener presente que las fuerzas armadas constituyen la garantía de última instancia para resguardar nuestras leyes republicanas y el resto de las instituciones.
En su intento golpista y conforme el calendario se acerca a fechas definitorias de la sucesión presidencial, AMLO pretende ahora subvertir la línea de mando de las fuerzas armadas y de la Policía Federal Preventiva, que llega hasta su jefe superior, el Presidente de la República, a quién él descalifica como traidor.
Contra el escenario delirante del demagogo en el que ya se ubica en su papel de víctima heroica de sus propias fantasías, los mandos de las fuerzas del orden limpiarán los obstáculos sembrados en la ciudad en el momento apropiado, evitando la provocación.
Fuerzas competentes, como el ejército y la PFP, tienen los recursos y el entrenamiento necesarios para remover los estorbos y basura que un mes de plantón han dejado atrás sin que haya manifestantes lesionados, aunque estoy seguro que algunos de ellos están armados.
Al igual que lo hicieron al denunciar a las fuerzas del orden que aseguraron que la canalla amliana no invadiera el Palacio Legislativo de San Lázaro, ahora se quejarán que al removérseles de calles y plazas de la ciudad de México habrán sido víctimas de inaceptable "represión" gubernamental.
Por fortuna, la gran mayoría de la gente cada vez tiene menos dudas sobre a quién asisten la razón y el derecho y no está dispuesta a tragarse los revuelcos del lenguaje del demagogo, que recuerdan con tintes siniestros el juego infantil de "botellita de Jerez, todo lo que digas será al revés," que es la clave para entender sus desvaríos.
El gobierno debe apoyar su estrategia de salida de tan delicada situación con una talentosa y sagaz campaña de comunicación que le recuerde a la ciudadanía los hechos fundamentales que la han causado:
La "crisis" de AMLO y sus seguidores la inventaron ellos cuando se percataron que habían perdido la elección presidencial, como lo prueba el hecho que no descalifiquen los comicios que les favorecieron.
·A partir de allí construyeron todas las mentiras del supuesto fraude, frente a una actuación del IFE y del Tribunal Electoral apegada a derecho.
La demanda de contar voto por voto, además de buen truco publicitario, representaba una nueva trampa donde inventarían renovados fraudes, como lo hicieron en todos los casos del recuento parcial.
El Plan B fue presionar por la anulación de la elección que les ganaría tiempo durante el cual seguirían chantajeando para imponer un Presidente sustituto a modo que cambiaría las instituciones electorales a su gusto.
En fallando las anteriores maniobras, el Plan C ahora es intentar el golpe de estado y la completa descalificación de leyes e instituciones vigentes.
Tengo confianza que las autoridades superarán este amago y que Felipe Calderón seguirá una estrategia de sanar al paciente, con el fortalecimiento de las instituciones y leyes del país. Superado el peligro inmediato planteado por AMLO, la experiencia servirá de potente vacuna para evitar su recurrencia.
Manuel Suárez Mier
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