López Obrador y los oportunistas que le acompañan
se han vuelto expertos en
poner a la ciudad con el Jesús en la Boca.
Es tiempo ya de aplicar la ley,La ley lo manda,
la ciudadanía lo exige, el país lo necesita.
Lo hicieron primero con una campaña política que prometía acabar con empresarios y banqueros, destrozar las finanzas públicas en programas para dar dinero a cambio de apoyo político y, en suma, con una estrategia que apuntaba con claridad hacia las crisis económicas como las que los mexicanos conocemos bien.
Repitieron la receta de poner al país en tensión cuando pasadas las elecciones se negaron a reconocer el resultado de las urnas, acusaron a las autoridades electorales, a los ciudadanos que contaron los votos y a sus propios representantes de haberse coludido en un gigantesco fraude que primero fue cibernético y luego a la antigüita para que López Obrador perdiera.
Y ahora insisten en empujar al país con abismo con su nuevas pretensiones, que no tienen nada que ver con lo electoral, de constituirse en los salvadores de la patria, reformar las instituciones para que ahora sí puedan ganar y
reemplazar al México actual por una república restaurada donde gobernaría López Obrador con su equipo mitad rufianes y mitad especialistas en fracasos: René Bejarano, su distinguida esposa, Martí Batres y Claudia Sheimbaun, entre los primeros; Manuel Camacho Solís como líder de los segundos.
La sociedad mexicana está ya hasta la madre de la impunidad de que hasta ahora gozan López Obrador y sus ideas y proyectos y exige que las autoridades apliquen la ley para que el país pueda seguir adelante.
El bloqueo en Reforma no sólo ha destruido la vida económica de esa zona y puesto en la calle a miles de trabajadores de los negocios que apenas hace semanas florecían ahí, sino que está afectando toda la economía nacional con la retracción de inversiones y la baja en la actividad que está provocando.
Ahora, la promesa de López Obrador de autonombrarse presidente es además de una locura, un hecho que preocupa por lo que desequilibrará la transición gubernamental y obstaculizará el trabajo de un nuevo gobierno que llega Legítimamente por mandato de los ciudadanos.
Es tiempo ya de aplicar la ley, con firmeza y decisión que no significan
brutalidad. La ley lo manda, la ciudadanía lo exige, el país lo necesita.
No más AMLO y sus ambiciones de gobernar por encima de la ley; no más Camachos y sus eternas citas tardías con la historia; ni más rufianismo bejaranista operando con impunidad.
Vicente Fox debe dejar el país en marcha y ello significa que tome las decisiones que se requieren.
Luis E. Mercado
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